Sacrificio vivo
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Prédica de Hoy: Sacrificio vivo, santo, agradable a Dios
© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)
Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Romanos 12:1-3
Introducción
Deseo iniciar el día de hoy con un chiste. Resulta ser que un hombre llego a la consulta de su medico, y le dijo: doctor, estoy muy preocupado por mi esposa. ¿Qué sucede?, le contesto el medico. Lo que sucede, le contestó el hombre, es que pienso que mi esposa se está quedando sorda; ¿Qué me recomienda que haga?
El médico lo pensó por un momento, y le dijo: bueno no te puedo recomendar nada antes de tener una idea de la gravedad. Quiero que le hagas una prueba y después me dejas saber el resultado. Cuando ella esté de espaldas a ti, dile algo, y si no te oye, acércate más a ella y repíteselo hasta que ella te oiga y te responda.
Al entrar a su casa el hombre vio que su esposa estaba de espaldas en la cocina, y dijo: ¿mi amor, que hiciste de cenar hoy? Pero no escucho respuesta.
Procedió hasta el pasillo, y repitió: ¿mi amor, que hiciste de cenar hoy? Pero no escucho respuesta. Se paró a la entrada de la cocina, y repitió: ¿mi amor, que hiciste de cenar hoy? Pero no escucho respuesta.
Entonces se paró al lado de su esposa y nuevamente le pregunto: ¿mi amor, que hiciste de cenar hoy? A lo que ella respondió, te he dicho tres veces que pollo asado.
Algo cómico, ¿verdad? Pero me sirve muy bien para enfocar el tema de hoy. Digo esto porque con frecuencia la palabra de Dios cae en oídos sordos.
Pero, la pregunta ahora es: ¿qué podemos hacer para evitar quedar sordos?
Lectura Bíblica de Hoy
Romanos 12:1-3 – Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. 3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Presentar nuestro cuerpo en sacrificio vivo, santo, y agradable a Dios
Como podemos apreciar, lo primero que vemos es que Pablo nos indica que debemos presentar nuestro cuerpo en sacrificio vivo, santo, y agradable a Dios. Pero, ¿qué nos está diciendo él con esto? En éste momento el apóstol no estaba hablando de un sacrificio que pagará el pecado del creyente como los que ofrecían los judíos en el templo. El sacrificio por los pecados del creyente fue hecho por el único que lo podía hacer.
Esto es algo que queda bien declarado en 1 Juan 4:9-10 cuando leemos: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. 10En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.”
Sacrificio vivo, ¿de qué sacrificio se nos habla?
Presentarnos ante la presencia de Dios en sacrificio vivo, santo y agradable significa perseverar en Su verdad en todo momento, y esto es algo que en todo caso nos conduce a dejar de satisfacer los placeres infructuosos de la carne. Permítanme detenerme aquí por un breve momento para que entiendan bien lo que les digo.
Cuando los judíos le ofrecían a Dios un sacrificio de expiación, ellos le ofrecían animales sin manchas o defectos. Esto es algo que queda muy bien reflejado en Levítico 6:6, cual forma parte de las leyes acerca de los sacrificios, y nos dice así: “….Y para expiación de su culpa traerá a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu estimación, y lo dará al sacerdote para la expiación.” Pero aunque nosotros no estamos llamados a éste tipo de sacrificio, nosotros si estamos llamados a comportarnos de cierta forma.
Fíjense bien lo que encontramos en Filipenses 2:15 cuando leemos: “…para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo.” El problema que existe es que ésta nueva conducta, en ocasiones, es considerada por muchos como un sacrificio. ¿Por qué?
Muchos no quieren abandonar lo mundano
Porque existen muchos que no quieren abandonar lo mundano. Pero la realidad es que el sacrificio vivo, santo y agradable a Dios del que habla el apóstol aquí es abstenernos de todas esas cosas que quizás causan un placer temporal, o nos de cierto beneficio, pero que nos alejan o separan de la voluntad de Dios.
En éste mundo existen numerosas cosas que nos pueden causar un placer temporal, y que si no estamos parados firmes en la roca, eventualmente nos alejaran de la presencia y voluntad de Dios.
Sería imposible hacer una lista completa de lo que estas cosas pueden ser en nuestra vida, pero les nombrare algunas de las cosas más comunes que en casi toda ocasión nos puede satisfacer temporalmente, pero que eventualmente nos alejaran de la presencia y voluntad de Dios.
Por ejemplo; existen muchos que todavía buscan la paz y el regocijo en cosas como el alcohol y las drogas. Esto es algo de sumo peligro ya que nuestro enemigo tomara ventaja de ello para hacer a un creyente caer, y es por eso que 1 Pedro 5:8 encontramos que se nos dice: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. Dile al que tienes a tu lado: cuidado.
Existen muchos que buscan la felicidad en la fornicación y el adulterio.
Esto es algo de sumo peligro ya que es condenado por Dios, como encontramos en 1 Corintios 6:9-10 cuando leemos: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.”
La avaricia y lujuria
Existen muchos que buscan gratificación en la avaricia y lujuria, tratando de satisfacer sus deseos acumulando riquezas materiales; dejando así de escuchar lo que el Señor nos dice en Mateo 6:19-20 cuando leemos: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.”
¿Qué sería un sacrificio para mí?
Seguramente que muchos ya estén pensando que ninguno de los tres ejemplos que les expuse se aplican a su vida, pero toma ahora un breve momento para reflexionar y pregúntate. ¿Qué sería un sacrificio para mí? Al reflexionar en ésta pregunta quizás encuentres que un sacrificio es NO dejar de asistir a los servicios de la iglesia, aun cuando podamos estar cansados.
Quizás encuentres que un sacrificio es alejarte de esas amistades, y relaciones, que tú bien sabes que no convienen. Quizás encuentres que un sacrificio es controlar la lengua y los impulsos de la carne en esos momentos que se nos ofende.
En otras palabras, no podemos dejarnos dominar por la carne. No podemos dejarnos vencer por el mal, sino vencer por el bien que ahora existe en nosotros. Un sacrificio vivo y santo quiere decir que perseveraremos en conducir una vida en santidad. Un sacrificio vivo y santo quiere decir que perseveraremos en conducir una vida justa, pura, limpia, y moral para Dios.
Un sacrificio vivo y santo
Un sacrificio vivo y santo quiere decir que no contaminaremos nuestro cuerpo y espíritus con el pecado y la corrupción que existe en éste mundo. Un sacrificio vivo y santo significa que seremos testigos de Su grandeza, misericordia y poder donde quiera que nos encontremos.
Un sacrificio vivo y santo significa que no asistiremos a la congregación para cumplir con una obligación, sino que asistiremos a la congregación para ofrecer nuestra devoción. Así que lo primero que tenemos que hacer para evitar quedar sordos a la Palabra de Dios es presentarnos en sacrificio vivo y santo a Dios.
No podemos conformarnos al mundo
Continuando con nuestro estudio leemos: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Esto aquí es de suma importancia, ya que de la manera que el mundo ve las cosas es muy diferente a la manera que Dios quiere que seamos.
Como cristianos, nosotros no podemos conformarnos a las cosas de éste mundo, porque de hacer esto entonces no estamos sirviendo a Dios. Recordemos siempre lo que nos dice la Palabra de Dios en 1 Corintios 10:21 cuando leemos: “No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.” La realidad es que el mundo ha cambiado lo bueno por lo malo; ha cambiado la verdad de Dios por las mentiras del diablo.
La razón por la que esto ha sucedido es porque la Palabra de Dios ha caído en oídos sordos. ¿Por qué ha caído en oídos sordos? Ha caído en oídos sordos porque la gran mayoría de los creyentes asisten a los cultos de la congregación, pero no prestan atención al mensaje.
Así que lo segundo que tenemos que hacer para evitar quedar sordos a la Palabra de Dios es, renovar nuestra manera de pensar (rebeldía, arrogancia, celos, envidia, avaricia, vanagloria, lujuria) y buscar la voluntad de Dios para con nosotros.
Muchos no prestan atención a los mensajes
Continuando con nuestro estudio leemos: “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.” Como les dije hace un breve momento, existen muchos que no prestan atención a los mensajes.
La mayor razón por la que no prestan atención al mensaje es porque permiten que su mente sea invadida por el pensamiento de: “eso no es para mi.” En otras palabras, tienen un concepto más alto de si mismo del que debe tener. Esto conduce a que su mente comience a vagar durante el servicio, y que deje de prestar atención a lo que se está diciendo.
Una línea de un poema de John Donne, poeta inglés del siglo XVI, dice así: “…no preguntes por quien suena la campana, la campana suena para ti.” Ésta pequeña porción del poema ilustra muy bien de la manera que muchos creyentes piensan. Digo esto porque existen muchos que están completamente convencidos que son más santos que el santísimo, lo que les conduce a que asistan a los cultos con oídos sordos.
Escuchar y aceptar la verdad de Dios
La razón por la que esto sucede, es porque existen muy pocas personas, dispuestas a escuchar y aceptar la verdad de Dios. No están dispuestas a escuchar y aceptar la verdad de Dios porque la verdad de Dios en ocasiones no es nada fácil. En ocasiones no es nada fácil porque la realidad de todo es que cuando genuinamente buscamos agradar a Dios, inevitablemente quedaremos mal con el mundo.
Quedaremos mal con el mundo porque una vez que recibimos el regalo de salvación, no podemos continuar la misma manera de vivir. Como creyentes nosotros estamos llamados a apartarnos por completo de todas esas cosas que desagradan a Dios.
Esto es algo que queda bien declarado en Efesios 5:11 cuando leemos: “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.”
El problema está en que no todos logran mantenerse fuerte en esos momentos de tentación. No todos logran mantenerse fuerte en esos momentos cuando una decisión tomada resultara en que la persona quizás deje de ser popular, o bien apreciada. Es por eso que con frecuencia se escuchan esas palabras “por una vez que lo hagas, no pasa nada.” Pero estoy aquí para decirte que una sola vez es todo lo que se necesita.
Jóvenes escúchenme muy bien ya que estoy seguro que oirán esas palabritas con frecuencia. Recuerda que tener sexo pre-marital solo una vez te puede causar una vida llena de dolor y sufrimiento físico, o peor aun, la muerte debido a todas esas enfermedades que existen.
Recuerda que unos traguitos o unas pastillitas que te harán sentir eufórico por un tiempo, le pueden costar la vida a un inocente cuando te sientes detrás del timón de tu auto para conducir, o tu propia vida también.
Recuerda que en el tiempo del fin, los que juraran su alianza al anticristo serán marcados solo una vez, pero que sus almas serán condenadas por eternidad.
Una sola vez puede tener grandes consecuencias que afectaran no solo tu vida, sino que en muchas ocasiones, también afectaran la vida de aquellos que te rodean y te aman. Así que lo tercero que tenemos que hacer para evitar quedar sordos a la Palabra de Dios es, humillarnos ante Su presencia reconociendo que no somos perfectos.
Para concluir.
Nosotros vivimos en una sociedad bien tolerante del mal. Nosotros vivimos en una sociedad donde se ha cambiado la verdad de Dios por la mentira del diablo.
Nosotros vivimos en una sociedad donde lo malvado tiene mejor aceptación que lo santo, y si no estamos parados firmes en la roca de nuestra salvación, puede que caigamos enredados en la trampa del enemigo. Si no estamos parados firmes en la roca de nuestra salvación, puede que nuestros oídos sean ensordecidos a la Palabra de Dios. Pensemos en esto por un breve momento.
Cuando entramos a un lugar sea una fabrica o cosa semejante, donde existen equipos operando, el bullicio puede ser tan grande que no nos permite oír a una persona que este parada a nuestro lado hablándonos. Lo más peligroso de estar en un lugar así es que si el obrero o la persona no toman las precauciones para proteger sus oídos, el bullicio puede causar una sordera temporal, y en los casos peores puede causar una sordera permanente.
Esto mismo es lo que trata de hacer el bullicio de éste mundo con el creyente. El bullicio de éste mundo trata de que quedemos sordos a la Palabra de Dios, y que cambiemos Su verdad por las mentiras del diablo. ¿Qué recomiendo que hagas para evitar que esto suceda en tu vida?
Lo primero que tenemos que hacer para evitar quedar sordos a la Palabra de Dios es presentarnos en sacrificio vivo y santo a Dios. Esto significa que no haremos las cosas por obligación, sino que lo haremos para demostrar nuestra devoción.
Lo segundo que tenemos que hacer para evitar quedar sordos a la Palabra de Dios es, renovar nuestra manera de pensar. Renovar nuestros más profundos e internos pensamientos con la verdad de Dios, y buscar la voluntad de Dios para con nosotros.
Y por último, lo tercero que tenemos que hacer para evitar quedar sordos a la Palabra de Dios es, humillarnos ante Su presencia reconociendo que no somos perfectos.
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