El Poder de la Oración
Bosquejos Bíblicos Prédica de Hoy: El Poder de la Oración
Tabla de Contenido
© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)
Bosquejos Bíblicos
Bosquejos Bíblicos Lectura Bíblica: 1 Tesalonicenses 5:17
Introducción
La oración es una herramienta poderosa que Dios nos ha dado para comunicarnos con Él y recibir su ayuda en todas las áreas de nuestra vida. Cuando oramos podemos encontrar consuelo, dirección, sabiduría, sanidad y provisión. En este estudio bíblico, veremos algunos versículos que nos muestran el poder de la oración y cómo podemos aplicarlos en nuestra vida diaria.
I. Orar nos Conecta con Dios
Hebreos 4:16: «Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.«
Efesios 2:18: «Porque por medio de él (Jesús) los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.«
Orar nos permite acercarnos a Dios y tener comunión con Él. No necesitamos intermediarios o rituales complicados, sólo debemos hablarle a Dios con fe y confianza. Él está siempre dispuesto a escucharnos y ayudarnos.
II. Orar nos Fortalece
Filipenses 4:6-7: «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.«
Colosenses 4:2: «Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias.«
Orar nos ayuda a liberar nuestra ansiedad y preocupaciones a Dios, y en lugar de tener miedo o incertidumbre, podemos experimentar la paz de Dios en nuestras vidas. Además, la oración nos ayuda a perseverar y no desmayar en nuestras circunstancias difíciles.
III. El orar nos Libera
Santiago 5:16: «Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.«
Hechos 16:25-26: «Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.«
La oración tiene el poder de liberarnos de nuestras ataduras emocionales, físicas y espirituales. Cuando confesamos nuestros pecados y nuestras debilidades a Dios y buscamos su perdón y ayuda, Él nos puede sanar y liberar. Además, la oración tiene el poder de abrir puertas que antes estaban cerradas y romper cadenas que nos mantenían atados.
IV. Ejemplos de personas que clamaron a Dios
El poder de la oración es evidente en la Biblia, donde encontramos numerosos ejemplos de personas que clamaron a Dios en medio de sus necesidades y fueron escuchados. Uno de los más destacados es el rey David, quien escribió en el Salmo 34:4: «Busqué al Señor, y él me oyó, y me libró de todos mis temores«.
Otro ejemplo es la historia de Ana, una mujer estéril que anhelaba tener un hijo. En 1 Samuel 1:10-12, leemos: «Ella, con amargura de alma, oró al Señor, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Oh Señor de los ejércitos, si te dignas mirar la aflicción de tu sierva, y te acuerdas de mí, y no te olvidas de tu sierva, sino que das a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a ti para toda su vida«. Dios escuchó la oración de Ana y le dio un hijo, Samuel, quien se convertiría en uno de los más grandes profetas de Israel.
En el Nuevo Testamento, Jesús mismo nos enseña a orar en el Padre Nuestro (Mateo 6:9-13). También nos asegura en Mateo 7:7-8: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá«.
Conclusión
Orar es una herramienta poderosa que Dios nos ha dado para conectarnos con Él, fortalecernos y liberarnos de nuestras ataduras. No hay oración demasiado pequeña o grande para Dios, y Él está siempre dispuesto a escucharnos y ayudarnos. En lugar de depender de nuestras propias fuerzas y habilidades, debemos confiar en Él y buscar su guía a través de la oración.
Además, la oración no solo tiene un impacto en nuestras propias vidas, sino que también puede tener un impacto en la vida de otros (Santiago 5:16).
Como cristianos, debemos hacer de la oración una parte integral de nuestra vida diaria. Debemos orar en todo momento, en cualquier circunstancia y por todas las personas que conocemos. Debemos orar por nuestras necesidades y preocupaciones, pero también debemos orar por los demás y por las necesidades del mundo en general.
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