Contaminación en la iglesia de Señor
Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Contaminación en la Iglesia del Señor
Tabla de Contenido
© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)
Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: 1 Corintios 6:9-10
Introducción:
En la predica de hoy deseo hablarles de un tema de gran importancia que está afectando a la Iglesia del Señor: la contaminación. No me estoy refiriendo a la contaminación ambiental, sino a una contaminación espiritual y moral que se está infiltrando en nuestras iglesias y comunidades. Esta contaminación se manifiesta de muchas formas, pero una de las más evidentes y preocupantes es la influencia de la cultura «woke».
Y quizás algunos se pregunten, ¿qué es «woke»? En realidad el término «woke» todavía es bastante nuevo, y no todos están familiarizados con él. Así que para aquellos que quizás no han escuchado acerca de esto les dare una breve definición.
La cultura «woke» (pronunciación fonética: woh-keh; traducido libremente: concientizado), es un término que originó en los Estados Unidos. Se refiere a una conciencia percibida de los problemas relacionados con la justicia social y racial.
Sin embargo, este movimiento ha evolucionado, y se ha expandido para incluir una amplia gama de temas, desde la identidad de género [1] hasta la política . Aunque la cultura «woke» puede parecer atractiva y progresista en la superficie, a menudo promueve ideas y comportamientos que están en completo desacuerdo con las enseñanzas bíblicas.
La realidad es que estamos viviendo en tiempos en los que la santidad parece haber perdido su valor. En muchos lugares, ya no se escucha la exhortación a vivir en santidad. Cuando se hace esto, el predicador a menudo es etiquetado como extremista. Para muchos, comportamientos como el adulterio, la fornicación, la borrachera, el lesbianismo, el homosexualismo, la estafa y la mentira se han normalizado [2]. Sin embargo, la palabra de Dios es la misma ayer, hoy y siempre. No ha cambiado y nunca cambiará [3].
Así que hoy, vamos a explorar el costo de vivir un evangelio puro, la moda de hoy en día en el ministerio, que a menudo se ve influenciada por la cultura «woke», y que definitivamente puede desviarnos de la verdad del evangelio. Y finalmente, exploraremos cómo podemos estar sin contaminación, resistiendo las presiones de la cultura «woke» y manteniéndonos firmes en nuestra fe y convicciones bíblicas.
Este no es un tema fácil de tratar, pero es necesario para nosotros. La salud espiritual y moral de nuestras iglesias y de nuestros creyentes está en juego. Nuestra responsabilidad como seguidores de Cristo es resistir la contaminación del mundo y vivir una vida que honre a Dios y refleje su verdad.
I. El costo de vivir un evangelio puro (Hechos 21:13)
Vivir un evangelio puro, sin duda, tiene un costo. En Hechos 21:13, Pablo declara: «Estoy dispuesto no sólo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.» Esta declaración de Pablo no es un simple acto de valentía, es un testimonio de su inquebrantable compromiso con el evangelio, un compromiso que estaba dispuesto a defender hasta la muerte.

Pablo estaba dispuesto a enfrentar la persecución y la muerte por el evangelio. No se trataba de un deseo de martirio, sino de un amor profundo y abnegado por Cristo y su mensaje de salvación. Pablo entendía que el evangelio era una verdad que valía la pena defender, incluso si eso significaba poner en riesgo su propia vida.
De manera similar, vivir un evangelio puro puede llevarnos a ser odiados por decir la verdad. En un mundo que a menudo valora la comodidad y la conveniencia por encima de la verdad, decir la verdad puede ser un acto de rebelión. Puede llevarnos a enfrentar la oposición, el rechazo e incluso el odio. Pero, como Pablo, debemos estar dispuestos a soportar estas dificultades por el bien del evangelio.
Vivir un evangelio puro también puede llevarnos a hacernos enemigos por defender la santidad. En una sociedad que a menudo se burla de la santidad y la moralidad, defender estos valores puede ser visto como algo anticuado o incluso extremista. Pero debemos recordar que nuestra lealtad no es a las normas cambiantes de la sociedad, sino a Dios y a su Palabra inmutable.
Vivir un evangelio puro puede llevar a ser etiquetados como extremistas y religiosos. En un mundo que a menudo busca el camino medio, vivir de acuerdo con las enseñanzas de la Biblia puede ser visto como extremo. Pero como seguidores de Cristo, estamos llamados a ser sal y luz en el mundo [4], a vivir vidas que reflejen la verdad y el amor de Dios, incluso si eso nos hace parecer «extremistas» a los ojos del mundo.
a. A ser odiado por decir la verdad
Vivir un evangelio puro a menudo implica decir la verdad, incluso cuando es incómoda o impopular. Jesús mismo dijo en Juan 15:18: «Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.» Cuando decimos la verdad, especialmente la verdad del evangelio, a menudo nos encontramos con resistencia y rechazo. Pero debemos recordar que nuestro llamado no es a ser populares, sino a ser fieles.
b. Echarte enemigos por defender la santidad
Defender la santidad también puede llevarnos a hacernos enemigos. En un mundo que a menudo valora la tolerancia por encima de la verdad, defender la santidad puede ser visto como intolerante o anticuado. Pero como dice la Biblia en 1 Pedro 1:16: «Sed santos, porque yo soy santo.» Nuestro llamado es a vivir vidas santas, incluso si eso significa enfrentar la oposición.
c. Que te tomen por extremista y religioso
Finalmente, vivir un evangelio puro puede llevar a que nos etiqueten como extremistas religiosos. Esto es porque vivimos en un mundo que a menudo busca el camino medio, algo que no existe [5], y vivir de acuerdo con las enseñanzas de la Biblia puede ser visto como extremo. Pero como dice la Biblia en Apocalipsis 3:16: «Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.» Dios nos llama a ser fervientes en nuestra fe, no tibios.
Ahora reflexionemos por un momento
¿Cómo podemos aplicar todo esto en nuestras vidas? Primero, debemos estar dispuestos a declarar la verdad, incluso cuando no sea popular [6]. Segundo, debemos defender la santidad, incluso si eso significa enfrentar la oposición. Y finalmente, debemos ser fervientes en nuestra fe, incluso si el mundo nos ve como extremistas o religiosos.
En resumen, vivir un evangelio puro tiene un costo. Pero es un costo que, como Pablo, debemos estar dispuestos a pagar. Porque sabemos que el valor del evangelio, la verdad de Dios, es infinitamente mayor que cualquier costo que podamos enfrentar.
II. ¿Cuál es la moda de hoy en día en el Ministerio? (Juan 3:20)
En la actualidad, estamos presenciando una tendencia preocupante en el ministerio. Parece que muchos están adoptando las costumbres y actitudes del mundo, en lugar de vivir de acuerdo con las enseñanzas de la Biblia. Este fenómeno no es nuevo, pero su prevalencia en la iglesia contemporánea es alarmante.

El Señor en Juan 3:20 nos dice: «Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.»
Este versículo nos recuerda que aquellos que se desvían del camino de Dios a menudo evitan la luz de la verdad porque revela sus acciones pecaminosas. En lugar de vivir en la luz de la verdad de Dios, muchos están eligiendo vivir en la oscuridad, donde sus acciones no pueden ser reprendidas.
Esto puede manifestarse de varias maneras. Algunos pueden adoptar una mentalidad de «todo vale» que justifica el pecado en nombre de la tolerancia o la libertad personal. Otros pueden adoptar prácticas mundanas o enseñanzas que contradicen la palabra de Dios.
Esta tendencia es especialmente preocupante porque contradice el llamado de Dios a la santidad y la rectitud. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a ser diferentes del mundo, a vivir de acuerdo con los estándares de Dios en lugar de los estándares del mundo. Estamos llamados a vivir en la luz de la verdad de Dios, no en la oscuridad del pecado y la desobediencia.
Por lo tanto, es crucial que resistamos esta tendencia a conformarnos al mundo y que nos esforcemos por vivir de acuerdo con las enseñanzas de la Biblia [7]. Debemos buscar la luz de la verdad de Dios y permitir que ilumine nuestras vidas y nuestros ministerios. Y debemos estar dispuestos a enfrentar la reprobación y la corrección cuando nos desviemos del camino de Dios, sabiendo que la disciplina de Dios es una expresión de Su amor y Su deseo de que vivamos vidas que le honren y glorifiquen.
a. Ser cristiano con la moda del mundo
Hoy en día, muchos cristianos parecen estar más interesados en seguir la moda del mundo que en seguir a Cristo. Pero la Biblia nos advierte en Romanos 12:2: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.«
b. Ser predicador y ser mujeriego y borracho
Algunos predicadores parecen estar viviendo una doble vida. Predican la palabra de Dios desde el púlpito, pero viven de manera contraria a esa Palabra en su vida personal.
Pero la Biblia nos advierte en 1 Corintios 6:9-10: «¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.»
c. Ser Diáconos y estar en contra del pastor
Algunos diáconos parecen estar más interesados en oponerse al pastor que en servir a la iglesia. Pero la Biblia nos llama a la unidad y al respeto mutuo en la iglesia.
Como dice la Biblia en Efesios 4:11-12: «Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.«
Ahora reflexionemos por un momento
¿Cómo podemos aplicar todo esto en nuestras vidas? Primero, debemos resistir la tentación de conformarnos a la moda del mundo y en cambio buscar transformarnos a través de la renovación de nuestro entendimiento. Segundo, debemos vivir vidas que sean coherentes con lo que predicamos. Y finalmente, debemos buscar la unidad y el respeto mutuo en la iglesia, en lugar de la oposición y la discordia.
III: ¿Cómo podemos estar sin contaminación?
La pregunta que surge es: ¿Cómo podemos estar sin contaminación en medio de un mundo que parece estar cada vez más alejado de Dios? La respuesta se encuentra en la palabra de Dios. En ella, encontramos tres principios clave que nos ayudarán a vivir vidas que honren a Dios y estén libres de contaminación.

a. Guardando su palabra (2 Corintios 7:1)
El primer principio es guardar la palabra de Dios. 2 Corintios 7:1 nos dice: «Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.«
Guardar la palabra de Dios significa vivir de acuerdo con Sus enseñanzas y mandamientos. Significa permitir que la palabra de Dios guíe nuestras acciones y decisiones.
b. Viviendo en santidad (1 Pedro 1:16)
El segundo principio es vivir en santidad. 1 Pedro 1:16 nos dice: «Sed santos, porque yo soy santo.» Vivir en santidad significa vivir de una manera que refleje el carácter de Dios. Significa vivir de una manera que honre a Dios y sea un testimonio de su amor y gracia.
c. Resistiendo al Diablo (Santiago 4:7)
El tercer principio es resistir al diablo. Santiago 4:7 nos dice: «Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.» Resistir al diablo significa resistir las tentaciones y las presiones del mundo. Significa elegir seguir a Dios, incluso cuando el mundo nos tira en una dirección diferente.
Ahora reflexionemos por un momento
¿Cómo podemos aplicar esto en nuestras vidas? Primero, tenemos que guardar la palabra de Dios, permitiendo que guíe nuestras acciones y decisiones. Segundo, tenemos que vivir en santidad, reflejando el carácter de Dios en todo lo que hacemos. Y finalmente, tenemos que resistir al diablo, eligiendo seguir a Dios a pesar de las presiones del mundo.
Hermanos, estos tres principios: guardar la palabra de Dios, vivir en santidad y resistir al diablo son fundamentales para vivir una vida libre de contaminación. No siempre será fácil; de hecho, a menudo será difícil. Pero si nos mantenemos firmes en nuestra fe y nos aferramos a la verdad de la palabra de Dios, podemos estar seguros de que Dios nos guiará y nos ayudará a vivir vidas que le honren y estén libres de contaminación.
Para concluir
En esta predica de hoy hemos explorado juntos la contaminación en la Iglesia, y cómo podemos vivir vidas que honren a Dios y estén libres de contaminación. Hemos aprendido que podemos hacerlo guardando la palabra de Dios, viviendo en santidad y resistiendo al diablo.
Estos no son pasos fáciles de seguir. Requieren compromiso, disciplina y, a veces, sacrificio. Pero la recompensa es grande. Como dice la Biblia en Mateo 5:8: «Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.«
Así que te animo hoy a que te comprometas a vivir una vida que honre a Dios y esté libre de contaminación. Recuerda siempre que tienes el poder de resistir las presiones del mundo [8], el amor para cuidar de los demás y buscar su bien, y el dominio propio para controlar tus acciones y reacciones [9].
Recuerda siempre que no estás solo en tu lucha [10]. Dios está contigo, y con Su ayuda, puedes resistir las presiones del mundo y mantener firme tu fe.
[1] Génesis 1:27
[2] Isaías 5:20; 2 Timoteo 3:1-5
[3] Mateo 24:35
[4] Mateo 5:13-16
[5] Lucas 11:23
[6] 2 Timoteo 4:1-2
[7] 1 Pedro 1:14
[8] 1 Corintios 10:13
[9] 2 Timoteo 1:7
[10] Mateo 28:20
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