Acercaos, y escuchad las palabras de Jehová

Acercaos, y escuchad las palabras de Jehová

Prédica de Hoy: Acercaos, y escuchad las palabras de Jehová

© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Josué 3:9-16

Introducción

Una de las tragedias más grandes que afecta al pueblo de Dios es que no logran obtener lo que el Señor tiene para cada uno de nosotros. En realidad existen numerosas cosas, o mejor dicho obstáculos, que tratan de detenernos en nuestro caminar hacia las promesas de Dios, pero quiero que noten bien que dije que “tratan” y que no dije que nos “detenían”.

Hago esta aclaración porque la realidad de todo es que cuando genuinamente confiamos en Dios y le damos el lugar que Él merece en nuestra vida, entonces no existe nada que nos pueda detener. Con esto no estoy diciendo que no seremos tentados, la realidad es que todos seremos tentados y si no rechazamos o esquivamos esa tentación, entonces podemos ser desviados para que no recibamos lo que el Señor tiene para nosotros.

Así que las preguntas del siglo ahora son: ¿cómo podemos evitar ser desviados de las bendiciones de Dios? ¿Existe algo que podamos hacer para recibir las bendiciones de Dios? Este será nuestro tema en el día de hoy. Pasemos ahora a la Palabra de Dios.

Moisés había muerto

Para tener un mejor entendimiento del mensaje que Dios tiene para nosotros en el día de hoy, deseo que nos detengamos por un momento y notemos unos breves hechos históricos. Lo primero que debemos notar es que en este punto en la historia Moisés había muerto; pero antes de que Moisés muriera Dios había instalado a Josué como su sucesor.

Esto es algo que queda bien claro en Deuteronomio 31:14 cuando leemos: “…Y Jehová dijo a Moisés: He aquí se ha acercado el día de tu muerte; llama a Josué, y esperad en el tabernáculo de reunión para que yo le dé el cargo. Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron en el tabernáculo de reunión…”

Un poco más adelante en el mismo libro y capítulo, en el versículo veintitrés encontramos que se nos dice: “…Y dio orden a Josué hijo de Nun, y dijo: Esfuérzate y anímate, pues tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré, y yo estaré contigo…” Dile a la persona que tienes sentada a tu lado: el Señor dijo esfuérzate.

Lo segundo que debemos notar es que esta no era la primera vez que este pueblo había llegado a este punto geográfico; es decir habían llegado hasta el Río Jordán que era lo que les separaba de la promesa de Dios.

La realidad de todo es que una vez que Dios libero al pueblo de la esclavitud a Egipto, Él les guió hacia la tierra prometida, y esa jornada no había durado un periodo de cuarenta años. ¿Qué fue entonces lo que causó que ellos anduviesen rondando por el desierto por cuarenta años?

Lo que causó que esto sucediera fue que la primera vez que ellos llegaron al río Jordán, ellos decidieron confiar más en sus habilidades que en el poder de Dios. En otras palabras, ellos eligieron descartar por completo la promesa de Dios para seguir sus propias opiniones y temores.

Esto es algo que queda muy bien ilustrado en Números 13:32 cuando leemos: “…Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura…”

Esto fue lo que causo que este pueblo no pusiera pie dentro de la tierra que Dios les había prometido, y que anduvieran rondando por el desierto por cuarenta años. Dile a la persona que tienes a tu lado: no confiaron en la Palabra de Dios.

De todo el pueblo que fue liberado de la esclavitud solo dos alcanzaron la bendición de Dios. Esto es algo que queda bien resumido en Números 14:30-31 cuando leemos: “…Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun.  31 Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis….”

Ahora debemos preguntarnos: ¿Por qué fue que de los miles de hombres que Dios liberó de la esclavitud solo estos dos obtuvieron la promesa de Dios? Y quiero que notemos muy bien el número de personas que Dios liberó de la esclavitud.

En Éxodo 12:37 encontramos que se nos dice: “…Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños…” Como podemos ver, aquí solamente se está contando el número de hombres, lo que quiere decir que si estipulamos que existía más o menos el mismo número de mujeres entre ellos, más los niños que no podemos numerar con exactitud, Dios liberó a más de un millón de personas de la esclavitud.

Sin embargo, solo dos entraron en la promesa de Dios, ¿por qué sólo estos dos? De toda esa generación que Dios liberó de la esclavitud solo estos dos alcanzaron la promesa de Dios porque solo ellos se mantuvieron firmes en Su palabra, y estaban dispuestos a dar pasos de fe.

Josué y Caleb fueron los únicos hombres dispuestos a dar pasos de fe. Fíjense bien como esto es algo que queda bien resumido cuando leemos Números 14:9 que es donde encontramos lo que Josué y Caleb le dijeron al pueblo cuando ellos dejaron de escuchar a Dios para escuchar y seguir sus temores cuando leemos: “…Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis….”

Los espías que fueron enviados por Moisés a la tierra prometida regresaron con terrible información; ellos informaron que en la tierra había un gran número de habitantes; ellos informaron que la tierra tenia ciudades fortificadas; ellos informaron que las personas que vivían allí eran mucho más fuerte que ellos; pero no obstante todos estos informes negativos, Josué y Caleb dijeron: procedamos hacia adelante con el plan de Dios.

Sólo Josué y Caleb estaban dispuestos a dar pasos de fe con valentía. Dile a la persona que tienes a tu lado: tenemos que dar pasos de fe. Manteniendo estos breves detalles en mente, continuemos ahora con nuestro estudio de hoy.

Exploremos ahora la primera pregunta de hoy: ¿cómo podemos evitar ser desviados de las bendiciones de Dios? En los versículos que estamos examinando en el día de hoy leemos: “…Y Josué dijo a los hijos de Israel: Acercaos, y escuchad las palabras de Jehová vuestro Dios…” En este primer versículo encontramos muy bien declarado lo que tenemos que hacer para evitar ser desviados.

¿Qué tenemos que hacer?

Lo que tenemos que hacer es escuchar lo que el Señor nos revela a través de su santa y divina Palabra. Quiero que ahora nos detengamos aquí por un momento para reflexionar en algo. Hace un breve momento les dije que Dios había liberado a más de un millón de personas de la esclavitud, y que este pueblo había escogido no obedecerle; el resultado final fue que ninguno pudo entrar en la tierra prometida.

Ahora pregunto: ¿son estos resultados muy diferentes a lo que el Señor enseña en el Nuevo Testamento? ¿Qué nos enseña el Señor?

En Mateo 7:13-14 encontramos que el Señor nos dice: “…Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan….”

Creo que cuando reflexionamos un poco en lo que hemos explorado hasta ahora, todos llegaremos a la conclusión de que lo que le paso al pueblo de ese entonces refleja muy bien lo que el Señor nos advierte aquí en estos versículos. Es decir, ellos se perdieron las bendiciones de Dios debido a que ellos escogieron desobedecer Su Palabra; en otras palabras, escogieron el camino espacioso que les condujo a la perdición. Ahora bien, deseo detenerme aquí para hacer una breve aclaración.

Con lo que les he dicho no he dicho ni implicado que este pueblo ceso de ser el pueblo amado de Dios. Después de todo, aun durante ese periodo de cuarenta años, Dios nunca retiró Su presencia de entre ellos. Pero las acciones de ese pueblo si produjeron un resultado no deseado; es decir, tuvieron que atravesar por momentos y situaciones difíciles. Esto es algo que queda muy bien resumido en Números 14:34 cuando leemos: “…Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo…”

¿Cómo podemos evitar ser desviados de las bendiciones de Dios? Podemos evitar ser desviados de las bendiciones de Dios solo cuando estamos atentos y obedecemos Su Palabra. Así que dile a la persona que tienes a tu lado: escucha la Palabra de Jehová.

¿Existe algo que podamos hacer para recibir las bendiciones de Dios?

Lo primero y más importante de todo ya lo hemos establecido, y esto es escuchar y obedecer la Palabra de Dios en todo momento. Pero cuando genuinamente deseamos recibir las bendiciones de Dios existe algo más que tenemos que hacer.

Fíjense bien como fue la cosa; en los versículos que estamos usando en el día de hoy leemos: “…He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en medio del Jordán. 12 Tomad, pues, ahora doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu. 13 Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová, Señor de toda la tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán; porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón…” Para que entiendan bien el punto que deseo hacerles debemos detenernos aquí por un breve momento para examinar el significado de la palabra Jordán

La palabra: “Jordán” es una traducción de la palabra Hebrea: “Yarden” (pronunciada: yar-dein), que significa “descendiente” y es el nombre del rio de Palestina que corre desde Lebanon al Mar Muerto; una distancia de aproximadamente unas 200 millas [1]. ¿Por qué he querido que notemos este detalle que aparenta tan insignificante?

Quiero que notemos esto porque para ese pueblo el Jordán aparentaba algo impresionante que atravesaba una gran distancia, y era un gran obstáculo que existía entre ellos y la promesa de Dios; especialmente durante esta época del año donde vemos que el río se desbordaba. Y para nosotros el Jordán representa lo mismo.

En otras palabras nuestro Jordán son todas esas situaciones que se presentan a lo largo de nuestra vida que tratan de detenernos de servir a Dios correctamente. Nuestro Jordán son todos esos obstáculos que aparentan insuperables que tratan de separarnos de las bendiciones de Dios.

Nuestro Jordán son todos esos obstáculos y situaciones que tratan de detenernos de recibir las bendiciones de Dios. ¿Qué tenemos nosotros a nuestro alcance para combatir estas cosas? Nosotros tenemos lo mismo que ellos, nosotros tenemos la Palabra de Dios. Dile a la persona que tienes a tu lado: tenemos la Palabra de Dios.

El pueblo de Dios de ese entonces se encontraba a la orilla de este río que bramaba con fuerza y se desbordaba; estaban a la orilla del rio y ni tan siquiera tenían una balsa, pero ellos no necesitaban una balsa, ellos tenían la Palabra de Dios.

Fíjense bien como es la cosa, el Señor les dijo: “…Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová, Señor de toda la tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán; porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón…” Y esto fue exactamente lo que sucedió; ellos pudieron atravesar ese obstáculo que aparentaba insuperable no por sus propias fuerzas o voluntad, sino por el poder de Dios.

¿Qué les estoy tratando de decir con todo esto? Lo que les estoy tratando de decir, y les estoy diciendo es que para recibir las bendiciones de Dios tenemos que estar dispuestos a dar pasos valientes de fe. En otras palabras tenemos que movernos hacia las promesas de Dios. Dile a la persona que tienes a tu lado: muévete hacia las promesas de Dios.

La Palabra de Dios está llena de bellas y grandes promesas para el creyente fiel, pero con frecuencia muchos de nosotros las rechazamos, o despreciamos. Con frecuencia muchos de nosotros permitimos que entre nosotros y las promesas de Dios brame un Jordán que nos separa. Pero te digo en el día de hoy, es hora de levantarnos y caminar hacia nuestras bendiciones.

Tenemos que levantarnos y atravesar ese Jordán que nos separa de las bendiciones que Dios tiene para nosotros. No podemos quedarnos a la orilla a esperar a que las aguas bajen. No podemos quedarnos a la orilla a esperar a que nos llenemos de valor. No podemos quedarnos a la orilla a esperar a que la corriente disminuya.

No podemos quedarnos a la orilla, ¡tenemos atravesar y entrar en el lugar de bendición! Sé que en ocasiones el camino puede ser difícil; sé que tendremos pruebas que atravesar;  sé que tendremos pequeñas dificultades, pero también sé que tendremos la victoria total. ¿Por qué estoy tan seguro de que tendremos la victoria?

Estoy completamente seguro de esto porque nosotros tenemos la Palabra de Dios, y como todos sabemos: “…Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?…” (Números 23:19). ¿Y qué nos dice Dios a nosotros que nos fortalece para que podamos perseverar y cruzar nuestro Jordán?

En 1 Corintios 10:13 encontramos que se nos dice: “…No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar…”

En 1 Juan 4:4 encontramos que se nos dice: “…Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo….”

En Romanos 8:28 encontramos que se nos dice: “…Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados…” También encontramos que en Romanos 8:37 se nos dice así: “…Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó…” ¿Cómo puedo estar tan confiado en todas estas cosas?

Puedo estar tan confiado porque el Señor mismo nos dice: “…El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán…” (Mateo 24:35). Así que yo tengo la Palabra de Dios para con mi vida. Dile a la persona que tienes a tu lado: tenemos la Palabra de Dios para con nosotros.

Para concluir

Como les dije al inicio, una de las tragedias más grandes que afecta al pueblo de Dios es que no logran obtener lo que el Señor tiene para cada uno. Esto sucede mayormente porque como les dije, existen obstáculos que se levantan a lo largo de nuestra vida que tratan de detener nuestro caminar hacia las promesas de Dios.

Estos obstáculos pueden ser representados por situaciones económicas difíciles, algo que hoy en día es una gran realidad para todos. Estos obstáculos pueden ser representados por problemas familiares, algo que también es una gran realidad para muchos hoy en día, debido al deterioro de los principios familiares que nuestra sociedad moderna ha producido.

Estos obstáculos pueden ser representados por nuestra vanidad y orgullo. Estos obstáculos pueden ser representados por nuestra soberbia y testarudez. Estos obstáculos pueden ser representados por nuestra rebeldía y falta de atención a la Palabra de Dios.

Pudiéramos continuar haciendo una extensa lista de todas las cosas que forman un obstáculo entre nosotros y el lugar de bendición que Dios desea entregarnos, pero creo que eso es algo que todos debemos hacer individualmente y reflexionar en lo que encontremos.

Ahora la pregunta que queda es: ¿cruzarás tu Jordán?

[1] Blue Letter Bible Lexicon

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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