¿Has dejado tu primer amor?

¿Has dejado tu primer amor?

Predicas Cristianas Predica de Hoy: ¿Has dejado tu primer amor?

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica de Hoy: Apocalipsis 2:1-5

Introducción

Si se recordaran, hace unas semanas atrás les predique acerca del estado de complacencia en que la iglesia de hoy ha caído, y para demostrarles el gran peligro que existe en esto, estudiamos la carta del Señor a la iglesia en Laodicea.

Durante esa predicación les dije que todo cristiano fiel debe, y tiene que examinar su relación con Dios continuamente, para asegurarnos de que no hayamos sido apartados de la presencia de Dios sin darnos cuenta. Pero ahora debemos preguntarnos, ¿podemos ser apartados de Dios sin darnos cuenta? La respuesta a esta pregunta es si.

La realidad es que hay cosas que suceden en nuestra vida, que en ocasiones nos conducen a experimentar un tipo de sequía. Toda persona es un mundo, así que estas cosas pueden ser asuntos de salud, asuntos financieros, problemas en el trabajo, el matrimonio, el hogar, etc. etc.

Estas situaciones o cosas que se presentan en nuestra vida cotidiana, en ocasiones aparentan insuperables, pero en realidad no son más que situaciones pasajeras, que con la ayuda de Dios podemos solucionar. Pero la sequía más peligrosa, o grave, que existe para los cristianos es la sequía espiritual.

El primer amor y la sequía espiritual

La razón por la que digo que la sequía espiritual es la condición más grave que puede existir para los cristianos, es porque este tipo de sequía no nos permite ver las soluciones, sino que nos conduce a lugares áridos, y desolados; desiertos de dolor y sufrimiento.

Pero ahora debemos preguntarnos, ¿por qué es que tantos cristianos experimentan este tipo de sequía? La razón principal por la que tantos cristianos experimentan esa sequía espiritual, es debido a que han perdido su primer amor. Es decir, existen muchos que han perdido esa devoción, y ardor que una vez sintieron por la obra de Dios.

Ahora debemos preguntarnos, ¿qué tenemos que hacer para evitar que esta sequía llegue a nuestra vida, y/o eliminarla si es que existe? Este será el tema que estaremos enfocando hoy, y para hacer esto usaremos la carta del Señor a la iglesia en Efeso.

Pasemos ahora a la palabra de Dios.

Apocalipsis 2:1-5Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: 2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; 3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. 4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.

Tu primer amor

Antes de proceder debemos saber que existe un profundo debate entre los escolares y eruditos de la palabra, en cuanto al autor del libro de Apocalipsis; pero la mayoría concurren en que el autor fue el apóstol Juan.

A pesar de que la fecha exacta de cuando el apóstol escribió este libro no puede ser establecida, el lugar donde fue escrito si queda claramente declarado en las escrituras. Este libro fue escrito en Patmos que es una isla volcánica y árida en el Mar Egeo, la cual fue usada por los romanos como una colonia penal [1]. ¿Por qué les mencione estos detalles?

Existen dos razones por la que les mencione estos breves detalles. Número uno, estos detalles confirman que el libro de Apocalipsis fue escrito por el apóstol Juan; en otras palabras nos manifiestan la autoridad y veracidad del contenido, ya que el apóstol vivió durante el ministerio de Jesucristo, y fue testigo de Sus obras.

Número dos, estos detalles nos ilustras claramente que aun en la vida de los cristianos más fieles, siempre se pueden presentar situaciones o circunstancias que tratan de causar una sequía espiritual. Después de todo, Juan había sido desterrado a esta isla desolada y árida debido a su fe, y estoy seguro que esa situación tuvo que haber causado algún tipo de sufrimiento y dolor en la vida de este siervo.

Una buena indicación del sufrimiento y/o dolor que esto causo en su vida, queda muy bien reflejado en la introducción del libro de Apocalipsis cuando él dijo: “…copartícipe vuestro en la tribulación…” (Sinónimos: amargura, aflicción, angustia, tristeza, congoja, pena, sufrimiento, tormento).

Dios recompensa la fidelidad

Pero no obstante la situación en la que se encontraba, el apóstol se mantuvo fiel a Dios, y Dios se manifestó en su vida grandemente. ¿Por qué? Porque Dios recompensa la fidelidad [2]. Dile a la persona que tienes a tu lado: Dios recompensa la fidelidad.

No obstante las cosas que puedan suceder a nuestro alrededor, o las situaciones que se puedan presentar, cuando nos mantenemos fiel a Dios, Él esta atento a nuestras necesidades y oraciones [3]. Así que con estos detalles en mente, continuemos ahora con la predicación de hoy.

Aquí vemos que el Señor dice: “…Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; 3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado…”

La realidad es que existe un gran número de personas, que han sido conducidos a pensar que Dios ha abandonado al mundo. Existe un gran número de personas que han sido conducidos a pensar que si Dios verdaderamente ama a su creación, entonces no permitiría que sucedieran muchas de las cosas que suceden, y el mundo no se encontraría en la condición tan mala que se encuentra.

Pero esto no son más nada que mentiras del enemigo, ya que a través de la historia siempre podemos ver que Dios nunca ha abandonado al hombre, sino que en todo caso el hombre es quien ha escogido abandonar a Dios. A través del la historia vemos que una y otra vez, el hombre ha escogido seguir filosofías y doctrinas del hombre porque son populares o convenientes, en vez de seguir la verdad de Dios. Y esto es exactamente lo que ha conducido a que el mundo este en las condiciones que esta.

Ahora bien, aquí vemos que el Señor reconoció el hecho de que ellos estaban laborando fuertemente para la obra de Dios, que ellos seguían la sana doctrina, y perseveraban en la fe; pero, también podemos ver que Él les dijo que todo esto no era suficiente. ¿Por qué no era suficiente? La razón por la que Él les dijo que esa ardua labor no era suficiente, es porque aparentemente ellos no estaban actuando por amor. ¿Por qué digo esto?

“…Yo conozco tus obras…”

Fíjense bien en lo que el Señor dijo para que entiendan bien la razón por la que lo digo. Aquí vemos que el Señor dice: “…Yo conozco tus obras…” Esta breve declaración nos deja saber dos cosas claramente. Número uno, nos deja saber que no obstante la situación o circunstancia, Él está atento a lo que nos sucede. Número dos, sirve para confirmar que Dios es omnipresente, omnisciente, y omnipotente. Despierta al que tienes a tu lado y dile: Dios siempre esta presente en tu vida. Y debido a que hemos recibido esta convicción, es que siempre debemos agradar a Dios laborando en su obra, pero no por obligación sino por amor.

Como he predicado en otras ocasiones, siempre existirán cosas que trataran de distraer nuestra atención de la verdad de Dios. A lo largo de nuestra vida siempre se presentaran circunstancias o situaciones, que trataran de desanimarnos, y conducirnos a pensar que nuestro esfuerzo es en vano.

Y es exactamente por esta razón que en 1 Corintios 15:58 encontramos que Pablo le dice a la iglesia: “…Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano…” Estas palabras nos hablan a nosotros con el mismo metal, que le hablo a la iglesia en Corintios.

Estas palabras nos dan la seguridad de que Dios conoce nuestras intenciones, y nos animan a ser constantes en la fe. Estas palabras fortalecen nuestro espíritu para que no podamos ser desviados de la verdad de Dios. Dile a la persona que tienes a tu lado: “…vuestro trabajo en el Señor no es en vano…”

Pero a pesar de que tenemos convicción de esto, aun existen muchos cristianos que continúan permitiendo, que las situaciones o circunstancias que se presentan, detengan sus obras. ¿Por qué sucede esto? Para descubrir la respuesta a esta pregunta examinemos ahora los versículos que siguen.

“…Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor…”

Y para que el punto que deseo hacer quede bien claro, les leeré como la traducción de la Biblia Dios Habla Hoy traduce este versículo: “…Pero tengo una cosa contra ti: que ya no tienes el mismo amor que al principio…”

Hermanos, la razón principal por la que tantos cristianos han permitido que la obra del Señor sea detenida en sus vidas es porque ya no sienten el mismo amor que sentían al principio. Es decir, ese amor que sentíamos cuando primero llegamos a la iglesia, ese amor que ardía con amor y pasión.

Ese amor que nos conducía a buscar más y más de Dios en todo momento; ese amor que nos exigía aprender más de la palabra de Dios, pero que con el tiempo se ha apagado. En otras palabras, la devoción de muchos cristianos hoy en día se ha convertido en obligación. Y esta es una de las razones por lo que las iglesias de hoy experimentan baja asistencia.

Reflexionemos en esto por un breve instante, para determinar si lo que digo tiene sentido o no. ¿Cuándo es que la mayoría de las congregaciones experimentan una buena asistencia? Les puedo decir que basado en mi experiencia, la mayoría de las congregaciones experimentan una buena asistencia cuando existe algún evento especial, o durante las fechas cristianas destacadas, como el día de acción de gracias, navidad, pascuas, etc. ¿Por qué se experimenta mayor asistencia durante estas fechas? La razón principal es porque muchos se sienten obligados a asistir.

En otras palabras existen muchos que se envuelven tanto en las cosas del mundo, que no le pueden dar a Dios el lugar que Él demanda [4], y merece en sus vidas. Y les puedo asegurar que cuando esto sucede, la sequia espiritual pronto llega a nuestra vida.

Y esta sequia es la que nos induce a pensar que Dios nos ha abandonado, y que no está atento a nuestra necesidades y oraciones. Pero estoy aquí para decirles que esto es la mentira más grande que nuestro enemigo trata de hacernos creer, ya que el Señor mismos nos dice claramente: “…Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá…” (Mateo 7:7-8).

La sequía espiritual lentamente mata el primer amor

La sequía espiritual es la que nos induce a pensar que no podemos entender la palabra de Dios, pero la realidad del caso es que esto es algo que sucede no porque seamos menos inteligentes que otros, o porque no tengamos una educación avanzada en la palabra, sino porque hemos dejado de crecer o desarrollar nuestra relación con Dios. La sequía espiritual es exactamente lo que conduce a que muchos asistan a la iglesia, pero que salgan igual que como entraron; que salgan vacíos. ¿Por qué digo esto?

Digo esto porque existen muchos que no asisten a las iglesias por devoción, sino que asisten para complacer a su cónyuge, amistad, o familiar. También encontramos que existe un buen número de creyentes que asisten a la iglesia para negociar con Dios, en otras palabras cuando se encuentran atravesando por situaciones difíciles y quieren que Dios lo solucione todo; después de todo, ¿qué mejor lugar para negociar con Dios que en la iglesia, verdad? Otros asisten por obligación, esto se aplica a todos aquellos que han obtenido algún cargo o ministerio en la iglesia, pero que ya no sienten lo mismo en su corazón. ¿Qué les estoy diciendo con todo esto?

Lo que les estoy diciendo es que existen muchos creyentes que asisten a las iglesias, pero que no reciben nada, y la razón principal por eso es porque no están enfocando su mente en Dios; entran y salen vacios. Y es exactamente por eso que cada vez que oro antes de iniciar los servicios, siempre le ruego a Dios que no permita que nadie salga de este lugar tal como ha entrado, sino que salga renovado, con fuerzas nuevas, y llenos del Espíritu Santo.

Pero la pregunta persiste; ¿por qué es que tantos creyentes entran y salen vacios de las congregaciones? La respuesta es simple; muchos no sienten ese primer amor. Muchos han dejado de experimentar el amor y la pasión que sintieron al inicio. Muchos no llegan para alabar, bendecir, glorificar, y experimentar la presencia de Dios, sino que llegan por compromiso, obligación, religiosidad, o quizás costumbre. Reflexiona en tu vida, y si te encuentras en algunos de esos grupos, escucha bien lo que el Señor te dice: “….Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor….”

Despierta al que tienes atrás y dile: regresa a tu primer amor.

La sequía espiritual en nuestra vida

Ahora regresemos a la pregunta inicial: ¿qué tenemos que hacer para evitar y/o eliminar la sequía espiritual en nuestra vida? La respuesta la encontramos aquí cuando leemos: “…Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras…”

Lo primero que tenemos que hacer es recordarnos de dónde hemos caído, en otras palabras recordarnos del amor y ternura que Él nos demostró, y le demuestra a todo cristiano fiel; tenemos que recordarnos del entusiasmo que la unción produce en nuestra vida; tenemos que recordarnos del gozo que sentimos cuando estamos ante Su presencia.

Lo segundo que tenemos que hacer es arrepentirnos de nuestras faltas y errores. Aquí vemos que Él nos dice: “…y arrepiéntete, y haz las primeras obras…” Tenemos que reflexionar en nuestra vida para, determinar si quizás existe algo que este consumiendo nuestros pensamientos. Tenemos que determinar si existe algo que nos esta separando o distanciando de la comunión con Dios a la cual somos llamados [5].

Quizás has dejado de orar como antes, quizás ya no alababas como al principio, quizás has dejado de experimentar Su presencia como al inicio. Pero si encuentras que esto ha sucedido, o esta sucediendo en tu vida, escucha porque el Señor te dice: “…haz las primeras obras….” Dile a la persona que tienes a tu lado: “…haz las primeras obras….”

Cuando primero llegamos a los caminos del Señor sentíamos un gozo inefable, nos parecía que el tiempo que le dedicábamos a Dios no era suficiente. Sentíamos la necesidad de servir en lo que fuera, no importaba el ministerio, solo queríamos servir.

Siempre estábamos ansiosos de que llegara el día de servicio para asistir a la iglesia; pero desdichadamente, para muchos estos sentimientos y necesidad espiritual se han ido calmando. Desafortunadamente, muchos han llegado a un estado de complacencia, y han perdido su primer amor. Pero todo no está perdido, hoy tu puedes recuperar ese primer amor.

¿Cómo podemos recuperar ese primer amor?

Lo podemos recuperar cuando reconocemos a Dios en todo lo que somos, para que sea Él quien guie todos nuestros pasos [6]. Para recuperar ese primer amor, tenemos que apartar el tiempo para dedicarle a Él en oración [7]. Para recuperar ese primer amor, tenemos que alabar y bendecir Su nombre con todo nuestro corazón, y en todo momento, a pesar de las situaciones o circunstancias que nos rodeen [8].

¿Acaso no fue exactamente todo esto lo que hicimos cuando primero llegamos al Señor? Claro que si, estas fueron nuestras primeras obras. Cuando primero nos entregamos al Señor le reconocimos, orábamos con fervor, y bendecíamos Su nombre en todo momento. Despierta al que tienes a tu lado y dile: “…haz las primeras obras….”

Hermanos, como en todas las cartas del Señor a las iglesias, aquí encontramos una gran advertencia. El Señor dice: “…pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido…” Con esto aquí Cristo le hablo directamente la iglesia en Efeso al decirle: “…quitaré tu candelero de su lugar….” ¿Qué les estaba diciendo?

Les estaba advirtiendo que la iglesia seria eliminada de ser una verdadera representación de Dios aquí en la tierra, pero creo que aquí también existe un buen mensaje para todos nosotros. Digo esto porque nuestro candelero, es decir, nuestra luz es Cristo [9], y si escogemos continuar fuera de la voluntad de Dios, es decir, escogemos continuar en el pecado, Él se apartara de nosotros ya que Dios no puede compartir con la iniquidad [10]. Una vida pecaminosa nos separa de la presencia de Dios y de las bendiciones que Él desea entregarnos [11].

Para concluir.

La carta a la iglesia en Efeso es un llamado a reflexionar. Tenemos que examinarnos muy de cerca para determinar si nuestra relación con Dios esta a punto de terminar, o si esta en peligro de enfriarse. Tenemos que reflexionar para determinar si nuestro primer amor ha sido ahogado, o esta a punto de morir.

Como les dije al inicio, siempre existirán situaciones difíciles por las que tendremos que atravesar. No existen excepciones de personas, y como pudimos ver, el apóstol Juan ciertamente tuvo que hacerlo. El apóstol Juan se encontraba prisionero en una isla desolada y árida; circunstancia ciertamente difícil, pero él no permitió que su amor por Dios se enfriara; él no permitió que su primer amor fuera influenciado, y por ende fue grandemente bendecido y usado por Dios.

Muchos son los que han perdido su primer amor; existen muchos que han perdido la pasión por Dios, y esto ha sucedido porque han quitado su mirada de Cristo. Existen muchos que han perdido su primer amor; existen muchos que han perdido la pasión por Dios porque se han olvidado de donde han caído. No permitamos ser incluidos en ese grupo.

“…El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias…” (Apocalipsis 2:7).

[1] Apocalipsis 1:9
[2] Hebreos 6:10; Apocalipsis 2:10
[3] Filipenses 4:19; 1 Pedro 3:12
[4] Éxodo 20:3
[5] 1 Corintios 1:9
[6] Proverbios 3:6
[7] Efesios 6:18
[8] Salmos 34:1
[9] Juan 8:12
[10] Salmos 5:4; Romanos 6:16
[11] Isaías 59:2

© 2016, José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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