Alejados de Dios

Alejados de Dios

Prédica de Hoy: Alejados de Dios: Cómo evitarlo en tu vida cristiana

© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)

Bosquejos Bíblicos

Bosquejos Bíblicos Lectura Bíblica: 2 Pedro 2:20-22

Introducción

Hoy nos reunimos para hablar de un tema que toca el corazón de cada cristiano: estar «Alejados de Dios». Todos anhelamos estar cerca del Señor, pero hay momentos en que sentimos un vacío.

Este vacío es peligroso. Nos aleja de la gracia de Dios y nos lleva por caminos oscuros. En 2 Pedro 2:20-22, la Biblia nos advierte sobre los peligros de alejarnos de la verdad divina. Hoy, vamos a explorar este tema crucial. ¿Están listos para aprender cómo mantenerse cerca del Señor?

I. La Tentación nos hace estar Alejados de Dios (vers. 2)

La tentación es un gran obstáculo en nuestra vida cristiana. Nos hace olvidar lo que es correcto y nos lleva por mal camino. ¿Alguna vez han sentido que la tentación es demasiado fuerte?

a. La naturaleza de la tentación nos hace estar Alejados de Dios

La tentación es astuta y nos engaña fácilmente. Nos hace olvidar las consecuencias y nos hace sentir solos en la lucha. Pero no estamos solos; Dios nos da la fuerza para resistir.

  • Nos hace olvidar las consecuencias (Romanos 6:23).
  • Nos hace sentir solos (1 Corintios 10:13).
  • Nos aleja de Dios (Santiago 4:7).

b. Cómo resistir la tentación nos acerca a Dios

La resistencia a la tentación es posible. Dios nos da las herramientas para vencer. Oren siempre, lean la Biblia y busquen apoyo en la comunidad.

  • Oren siempre (Mateo 26:41).
  • Lean la Biblia (Salmo 119:11).
  • Busquen apoyo (Hebreos 10:25).

II. El Orgullo nos hace estar Alejados de Dios (verss. 21-22)

El orgullo es otro gran obstáculo en nuestra vida cristiana. Nos hace pensar que no necesitamos a Dios. ¿Alguna vez han sentido que pueden hacerlo todo solos?

a. El peligro del orgullo nos hace estar Alejados de Dios

El orgullo es peligroso. Nos aleja de Dios y de los que nos rodean. Nos hace pensar que somos invencibles, pero la verdad es que necesitamos a Dios.

  • Nos hace pensar que somos invencibles (Isaías 14:13-14).
  • Nos separa de los demás (Proverbios 18:1).

b. La humildad como solución nos acerca a Dios

La humildad es la clave para acercarnos a Dios. Reconozcan su necesidad de Dios y sean agradecidos. La humildad nos acerca a Dios y fortalece nuestra fe.

  • Reconozcan su necesidad de Dios (Mateo 5:3).
  • Sean agradecidos (1 Tesalonicenses 5:18).

Aplicación

Es hora de aplicar estas enseñanzas en nuestras vidas. No basta con escuchar la palabra de Dios; debemos vivirla. ¿De qué sirve conocer estos obstáculos si no actuamos para superarlos?

La tentación es una batalla diaria. No es suficiente decir que resistiremos; debemos prepararnos para ello. Oren cada mañana pidiendo la fortaleza de Dios. Cuando sientan que la tentación se acerca, recuerden las escrituras y busquen el apoyo de hermanos en la fe. No están solos en esta lucha.

En cuanto al orgullo, es un enemigo silencioso pero destructivo. Nos hace creer que somos autosuficientes, que no necesitamos a Dios ni a nadie más. Pero les digo, el orgullo es una ilusión. Solo cuando reconocemos nuestra necesidad de Dios, cuando bajamos nuestra guardia y aceptamos Su gracia, es cuando realmente nos acercamos a Él.

Así que les insto, con todo el peso de estas verdades bíblicas detrás de mis palabras: resistan la tentación y aplasten el orgullo que se esconde en sus corazones. Acérquense a Dios con un corazón humilde, dispuesto a recibir y a cambiar. La vida cristiana no es un camino fácil, pero es el único camino que nos lleva al Padre.

Que estas palabras no sean solo un eco en sus oídos, sino un fuego en sus almas que les impulse a vivir cada día más cerca de nuestro Señor. Amen.

Para concluir

Hoy hemos examinado juntos las profundidades de lo que nos hace estar alejados de Dios. Este tema, aunque difícil, es crucial para nuestra salvación y nuestra relación con el Señor. Hemos identificado los peligros de la tentación y el orgullo, y cómo estos factores nos separan del amor y la gracia de Dios.

Es mi oración que estas palabras no se queden aquí, en este lugar de reunión. Que se conviertan en acciones, en cambios reales en nuestras vidas. No podemos permitirnos el lujo de ignorar estas verdades. La eternidad está en juego, y cada día cuenta.

Así que les insto, con la autoridad que la palabra de Dios me confiere: tomen estas enseñanzas a pecho. Luchen contra la tentación. Derroten el orgullo. Y acérquense a Dios con un corazón humilde y dispuesto. No hay tiempo que perder; la salvación nos espera, pero debemos caminar hacia ella.

Que estas palabras sirvan como un llamado a la acción, un despertar espiritual. Y que Dios nos dé la fuerza para seguir este camino estrecho que lleva a la vida eterna. Amen.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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