Y fueron todos llenos del Espíritu Santo
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Prédica de Hoy: Y fueron todos llenos del Espíritu Santo
Por: José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)
Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Hechos 2:1-13
Introducción
Hoy para nosotros es un día muy especial, hoy es el día que celebramos el décimo aniversario de ésta iglesia. Ésta iglesia nació hace diez años con una visión, la visión de llevar el evangelio a las naciones.
Nosotros fuimos llamados a navegar en contra de la corriente de maldad que arrastra a éste mundo. Hoy hace diez años que los fundadores de ésta iglesia decidimos hacer la obra de nuestro Señor Jesucristo.
Hace diez años que decidimos que seriamos completamente diferentes de todas esas congregaciones que profesando venir en el nombre de Dios, han dejado atrás la verdadera misión y propósito, y se han convertido en un negocio.
Les puedo decir que en ocasiones la batalla no ha sido fácil; en ocasiones hemos tenido que atravesar por momentos difíciles y dolorosos. Pero no obstante toda dificultad o dolor, aquí permanecemos, perseverando cada día en nuestra fe, y confiando absolutamente en Dios.
Les digo que en ocasiones hemos pasado por momentos dolorosos porque es muy doloroso ver como algunos dentro del pueblo de Dios caen en un estado de rebeldía; es muy doloroso ver que todos desean ser bendecidos, pero muy pocos están dispuestos a bendecir.
Pero cuando no estamos dispuestos a bendecir, entonces no estamos cumpliendo el propósito de Dios para con nosotros. Digo esto porque Dios examina a toda persona, Dios escudriña nuestro corazón, y nos llama a cada uno individualmente.
Él nos llama y capacita, pero mantenernos firmes y constantes es nuestra responsabilidad. Él nos llama, capacita, y fortalece, pero descansar en Su gracia, misericordia, y poder, descansa en cada uno de nosotros.
A través de estos diez años aquí hemos visto milagros suceder, hemos visto vidas restauradas, en otras palabras, hemos visto el mover del Espíritu Santo y la mano de Dios en todo.
No somos una congregación de cientos o miles, no ejercemos ningún tipo de influencia en la comunidad, y definitivamente no somos famosos. Si nos comparamos con otros ministerios podemos decir que no somos ni una gota de agua en un cubo.
Pero entonces: ¿por qué hemos presenciado los milagros? ¿Por qué hemos visto la mano de Dios en todo? Pasemos ahora a la Palabra de Dios para encontrar las respuestas a nuestras preguntas.
Dios nos ha bendecido: Fuimos llenos del Espíritu Santo
No tenemos que examinar esto muy de cerca para encontrar las respuestas a nuestras preguntas. La razón por la que hemos visto la mano de Dios en todo es porque Dios nos ha bendecido y fuimos llenos del Espíritu Santo.
Dios ha escudriñado el corazón de todos los que obramos y reunimos aquí, y ha visto el gran deseo que tenemos de servirle. Dios ha visto la necesidad que existe en cada uno de nosotros de sentir Su santa y divina presencia. Y Dios ha derramado el fuego de Su espíritu Santo sobre éste lugar.
Llenos del Espíritu Santo
Ahora bien, me voy a detener aquí por un breve momento y hacer una aclaración. No quiero que nadie vaya a pensar que lo que digo lo digo por orgullo o por destacarnos como perfectos; les puedo decir con toda confianza que ninguno de nosotros somos perfectos. La realidad de todo es que ninguno de nosotros somos merecedores de crédito alguno, solo Dios merece todo el crédito, honra y honor.
Digo esto porque nuestra congregación nunca ha sido un lugar de personajes famosos; nuestra congregación nunca ha sido un lugar de palabras vanagloriosas; nuestra congregación nunca ha sido un lugar de palabras elocuentes.
Es más, como todos ustedes saben mi español no es muy bueno y cometo muchísimos horrores de ortografía; digo horrores porque es fácil cometer errores de ortografía, pero los que hago yo dan horror.
No solo tengo faltas de ortografía al escribir, pero también mi pronunciación de algunas palabras no son nada buena, y no hablemos de cuando se me traba la lengua. Quizás algunos estén pensando que estoy siendo demasiado crítico en mi observación personal, pero les estoy hablando del corazón. Yo tengo estos y muchos otros defectos, y se los he dicho para demostrarles que nuestra congregación nunca ha sido un lugar de pastores orgullosos; nunca lo fue y nunca lo será.
La mano de Dios en todo a través del Espíritu Santo
Creo firmemente que en ésta congregación nosotros hemos visto la mano de Dios en todo porque nuestro propósito nunca fue, y nunca será, entretener a las personas o pasarle la mano al pecado. Aquí no se predican mensajes populares para agradar el oído del hombre, todos ustedes que llevan un tiempo aquí conocen muy bien que aquí se predica la verdad.
Nuestro propósito siempre ha sido y siempre será agradar a Dios. Nuestro propósito es enseñar la verdad y llamar al pueblo de Dios al arrepentimiento. ¿Por qué no cambiamos nuestro estilo? ¿Por qué no comprometemos algunos de nuestros principios como han hecho tantas otras congregaciones para atraer miembros?
La razón es porque nosotros hemos recibido un regalo muy especial, y nunca nos arriesgaremos a perderlo. ¿De qué regalo les hablo?
Les hablo de ser llenos del fuego del Espíritu Santo.
Me detengo aquí nuevamente por un breve momento para hacer una aclaración. Quiero que quede bien claro que yo no estoy diciendo ni implicando que el fuego del Espíritu Santo se ha derramado y continúa derramándose en solo ésta congregación o en solo los obreros que formamos parte de éste ministerio.
El fuego del Espíritu Santo está al alcance y ha sido derramado sobre todo creyente fiel. Esto es algo que queda muy claro aquí cuando leemos: “…y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.«
Así que como podemos ver, éste grupo de fieles creyentes estaban reunidos en éste lugar esperando como el Señor les había instruido. Fíjense bien como les dijo el Señor en Hechos 1:4-5 cuando leemos: “…Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.”
Dile a la persona que tienes a tu lado: ellos esperaban recibir la promesa del Señor. Y es por eso que ellos estaban todos reunidos unánimes de corazón. El Señor les había prometido que Él enviaría al Espíritu Santo, pero la realidad de todo es que ellos no comprendían exactamente lo que esto significaba.
El significado y propósito de ser llenos del Espíritu Santo
Igualmente, algunos cristianos hoy en día no logran comprender el significado y propósito del Espíritu Santo. Existe un buen número de creyentes que no logran entender que el fuego del Espíritu Santo está aquí con nosotros.
La razón principal por esto es porque muchos han permitido que el diablo venga y apague el fuego. Estoy seguro que no tengo que decirles esto, pero el diablo es el mejor bombero del mundo. Pero el fuego que Cristo nos dejo es más poderoso que cualquier demonio. ¿Qué tan poderoso es? Los versículos 2-3 nos dice que ellos oyeron un gran estruendo. ¿Cómo podemos comprender lo que sucedió?
Lo hacemos usando nuestra imaginación. Así que imaginémonos ahora que un huracán o tornado pasó por ese lugar, pero que nada se movió; no hubo destrucción alguna. No se movieron ni las hojas de los árboles. ¿Cuántos dirían que eso fue algo extremadamente poderoso? Yo diría que no solamente fue algo poderoso, sino que fue algo extremadamente impresionante.
¿Qué fue lo que sucedió en ese momento?
Lo que sucedió fue el cumplimiento de las palabras del Señor y el cumplimiento de las palabras de Juan el Bautista acerca del bautismo y Espíritu Santo como encontramos en Lucas 3:16 cuando leemos: “...el os bautizara en el Espíritu Santo y fuego.” Así que en éste momento histórico, vemos que Dios nuevamente manifestó su presencia de una manera espectacular.
Al sentir y ver lo que estaba sucediendo, todos los que estaban allí reunidos miraron a su alrededor, sin lograr asimilar lo que estaba pasando, cuando de repente vieron que asentado encima de cada uno había un fuego. El fuego no quemaba, no se movía, pero había fuego. Dile a la persona que tienes a tu lado: el fuego del Espíritu Santo.
Llenos del Espíritu Santo y hablar en lenguas
Cuando leemos el versículo cuatro encontramos que se nos dice: “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” Lamentablemente, éste versículo aquí ha sido empleado por numerosos supuestos líderes para destacarse por encima de las personas.
Pero la realidad del caso es que hablar en lenguas no solo quiere decir cuando hablamos en un idioma que no entendemos, como nos dice el apóstol en 1 Corintios 14:2 cuando leemos: “Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.”
Hablar en lenguas también simboliza el mensaje y la comunicación del evangelio. Esto es algo que queda bien reflejado en 1 Corintios 14:6 cuando leemos: “Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina?”
Cristo nos entregó el fuego del Espíritu Santo en nuestra lengua para que lo utilicemos evangelizando y testificando del poder, gloria, misericordia, y majestad de Dios.
Cristo nos entregó el fuego del Espíritu Santo para que llevemos el plan de salvación a todos los que nos rodean. Cristo nos entregó el fuego del Espíritu Santo para que nosotros podamos servir como un faro en éste mundo de tinieblas, y guiar a todos aquellos que se encuentran perdidos en la oscuridad a la presencia de Dios.
Fíjense bien como esto es algo que el Señor nos deja extremadamente claro en Mateo 5:14 cuando leemos: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.”
Ser llenos del Espíritu Santo demuestra la presencia de Dios en nuestra vida.
El fuego del Espíritu Santo es la llama que consume las cosas indeseables a Dios y nos purifica. Cuando tomamos el tiempo de estudiar las escrituras encontramos que en Éxodo 19:16-18, Dios confirmó las leyes del Antiguo Testamento con fuego.
En el día Pentecostés Dios confirmó Su promesa al mundo con fuego igual, pero de manera muy diferente. En el Sinaí el fuego descendió en un solo lugar, pero en el día Pentecostés descendió sobre muchos. Esto simboliza que la presencia de Dios está al alcance de todos. Dile a la persona que tienes a tu lado: el fuego del Espíritu Santo está aquí. .
Muchos creyentes se han olvidado que tienen el fuego del Espíritu Santo en su vida. Y como todos sabemos, el fuego cuando no tiene que quemar se apaga. Detengámonos aquí por un breve momento para determinar si lo que les digo tiene sentido o no. Preguntémonos ahora: ¿qué necesita un fuego para mantenerse ardiendo?
El fuego necesita dos cosas; dos cosas que sin ellas sería imposible arder. Número uno, el fuego necesita oxígeno; sin oxígeno el fuego se apaga inmediatamente. Número dos, el fuego necesita algún tipo de combustible; cuando el combustible se agota el fuego se apaga.
El fuego del Espíritu Santo es de igual manera. Digo esto porque si no suplimos la necesidad del fuego del Espíritu Santo, pues entonces ese fuego se va apagando. ¿Cómo podemos suplir la necesidad del fuego del Espíritu Santo en nuestra vida?
El fuego del Espíritu Santo en nuestra vida es suplido a través de nuestra obediencia a Dios; el fuego del Espíritu Santo en nuestra vida es suplido a través de nuestro sometimiento; el fuego del Espíritu Santo en nuestra vida es suplido a través de nunca comprometer nuestra creencia y fe por agradar al hombre.
El fuego del Espíritu Santo en nuestra vida es suplido a través de nuestra comunicación constante con Dios; el fuego del Espíritu Santo en nuestra vida es suplido a través nuestras alabanzas. Estas son las cosas que alimentan el fuego del Espíritu Santo en nosotros.
Cuando se habla de un líder que está en fuego, todos corren porque quieren verle. Todos corren porque piensan que quizás ese fuego se les pegue; todos corren porque quieren recibir del Espíritu Santo. Pero la realidad del caso es que ese fuego ya está en ti. Y es por eso que yo estoy aquí para decirles que el fuego del Espíritu Santo está al alcance de todos nosotros.
Fíjense bien lo que nos dice el versículo cuatro: “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo…” Dile a la persona que tienes a tu lado: tienes el fuego. El problema que existe es que todos estamos dispuestos a escuchar los mensajes y a recibir, pero no todos estamos preparados a pagar el precio para ser nosotros los que estamos en el fuego del Espíritu Santo.
¿Por qué fue que ellos fueron llenos del Espíritu Santo y recibieron el fuego?
Fueron llenos del Espíritu Santo y recibieron el fuego porque ellos pagaron el precio; lo recibieron porque ellos fueron obedientes al mandamiento del Señor.
Para siempre estar completamente llenos del Espíritu Santo, tenemos que estar dispuestos a pagar el precio. Recordemos que toda acción tiene su consecuencia; y la desobediencia o rebeldía a la voluntad de Dios nunca producirá un buen resultado en nuestra vida.
La iglesia necesita hermanos dispuestos a pagar el precio; hermanos llenos del Espíritu Santo. Tenemos que permanecer obedientes a Dios, y tenemos que buscar Su voluntad para con nosotros en todo tiempo. La iglesia necesita que el fuego del Espíritu Santo sea encendido y se mantenga siempre ardiendo en cada uno de nosotros. Recordemos que no existe nada que nos pueda detener; nuestra victoria está garantizada.
Esto es algo que queda bien claro en 1 Juan 5:4 cuando leemos: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” Pero tenemos que alimentar el fuego, tenemos que orar mucho, y someternos a Dios. Tenemos que hacerlo de tal manera que cuando nos vean griten: ¡FUEGO, FUEGO! Que cuando nos vean hablando digan ese hermano o esa hermana está en fuego. Ese hermano o esa hermana tiene el fuego del Espíritu Santo.
Llenos del Espíritu Santo
Porque donde existe el fuego del Espíritu Santo no existe nada malo. Recordemos siempre lo que encontramos en Hebreos 12:28-29 cuando leemos: “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; 29 porque nuestro Dios es fuego consumidor.” Dile a la persona que tienes a tu lado: El fuego del Espíritu Santo es un fuego consumidor.
Para concluir.
Como les dije al inicio, hoy es un día muy especial para nuestra iglesia ya que hoy cumplimos diez años de haber iniciado éste ministerio. Hoy es un día que celebramos con gozo la misericordia, gracia, y poder de Dios demostrado a través de nuestra existencia.
Celebremos hoy completamente confiados en que Dios está con nosotros en toda situación y tribulación, protegiéndonos, amándonos y guiándonos. Hoy celebramos con gozo sabiendo que el fuego del Espíritu Santo está asentado sobre éste ministerio, y sobre cada uno de nosotros.
Así que nunca desmayemos ante las pruebas y tentaciones, sino que perseveremos siempre confiados en Él. confiemos en las promesas de Dios, y que estamos llenos del Espíritu Santo. Nunca olvidemos que el Espíritu Santo está presente en la vida de todo creyente fiel, y que Él nos guiará en todo momento. Su amor, misericordia y gracia nos levantara y cargará a través de toda situación.
Recordemos que cuando nos mantenemos fiel a Dios y a Su palabra, no existe poder ni potestad que nos pueda separar de la presencia de Dios. Esto es algo que queda extremadamente claro en Romanos 8:37-39 cuando leemos: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.«
Miremos hoy hacia el futuro completamente confiando en que lo que sucederá en este ministerio no será nuestra voluntad, sino la voluntad de Dios. Continuemos orando para que Dios se glorifique en Su obra, continuemos encomendando nuestra obra a Dios y Él guiará nuestros caminos y pensamientos.
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