Aclamad a Dios

Bosquejos Bíblicos

Prédica de Hoy: Aclamad a Dios

Bosquejos para Predicar Texto Bíblico: “Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra. 2 Cantad la gloria de su nombre; Poned gloria en su alabanza. 3 Decid a Dios: !!Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos. 4 Toda la tierra te adorará, Y cantará a ti; Cantarán a tu nombre. SelahSalmo 66:1-4

Introducción

¿Qué es la alabanza? La alabanza es mucho más de arreglos musicales, la alabanza es entregarle a Dios lo más profundo de nuestro ser.  Alabar a Dios en espíritu y es centrar nuestra atención en Dios, y no en nosotros. 

¿Cómo y por qué debemos alabar a Dios?  Tenemos que hacerlo de todo corazón, dándole gracias por todo lo que Él ha hecho por nosotros.

I. Tenemos que alabarle con alegría (Verss. 1-2)

a. El mundo tiene que escuchar nuestra alabanza a Dios.

b. Nuestra alabanza da testimonio de nuestro amor por Dios.

c. Nuestra alabanza no debe limitarse a solamente cuando nos congregamos.

II. La alabanza rompe cadenas y ataduras (Verss. 2-4)

a. Las obras de Dios en nuestra vida nos fortalecen.

b. Las obras de Dios en nuestra vida derrotan los ataques del enemigo.

c. Las obras de Dios en nuestra vida causan jubilo y gozo.

Conclusión.

Con frecuencia los que nos rodean no se da cuenta de nuestra relación con Dios porque no la damos a conocer. Alabar y adorar a Dios en todo tiempo es una buena forma de testificarles a los demás quien es Dios y que es lo que hace Dios en nuestra vida.

Siempre tengamos en mente que alabar a Dios es mucho más que un arreglo musical, la verdadera alabanza a Dios es entregarle a Él lo más profundo de nuestro corazón. 

La verdadera alabanza es darle las gracias en todo momento por lo que Él ha hecho, esta haciendo, y hará en nuestra vida.  La verdadera alabanza a Dios es decirle a Él cuanto le amas.

Cuando alabamos a Dios de todo corazón, le decimos al enemigo, y a todos los que nos rodean que nosotros servimos al Rey de Reyes, y Señor de Señoras, y que en Él hemos depositado nuestra fe. 

Cuando alabamos a Dios de todo corazón, en esencia nos vemos ante Su presencia, y nuestras peticiones y oraciones son escuchadas. La alabanza de todo corazón sana, salva, y derrota todo ataque del enemigo.  La alabanza de todo corazón quiebra ataduras y rompe las cadenas que con frecuencia nos atan.

Ahora pregunto; ¿Cuántos han venido a alabar a Dios?

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

Publicaciones Similares