¿Por qué existe la iglesia?

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Predicas Cristianas Predica de Hoy: ¿Por qué existe la iglesia?

Predicas Cristianas Texto Biblico: Hechos 1:6-8

Introducción

Una de las realidades de la iglesia de hoy, es que existe un buen número de creyentes bastante confundidos. No estoy hablando acerca de las falsas doctrinas y sectas, estoy hablando acerca de la confusión que existe referente al propósito de la iglesia. Digo esto porque cuando preguntamos a un creyente: ¿por qué existe la iglesia? Sin duda alguna recibiremos una buena variedad de respuestas.

Algunos dirán que la iglesia existe para suplir sus necesidades espirituales. Algunos dirán que la iglesia existe para aprender más de la Palabra de Dios. Algunos dirán que la iglesia existe para consolar sus dolores o penas. Y algunos dirán que la iglesia existe para que se puedan reunir para alabar a Dios.

Recibiremos diferentes tipos de respuestas, debido al concepto erróneo de la iglesia que tienen un gran número de creyentes, ya que todas las respuestas que le he presentado no son la razón primaria por la existencia de la iglesia. Las respuestas que les he presentado son la razón por la que tenemos que congregarnos, pero definitivamente no es el propósito principal de la iglesia.

Pero si ninguna de esas razones es la razón principal por la existencia de la iglesia, entonces debemos preguntarnos: ¿por qué existe la iglesia? Éste es el tema que estaremos explorando en el día de hoy.

Trasfondo

Estos versículos forman parte de la descripción de la ascensión de Jesús al cielo. Estamos hablando acerca de un evento que fue presenciado no por uno o dos, sino que fue presenciado por más de quinientas personas. Esto es algo que queda bien declarado en 1 Corintios 15:6 cuando leemos: “Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.” Estamos hablando de un momento monumental.

Estamos hablando de un momento donde el Señor no dejaría duda alguna referente a Su poder, majestad, e imperio en la mente de alguno de sus seguidores. Pero no obstante éste momento tan espectacular, algunos de ellos continuaban dudando. Fíjense bien en éste detalle aquí para que puedan entender bien lo que les digo. Lo primero que vemos en estos versículos que estamos explorando hoy es que ellos dudaron. Ellos preguntaron: “…Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (vers. 6b).

La iglesia – ¿Por qué preguntaron ellos esto?

Ahora debemos preguntarnos, ¿por qué preguntaron ellos esto? Yo diría que la razón principal por la que ellos preguntaron esto, es porque ellos continuaban concentrándose en lo terrenal, y no en lo celestial. Y fue por esa misma razón que Jesús les contestó diciendo: “…No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad.”  (vers. 7). En otras palabras, con esto aquí Jesús les ayudó a que reenfocaran su visión. Con esta respuesta, Jesús les guío a lo que es genuinamente importante. ¿Qué es genuinamente importante? Para el creyente lo importante es lo celestial, y no lo terrenal.

Es como nos dice la Palabra en Colosenses 3:1-2 cuando leemos: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” Hermanos, tenemos que fijar nuestra vista en Dios. Lo que estaba sucediendo, es que este grupo de creyentes no pudo apreciar completamente lo que estaban presenciando, y todo debido a las necesidades materiales, y físicas, por las que el pueblo de ese entonces atravesaba.

La iglesia – La desobediencia, e infidelidad

Digo esto porque debido a la desobediencia, e infidelidad, Dios había permitido que ellos fueran conquistados en más de una ocasión. Como todos sabemos, el pueblo de Dios fue conquistado o subyugado por Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, y Roma durante un periodo de siete siglos [1].

Así que podemos deducir confiadamente que el sufrimiento de ellos fue extenso, y ellos ahora se encontraban subyugados por el Imperio Romano. Aunque el Imperio Romano permitió que ellos continuarán sus prácticas religiosas, el pueblo de Dios había perdido la independencia y soberanía, que Dios les había entregado.

Es por esa misma razón, que ellos no pudieron inicialmente apreciar lo que estaban presenciando, el sufrimiento y dolor que ellos tuvieron a través de los años les cegaba para que solo pudiesen concentrarse en lo inmediato, es decir, la libertad y soberanía que ellos tanto anhelaban.

Alcanzar la libertad y soberanía que Dios ha entregado a la iglesia

Esto en si continúa siendo un problema en la vida de muchos creyentes. Digo esto porque existe un buen número de creyentes que no alcanzan la libertad y soberanía que Dios les ha entregado, debido a los dolores y sufrimientos del pasado.

Y es por eso mismo que en Efesios 4:22-24 encontramos que se nos dice: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” ¿Por qué es esto tan importante? Es tan importante porque la realidad es, que todo el que vive atascado en el pasado, nunca podrá avanzar.

Pensemos en esto por un segundo. ¿A cuántos se les ha atascado su auto en el fango alguna vez? Todo el que ha experimentado esto sabe que mientras más acelere, más se hunde el auto en el fango. De igual manera es nuestra vida. Mientras más vueltas le demos a las impurezas del pasado, más nos atascaremos y nos hundiremos en la inmundicia. Hermanos, todo el que vive trabado en el pasado, nunca alcanzará recibir la independencia y soberanía que Dios le ha entregado.

Subyugado a las memorias del pasado

En otras palabras conducirá una vida llena de tristeza y dolor, subyugado a las memorias del pasado. Conducirá una vida llena de esclavitud a lo terrenal, y nunca podrá apreciar el poder, soberanía, y libertad que Cristo murió en la cruz para entregarnos.

Cristo murió en la cruz del Calvario para que nosotros no vivamos atascados en el pecado, sino para que fuésemos libres. Pero no toda persona alcanza ver ésta verdad, y muchos de nosotros necesitamos ayuda para poder salir de ese hueco tan profundo, que a través de los años hemos cavado. Es por eso que en Romanos 15:1 se nos dice: “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.” Así que, toma ahora la mano del que tienes a tu lado, levántala y dile: te ayudo salir.

¿Por qué existe la iglesia? La única razón por la que existe la iglesia, no es para suplir nuestras necesidades espirituales. La única razón por la que existe la iglesia, no es para que podamos aprender más de la Palabra de Dios. La única razón por la que existe la iglesia, no es para aliviar nuestros dolores o penas. La única razón por la que existe la iglesia, no es para que nos podamos reunir para alabar a Dios. ¿Por qué digo esto?

La iglesia no es un edificio

Digo esto porque la iglesia no es un local o establecimiento; la iglesia no es un edificio, la iglesia es el cuerpo de Cristo. Y es en nuestro Señor Jesucristo donde tenemos que edificar. Esto es algo que queda bien claro en Efesios 2:20 cuando leemos: “..edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.”

Las razones citadas son muy buenas razones por las que tenemos que asistir a un lugar donde se siga la sana doctrina, pero ninguna es la razón principal por lo que existe la iglesia. Hermanos la iglesia existe para ofrecerle a la humanidad la oportunidad de ser salvos.

Dios en su infinita misericordia y amor no desea que nadie se pierda. Esto es algo que queda bien claro en Juan 3:16 cuando leemos: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

La razón principal por lo que la iglesia existe es para ofrecerle a la humanidad el amor, compasión, y esperanza de Dios. Esas son las razones por lo que existe la iglesia, pero también existe un propósito.

¿Cuál es el propósito de la iglesia?

Continuando leemos: “…pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”  (vers. 8). Todo creyente fiel ha recibido la promesa de Dios, y el Espíritu Santo ahora mora en cada uno de nosotros. En otras palabras, se nos ha dado la responsabilidad y poder, para que compartamos nuestra fe con otros.

Pero lamentablemente muy pocos son los que asumen esta responsabilidad. Muy pocos son los que reconocen el poder que Dios le ha entregado.

En muchas ocasiones las personas no alcanzan realizar el poder de Dios para con ellos, porque permiten que la desilusión, o el temor al fracaso, les impida progresar hacia la meta que Dios nos ha trazado. Deseo ahora hacer una breve pausa, y compartir mi corazón con ustedes.

La lucha interna

Ustedes no se pueden imaginar el dolor que siento, (dolor que es compartido por todos aquellos que tenemos un ministerio en la congregación), cuando me paro en el púlpito listo para predicar, y veo que el templo está casi vacío. No se pueden imaginar la lucha interna que en ese momento experimento en contra del espíritu de depresión y desilusión.

Es una lucha interna poderosa, porque después de todo, yo soy humano. En ese momento pensamientos y emociones negativas tratan de apoderarse de mí, y me siento como que no sirvo. Me siento como que le estoy fallando a Dios. Me siento como que el tiempo que he tomado para preparar el estudio fue en vano. Me siento como que mis oraciones no son respondidas. Me siento como que a nadie le importa lo que digo. Me siento con ganas de tirar la toalla, apagar las luces y salir caminando.

Yo mismo me cuestiono y me pregunto: ¿para qué me esfuerzo? ¿Para qué continuar si a nadie le importa? Esos son los sentimientos que yo he sentido, y estoy seguro que son los sentimientos que experimenta todo obrero en el reino de Dios en un punto de su ministerio.

La voz de Dios para la iglesia

Pero en medio de esa batalla interna, también escucho la voz del Señor que me dice: “…y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Estas son las palabras que me motivan a continuar. Estas son las palabras que me dejan saber que lo que hago no es en vano. Las palabra del Señor que me alientan a seguir. ¿Por qué?

Porque se que estoy cumpliendo el propósito de Dios en mi vida. Sé que lo que hago no es en vano sino que estoy obrando según el propósito de Dios para la iglesia. Hermanos, si decimos que somos cristianos, tenemos que ser testigos de Cristo.

Ser testigos de Cristo

Existen numerosas razones por la que debemos congregarnos, pero solo existe una razón por la existencia de la iglesia, y esa razón es ser testigos de Cristo. El propósito por la existencia de la iglesia es exaltar la grandeza y misericordia de Dios. ¿Se pueden imaginar ustedes dónde estaríamos hoy si la iglesia no existiera? Todos estaríamos perdidos sin rumbo o dirección.

Todos estaríamos igual que todos aquellos que aún viven en el mundo, completamente separados de la presencia de Dios, y sin esperanza alguna de vida eterna. Si estas personas que escucharon a Jesús en ese día no hubiesen asumido la responsabilidad de ser testigos suyos, entonces ninguno de nosotros estaríamos aquí.

Hermanos, es hora de dejar de jugar a la iglesia

Tenemos que ser testigos de Jesús. Pensemos en esto por un breve instante y preguntémonos: ¿cuál es la función de un testigo? Cuando se habla de un testigo se habla de alguien que testifica de lo que ha visto o escuchado. Ya sea en un caso civil o criminal, los testigos son imprescindibles. Es a través de ellos que el jurado o el juez puede llegar al veredicto final.

De igual manera los testigos son imprescindibles en la congregación. Necesitamos testificar de lo que sabemos; necesitamos testificar de lo que hemos escuchado. Necesitamos testificar de lo que hemos visto; necesitamos testificar de lo que hemos hecho. Y más importante aún, tenemos que testificar de lo que Dios ha hecho en nuestra vida. ¿Dónde tenemos que testificar? La Palabra aquí nos dice: “…y hasta lo último de la tierra.” (vers. 8c).

Tenemos que ser testigos de Cristo en todo momento. Dios nos ha confiado la responsabilidad de ser testigos de Cristo. Dios nos ha dado la habilidad para testificar; y Dios nos ha dado el poder para testificar.

En otras palabras, Dios nos ha entregado todo lo que necesitamos para cumplir Su propósito, pero algo que Él nunca hará, es forzarnos. Así que recuerda siempre lo que encontramos en Lucas 19:10 cuando leemos: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Dios envió a su Hijo a éste mundo para salvarnos, y nosotros tenemos que testificar de Él.

Para concluir

El propósito principal por la existencia de la iglesia, es testificar del amor, misericordia, y grandeza de Dios. La iglesia no es un edificio, la iglesia no es un templo, la iglesia no es un local. La iglesia somos todos los que estamos unidos en la misma fe.

La iglesia somos todos los que seguimos a Cristo en nuestro caminar, y perseveramos en la voluntad de Dios día por día. Recordemos que como iglesia, Dios nos ha encargado algo de suma importancia. Dios nos ha encargado con la responsabilidad de ser testigos de Su amado Hijo en todo lugar, y en todo tiempo.

Pero para poder lograr esto, tenemos que separarnos de nuestras emociones, y de nuestras necesidades inmediatas. Para poder cumplir con el propósito de la iglesia, tenemos que estar dispuestos a dar pasos de fe. Esto significa que tenemos que estar dispuestos a hablarles a otros de Dios. Tenemos que estar dispuestos a testificar de lo que hemos escuchado, aprendido y hecho, porque de no hacer esto, entonces nos mantendremos atascados en un mismo lugar.

Escuchaba a un pastor el otro día en una prédica, y él dijo que una encuesta reciente había establecido, que del 75-90% de las personas, llegaban a los caminos de Dios porque alguien había compartido su historia con ellos. En otras palabras, alguien había testificado de lo que Dios hacía en su vida.

Hermanos, Dios nos ha capacitado a todos para que podamos testificar. Él nos ha mostrado la verdad a través de Su Palabra, y el Espíritu Santo nos guía en todo momento.

Recordemos que nosotros estamos hoy aquí, debido a que esas más de quinientas personas testificaron de lo que habían aprendido, sentido, y presenciado. Por esas más de quinientas personas que asumieron su responsabilidad, fue que nosotros escuchamos el mensaje de salvación.

Debido a que esas más de quinientas personas cumplieron con el propósito de la iglesia, es que hoy nos podemos llamar hijos e hijas de Dios. Así que la pregunta que ahora queda es: ¿asumirás tu, tu responsabilidad?

[1] Encyclopedia Britannica.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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