Buenas noticias

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Predicas Cristianas Predica de Hoy: Buenas noticias

Predicas Cristianas Lectura Bíblica de Hoy: Efesios 1:3-14

Introducción

Como les dije la semana pasada, ya no existen las buenas noticias. Todo lo que los medios de comunicación presentan hoy en día como noticias, o cosas de interés, en casi toda ocasión son cosas dolorosas, tragedias, y sufrimiento.

Evidentemente estos titulares son los que atraen la atención del público, y como todos sabemos las grandes corporaciones solo están interesadas en obtener un gran índice de audiencia, ya que esto les conduce a sacar muy buen provecho. Pero, ¿puede ser verdad que ya no existan buenas noticias?

La realidad del caso es que aunque en ocasiones es difícil de encontrar, las buenas noticias rodean a toda la humanidad. ¿Cómo así? Para que entiendan bien de lo que les hablo, será necesario que examinemos una palabra que muchos pronuncian, pero que en realidad no conocen el significado tan grande que implica. ¿De qué palabra les hablo?

El Evangelio

La palabra es: “evangelio”. La palabra evangelio es derivada de la palabra griega eüagguelion [1] (pronunciado: yuanguelion) que significa: buena nueva (buenas noticias).  Y basado en esta definición es por lo que digo que las buenas noticias rodean a la humanidad; pero no obstante esto, muy pocos se dan cuenta de las bendiciones que le rodean; en otras palabras, las buenas noticias que Dios nos provee. Esto es algo que sucede porque una gran realidad es que cuando se habla de las bendiciones, en la mayoría de los casos, lo primero que llega a la mente de una persona son las posesiones materiales.

Lo primero que llega a la mente son las cosas como el automóvil, la casa, el trabajo, la cuenta de ahorro, y todo lo demás que podemos poseer debido a nuestro esfuerzo humano. Pero la realidad de todo es que las bendiciones de Dios son mucho más que todo lo material que podamos acumular.

Las bendiciones de Dios no son materiales, sino celestiales y espirituales.

Así que pasemos ahora a la Palabra de Dios y descubramos las bendiciones que Él ha derramado sobre todo creyente fiel.

Efesios 1:3-14Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. 11 En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, 12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. 13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.

Cómo acostumbro a decir, para tener un mejor entendimiento del mensaje que Dios tiene para nosotros en el día de hoy, nos será necesario hacer un breve repaso de historia.

Pablo escribió esta carta durante su primer encarcelamiento Romano alrededor del 60-62 d.C. Su encarcelamiento es algo que queda bien declarado en Efesios 3:1 cuando leemos: “Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles.”

Demás está decir que cuando él escribió todo esto, Pablo estaba pasando por unos momentos muy difíciles en su vida. Pero a pesar de toda mala situación, él no permitió que nada detuviera el propósito de Dios en su vida. Pablo no se desanimó ni se desalentó, sino que continuó su ministerio y escribió esta carta a este grupo de creyentes que aunque extremadamente ricos en Cristo, vivían derrotados y como mendigos, porque no tenían el crecimiento para reconocer las bendiciones espirituales que Dios les había entregado.

Esto es algo que queda bien ilustrado Efesios 2:4-7 cuando leemos: “…Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús…”

Cuando tomamos el tiempo de estudiar la epístola a la iglesia en Efeso, nos damos cuenta que ésta epístola no fue escrita con el propósito de corregir un problema específico en la iglesia, sino que fue escrita para evitar que surgieran problemas, y para alentar a los creyentes a madurar en Cristo.

En otras palabras, la epístola fue escrita con el propósito de guiar a los creyentes a conducir su vida de forma agradable a Dios, y para motivarlos a que se conectaran al poder de su fuente espiritual. Porque solamente a través de esta conexión es que el creyente recibe la fortaleza que nos ayuda en nuestro comportamiento diario.

Esto es algo que queda muy bien reflejado en las palabras del apóstol en Efesios 4:1-2 cuando leemos: “…Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor…” Las palabras claves en esta pequeña porción de las escrituras son: “…que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados…”

Digo que estas son las palabras claves porque si tuviéramos que describir todos los problemas que la iglesia de hoy enfrenta, yo diría que la falta de caminar dignos de la vocación con la que fuimos llamados sería la mejor descripción.

Y es por eso que no es fuera de lo común escuchar como muchos, al igual que este pueblo, siendo ricos viven como mendigos, y teniendo la victoria viven derrotados. Así que manteniendo estos breves detalles en mente continuemos ahora con nuestro estudio de hoy, y descubramos las buenas nuevas, en otras palabras, las bendiciones que Dios ha derramado sobre nosotros.

Las bendiciones de Dios

Como les dije al inicio, las bendiciones de Dios abarcan mucho más de todo lo que nosotros podamos acumular. Con esto no estoy diciendo que Dios NO nos bendice en lo material; lo que les estoy diciendo es que lo material en si no es de gran importancia.

La realidad es que lo más importante para todo creyente fiel debe ser lo espiritual. Esto es algo que queda bien declarado en los versículos que estamos examinando en el día de hoy cuando leemos: «…Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo…» Sin embargo, existe un buen número de creyentes que no permanecen conscientes de esto.

Esto es algo que mayormente sucede porque a menudo, las personas no ven las bendiciones de Dios debido a situaciones o circunstancias difíciles por las que puedan estar pasando. Y como seres humanos al fin, estas son cosas que nos pueden deprimir o desalentar.

Pero cuando nuestro espíritu esta fortalecido, y cuando nuestra fe y confianza en Cristo no flaquea, entonces podemos levantarnos y conquistar cualquier situación que pueda surgir.

Es como nos dice la palabra en Filipenses 4:13 cuando leemos: “…Todo lo puedo en Cristo que me fortalece…” En otras palabras, podemos conducir una vida en victoria porque sabemos que Cristo nos fortalece para conquistar cualquier situación.

Pero, si nuestra condición espiritual esta débil, o si no estamos parados firmes en la Palabra de Dios, entonces no importa cuántas veces vayamos a la iglesia y escuchemos los mensajes. No importa donde estemos o quien nos acompañe; nada de esto será de importancia porque pase lo que pase, siempre nos sentiremos desamparados y solos.

El plan de Dios para nuestra vida

La gran realidad acerca de nuestro Dios es que este no es Su plan para nuestra vida. Dios no quiere que Su pueblo viva desanimado y desalentado; Dios no quiere que vivamos derrotados y a la merced de este mundo de maldad.

Cristo no vino a este mundo para entregarnos una vida de constante sufrimiento y dolor. Claro está en que en ocasiones a todos nos tocara atravesar por momentos difíciles, pero para esos momentos tenemos Su promesa. Fíjense como nos dice el Señor en Juan 16:33 cuando leemos: “…Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo…» Dile a la persona que tienes a tu lado; que buenas noticias.

Cristo no vino a este mundo para que Su pueblo viviera derrotado, y no existe ninguna razón para que vivamos de esta manera. Pero el problema consiste que en muchas ocasiones, nuestro espíritu se encuentra débil. Esto por supuesto solo conduce a una cosa, esto solo conduce a que nuestra fe flaquee en momentos de dificultad. Es por eso que les digo hoy que la mayor bendición que Dios derrama sobre nosotros es la bendición espiritual.

Digo esto porque las bendiciones espirituales son completamente diferentes a las bendiciones materiales. Las bendiciones espirituales son gloriosas, y son las bendiciones que borran la tristeza, borran el dolor, la angustia, y las preocupaciones. Son las bendiciones que le entregan al hombre una vida abundante. Son las bendiciones que son superiores a todas las bendiciones materiales. Las personas se pueden considerar bendecidas debido a sus posesiones materiales, pero la realidad es que lo material no es duradero

Todo lo material se puede perder en un abrir y cerrar de ojos.

Y es por eso que en Mateo 6:19-20 el Señor nos advierte: “…No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan…”

Nada de lo que podemos acumular en la tierra es permanente; lo único permanente son las bendiciones espirituales que Dios derrama sobre nosotros. Solo las bendiciones espirituales son perfectas en todo aspecto, y es por eso que cuando buscamos ser bendecidos espiritualmente, entonces nos podemos enfrentar a cualquier situación, y podemos dar la buena batalla sin desmayar.

Pero la única manera de poder recibir las bendiciones espirituales es permaneciendo siempre firmes en Cristo. Dile a la persona que tienes a tu lado: Dios te bendice

Pero como les dije no todos alcanzan ver las bendiciones que Dios ha derramado y está derramando sobre ellos. Pero si piensas que Dios no te bendice, o que no te ha bendecido, presta atención. Presta atención porque en estos versículos que estamos estudiando hoy encontramos siete bendiciones que toda persona que se entrega a Cristo ha recibido. Bendiciones que no podemos tocar, y que no podemos ver, pero bendiciones que hemos recibido desde un primer momento, perfectas y duraderas. Exploremos ahora siete de ellas.

La primera bendición

La primera bendición que hemos recibido la encontramos aquí cuando leemos: “…Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él…» Él nos ha escogido individualmente para que estemos con Él. Dile a la persona que tienes a tu lado, Dios pensó en ti.

Ahora pregunto, ¿no es esto la bendición más grande que podemos recibir? Dios ha escogido a los creyentes para que vivamos en Su reino. Dios nos ama de tal manera que nos ha aceptado en la justicia de Jesucristo.

Esto es algo que queda bien reflejado en 2 Corintios 5:21 cuando leemos: “…Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él…” Solo esto nos hace aceptables a Dios.

No somos perfectos, no somos sin mancha, pero hemos recibido la bendición que algún día estaremos ante Su presencia en justicia y verdad porque Cristo nos lo entregó en la cruz. Dile a la persona que tienes a tu lado: recibimos la perfección a través de Cristo.

La segunda bendición

La segunda bendición que hemos recibido la encontramos aquí cuando leemos: “…En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad…»

Ahora bien, deseo detenerme aquí por un breve momento para hacer una aclaración. Digo esto porque en los versículos que estamos explorando hoy encontramos que se menciona ser predestinado y la predestinación.

Pero quiero que quede bien claro que las palabras predestinado o predestinación  no sirven para confirmar la doctrina Calvinista, la cual afirma que Dios predestinó o predeterminó la salvación o la perdición de una persona independientemente de lo que una persona pueda hacer [2].

Digo esto porque cuando tomamos el tiempo de escudriñar estos versículos a la luz de la Palabra de Dios, no es difícil discernir que lo que Dios ha predestinado, es que todo aquel que crea y acepte a Jesucristo como su Rey y Salvador personal será adoptado por Dios como un hijo, y recibirá la promesa de la vida eterna.

Esto es algo que queda extremadamente claro en la promesa principal de nuestra fe como encontramos en Juan 3:16 la cual nos dice: “…Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna…” Y también en Gálatas 4:4-5 cuando leemos: “…Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos…” Dile a la persona que tienes a tu lado: somos hijos de Dios.

Sin duda alguna, ser un hijo de Dios pinta la más bella imagen de lo que Dios ha hecho por nosotros. ¿Por qué digo esto? Digo esto porque esto significa que no obstante la situación o dificultad, nosotros NO podemos ser vencidos por el mal.

Es como nos dice la Palabra en Romanos 8:37 cuando leemos “…Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó…” Dile a la persona que tienes a tu lado: “…somos más que vencedores…”

La tercera bendición

La tercera bendición que hemos recibido la encontramos aquí cuando leemos: “…en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia…” Jesús nos ha hecho libre, y nos ha entregado la salvación.

Nosotros estábamos cautivos por el pecado, éramos esclavos del pecado, pero cuando llegamos a Cristo fuimos liberados y redimidos. La sangre de Cristo nos lavó de todo pecado y pasamos a ser criaturas nuevas. Es como encontramos en 2 Corintios 5:17 cuando leemos: “…De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas…” Dile a la persona que tienes a tu lado: somos libres y redimidos.

La cuarta bendición

La cuarta bendición que hemos recibido la encontramos aquí cuando leemos: “…Que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia…» Repito, esta bendición sólo viene a través de Jesucristo.

Digo esto porque Dios le dará Su sabiduría e inteligencia solo a aquellos que honran a Su Hijo. ¿De qué sabiduría les hablo? La sabiduría es el saber qué hacer en esos momentos determinados. La sabiduría es el ver las soluciones a los problemas o dudas e inquietudes según surjan usando la Palabra de Dios.

Esto es algo que queda bien reflejado en las palabras de nuestro Señor como encontramos en Lucas 21:15 cuando leemos: “…porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan…»

La quinta bendición

La quinta bendición que hemos recibido la encontramos aquí cuando leemos: “…dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra…» ¿Cuál es el misterio de Su voluntad?

El misterio de la voluntad de Dios es de recoger y unir a todos los creyentes en un espíritu de paz y armonía. Y esto es algo que solo se logra bajo la autoridad y justificación de Jesucristo. La iglesia, es decir todo creyente fiel, es el instrumento de reconciliación y paz, y es el cuerpo representativo de Dios aquí en la tierra. Y es por eso que en numerosas ocasiones he dicho, y continuaré diciendo, que como fieles creyentes tenemos que perseverar en conducir una vida de santidad. Dile a la persona que tienes a tu lado: Dios nos dio a conocer Su voluntad.

La sexta bendición

La sexta bendición que hemos recibido la encontramos aquí cuando leemos: “…En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, 12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo…» ¿Qué nos deja saber esto?

Esto nos deja saber que Dios toma al creyente y lo hace Su posesión. Él toma a cada uno de nosotros y nos da el privilegio de fraternizar con Su Hijo amado y nuestro Rey y Salvador, y nos entrega la promesa de la vida eterna.  Pregunto: ¿no es esto la mejor herencia que una persona pueda recibir?   Dile a la persona que tienes a tu lado: tenemos una gran herencia.

La séptima bendición

La séptima bendición que hemos recibido la encontramos aquí cuando leemos: “…En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria…”

El Espíritu Santo fue entregado a cada uno de nosotros como una seguridad de nuestra salvación.  En otras palabras, el Espíritu Santo es el sello de Dios que identifica que pertenecemos a su depósito o arras; y nos garantiza que Él hará lo prometido. Dile a la persona que tienes a tu lado: fuimos sellados.

Para concluir.

Con frecuencia el hombre cuenta las bendiciones de Dios según su necesidad material. En otras palabras, no nos damos cuenta que las bendiciones de Dios son mucho más que esto

Como hemos visto, Dios comienza a bendecirnos desde el primer instante que llegamos a Él, pero en ocasiones nosotros solo alcanzamos ver lo material. Así que pidámosle a nuestro Padre celestial bendiciones, pero no por lo material, ya que lo material es temporal.

¿Qué debemos pedirle a nuestro padre? Debemos pedirle que nos bendiga espiritualmente.

Tenemos que pedirle que nos de la sabiduría para superar las dificultades, y pedirle que nos fortalezca espiritualmente para que nunca le fallemos

[1] Blue Letter Bible Lexicon

[2] Institutes of the Christian Religion, John Calvin, [Book 3, Chapter 23; 5]

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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