(Fe)2 x esperanza = victoria
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Predicas Cristianas
Prédica de Hoy: (Fe)2 x esperanza = victoria
Predicas Cristianas Texto Bíblico: Hebreos 11:6
Introducción
Como todos ustedes saben, a pesar del hecho de que los que nos reunimos en este lugar no somos nada numerosos, nosotros si tenemos un buen alcance a un gran número de personas a través de las páginas en el Internet.
En realidad no les puedo decir con certeza el número exacto de personas que visitan nuestro portal, ya que la gran mayoría (99%) de los usuarios no toman ni el tiempo de firmar el libro de visitas. Pero algo que todos tienen en común es que todos están buscando solucionar diversas situaciones o problemas.
Digo esto porque del número insignificante (menos de un 1%) que toma el tiempo de comunicarse con nosotros, el 100% de ellos lo hacen para pedir ayuda a solucionar un problema o situación. Los problemas son diversos y comunes; estamos hablando de problemas matrimoniales; estamos hablando de problemas financieros; estamos hablando de problemas con los hijos.
Como les dije, una gran variedad de problemas que aparentan ser incontables; y el 100% del menos del 1% que toman el tiempo de comunicarse con nosotros lo hacen para pedir ayuda. El 99% restante de los que visitan nuestro portal simplemente leen, escuchan o ven las predicas, pero ahí se acabo todo.
Con tantas figuras de porcentajes sé que a algunos de ustedes esto les debe estar sonando ya como una ecuación de matemática, y si has pensado así tienes razón.
Hoy vamos a explorar una ecuación matemática que el Señor puso en mi mente, la cual nos ayudara a resolver un sin número de situaciones y dificultades según se presenten. Hoy vamos a resolver: (Fe)2 x Esperanza = Victoria.
Pasemos ahora a la Palabra de Dios para encontrar nuestra ecuación.
Hebreos 11:6 – Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
En esta pequeña porción de las escrituras encontramos la ecuación matemática que nos ayudara a resolver cualquier situación o dificultad que se presente en nuestra vida. ¿Cuántos la pueden ver? Analicemos ahora la ecuación en secciones para que todos puedan entender.
I. La fe nos confiere el poder para lograr
Desdichadamente, cuando se habla de la fe, no todos logran entender el significado tan grande de esta palabra. La razón por la que muchos no logran entender el significado tan grande de esta palabra es porque muchos usualmente le definen de la manera que el mundo la interpreta.
¿Cómo la interpreta el mundo? Según el diccionario de la Real Academia Española, la fe es definida como: “Conjunto de creencias de alguien, de un grupo o de una multitud de personas.” Pero como todos nosotros sabemos, le fe es mucho más de un conjunto de creencias religiosas.
Y es por eso mismo que aquí encontramos que se nos dice que: “…sin fe es imposible agradar a Dios.” Pero si la fe no es estrictamente un conjunto de creencias religiosas de un grupo de personas, entonces: ¿qué es la fe?
La respuesta a esta pregunta es fácilmente encontrada en Hebreos 11:1 cuando leemos: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Así que como podemos ver aquí, la fe es mucho más de un conjunto de creencias. La fe es estar completamente seguros y confiados de esas cosas que no podemos ver. Pero desdichadamente, muchos no logran obtener este tipo de convicción o certeza, y es por eso que la primera parte de nuestra ecuación es: (Fe)2.
Para aquellos como yo que se nos ha olvidado un poco los principios matemáticos, permítanme explicarles lo que significa el “cuadrado” en una expresión. En términos matemáticos “cuadrado” quiere decir multiplicado por el mismo número. Por ejemplo, el (5)2 es igual al 5 x 5, que es igual al 25.
¿Qué les estoy diciendo con esto? Lo que les estoy diciendo con todo esto es que para lograr obtener el resultado final deseado, en otras palabras, la victoria, tenemos que multiplicar nuestra fe en Dios.
Sé que ya muchos deben estar pensando que poseen una fe completamente absoluta en Dios, y que en realidad no necesitan multiplicar su fe, pero si piensas así, te invito a que reflexiones en lo que encontramos en 1 de Corintios 10 cuando el apóstol amonestaba al pueblo de Dios acerca de la idolatría, prestando atención en particular a lo que encontramos en el versículo doce que nos dice así: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.” .
Te invito a que reflexiones en este versículo en particular porque la realidad de todo es que ninguno de nosotros hemos logrado obtener una fe absoluta. Digo esto porque cuando decimos tener una fe absoluta, entones estamos diciendo que nuestra fe está completamente libre de toda imperfección. Pero la realidad de todo es que nuestra fe no está libre de toda imperfección; la realidad de todo es que nuestra fe en ocasiones flaquea.
En ocasiones nosotros cedemos al pecado, y le faltamos a Dios. Decir cualquier otra cosa es simplemente mentirnos a nosotros mismos. Fíjense bien como esto es algo que queda muy bien reflejado en 1 Juan 1:10 cuando leemos: “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.” Y también en 1 Juan 2:4 cuando leemos: “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él.” ¿Qué les estoy diciendo con todo esto?
Lo que les estoy diciendo es que por muy poderosa que pensemos que nuestra fe es, siempre existe espacio para multiplicarla. Esto es algo que queda muy bien reflejado en las palabras de nuestro Señor en Lucas 17:6 cuando leemos: “…Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.” En otras palabras, tenemos que elevar nuestra fe al cuadrado. ¿Por qué tenemos que elevar nuestra fe al cuadrado?
Tenemos que elevar nuestra fe al cuadrado porque la fe multiplicada, es lo que nos confiere el poder para lograr servir a Dios como Él desea que le sirvamos. La fe multiplicada es lo que nos confiere el poder para lograr acercarnos a Dios. La fe multiplicada es lo que nos confiere el poder parar poder rechazar las mentiras del enemigo.
La fe multiplicada es lo que nos confiere el poder para poder obtener la victoria que Dios desea que obtengamos. Fíjense bien como esto es algo que queda bien reflejado en 1 Juan 5:4 cuando leemos: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” Dile a la persona que tienes a tu lado: eleva tu fe al cuadrado. Continuemos ahora a la segunda porción de la ecuación.
II. La esperanza nos inspira a perseverar
Para iniciar debemos primeramente examinar la definición de la palabra “esperanza”. Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra “esperanza” es definida como: “estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos.” El problema que existe es que muchos han perdido la esperanza.
¿Por qué ha sucedido esto? Esto ha sucedido porque nosotros estamos viviendo en un mundo donde Dios está siendo eliminado de la ecuación. Estamos viviendo en un mundo que pretende explicar lo divino a través de la ciencia; estamos viviendo en un mundo que pretende convencer a todos de que Dios no existe.
¿Cuál será el resultado final si el mundo logra su propósito? El resultado final será que todos quedaran sin esperanza alguna. Dile a la persona que tienes a tu lado: un mundo sin Dios, es un mundo sin esperanza. Pero como todos nosotros sabemos, el creyente fiel nunca puede perder su esperanza. Y es por eso que en el versículo que estamos estudiando en el día de hoy leemos: “…porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay...»
La realidad de todo es que perder la esperanza en ocasiones se nos hace fácil.
La razón por la que se nos hace fácil es porque en ocasiones se nos presentan situaciones o dificultades que aparentan insuperables. En ocasiones a nuestro alrededor se levantan fuertes tormentas y recios vientos que nos hacen pensar que todo está perdido.
Fíjense bien como esto es algo que queda muy bien reflejado cuando leemos acerca de cuando Pablo fue enviado a Roma y se presento la gran tempestad en el mar. En Hechos 27:20 encontramos que cuando Pablo estaba relatando lo acontecido dijo: “Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.” Dile a la persona que tienes a tu lado: Pablo perdió la esperanza. Ahora pregunto: ¿si esto le sucedió a Pablo, no nos podrá suceder a nosotros igual? Claro está en que si nos puede suceder.
Como seres humanos al fin, todos nosotros podemos ser influenciados a pensar que nuestros problemas o situaciones son tan difíciles que no tienen solución. Esto es la gran verdad acerca de todo aspecto en nuestra vida; un esposo o esposa pueden ser influenciados a pensar que su pareja no tiene solución; un padre o una madre pueden ser influenciados a pensar que los hijos no tienen remedio; todos podemos ser influenciados a pensar que la obra que hacemos no tiene resultado; en si, todos podemos ser influenciados perder la esperanza.
Pero cuando estas cosas sucedan en nuestra vida, siempre debemos tener en mente lo que encontramos en Romanos 15:13 cuando leemos: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” Como fieles creyentes nosotros no podemos permitir que la esperanza sea arrebatada de nuestra vida.
Fíjense bien que en lo que acabamos de leer se nos dice: “…para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” Fortalecer nuestra esperanza con el poder del Espíritu Santo significa que tenemos una meta a cumplir. Cuando fortalecemos nuestra esperanza con el poder del Espíritu Santo, entonces tenemos propósito.
Cuando fortalecemos nuestra esperanza con el poder del Espíritu Santo, entonces tenemos un lugar hacia donde movernos, tenemos una expectativa de un nuevo comienzo, tenemos una expectativa de un nuevo y brilloso futuro, tenemos una promesa de cual agarrarnos.
Fíjense bien lo que encontramos en Jeremías 31:17 cuando leemos: “Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra.” Dile a la persona que tienes a tu lado: la esperanza nos inspira a perseverar. Continuemos ahora al resultado de la ecuación.
III. La victoria nos conduce a laborar
En el versículo que estamos estudiando en el día de hoy leemos: “…que es galardonador de los que le buscan.” La palabra clave aquí es: “galardonador”. En otras palabras, Dios premia a todo creyente que genuinamente le busca. ¿De qué forma nos premia Dios?
Dios nos premia de numerosas maneras; examinemos ahora solamente cuatro. Primero de todo nos premia con el premio supremo cual es la salvación y vida eterna. Esto es el principio básico de todo creyente y es encontrado en Juan 3:16 cuando leemos: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Segundo; Dios nos premia asegurándonos que nuestra labor y esfuerzo, en otras palabras, nuestra perseverancia en la fe no es en vano. Esto es algo que queda claramente expuesto en 1 Corintios 15:58 cuando leemos: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” Dile a la persona que tienes a tu lado: la victoria nos conduce a laborar.
Tercero; Dios nos premia al entregarnos la potestad para poder echar fuera de nuestra vida todo poder de las tinieblas. Esto es algo que el Señor nos deja saber bien claro en Lucas 10:19 cuando leemos: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.”
Cuarto; Dios nos premia al protegernos para que a nosotros no nos llegue una tentación más grande que la que podamos resistir. Fíjense bien como esto queda bien claro en las palabras del apóstol en 1 Corintios 10:13 cuando leemos: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.”
Pudiéramos continuar haciendo una extensa lista de las victorias que Dios nos entrega, pero creo que ya todos podemos confiadamente decir que Dios, a través de Su Hijo amado, nos ha entregado la victoria sobre toda situación.
Para concluir.
Hoy hemos explorado una ecuación matemática que nos ayuda a resolver un sin número de situaciones y dificultades según se presenten. La ecuación es (Fe)2 x Esperanza = Victoria. Pero, ¿por qué hemos explorado una ecuación matemática? La razón por la que hemos hecho esto es porque la matemática es el único método exacto que existe.
La matemática es el lenguaje universal; no existe área gris en ella. Dos más dos siempre son cuatro; cinco por cinco siempre es veinticinco; no hay otras respuestas; no hay otras soluciones. Las soluciones en la matemática son verdades absolutas, esto quiere decir que es imposible que el resultado de un problema sea falso. Dios es de la misma manera.
Dios es la verdad absoluta; Dios es, fue, y por siempre será el mismo. El Señor deja esto bien claro en Lucas 21:33 cuando leemos: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” Dile a la persona que tienes a tu lado: Dios es la verdad absoluta.
¿Quieres solucionar ese problema que afecta tu vida? ¿Quieres obtener la respuesta a esa inquietud o situación? Entonces cuadra tu fe, multiplícala por esperanza, y pronto obtendrás la victoria. Recuerda la ecuación: (Fe)2 x Esperanza = Victoria.
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.
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