La Cizaña en la Iglesia
Mensajes Cristianos
Mensajes Cristianos Predica de Hoy: Cómo Combatir la Cizaña en la Iglesia: Guía para Mujeres Cristianas
Mensajes Cristianos Lectura Bíblica de Hoy: Mateo 13:24-30
Introducción
Queridas hermanas en Cristo, hoy quiero hablarles sobre un tema delicado pero crucial: la cizaña dentro de la iglesia. ¿Alguna vez han notado cómo algunas personas en la congregación parecen sembrar discordia en lugar de amor?
Es un tema que no podemos ignorar. La Biblia nos advierte sobre esto en varias ocasiones (1 Corintios 1:10). Por eso, es vital que sepamos cómo identificarla, no alimentarla y combatirla con amor y oración. Así mantendremos nuestra iglesia en el amor de Cristo.
I. Identificar la Cizaña en la Iglesia
Primero, es vital saber reconocer la cizaña. No siempre es fácil. A veces, la cizaña se disfraza de trigo (Mateo 7:15). Pero, como dice la Biblia, «por sus frutos los conoceréis» (Mateo 7:16).
Observemos las acciones más que las palabras. La cizaña crea división y aleja a la gente de Dios (Romanos 16:17). Por lo tanto, es crucial estar alertas. No dejemos que la cizaña nos engañe. Mantengamos nuestros ojos abiertos y nuestros corazones centrados en Dios (Salmo 119:11). Así, estaremos preparadas para el siguiente paso: no alimentar la cizaña.
II. No Alimentar la Cizaña en la Iglesia
Segundo, no alimentemos la cizaña con nuestra atención o energía. Recordemos que «el que siembra discordia entre hermanos es abominación a Jehová» (Proverbios 6:19). En lugar de eso, enfoquémonos en lo que nos une como cuerpo de Cristo (Efesios 4:3).
No demos espacio a la discordia en nuestras conversaciones ni en nuestras vidas. En lugar de chismes, hablemos de amor y unidad (Colosenses 3:14). Así, estaremos construyendo una iglesia y comunidad fuerte en amor. Y eso nos lleva al tercer y último punto: combatir la cizaña con amor y oración.
III. Combatir la Cizaña en la Iglesia con Amor y Oración
Tercero, la mejor manera de combatir la cizaña es con amor y oración. Jesús nos enseñó a amar incluso a nuestros enemigos (Mateo 5:44). Además, la oración tiene poder para cambiar corazones (Santiago 5:16).
Oremos por aquellos que parecen ser cizaña, para que puedan encontrar el verdadero camino de Cristo. No olvidemos que el amor cubre multitud de pecados (1 Pedro 4:8). Así, con amor y oración, podemos transformar nuestra comunidad y mantenerla fuerte en amor.
Conclusión
Hermanas, es cierto que la cizaña puede surgir en cualquier momento y en cualquier lugar, incluso dentro de nuestra amada iglesia. Pero recordemos, no es la presencia de la cizaña lo que nos define, sino cómo la enfrentamos. Por eso, es crucial que nos apoyemos en la palabra de Dios para fortalecer nuestra iglesia y comunidad.
Ahora bien, ¿cómo podemos reconocer una iglesia fuerte? Jesús nos lo dijo claramente: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros» (Juan 13:35). Así que, amémonos de corazón, no solo de palabra. El amor genuino es un reflejo del amor de Cristo en nuestras vidas (1 Juan 3:18).
Además, la oración es nuestra herramienta más poderosa en esta lucha. Oremos no solo por nuestras necesidades, sino también por las necesidades de los demás (Filipenses 4:6). En la oración, encontramos la fuerza para combatir cualquier cizaña que intente arraigarse en nuestra comunidad.
Y no olvidemos, la unidad es nuestra mejor defensa contra la cizaña. Pablo nos insta a «soportarnos unos a otros en amor» (Efesios 4:2). Cuando estamos unidas, la cizaña tiene menos oportunidades de crecer.
Por último, mantengamos siempre viva la llama del amor en nuestros corazones. «Sobre todo, tened entre vosotros un ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados» (1 Pedro 4:8). Este amor es el cimiento que nos mantiene fuertes y unidas.
Entonces, hermanas, sigamos estos pasos bíblicos para mantener nuestra iglesia y comunidad en el amor de Cristo. Oremos juntas, amémonos las unas a las otras y enfrentemos la cizaña con fe y unidad. Este es el camino para una iglesia fuerte y unida en el amor de Cristo.
© Hilda T. Hernández. Todos los derechos reservados.
