Nada es imposible para Dios
Mensajes Cristianos
Mensajes Cristianos Predica de Hoy: Nada es imposible para Dios
Mensajes Cristianos Lectura Bíblica: Lucas 1:37
Introducción
¿Alguna vez te has sentido agotada por las circunstancias de la vida? ¿Has sentido que las montañas que tienes que escalar son demasiado altas? Yo también he estado allí.
Es por eso que hoy quiero compartir con ustedes una verdad que ha sostenido mi corazón en los momentos más difíciles: «Porque ninguna cosa es imposible para Dios» (Lucas 1:37). Esta promesa, tan poderosa y reconfortante, nos recuerda que, sin importar los desafíos que enfrentemos, Dios está con nosotras.
I. Dios es Nuestro Refugio
En los momentos de prueba, podemos encontrar refugio en Dios. El Salmo 46:1 nos dice: «Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones«. No importa lo difícil que parezca la situación, Dios está a nuestro lado, listo para ayudarnos.
Además, el Salmo 62:8 nos anima a confiar en Dios en todo momento y a derramar nuestros corazones ante Él, porque Él es nuestro refugio.
Así, en medio de las pruebas, podemos encontrar consuelo en la presencia de Dios, sabiendo que Él nos protegerá y nos dará la fortaleza que necesitamos para superar cualquier desafío.
Deuteronomio 33:27 también nos recuerda que el eterno Dios es nuestro refugio y que sus brazos eternos están debajo de nosotros. Esto significa que Dios no solo está con nosotros en nuestras pruebas, sino que también nos sostiene y nos protege. Él es nuestro refugio seguro en medio de la tormenta.
Finalmente, el Salmo 91:2 nos permite declarar que Jehová es nuestra esperanza y nuestro castillo, y que en Él confiaremos. Esta es una poderosa afirmación de fe que podemos hacer, especialmente en tiempos de dificultad. Al confiar en Dios como nuestro refugio, podemos tener la seguridad de que Él nos protegerá y nos guiará a través de cualquier situación que enfrentemos.
II. Dios es Nuestro Proveedor
Dios no solo nos protege, sino que también provee para nuestras necesidades. En Mateo 6:26, Jesús nos recuerda: «Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotras mucho más que ellas?«. Si Dios cuida de las aves, ¿cuánto más cuidará de nosotras?
Además, en Mateo 7:11, se nos dice: «Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?«.
Este versículo nos asegura que Dios, nuestro Padre celestial, está dispuesto a darnos todo lo que necesitamos si se lo pedimos. Por lo tanto, no debemos temer ni preocuparnos por nuestras necesidades diarias.
Por otro lado, Filipenses 4:19 también nos recuerda: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús«. Este versículo nos asegura que Dios tiene recursos infinitos y está dispuesto a proporcionarnos todo lo que necesitamos. Por lo tanto, no debemos dudar de su capacidad para proveer para nosotras.
En resumen, Dios es nuestro proveedor. Él conoce nuestras necesidades y está dispuesto a satisfacerlas. Por lo tanto, debemos confiar en Él y depender de Él para nuestras necesidades diarias.
III. Dios es Nuestro Sanador
Dios es nuestro sanador, una verdad que se refleja en Éxodo 15:26, donde Dios dice: «Yo soy Jehová tu sanador«. Esta promesa no se limita a la sanidad física, sino que también abarca la sanidad emocional y espiritual.
En nuestras vidas, a veces enfrentamos situaciones que nos dejan heridas emocionales. Pueden ser relaciones rotas, pérdidas dolorosas o experiencias traumáticas.
En esos momentos, Dios nos ofrece su sanidad. Como dice en Salmo 147:3, «Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas«.
Además, Dios también ofrece sanidad espiritual. Todos hemos pecado y nos hemos alejado de Dios en algún momento. Pero Dios, en su infinita misericordia, nos ofrece perdón y sanidad. Como dice en 1 Juan 1:9, «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad«.
Por lo tanto, no importa el tipo de sanidad que necesitemos, podemos confiar en que Dios tiene el poder para sanarnos. Él es Jehová Rapha, nuestro Sanador.
Conclusión
Así que, queridas hermanas, cuando enfrentemos dificultades, recordemos que «ninguna cosa es imposible para Dios«. Busquemos a Dios como nuestro refugio, nuestro proveedor y nuestro sanador. Y compartamos esta esperanza con las demás, para que ellas también puedan experimentar el amor y el poder de Dios.
© Hilda T. Hernández. Todos los derechos reservados.