Josafat en la Biblia
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Prédica de Hoy: Josafat glorifica a Jehová
© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)
Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: 2 de Crónicas 20:1-14
Introducción
Deseo iniciar la predicación de hoy compartiendo un chiste que escuche recientemente. Resulta ser que un pastor le vendió su caballo a un amigo, y le dijo que el caballo estaba muy bien entrenado. El pastor le dijo que él había entrenado al caballo a que corriera cuando escuchara: “gloria a Dios”, y a que se detuviera cuando escuchara: “amen».
El hombre entonces se monto en el caballo y dijo: “gloria a Dios”, al oír esto el caballo comenzó a correr como un cohete. Al ver lo rápido que corría el caballo, este hombre se asusto. El susto fue tan grande, que se le olvido lo que el pastor le había dicho, y gritaba a toda voz: ¡Wo… Wo… Wo..! Pero mientras más gritaba, más corría el caballo.
El problema que existía es que el caballo iba corriendo directo hacia un precipicio, y el hombre no podía hacer para que volteara. Estando casi ya al borde del precipicio, se acordó de las instrucciones del pastor y grito a toda voz: ¡amén! Y el caballo inmediatamente paro a solo unas pulgadas del borde de la colina. El hombre se inclino un poco y miro hacia abajo para ver el abismo del que se había salvado, limpio el sudor de su frente, y aliviado dijo: ¡gloria a Dios! ¿Qué cómico verdad?
La iglesia de hoy
Ahora, aunque lo que les acabo de contar es algo cómico y un poco absurdo, creo sirve muy bien para ilustrar la actitud de un buen número de personas dentro de la iglesia de hoy. Digo esto porque a pesar de que todos nosotros hemos escuchado la voz de Dios, (a través de las predicaciones y lecturas bíblicas), dándonos instrucciones específicas, en determinados momentos a muchos de nosotros nos pasa igual que al hombre del caballo. En otras palabras, al surgir las situaciones y circunstancias de esta vida, nos atemorizamos y nos olvidamos de lo que hemos aprendido y escuchado.
Es por eso que hoy deseo que analicemos un ejemplo de cómo debemos reaccionar, al ser confrontados con situaciones difíciles. Hoy vamos a explorar dos armas que están a nuestro alcance, las cuales nos ayudaran a vencer; estas armas son la oración y las alabanzas.
Josafat en la biblia
Hoy estaremos explorando 2 de Crónicas 20:1-14; debido a que la lectura de los acontecimientos históricos que estaremos estudiando en el día de hoy son bastante extensos, y el tiempo que compartimos aquí juntos es poco, no les leeré todos los versículos, sino que les leeré los versículos que mejor sirven para ilustrar los puntos principales del estudio de hoy.
2 Crónicas 20:1-2 – Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra. 2 Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar, que es En-gadi.
El rey Josafat
Lo primero que podemos apreciar en estos dos versículos es que Josafat estaba confrontando una situación bien difícil; su reino estaba a punto de ser invadido. Esta invasión fue algo que tomo a Josafat completamente por sorpresa, ya que en tiempos atrás las naciones a su alrededor le temían, y nunca hubiesen intentado hacer esto [1].
En realidad lo que le paso al rey Josafat en ese entonces, no es muy diferente a lo que nos sucede a muchos hoy en día. Digo esto porque muchos de nosotros nos hemos acomodados tanto en las bendiciones y la paz que Dios nos ha entregado, que cuando somos atacados el ataque nos toma por sorpresa o desprevenido.
Esto en casi toda ocasión nos conduce a que no reaccionemos de la manera que debemos reaccionar, sino que tratamos de buscarle la solución a nuestras necesidades o dificultades a través de nuestra fuerza de voluntad o determinación. Pero este no fue el caso de Josafat, y aquí es donde comienza nuestra lección para el día de hoy. ¿Cómo reaccionó el rey Josafat, y cómo debemos reaccionar nosotros al encontrarnos en situaciones difíciles o peligrosas?
Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová
La respuesta a nuestra pregunta la encontramos en 2 Crónicas 20:3-4 cuando leemos: “…Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. 4 Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová…”. Quiero que notemos muy bien que la preocupación principal Josafat no fue la de preparar a su ejército. Aquí NO encontramos que él salió a reunirse con sus generales y capitanes.
Aquí no encontramos que Josafat fue a revisar sus tropas, sino que encontramos que lo primero que hizo Josafat fue: “…consultar a Jehová…». Dile a la persona que tienes a tu lado: ¡Josafat oro! Lo primero que Josafat hizo fue orar y pedir el favor de Dios. Esto es algo que muchos de nosotros dejamos de hacer, y luego nos quejamos de que Dios no nos escucha.
Digo esto porque la gran mayoría de los creyentes al verse confrontado por situaciones difíciles, ya sean en el trabajo, o en el hogar, en vez de primeramente acudir a Dios en oración, lo primero que hacen es tratar de resolver y combatir las cosas por su propia fuerza.
Pero este no fue el caso con el rey Josafat. Él no trato de preparar a su ejército para montar una defensa, Josafat no reunió a sus generales para planear un ataque, él acudió a Dios. Dile a la persona que tienes a tu lado: acude a Dios.
La Palabra nos dice que Josafat: “…hizo pregonar ayuno a todo Judá…”.
En otras palabras, él convocó a todas las ciudades en su reino, para que se unieran en oración. Él señalo un día de ayuno y oración, a fin de unidos pedir: “…socorro a Jehová…”. Detengámonos aquí por un breve momento y reflexionemos. ¿Qué significado tuvo la oración de Josafat? [2]
La realidad es que la oración de Josafat no fue una oración apresurada o quejándose (como muchos tendemos hacer), sino que fue una oración que reconoció el dominio soberano de la divina providencia, y le daba a Dios toda la gloria. La oración de Josafat fue una oración que demostraba una dependencia total en Dios, Su poder, y Su gloria.
Esto es algo que queda bien resumido cuando él dijo: “..¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos…».
El rey Josafat en la biblia disponía de un gran ejército
Aunque Josafat disponía de un gran ejército [3], (1.6 millones de soldados), él NO acudió a su poderío militar, sino que acudió al poder celestial. Ahora debemos preguntarnos: ¿qué le demostramos nosotros a Dios cuando oramos? La oración del creyente fiel le demuestra a Dios nuestra absoluta confianza en Él cuando nos humillamos y le pedimos que nos guíe diciendo: Padre te necesito, no lo puedo hacer solo.
La gran realidad es que NO existe substituto alguno para la oración, particularmente cuando nos encontramos en situaciones difíciles. El ayuno y oración es el arma principal que nosotros podemos usar para combatir los ataques del ejército de las tinieblas en nuestra vida. Sé que con esto no les estoy diciendo nada nuevo, ya que esto es algo que lo he repetido en numerosas ocasiones, pero también sé que no es algo practicado por muchos cristianos con regularidad.
Reflexionemos en esto por un breve instante y preguntémonos: ¿cuándo fue la última vez que una familia se unió en ayuno y oración? No es necesario que nadie me conteste esa pregunta, es solo un punto para reflexionar. Y debemos reflexionar en esto detalladamente porque la gran realidad es que existen situaciones, o momentos difíciles, que no pueden ser vencidos sino con ayuno y oración.
Esto es algo que queda bien ilustrado en los detalles de cuando los discípulos no pudieron echar fuera el demonio que atormentaba a un muchacho, y ellos le preguntaron al Señor por qué había sucedido eso, y Él les contesto diciendo: “…Pero este género (tipo, clase, variedad), no sale sino con oración y ayuno…” (Mateo 17:21). ¿Por qué es tan importante el ayuno?
El rey Josafat en la biblia y el ayuno
La razón por la que el ayuno es tan importante, es porque el ayuno es una demostración de humillación y arrepentimiento. Esto es algo que queda bien reflejado cuando el Señor le entrego la victoria a Samuel sobre los filisteos en Mizpa, (debido al genuino arrepentimiento que ellos demostraron) [4].
¿Quiere esto decir que para experimentar el poder de Dios tenemos que dejar de comer? La respuesta es NO. La realidad es que el simple hecho de dejar de comer no resuelve nada. Pero entonces, ¿qué les estoy tratando de decir con todo esto?
Lo que les estoy diciendo con todo esto es que para echar fuera esos demonios poderosos de nuestra vida, tenemos que depender NO de un acto (dejar de comer), sino que tenemos que depender totalmente de Dios, y esa dependencia total solo se logra acercándonos a Él en: “…oración y ayuno…”. En otras palabras, arrepentidos y humillados. Así que ayunar y orar debe ser nuestra prioridad.
Ahora deseo detenerme aquí por un breve momento y dirigirme a toda cabeza de familia aquí en este día, y a todos los que leen y/o reciben las predicas por el Internet. Todos nosotros tenemos mucho que aprender de este acontecimiento histórico.
Tenemos que aprender que no podemos confiar en nuestra propia fuerza; en otras palabras, no podemos permitir que nuestro orgullo o ego nos impidan pedirle ayuda a nuestro Padre celestial. Recordemos que el orgullo y la altivez son pecado [5].
Como cabeza de familia tenemos que tomar la responsabilidad que hemos asumido muy en serio, ya que ser cabeza de familia es mucho más que trabajar y darle la mejor vida que podamos a nuestra familia. Como cabeza de familia nosotros tenemos que ser el ejemplo a seguir [6], y tenemos que combatir las fuerzas del enemigo que nos atacan a diario [7].
Como cabeza de familia tenemos que hacer como hizo Josafat; tenemos que reunir a nuestros hijos, hijas, esposos o esposas, y unirnos en oración. Nosotros tenemos que seguir este ejemplo; tenemos que reconocer que las malas situaciones que se presentan en nuestro hogar, son una invasión del enemigo, que quiere destruir la paz que Dios nos ha dado. Dile a la persona que tienes a tu lado: tenemos que orar.
¿Qué sucedió en el caso de Josafat en la biblia?
La respuesta a esta pregunta la encontramos bien resumida en la repuesta de Dios a la oración de Josafat, según encontramos en 2 Crónicas 20:15-17 cuando leemos: “…y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. 16 Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. 17 No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros…” ¿Qué sucedió?
Lo que sucedió fue que ellos recibieron una respuesta inmediata; Dios no les dejo partir de ese lugar preocupados o angustiados, ellos recibieron la seguridad de que saldrían victoriosos. Dios les animo a confiar cuando les dijo por medio del profeta: “…porque no es vuestra la guerra, sino de Dios…”.
En ese momento Dios les quito toda preocupación, Dios les libero de toda angustia, y Dios desea hacer lo mismo con nosotros. Pero para que esto pueda acontecer en nuestra vida, existe algo que tenemos que hacer. Para que Dios pueda restaurar la paz en nuestra vida, tenemos que confiar en Él, tenemos que unirnos en oración, y tenemos que reprender las fuerzas del enemigo que tratan de destruir lo que Dios nos ha dado.
Cuando nos unimos en oración, humillados y arrepentidos, reconociendo que solo Él nos puede ayudar, Él nos responderá. Él peleara esa batalla la cual nosotros sabemos que no podemos ganar, y a través de Su santa y divina Palabra escucharemos: “…porque no es vuestra la guerra, sino de Dios…”. Dile a la persona que tienes a tu lado: confía en Dios.
Hasta ahora hemos analizado el ayuno y oración, las cuales son las primeras armas del creyente, pero entonces ¿qué de la segunda arma? Exploremos ahora la segunda arma. A continuación leemos: “…Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre. 22 Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros. 23 Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero. 24 Y luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud, y he aquí yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado…”. (2 Crónicas 20:21-24). ¿Se han dado cuenta de lo que sucedió aquí?
Quiero que notemos muy bien, que Josafat no mando a los soldados más armados al frente. Quiero que notemos muy bien que Josafat no dirigió a la caballería a que atacaran la línea del enemigo. El rey Josafat dirigió a los cantantes a que entonaran alabanzas a Dios. ¿Por qué hizo esto Josafat?
La razón por la que Josafat no acudió a su poderío militar, fue porque él contaba con el poderío celestial. En otras palabras, al hacer esto Josafat estaba declarando que él estaba completamente confiado de la palabra de Dios.
La oración de Josafat inició el proceso de la victoria, pero fue durante las alabanzas que Dios se las entregó
La gran realidad es que la oración de Josafat fue la que inicio el proceso de la victoria, pero fue durante las alabanzas que Dios se las entrego. A pesar de que el enemigo que ellos confrontaban era innumerable, todos cayeron derrotados tan pronto el pueblo de Judá comenzó su obra de alabanzas. Dile a la persona que tienes a tu lado: alaba a Dios.
Para concluir.
Cuando el enemigo avanzó en contra de Judá, Dios habló por medio de Jahaziel. Dios le dijo a ese pueblo que no temiese, y que no se preocuparán porque Él les entregaría la victoria. Yo sé que ninguno de nosotros estamos combatiendo en contra un ejército físico, como en el caso de Josafat. Pero también sé que todos nos encontramos en una batalla constante en contra de los poderes de las tinieblas [8].
Luchamos en contra de los huestes espirituales de maldad que buscan separarnos de la presencia de Dios, y por mucho que nos esforcemos, sin la ayuda de Dios nunca le podremos vencer. Pero cuando nos acercamos a Dios humillados y arrepentidos, Él peleara por nosotros. ¿Y saben qué? ¡Dios siempre triunfa!
¿Qué tenemos que hacer para que Dios pelee por nosotros? Tenemos que reconocer nuestras limitaciones, y permitir que la fortaleza de Dios trabaje a través de nuestros temores y debilidades [9].
Tenemos que asegurarnos de que nuestras oraciones genuinamente busquen la voluntad de Dios, y no nuestros deseos egoístas. Tenemos que orar sin cesar, y pedir la ayuda de Dios en nuestras batallas diarias. Tenemos que alabar y bendecirle en todo momento.
Recordemos siempre que: “…cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros…”.
¿Cuántos pueden levantar un grito de júbilo ahora mismo y decir: “…Glorificad a Jehová…”? Dilo conmigo: ¡Gloria a Dios!
Sigamos el ejemplo de Josafat, para que en momentos difíciles también escuchemos: “…porque no es vuestra la guerra, sino de Dios…».
[1] 2 Crónicas 17:10
[2] 2 Crónicas 20:5-12
[3] 2 Crónicas 17:14-18
[4] 1 Samuel 7:6
[5] Proverbios 21:4
[6] 1 Pedro 2:11-12; 2:21-22
[7] 1 Timoteo 6:12
[8] Efesios 6:12
[9] 2 Corintios 12:9-10