Guiados por Su amor
Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Predica de hoy: Guiados por Su amor
Tabla de Contenido
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: 1 Corintios 13:1-8
Introducción
Cuando nos acercamos a Dios, el primer impulso suele ser buscar el amor inerte. Sabemos que todo en el mundo es tirano y mentiroso, solo en Su presencia logramos algo real.
Dios es amor (1 Juan 4:8), lo escuchamos siempre y en todas partes, sin duda. Pero la idea que tiene la gente del amor no siempre se corresponde con el amor puro y verdadero que nos sugiere. A pesar de esto, en lugar de rendirnos, debemos permanecer y atrevernos a dejarnos guiar por este amor.
En las demás acciones debemos guiarnos constantemente por la razón, pero con Dios debemos estar dispuestos a aceptar algo más profundo y nuestra incomprensión. Este amor es sobrenatural y hasta entonces debemos estar listos para cambiar.
Amar y ser amado por la voluntad de Dios es un proceso guiado por la fe. Si alguien todavía no cree lo suficiente, no podrá descifrar el mensaje de que Jehová dio su vida.
I. Caracterización del amor
1. Amamos porque él nos amó primero (1 Juan 4:19)
El amor no es una invención humana ni un entramado complejo de circunstancias. Amamos porque es el fin de nuestra existencia y su raíz es el Creador. Él ama su creación y nos permite participar de este amor y vivir de él, de lo contrario sería imposible.
Cuando permitimos ser guiados por Su amor, nos acercamos a Su presencia, y Él comienza a darnos un amor que parecía inexistente. Empezamos a comportarnos de forma diferente a los demás y nuestra mirada cambia de forma irreversible. Dios es quien hace esto posible cuando aceptamos ser guiados por Su amor y lo hacemos una prioridad en nuestras vidas.
Es prácticamente imposible intentar amar a alguien sin recibir primero el amor de Dios. Esto no es posible porque su ley rige todo el movimiento existente en la Tierra. Debemos entender que el amor no nos pertenece, es un don divino.
2. El amor es el primer mandamiento (Juan 15:12)
Seguir a Dios no es sólo decir o pretender que lo es. Dios no es superficial. Él exige de nosotros acciones, hábitos y enseñanzas. Nos da orden porque el amor verdadero es ordenado, por eso el mundo está tan lejos de la ignorancia. Este amor requiere esfuerzo, es la parte que más suele gustar a la humanidad, pero sin duda la más importante.
Jesús enseñó que el principal mandamiento del Padre era amar como él nos ama. Significa pasión, hacer el bien, para siempre, independientemente de los intereses intermedios. ¿Es fácil? no es imposible? Ninguno de ellos.
Si tomamos este mandamiento como principio rector de nuestra vida, comprenderemos mejor lo que Dios nos ha pedido a través de Jesús. Por ejemplo, alguien que camina en el mundo podría cuestionar que si alguien se lastima en una mejilla, debemos poner la otra.
¿Cómo amar a tus enemigos? Esta es la voluntad de Dios, y solo en la fe y el amor podemos experimentar lo que no es imposible. (Mateo 5:38-46) Esta es la diferencia entre ser verdaderos hijos de Dios y permanecer en el mundo.
3. El amor es apasionado (Efesios 5:2)
Dios realmente nos enseñó el significado de la pasión al permitir que su hijo fuera sacrificado por nuestra salvación. Esta acción es el eje central en el que debemos pensar si queremos comprender la grandeza de su amor.
Probablemente, si aceptamos vivir según el Evangelio, tendremos que sufrir por ello. Filipenses 1:29-30 nos explica que creer también significa sufrir. La pasión es una disposición a recibirla, y la pasión en Cristo es diferente porque creemos que Dios siempre está de nuestro lado. Para que no suframos en vano.
La parte central de amar apasionadamente es saber que todo el dolor experimentado es por la obra de Dios. Así como Jesús sufrió por la gloria del nombre del Padre, nosotros también debemos estar disponibles y listos. Así es el verdadero amor, como nos enseña Su Palabra.
II. Consecuencias de ser guiados Su amor
1. El amor cambia (Colosenses 3:5-1)
Cuando algo realmente mueve nuestra vida, nos cambia. Por ejemplo, los padres nunca son los mismos después de criar a un hijo durante varios años. Es la experiencia la que marca la diferencia.
Así obra el amor de Dios. Él nos toma y nos hace nuevos. Por lo tanto, cuando amamos y abrazamos Sus enseñanzas, negamos el pecado. Esto es obligatorio, no opcional.
La violencia, el odio, el rencor y el egoísmo no tienen cabida en el amor a Dios. Debemos eliminar todo lo que profane nuestro templo para que podamos continuar llenando nuestro espíritu con el evangelio.
2. Todas las cosas cooperan para bien (Romanos 8:28)
Si la fe nos mueve y aumentamos nuestro amor al Padre, estamos seguros de que todo nos saldrá bien. A pesar de las dificultades, nuestra vida va por buen camino, estamos bajo su protección y nuestros pasos tienen un propósito.
Cuando permitimos ser guiados por Su amor, Su amor dibuja un mapa que nos dice exactamente qué hacer. Conocerlo es aprender que solo en su amor podemos ver su gloria y grandeza.
Por eso la pasión se convierte en alegría, pero no en tortura. Entonces sufrimos felices. Pues nos vestimos de amor para ir a donde el Señor quiera llevarnos.
3. Ya no estamos solos (Mateo 28:19-20)
La Palabra de Dios nos asegura que Su amor es esperanza y alegría infinitas. Tiene ese calor característico y fraternal que recuerda a la infancia, solo que se expande. Él nos sigue de la manera más pura y absoluta.
¿Cuánto durará Su amor? Podemos estar seguros de que nunca se rendirá. La Biblia nos asegura que hasta el fin del mundo, cuyos tiempos son según el orden del Padre.
Aquí se separan los amores y placeres carnales de los dones divinos de Dios. En un mundo regido por la pérdida, él es la única promesa verdadera. Nuestra meta en este mundo debe ser alcanzar su promesa y vivir en esa salvación. estamos listos
Aceptar las instrucciones de tan verdadero amor es aceptar que el dolor es estacional, que el dolor mueve, pero que hay algo real y que dura para siempre.
Para concluir
Jehová se aseguró de no dejar abierto el mensaje que nos transmite a través de su Palabra. En la enseñanza, nos queda claro que no hay propósito sin amor. Sin la expresión de su presencia, seríamos como objetos planos e inertes. Su amor nos da profundidad.
El Padre nos lleva al amor apasionado, que en algunas situaciones es doloroso, porque eso es pasión. Pero nunca en vano. Ser hijo de Dios nunca es una pérdida porque aun cuando hay pruebas, ese amor es lo único que nos puede mantener a flote.
Su amor está sostenido por una fe firme y no puede sino expandirse. El amor de Dios no tiene fin, dura lo que nosotros queramos que dure. Solo tenemos que cuidarlo y vivirlo como lo único necesario en nuestra vida, porque realmente lo es.
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.