La Compasión y Provisión de Jesús
Bosquejos Bíblicos
Bosquejos Bíblicos Predica de Hoy: La Compasión y Provisión de Jesús
Bosquejos Bíblicos Lectura Bíblica de Hoy: Mateo 14:13-21
Introducción:
En la predica de hoy vamos a examinar la historia de la alimentación de los cinco mil, un relato que nos muestra la compasión y la provisión de Jesús. En un mundo donde la ciencia y la tecnología a menudo toman el centro del escenario, estos versiculos nos recuerdan que nuestra fe y confianza deben estar en Dios.
I. La Compasión de Jesús (vers. 14)
a. Jesús ve y siente (vers. 14a)
La Biblia está llena de ejemplos que muestran cómo Jesús ve y siente nuestras luchas. En este versículo leemos: «Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos«. Este versículo nos muestra que Jesús no solo ve nuestras luchas, sino que también siente compasión por nosotros.
En otra instancia vemos a Jesús llorando por la muerte de su amigo Lázaro. Eso lo encontramos en Juan 11:33-35 donde leemos: «Cuando Jesús la vio llorar, y a los judíos que la acompañaban también llorando, se conmovió en espíritu y se turbó. Y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró«. Estos versículos nos muestran que Jesús no solo ve nuestro dolor, sino que también lo siente profundamente.
Otro ejemplo que muestra cómo Jesús ve y siente nuestras luchas es encontrado en Hebreos 4:15, donde leemos: «Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado«.
Este versículo nos recuerda que Jesús, aunque es divino, también experimentó la vida humana y comprende nuestras luchas y tentaciones.
Así que, cuando te sientas solo en tus luchas, recuerda que Jesús te ve y siente tu dolor. Él no está lejos o indiferente a lo que estás pasando. Al contrario, Él está cerca, lleno de compasión y listo para ayudar. Como dice el Salmo 34:18: «Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu«. Hermanos, en un mundo lleno de dolor y sufrimiento, Jesús nos ve y siente nuestra angustia. ¿No es reconfortante saber que no estamos solos en nuestras luchas?
b. Jesús sana (vers. 14b)
El Señor no solo sintió compasión, sino que también sanó a los enfermos. Esto nos recuerda que Jesús no es un observador pasivo, sino un sanador activo. Este versículo nos muestra que Jesús no solo ve nuestras luchas y siente compasión, sino que también actúa para traer sanidad.
En Mateo 9:20-22, encontramos la historia de una mujer que había estado sangrando durante doce años. La Biblia dice: «Y he aquí una mujer que había padecido de flujo de sangre durante doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. Pero Jesús, volviéndose y viéndola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora«. Esta historia nos muestra que Jesús tiene el poder de sanar incluso las enfermedades más crónicas y desesperadas.
En Lucas 17:11-19, leemos la historia de diez leprosos que fueron sanados por Jesús. Aunque solo uno de ellos regresó para agradecer a Jesús, todos fueron sanados por Su poder.
Estos versículos y muchos otros en la Biblia nos muestran que Jesús es un sanador activo. No importa cuán grande sea nuestra necesidad, Jesús tiene el poder de sanar. Como dice el Salmo 103:2-3: «Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias«. Así que, cuando te enfrentes a la enfermedad o al dolor, recuerda que Jesús es nuestro sanador.
II. La Provisión de Jesús (verss. 16-21)
a. Jesús provee (vers. 16)
La palabra de Dios está llena de ejemplos que muestran cómo Jesús provee para nuestras necesidades. Cuando los discípulos sugieren enviar a la multitud a comprar comida, Jesús responde: «No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer«. Este versículo nos muestra que Jesús no solo ve nuestras necesidades, sino que también tiene el poder y la voluntad de proveer para ellas.
Es por eso que nunca podemos olvidarnos delo que nos dice el Señor en Juan 6:35: Jesús dice: «Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás«. Este versículo nos recuerda que Jesús no solo provee para nuestras necesidades físicas, sino también para nuestras necesidades espirituales.
En Filipenses 4:19, el apóstol Pablo escribe: «Y mi Dios suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús«. Este versículo nos asegura que Dios, a través de Jesús, proveerá para todas nuestras necesidades.
Estos versículos y muchos otros en la Biblia nos muestran que Jesús es nuestro proveedor. No importa cuán grande sea nuestra necesidad, Jesús tiene el poder y la voluntad de proveer para ella. Así que, cuando te sientas insuficiente, recuerda que Jesús es nuestra provisión.
b. Jesús multiplica (verss. 19-21)
La historia de la alimentación de los cinco mil es un poderoso ejemplo de cómo Jesús puede tomar lo poco que tenemos y multiplicarlo para satisfacer las necesidades de muchos. Con solo cinco panes y dos peces, Jesús alimentó a una multitud de cinco mil personas. Este milagro nos muestra que, con Jesús, lo poco se convierte en mucho.
En Juan 6:9-13, encontramos otra descripción de este milagro. En la palabra de Dios leemos: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es esto para tantos?». Jesús tomó los panes, dio gracias y distribuyó a los que estaban sentados; y lo mismo hizo con los peces, hasta que se saciaron. Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron doce cestas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido«. Este relato nos muestra que Jesús no solo puede multiplicar nuestras ofrendas, sino que también se preocupa por que no se desperdicie nada.
En 2 Reyes 4:42-44, encontramos una historia similar en el Antiguo Testamento. Eliseo, el profeta de Dios, alimentó a cien personas con solo veinte panes de cebada. La palabra de Dios nos dice: «Y sucedió que un hombre vino de Baal-salisa, y trajo al hombre de Dios panes de las primicias, veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su talega. Y él dijo: Da a la gente para que coma. Pero su sirviente dijo: ¿Cómo pondré esto delante de cien hombres? Pero él volvió a decir: Da a la gente para que coma, porque así dice el Señor: Comerán, y sobrará«. Al igual que Jesús, Eliseo demostró que Dios puede multiplicar lo poco que tenemos para satisfacer las necesidades de muchos.
Estos versículos y muchos otros en la Biblia nos muestran que Jesús es un multiplicador. No importa cuán pequeña sea nuestra oferta, Jesús puede multiplicarla para satisfacer las necesidades de muchos. Así que, cuando te sientas insuficiente, recuerda que Jesús puede multiplicar lo que tienes.
Conclusión
En un mundo donde la autosuficiencia es elogiada, la historia de la alimentación de los cinco mil nos recuerda que nuestra verdadera suficiencia se encuentra en Jesús. Él ve nuestras necesidades, siente nuestra angustia, y provee de manera abundante. ¿Estamos dispuestos a poner nuestra confianza en Él?
Recordemos siempre que nuestra fe debe estar basada en la Palabra de Dios y no en las enseñanzas de los hombres. En un mundo lleno de falsas doctrinas, debemos ser como los bereanos, que «recibieron la palabra con toda avidez, examinando las Escrituras todos los días para ver si estas cosas eran así» (Hechos 17:11).
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.