La verdad de la verdad
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Bosquejos Bíblicos Prédica de Hoy: La verdad de la verdad
Bosquejos Bíblicos Texto Bíblico: “Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.” (1 Timoteo 2:3-4)
Introducción
Dios es bueno y no quiere que nadie se pierda, sino que todos alcancen la salvación de su alma. Lamentablemente muchos andan en caminos que no conducen al Señor, andan perdidos o cegados por las mentiras del enemigo. Algunos piensan que están en el camino correcto pero no saben que el fin de ese camino es la muerte.
Pero hay un faro de luz en el camino que lleva a Dios, tiene una luz brillante y llama a todos los que quieren tener una vida eterna en lugar de una muerte eterna. Esta luz es la verdad. Pero muchos piensan tener su propia certeza, lo que conoce, lo que le ha sido enseñado, lo que ha encontrado con su visión limitada.
La realidad es que sí existe una certeza absoluta, una certeza que no puede ser limitada, no puede ser arreglada dependiendo de quien la observe. Hay una verdad que no sufre cambios sino que permanece para siempre. Esta certeza es la que todos debemos seguir y poner toda nuestra confianza en ella.
1) Efectos de la certeza
Al tener la verdad en nuestra mente y nuestro corazón, esta hará un efecto en quien la encuentre. Este efecto todo el tiempo, en todos los que la encuentren siempre es positivo. Nunca encontraremos a alguien que ha conocido la verdad y sigue en pecado, en error, en perdición. La verdad siempre tiene un efecto de bien en el ser humano, en todos los que se atreven a creer en ella.
El ser humano es capaz de conocer la verdad, aunque no la conozcamos completamente. No podemos analizarla en un laboratorio pues es completa, lo abarca todo y nuestra mente es limitada para comprenderla en su totalidad, pero sí podemos conocerla en parte, y esa parte que conocemos es maravillosa y tenemos la certeza de ella.
a) Nos libera (Juan 8:32)
La verdad puede hacernos libres. Cuando una persona está en su propia verdad es como si caminara cerca de un precipicio con los ojos vendados. Nuestra verdad es la venda, es la que no nos permite conocer la realidad de las cosas, la verdad verdadera.
Pero cuando nos quitamos la venda de nuestros ojos y vemos por donde andamos caminando, entonces encontramos que hay algo más, que hay un mejor camino, que podemos ser verdaderamente libres de nuestros propios pensamientos corrompidos y venir al conocimiento de la verdad.
Muchos son los que se pierden por el orgullo y no vienen a los pies de quien posee toda la certeza. Si tan solo viniéramos a sus pies y escucháramos sus palabras, entonces las cadenas de opresión se caerían y conoceríamos eso que pensábamos que teníamos, la libertad.
b) Nos santifica (Juan 17:17)
La certeza nos santifica. Al venir su conocimiento a nuestra vida no podemos seguir por el mismo camino, sino que toda nuestra vida cambia. Es un cambio de ciento ochenta grados pues ya no seguimos el camino hacia la muerte, sino que seguimos el camino hacia la vida.
Desde ese momento que venimos al conocimiento de la verdad nos damos cuenta que íbamos en la dirección equivocada y emprendemos un nuevo camino, nos dedicamos a andar por él en toda nuestra forma de vida. Es por eso que la verdad nos santifica, cuando nos dedicamos a ella con todo nuestro ser.
2) ¿Cómo debemos enfrentar la verdad?
Como venimos diciendo, cuando vemos la verdad no somos los mismos y todo cambia en nuestro ser. Es un cambio completo, total y es necesario enfrentar esa verdad de una manera correcta para que haga en nosotros el efecto deseado.
Lo que sí es verdad es que no seremos los mismos y todo cambiará. El cambio está relacionado con el conocimiento de la verdad de las cosas. Si seguimos haciendo lo mismo, la vida de pecado y de maldad después de conocer algo que creemos que es la verdad, entonces no hemos conocido aún la verdad. Pero cuando conocemos esta realidad que nos cambia completamente, entonces hemos encontrado la verdad.
a) Conocerla (1 Juan 2:21)
Ninguna mentira proviene de la verdad. Debemos conocerla, tal como es, qué implica, qué alcanza, qué significa. Todo lo que hará en nuestra vida, debemos escudriñarla, estudiarla, comprenderla con toda nuestra mente.
Al momento de tener la noción de la verdad debemos entregarnos por completo a ella, entonces cada día más tenemos un conocimiento más profundo de ella y el cambio continúa en nuestro ser en una espiral ascendente, hasta llevar a la eternidad.
b) Dando testimonio (3 Juan 1:3)
Debemos dar testimonio de la verdad. Una vez que hemos sido rescatados y la venda de nuestros ojos ha caído, debemos dar testimonio y testificar a los demás que hay un mejor camino, que hay una realidad que está sobre todas.
No debemos desmayar, sino hablar, testificar, predicar la verdad, hasta que nos cansemos, hasta que las fuerzas se agoten. Entonces seremos fortalecidos por la misma verdad para continuar dando testimonio de la realidad. De esta manera más personas vendrán al conocimiento y se rendirán ante la luz de la verdad.
c) Juzgar según la verdad (Zacarías 8:16)
Una vez que hemos conocido la verdad, nuestros juicios de valor cambian. Mientras estábamos en el engaño de este mundo, emitimos juicios basados en lo que creíamos era la realidad, pero una vez hemos conocido que estábamos en un error y que hay una verdad superior, nuestro juicio cambia y es contrario a lo que anteriormente creíamos.
Ahora esta verdad debe gobernar nuestros juicios y no debemos escaparnos de ella. Ahora tenemos una base sólida para emitir opinión y darnos cuenta que solo existen dos rutas, dos caminos, dos finales posibles para nuestro ser. Las opciones son dos, la vida y la muerte, la verdad o la mentira. Debemos escoger siempre la verdad y por ella vivir.
3) ¿Quién es la verdad?
Es sorprendente saber que la verdad no está lejana. Muchos la pueden ver imposible de alcanzar. Filósofos se enredan en pensamientos humanos que no llevan a ningún lugar. Si intentamos explicar la verdad con nuestro conocimiento terminaremos siempre enredados y sin solución alguna.
Pero el estudio de la verdad no debe centrarse en filosofías humanas o conocimientos limitados, sino que debe centrarse en algo más grande, tan grande como ella. Y no hay nada ni nadie más grande que Dios. Él todo lo llena y todo lo gobierna, por lo tanto es en Él que la encontramos y el cambio de nuestra realidad es verdadero.
a) Los mandamientos de Dios (Salmos 119:86)
Los mandamientos de Dios son verdad, ellos no nos llevan a perdición sino a vida. Por lo tanto debemos obedecerlos y seguirlos sin duda alguna. Los mandamientos de Dios son buenos y buscan el bien para todos aquellos que los obedecen.
Si cumplir los mandamientos nos llevan a la vida, debemos seguirlos y obedecerlos, porque son verdad de Dios. Por lo tanto, como dijimos antes, debemos conocer sus mandamientos, guiarnos por ellos y dar testimonio siendo guiados por los mandamientos de Dios.
b) La palabra de Dios (Juan 17:17)
La palabra de Dios en general es la verdad. Vemos que ella nos santifica cuando la escudriñamos y obedecemos. Por lo tanto debemos obedecer los mandamientos y leer la palabra, estudiarla, repetirla, al amanecer y al anochecer, debemos atesorarla en nuestro corazón, para que vivamos por ella.
Nunca la palabra de Dios puede llevarnos a la perdición. El mundo en su ceguera puede tomar la misma palabra y desviarse por influencia del enemigo. Por eso debemos estar bien fundamentados en ella para que ningún viento de doctrina nos desvíe del conocimiento de la palabra de Dios hacia la vida eterna.
Solo debemos abrir nuestra biblia y pedirle al Espíritu Santo que nos revele la verdad de Dios en ella. Cuando el Espíritu Santo nos habla con la palabra de Dios nuestro ser es transformado y nunca más nos volvemos a tras, al camino de maldad, sino que seguimos hacia adelante, prosperando en su conocimiento y relacionándonos con Dios de forma personal.
c) Jesús es la verdad (Juan 14:6)
Jesús es el verbo de Dios, es la palabra de acción. Jesús testificó que en Él estaba la verdad. Jesús es la verdad. No necesitamos buscar a nadie más. Y Jesús no está lejos, basta creer en nuestro corazón en Él y confesarle con nuestra boca que Dios le levantó de los muertos para que venga a nuestra vida.
La verdad no está lejos, está en nuestro corazón llenándolo todo, cambiando todo, haciéndonos personas de bien, de paz, llenas de gozo. El Señor quiere que tengamos una relación personal con Él, que le hablemos, que le preguntemos y Él nos enseñará las cosas ocultas para el mundo, nos revelará la vida eterna.
Conclusión
El mundo busca una verdad que se acomode a sus necesidades, una verdad que pueda ser explicada con palabras. Pero nos damos cuenta que donde el mundo busca o formula sus verdades es en un camino que lleva a la perdición.
Por otro lado Dios, quien creó todas las cosas de donde no existía nada, está esperando que nos acerquemos a Él para mostrarnos que Él es la verdad, que Él es el camino y que sólo en Él está la salvación de nuestra alma.
La verdad es Jesucristo, la verdad es la palabra de Dios y debemos buscar la respuesta en Él. La respuesta, la solución a cualquier pregunta o problema está en Dios, pues Él es la realidad de todo el universo. Debemos entregarnos por completo a esta verdad y veremos la luz de Dios en todo su resplandor.
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.
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