La sanidad del cojo
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Bosquejos Bíblicos
Bosquejos Bíblicos Predica de Hoy: La sanidad del cojo
Bosquejos Bíblicos Texto Bíblico: Hechos 3:1-10
Pedro y Juan entran por el Pórtico de Salomón
Los apóstoles Pedro y Juan entran por el Pórtico de Salomón a la hora novena (vers. 1)
- a. La hora novena significa las 3:00 de la tarde. En el horario judío el día empezaba a las 6:00 am, no a las 12:00 de la madrugada como está establecido actualmente.
- b. En todas las sinagogas judías había un área para los judíos y otra diferente para los gentiles. Seguramente Pedro y Juan estarían entrando por el área correspondiente a los judíos.
La sanidad de un hombre cojo de nacimiento
Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.” (vers. 2)
1) Esta puerta llamada “La Hermosa” no se menciona en otra parte de la biblia ni figura en registros históricos. Se han sugerido 3 ubicaciones:
a. La Puerta de Susa, que comunicaba el valle del Cedrón con el Atrio de los Gentiles. Actualmente está tapiada y se conoce como la “Puerta de Oro”.
b. Puerta de Nicanor, una hermosa puerta de bronce que daba acceso al Atrio de los Gentiles con el Atrio de la Mujeres. Según el historiador Flavio Josefo “por lejos excedía en valor a las enchapadas con plata y engastadas en oro”.
c. La puerta entre el Atrio de las Mujeres y el Atrio de los Hombres, en la cima de un tramo de escaleras. Actualmente, se tiende a aceptar más la segunda teoría, la Puerta de Nicanor.
No hay registros históricos sobre el nombre y origen de este cojo.
Sin embargo, por lo relatado en los capítulos posteriores, no se pone en duda la existencia de un hombre real con una minusvalía real. En el capítulo 4 se dice que tenía más de 40 años.
3) El hecho de que “lo ponían” indica que era lisiado de ambas piernas y no podía movilizarse por sus propios medios, ni tampoco poseía herramientas que lo ayudaran, como muletas o bastones. Por lo tanto requería que otras personas lo cargaran y lo colocaran donde él requería.
4) En la época no existían programas sociales que proporcionaran un sustento fijo a los minusválidos, tampoco en el sistema romano. La gente en esta condición se veían obligados a vivir de las dádivas de los demás. Esto también se aplicaba a personas con enfermedades altamente contagiosas, incurables o en avanzado estado, como Lázaro en la historia de El rico y Lázaro (Lucas 16:19-31).
La sanidad inesperada del cojo
El hombre cojo le pide limosnas a Pedro y Juan, como solía pedir a todo aquel que atravesara el lugar donde él se encontraba sentado. (verss. 3-5)
a. Los apóstoles no habían entrado aún al templo, sino que el cojo se encontraba a pocos metros de la entrada y los interceptó con su petición.
b. Pedro es quien pide al cojo que los mire. Seguramente para este momento el Espíritu Santo había guiado a Pedro en lo que tenía que hacer, por lo tanto él solicita toda la atención del cojo para disponerse a obrar el milagro ordenado por Dios.
c. El cojo mira atentamente a ambos apóstoles. No hay evidencia de que el cojo supiera quienes eran, pero por el contexto podemos deducir que es muy posible que el cojo no supiera a ciencia cierta de quienes se trataba, para él eran unos transeúntes más de miles que vería pasando cada día por ese lugar.
4. Levántate y anda
“Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” (vers. 6)
a. No se trata de palabras mágicas o ritualisticas, o de decir lo correcto en el momento correcto.
b. Este acto no es voluntad o capricho de Pedro. La sanidad del cojo fue ordenada y movida por el Espíritu Santo .
c. ¿Cómo sabía Pedro que “tenía” sanidad para el cojo? En el capítulo 1 Jesucristo les había dado instrucciones precisas y otorgado poder para realizar milagros y señales en su nombre. Pedro estaba seguro de lo que se le había encomendado y del poder que tenía en sus hombros.
d. Todo debe realizarse en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret. Hechos 4:12 “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
e. Pedro compara la sanidad total con las riquezas más conocidas y usadas en la época: plata y oro. Más bien, sabe que la sanación completa de un hombre cuya vida entera había estado lisiado, tendrá muchísimo más valor que las riquezas y la ostentación de estas piedras preciosas.
Después de la sanidad
“Y tomándole por la mano derecha le levantó; al momento se le afirmaron los pies y tobillos; saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.” (verss. 7-8)
a. Para los judíos el lado derecho del cuerpo era y sigue siendo el más importante. Por eso Jesucristo hace alusión a esta parte al decir “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.” Mateo 5:29.
Sin embargo, no hay indicativo de que Pedro le haya tomado de la mano derecha por este detalle, pudo haber sido simplemente por la posición en la que estaba sentado el cojo y el ángulo de acción de los apóstoles al pasar por allí.
b. La sanidad es un milagro especialmente vistoso, ya que la sanidad se ejecuta inmediatamente, una vez pronunciadas las palabras de Pedro y éste le toma de la mano para ayudarlo a levantar.
c. Así como recibió sanidad instantánea, este hombre agradeció y celebró instantáneamente. Llama la atención que este hombre entró junto con los apóstoles. Como ya vimos antes, había una entrada para judíos y otra para gentiles. Posiblemente este hombre, aunque lisiado, era judío y podía entrar libremente a través del área destinada a los judíos.
Alabando a Dios
“Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.” (vers. 9)
a. Como decíamos en el punto anterior, la sanidad fue un milagro vistoso. A tal punto que todo el pueblo lo notó. Es muy posible que el hombre celebraba con tanto alborozo que llamó la atención de todas las personas que por allí transitaban, comerciaban o descansaban.
b. Este hombre no solo gritaba de júbilo, también alababa a Dios una y otra vez, reconociendo que el milagro en él obrado no venía de hombres poderosos o dioses, sino de un solo y verdadero Dios.
Lo reconocieron, llenándose de asombro y espanto (vers. 10)
a. Todos los que escucharon el alboroto de este hombre pudieron distinguir quien era. Era un hombre que había pasado más de 4 décadas de su vida pidiendo limosna. Quizás siempre lo sentaran en el mismo lugar.
b. Es normal sentir asombro ante un acontecimiento fuera de lo común.
c. Incluso las cosas buenas y magníficas provocan espanto. No estamos acostumbrados a observar un acto de tal magnitud.
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