En Jehová Dios de Israel puso su esperanza

En Jehová Dios de Israel puso su esperanza

Prédica de Hoy: En Jehová Dios de Israel puso su esperanza

© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: 2 Reyes 18:1-6

Introducción

Una de las muchas cosas que le sucede a un gran número de creyentes es que pierden su esperanza en Dios. Esto es algo que sucede porque a través de nuestra vida suceden o surgen situaciones que en ocasiones nos hacen sentir derrotados.

En ocasiones podemos sentirnos como que Dios nos ha abandonado, esto en casi toda ocasión causa que las personas comiencen a buscar la solución o las respuestas a sus problemas e inquietudes en lugares indebidos.

En otras palabras, al sentirnos como que Dios nos ha abandonado buscamos, y en muchas ocasiones depositamos nuestra esperanza en prácticas y rituales que solo sirven para establecer o edificar una barrera entre nosotros y Dios.

Es por esa razón que en el día de hoy deseo que examinemos unos acontecimientos históricos que nos revelaran lo que tenemos que hacer para evitar que esto suceda en nuestra vida,   ya que la realidad del caso es que Dios no abandona al creyente, sino que el creyente es quien abandona a Dios. Pasemos ahora a la Palabra de Dios.

Comenzó a reinar Ezequías

Para obtener un entendimiento de lo que estaba sucediendo en este punto de la historia, y conocer un poco mejor a este hombre llamado Ezequías, nos será necesario hacer un breve repaso de historia. Lo primero que debemos saber es que el rey Ezequías fue uno de los reyes más buenos en la historia del reino de Judá. Como podemos apreciar en los versículos que estamos explorando hoy, él asumió el trono después de la muerte de  su padre Acaz.

Esto significa que Ezequías asumió el trono de Judá en los momentos más difíciles que afrontaba esa nación, ya que Acaz había sido un hombre que se había apartado completamente de Dios, y había instituido y seguido las prácticas de las naciones paganas que rodeaban a Judá y había profanado el Templo.

No solamente esto sino que Acaz también cerró el templo para evitar que las personas asistieran para adorar a Dios. Él tomo los elementos y utensilios que estaban dentro del templo y los rompió, e hizo construir altares y santuarios a dioses paganos por todo el país para que la gente pudiera hacer sacrificios.

Todo esto es algo que queda muy bien resumido en 2 Crónicas 28:24-25 cuando leemos: “…Además de eso recogió Acaz los utensilios de la casa de Dios, y los quebró, y cerró las puertas de la casa de Jehová, y se hizo altares en Jerusalén en todos los rincones. 25 Hizo también lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a los dioses ajenos, provocando así a ira a Jehová el Dios de sus padres…”

El resultado de la rebeldía de Acaz produjo que su reino sufriere una serie de tragedias, incluyendo grandes derrotas en guerras, y el exilio de miles y miles de su pueblo a otras tierras. Sin embargo, aun después de estos desastres, el rey Acaz se negó a buscar del Señor. Manteniendo estos breves detalles en mente continuemos ahora con nuestro estudio de hoy.

Lo primero que encontramos aquí es que se nos dice: “En el tercer año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías hijo de Acaz rey de Judá. 2 cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó en Jerusalén veintinueve años. El nombre de su madre fue Abi hija de Zacarías…

Si leemos estos versículos iniciales por arribita sin tomar el tiempo de meditar en ellos, lo único que nos viene a la mente es que es una simple descripción de la descendencia del rey Ezequías, pero en realidad aquí encontramos un mensaje bien fuerte para los jóvenes de hoy.

Digo esto porque quiero que notemos que cuando Ezequías asumió el reino él solo tenía veinticinco años de edad, en otras palabras era un hombre joven sin mucha experiencia de la vida. Además de esto, él había sido criado expuesto a los malos ejemplos de su padre. Ezequías había presenciado como su padre había destrozado la nación.

Como les dije, aquí encontramos una buena enseñanza para los jóvenes; digo esto porque la realidad de todo es que la juventud de hoy ha crecido rodeada de malos ejemplos. Con esto no estoy diciendo que todos los jóvenes de hoy han recibido malos ejemplos de sus padres; yo estoy completamente convencido que en la familia cristiana esto no es algo que sucede con frecuencia; pero la realidad de todo es que en el hogar no es donde único se observan los malos ejemplos. La realidad de todo es que nuestra juventud está siendo  influenciada y en ocasiones seducida por la corriente de maldad que brama en el mundo.

Es por eso mismo que no es fuera de lo común ver como muy pocos jóvenes están dispuestos a hacer un compromiso con Dios, y elijen seguir las costumbres y las modas que surgen a su alrededor. La triste realidad es que la mayoría de los jóvenes de hoy están más interesados en seguir la onda que seguir a Cristo.

Muy pocos jóvenes están dispuestos a hacer un compromiso con Dios porque han sido influenciados por los poderes de las tinieblas a pensar, que serle fiel a Dios y seguir Sus mandamientos es algo completamente aburrido y fuera de moda.

Pero para ti joven que quizás piensas de esta manera, escucha bien lo que te dice la Palabra de Dios en Eclesiastés 11:9 cuando leemos: “…Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios…” Y también en Eclesiastés 12:1 cuando leemos: “…Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento…” ¿Cómo puede nuestra juventud enderezar sus caminos?

La realidad del caso es que solo existe una manera, y esta manera es fácilmente encontrada en Salmos 119:9 cuando leemos: “…¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra…” Pero desafortunadamente existen muy pocos líderes de Dios dispuestos a decir estas palabras; existen muy pocos líderes dispuestos a llamar las cosas por lo que son.

Muy pocos están dispuestos a llamar las cosas por lo que son por temor a que los jóvenes dejen de asistir a la iglesia. Sin embargo, guardar la Palabra de Dios fue exactamente lo que hizo Ezequías enseguida que asumió el poder. Dile a la persona que tienes a tu lado: Ezequías guardo la Palabra de Dios.

Continuando con nuestro estudio leemos: “…Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre. 4 El quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán…”

Con esto aquí encontramos lo que todos tenemos que hacer para eliminar de nuestra vida ese obstáculo que quizás este atravesado entre nosotros y Dios, y lo que tenemos que hacer para evitar que los obstáculos que se presentan en nuestra vida sean fortalecidos por los poderes del maligno hasta separarnos por completo de Dios como en el caso de Acaz. ¿Qué tenemos que hacer?

Tenemos que hacer lo recto ante los ojos de Jehová.

Fíjense bien como fue la cosa; cuando Ezequías asumió el trono de Judá, él tenía una enorme tarea por delante. Como les dije al inicio, su padre le había dejado una nación destrozada. La idolatría era rampante, el templo estaba cerrado y miles de personas habían muerto o estaban en el exilio. El trabajo de Ezequías era obvio, él tenía que reconstruir una nación. ¿Cómo lograría él hacer esto?

De la única manera que Ezequías lograría esta tarea era buscando agradar a Dios; es por eso que  él inicio la tarea de reconstruir su reino primeramente consagrando y abriendo las puertas del Templo. Esto es algo que queda bien claro en 2 Crónicas 29:3-5 cuando leemos: “…En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, y las reparó. 4 E hizo venir a los sacerdotes y levitas, y los reunió en la plaza oriental.  5 Y les dijo: !!Oídme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehová el Dios de vuestros padres, y sacad del santuario la inmundicia…” Dile a la persona que tienes a tu lado: primero Dios.

Después mandó a destruir todos los santuarios paganos, los pilares sagrados y los símbolos Asera de toda parte de la nación. En otras palabras, Ezequías se dio cuenta de que aparte de cualquier problema físico y/o económico que enfrentaba el país, estos no eran lo principal. Él sabía que los problemas principales en su reino eran los problemas espirituales.

Estoy seguro que algunos de ustedes ya deben estar pensando, yo no soy idolatra así que: ¿Qué tiene que ver todo esto con nosotros? Pero si piensas así, si piensas que nada de esto tiene que ver algo contigo, te voy a invitar a que pienses otra vez.

Te voy a invitar a que pienses otra vez porque la idolatría abarca un amplio territorio. Yo estoy completamente seguro de que ninguno de nosotros aquí servirá a un ídolo. Yo estoy seguro de que ninguno de nosotros aquí jamás se postrara ante una estatua para adorarle, pero de algo que también estoy seguro es que la idolatría abarca mucho más territorio que eso.

Fíjense bien como esto es algo que queda claramente expuesto en Colosenses 3:5 cuando leemos: “…Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría…” ¿Por qué es importante saber esto?

La razón por la que estas palabras del apóstol Pablo son tan importantes es porque un genuino creyente no es atraído por dioses de piedra o yeso, pero si es atraído y desdichadamente en numerosas ocasiones seducido por ídolos materiales, religiosos, emocionales e intelectuales.

Quizás algunos piensen que estos no son ídolos, pero si piensas así te equivocas. Estas cosas si son ídolos, y desdichadamente muchos son los que les sirven. Examinemos este tema más de cerca para aclarar cualquier duda que exista. Para aclarar cualquier duda, lo primero que debemos preguntarnos es: ¿qué es un ídolo?

Cuando buscamos esta palabra en el diccionario encontramos que la palabra ídolo es definida como: “figura de un dios al que se adora; persona o cosa excesivamente amada o admirada.” En esta definición podemos ver claramente que un ídolo abarca la estatua de cemento o yeso, pero también podemos ver que abarca una innumerable cantidad de cosas. Examinemos ahora brevemente tres de los ídolos que muchos sirven sin darse cuenta.

El ídolo materialista.

El materialismo es un problema que prevalece en un país como el nuestro, porque en lugar de poner nuestra confianza en el Señor, confiamos en nuestra cuenta bancaria o en nuestros ahorros, en nuestra educación, y en nuestras posesiones. Esto nos conduce a pasar la vida entera persiguiendo lo material, y nos parece que nunca tenemos lo suficiente.

El ídolo del apetito.

Reflexionemos en esto por un breve momento, y preguntémonos: ¿cuántas veces hemos comprado algo que en realidad no necesitamos? Es decir ¿cuántos compramos cosas porque están de moda o son populares?

Ahora bien, no existe nada malo en querer lo más nuevo, no existe nada malo en querer superarse, pero si cuando adquirimos estas cosas nos sobrepasamos de nuestro presupuesto, y quedamos grandemente endeudados, entonces hemos comenzado a servir a nuestro apetito.

El ídolo de la ambición.

La realidad es que muchos permiten que sus carreras y ambiciones se conviertan en un ídolo. Sepamos que si nuestro deseo supremo es tener éxito en nuestra carrera y satisfacer nuestras ambiciones, entonces somos culpables de idolatría.

Es por esa razón que existen tantas personas que se preocupan muy poco, o nada, por la obra del Señor y dedican la mayor parte de sus esfuerzos buscando la prosperidad económica, y la satisfacción de sus ambiciones y de esto también encontramos un buen consejo de Pablo en Colosenses 3:2 cuando leemos: “…Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra…”  Dile a la persona que tienes a tu lado: concentrare en Dios.

En Jehová Dios de Israel puso su esperanza

¿Cómo pudo Ezequías reconstruir la nación, y como podemos nosotros evitar caer en un ánimo de derrota ante las situaciones que se presentan en nuestra vida? La respuesta a esta pregunta la encontramos aquí cuando leemos: “…En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá. 6Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés…” Las palabras claves aquí son: “…En Jehová Dios de Israel puso su esperanza…”

Quiero que ahora nos fijemos en esta pequeña palabrita aquí: “esperanza.” Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra “esperanza” es definida como: “estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos.” ¿Por qué he deseado que nos fijemos en esta pequeña palabrita?

La razón es porque como les dije al inicio, un gran número de personas han perdido la esperanza en Dios. Esto es algo que ha sucedido y continuara sucediendo porque nosotros estamos viviendo en un mundo lleno de maldad.

Estamos viviendo en un mundo donde Dios está siendo eliminado de la mente de las personas. Estamos viviendo en un mundo que pretende explicar lo divino a través de la ciencia; en otras palabras estamos viviendo en un mundo que pretende convencer a todos de que Dios no existe. Y desdichadamente con cada día que pasa este fuerte ataque del enemigo va abarcando más y más territorio.

Lamentablemente con cada día que pasa los poderes de las tinieblas tientan y seducen a un gran número de personas a abandonar lo que conocen que es la verdad, (igual que en el caso del padre de Ezequías, quien abandono la Palabra de Dios para seguir las religiones y tradiciones de las naciones que le rodeaban), para seguir a hombres engañosos que prometen cosas que nunca se cumplirán, y que solo proveen una falsa esperanza.

Y es por eso mismo que en 2 Timoteo 3:13-15 encontramos que se nos dice: “…mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. 14Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.”  Dile a la persona que tienes a tu lado, deposita tu esperanza en Dios.

Para concluir

¿Qué aprendemos nosotros del rey Ezequías? De Ezequías aprendemos que lo primero que tenemos que hacer es restaurar y/o establecer nuestra relación con Dios.

Ezequías entendido que para que su país prosperase nuevamente lo primero que él tenía que hacer era restaurar el culto a Dios, y él cumplió esto  mandando a consagrar y abrir nuevamente las puertas del Templo; segundo arraso con todo lo que inspiraba idolatría.

Este mismo ejemplo es lo que nosotros tenemos que seguir. Digo esto porque la realidad de todo es que esta gran nación está atravesando por unos problemas económicos bien serio. El desempleo crece a diario, los trabajos son escasos de encontrar, el crimen continua creciendo, y muy pocos están dispuestos a ayudar a los necesitados porque la avaricia les controla.

Con cada día que pasa los altos funcionarios y gobernantes hacen promesas y tratan de instilar esperanza en el pueblo, pero la realidad de todo es que en la mayoría de los casos, no son más que falsas promesas que nunca se cumplirán.

En nuestro mundo moderno existen muy pocas personas,  incluyendo a los dirigentes o gobernantes, que atribuyen los problemas que enfrentan a problemas espirituales que necesitan soluciones espirituales, pero no obstante esto sí lo son.

Las personas suelen a atribuir lo que les está pasando a cuestiones físicas o económicas, pero la realidad de todo es que estos son los resultados pero no la causa de los problemas. Es por eso que en Proverbios 14:34 encontramos que se nos dice: “…La justicia engrandece a la nación; Mas el pecado es afrenta de las naciones…”

¿Quieres prosperar? ¿Deseas que se solucionen tus problemas y recibir la paz y fortaleza que solo Dios te puede dar? Entonces comienza consagrando y abriendo las puertas de tu corazón.  Da ese primer paso y reconoce que lo problemas que enfrentas son más que materiales o físicos, sino que son problemas espirituales.

Limpia hoy tu templo, consagra hoy tu vida a Dios, y pronto recibirás lo mejor para tu vida. Las escrituras nos dicen que el rey Ezequías: “…En Jehová Dios de Israel puso su esperanza….” Y esto mismo es lo que nosotros tenemos que hacer.

No podemos permitir que las circunstancias o situaciones nos desalienten, no podemos permitir que las fuerzas del enemigo nos hagan dudar de nuestro Dios, sino tenemos que confiar en Él en todo momento.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

El Nuevo Pacto … Predicas Cristianas

Publicaciones Similares