¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
Predicas Cristianas Escritas
Predicas Cristianas Predica de Hoy: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Marcos 10:46-52
Introducción
Una gran realidad es que hoy en día existe un gran número de personas que se sienten completamente desanimadas, y desorientadas. En otras palabras, existe un gran número de personas que piensan que su vida va en rumbo hacia un gran abismo, y que no existe nada que pueda detener lo que les está sucediendo.
Pero esto no es verdad, si existe una solución a todo dolor y tristeza, si existe una solución a toda pena y dolor, si existe una solución a toda necesidad y vacío, y Su nombre es Jesús. Pero lo que ha sucedido a través del tiempo es que el hombre ha sido cegado a esta realidad.
A través del tiempo nuestro enemigo ha usado a falsos maestros, falsas doctrinas, y el desanimo para cegar a una gran porción de la humanidad. Ahora la pregunta que debemos hacernos es: ¿qué podemos hacer nosotros para evitar que esto suceda en nuestra vida?
¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
Como acostumbro a decir, para tener un mejor entendimiento del mensaje que Dios tiene para nosotros en el día de hoy, nos será necesario hacer un breve repaso de historia. En éste punto de su ministerio Jesús había hecho numerosos milagros.
Él había sanado a leprosos; Él había echado fuera demonios, y había sanado a muchos de diversas enfermedades. Debido a que el tiempo que compartimos es limitado, no les expondré todos los milagros y señales que quedaron grabados en este evangelio antes de llegar a este punto en la historia.
Pero creo que todo lo que les he mencionado queda muy bien resumido en Marcos 1:32-34 cuando leemos: “… cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados; 33 y toda la ciudad se agolpó a la puerta. 34 Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían…”
La misericordia de Dios
Estos milagros y sus enseñanzas causaron que Su fama creciera; esto es algo que encontramos claramente expuesto en Marcos 1:28 cuando leemos: “…Y muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea…” Pero esta fama y reconocimiento produjeron una tremenda oposición por los grupos religiosos de ese entonces.
La oposición creada fue tan grande, que ellos comenzaron a planear en como matarle. Esto es algo que queda claramente expuesto en Marcos 3:6 cuando leemos: “…Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle…” ¿Por qué les he mencionado estos detalles?
Les he mencionado estos detalles porque quiero que nos demos cuenta, de que a pesar de que han pasado más de dos mil años desde ese entonces hasta hoy, existe un gran paralelo entre el pueblo de antigüedad y nosotros.
Número uno; en ese tiempo al igual que hoy, existen numerosas personas que han recibido grandes bendiciones del Señor, y que conocen Su identidad, pero que se han apartado de los caminos de Dios.
Número dos; en ese entonces al igual que hoy, existen muchos que han escuchado de Jesús y sus enseñanzas, pero que no están dispuestos a aceptarlas.
Número tres; en ese entonces al igual que hoy, existen muchos que buscan destruir lo que Dios ha iniciado en cada uno de nosotros. Así que manteniendo estos breves detalles en mente continuemos ahora con nuestro estudio de hoy
Ahora preguntémonos nuevamente, ¿qué podemos hacer nosotros para evitar que nuestro enemigo nos ciegue a las bendiciones de Dios? Y quizás más importante aún, ¿qué tenemos que hacer para recuperar nuestra visión si es que la hemos perdido?
Pasos para evitar la ceguera espiritual
En este breve acontecimiento histórico que estamos estudiando hoy encontramos tres pasos que todo creyente fiel debe, y tiene que seguir para evitar la ceguera espiritual, y/o para recuperar la visión si es que la ha perdido.
Estos tres pasos son: número uno; aprovechar las oportunidades que Dios nos ofrece.
Número dos; dejar de escuchar las voces negativas que constantemente nos rodean.
Número tres; ejercer el poder de la fe que esta al alcance de cada uno de nosotros.
Examinemos ahora estos versículos con más detalles, para descubrir los tres pasos que tenemos que seguir.
Bartimeo y la misericordia de Dios
A continuación leemos: “…Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 47 Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!..”
Como podemos ver, aquí tenemos a este hombre llamado Bartimeo, quien era ciego y que se encontraba mendigando. ¿Cuántos dirían que este breve detalle pinta una imagen bastante difícil acerca de la vida de este hombre? Digo esto porque la realidad es que en ese entonces no existían los recursos modernos que existen hoy en día.
En otras palabras los recursos que ayudan a las personas discapacitadas a superar su discapacidad, y que les enseña lo esencial, dentro de su discapacidad, para que puedan conducir una vida productiva y con propósito. En ese entonces estar discapacitado significaba que vivirías a la merced de aquellos que te rodeaban.
Así que lo más común era que una persona discapacitada viviera de las limosnas. Como les mencione, este detalle pinta una etapa muy difícil en la vida de este hombre. Y ahora debemos reflexionar en nuestra vida y pregúntanos: ¿estamos nosotros igual?
La misericordia de Dios para el mundo
La realidad es que el mundo de hoy está lleno de personas que se encuentran en la misma situación que se encontraba Bartimeo, o quizás peor. Desdichadamente esta condición no es algo que se limita al mundo, sino que también puede ser encontrada dentro del pueblo de Dios de hoy. ¿Por qué podemos encontrar esta ceguera total en el mundo y en la iglesia?
La razón principal es algo que les mencione al inicio; la razón principal por la que muchos sufren de una ceguera total en cuanto a las cosas de Dios, es porque a través del tiempo, nuestro enemigo ha introducido falsas doctrinas, huecas filosofías, y herejías en la mente del hombre.
En otras palabras, cosas que causan que el hombre le cierre su corazón a Dios, y que dejen de ver lo que nuestro Señor hizo y continua haciendo por nosotros. Y es por eso que en Colosenses 2:8 se nos advierte: “…Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo…”
Antes de proceder algo que debemos notar es que los líderes religiosos de ese entonces, al igual que muchos hoy en día, trataban de limitar la soberanía y el poder de Dios, (lunes; noche de milagros; martes: noche de restauración; miércoles: noche de sanidad; jueves: noche de liberación; etc. etc.).
La tentativa de los hombres de limitar la soberanía y poder de Dios no es algo nuevo, así que es algo que queda bien reflejado en Marcos 3:2 cuando leemos: “…Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle…” Pero la realidad es que el poder y soberanía de Dios no puede ser limitado. Dios puede hacer la obra en cualquier lugar, y en cualquier momento. Dile a la persona que tienes a tu lado: Dios es soberano.
¿Qué tenemos que hacer nosotros para aprovecharnos de Su soberanía y misericordia?
Tenemos que hacer como Bartimeo; tenemos que aprovecharnos de las oportunidades que Dios nos brinda. Fíjense bien en este detalle aquí para que entiendan bien lo que les digo. Aquí leemos: “…Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!..”
Bartimeo no podía ver a Jesús, él estaba ciego por completo, pero al escuchar que Jesús estaba pasando cerca comenzó a dar voces; en otras palabras, Bartimeo no dejo pasar la oportunidad de llegar al Señor.
Delante de cada uno de nosotros Dios pone una nueva puerta de oportunidad, y como fieles creyentes no podemos desaprovecharlas. Fíjense bien en lo que encontramos en Gálatas 6:10 cuando leemos: «…Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe…»
Quizás hoy has escuchado la Palabra de Dios por primera vez y decides aceptarle; quizás hoy te has dado cuenta que tu relación con Él no está al nivel que debe estar; quizás hoy Él te está llamando a una reconciliación; quizás hoy Él te revela la identidad de alguien que conoces que se encuentra perdida y sin rumbo.
Las puertas de oportunidades que el Señor nos ofrece son numerosas, y solo tú puedes hacer la decisión de abrirlas y atravesar por ellas. Pero para poder hacer esto, para poder tomar ventaja de las oportunidades que Dios nos ofrece, existe algo que tenemos que hacer. Esto nos conduce al segundo punto de hoy.
Para poder tomar ventaja de las oportunidades que Dios nos ofrece, tenemos que dejar de escuchar las voces negativas que nos rodean. Fíjense bien en este detalle aquí cuando leemos: “…Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡¡Hijo de David, ten misericordia de mí!..”
¿Se han dado cuenta de lo que estaba sucediendo aquí? A pesar de que la única razón por la que tantos habían salido para ver a Jesús era porque ellos habían escuchado de sus milagros y enseñanzas, ellos trataron de evitar que Bartimeo recibiera la bendición que Dios tenía para él en ese día.
Ellos trataron de evitar que este hombre pudiese acercarse a Jesús, y el mundo hace lo mismo. El mundo tratara de ahogar la voz de Dios para con nosotros a través de pensamientos negativos.
A nuestra mente llegaran pensamientos como: tú no sirves, y ¿sabes qué? si entretienes este pensamiento, entonces no servirás. A nuestra mente llegaran pensamientos como: tú no puedes, y ¿sabes qué? si entretienes este pensamiento, entonces nunca podrás desarrollar el potencial máximo que Dios desea que desarrolles.
A nuestra mente llegaran pensamientos como: de nada vale, y ¿sabes qué? si entretienes este pensamiento, entonces te desanimaras y no perseveraras en tu caminar con Cristo. ¿Están entendiendo bien lo que les digo?
Si Bartimeo hubiese escuchado la voz de aquellos que le rodeaban, en vez de la voz de Dios que le llamaba, entonces él hubiese permanecido ciego. Hermanos, una mente influenciada por la corriente de negatividad que existe en este mundo, es una mente influenciada por el diablo; y esto es exactamente lo que está sucediendo en el mundo.
Esto es algo que queda claramente expuesto en 2 Corintios 4:4 cuando leemos: “…en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios…” Y como fieles creyentes, nosotros podemos hacer algo para combatir esto. ¿Qué podemos hacer nosotros para combatir esto? Tenemos que hacer como hizo Bartimeo en este instante, tenemos que acudir al único capaz de liberarnos. Esto nos conduce al tercer punto del día de hoy.
Continuando leemos: “…Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 50 El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51 Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino…” Dile a la persona que tienes a tu lado: ¡Jesús se detuvo!
¿Por qué se detuvo Jesús? La razón por la que Jesús se detuvo fue porque Él NO estaba escuchando la voz de un hombre, Él estaba escuchando una fe que clamaba a Dios. ¿Qué les quiero decir con esto? Lo que les estoy diciendo es que con su petición, lo que Bartimeo estaba haciendo era ejerciendo el poder de la fe que Dios le había entregado. Dile a la persona que tienes a tu lado: ejerce el poder de la fe. ¿Por qué digo que tenemos que ejercer el poder de la fe?
La razón por la que digo esto es porque cuando tomamos el tiempo de meditar en las escrituras, no es difícil llegar a la conclusión de que Dios nos ha entregado numerosas bendiciones. Por ejemplo:
Dios nos ha entregado una gran herencia no merecida; Dios nos ha entregado la vida eterna. Esto es algo que queda bien resumido en Juan 3:16 cuando leemos: “…Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna…”
Dios nos ha entregado la victoria sobre la tentación. Esto es algo que queda bien claro en 1 Corintios 10:13 cuando leemos: “…No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar…”
Dios tiene un lugar muy especial reservado para todo creyente fiel. Esto es algo que el Señor nos deja saber claramente en Juan 14:1-3 cuando leemos: “…No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis…”
Dios nos ha entregado paz aun en momentos difíciles o de aflicción. Esto es algo que el Señor también nos deja saber claramente en Juan 16:33 cuando leemos: “…Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo…”
Y ahora preguntémonos, ¿por qué hemos recibido todas estas bendiciones? La respuesta a esta pregunta es fácil; hemos recibido todas estas bendiciones debido a nuestra fe. Esto es algo que queda bien resumido en Romanos 1:17 cuando leemos: “…Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá…”
Una fe genuina es capaz de vencer y hacer desaparecer todo obstáculo, toda barrera, y todo tropiezo que podamos encontrar. Al igual que Bartimeo ejerció el poder de su fe, nosotros tenemos que ejercer el poder de la fe que Dios nos ha entregado.
Es hora de dejar de escuchar la vocecita que nos insta a rendirnos ante las circunstancias de este mundo, y en vez decir: “…Todo lo puedo en Cristo que me fortalece…” (Filipenses 4:13).
Para concluir.
Como les dije al inicio, hoy en día existe un gran número de personas que se sienten completamente desanimadas, y desorientadas. Existe un gran número de personas que piensan que su vida va en rumbo hacia un gran abismo, y que no existe nada que pueda detener lo que les está sucediendo.
Pero esto no es verdad, si existe una solución y Su nombre es Jesús. Pero para lograr obtener esta solución, tenemos que estar dispuestos a seguir el ejemplo de Bartimeo.
En otras palabras, tenemos que aprovechar las oportunidades que Dios nos provee; tenemos que dejar de escuchar las voces negativas que nos rodean, y tenemos que ejercer el poder de la fe disponible a nosotros.
¿Deseas tener un encuentro genuino con Dios? ¿Deseas recibir la paz y tranquilidad que solo Dios te puede dar? ¿Deseas restaurar tú comunión con Dios? ¿Deseas ver las bendiciones que te rodean? Si has contestado si a una o a todas estas preguntas, entonces escucha bien hoy, porque Él está cerca y te llama.
Escucha bien hoy, y clama a Él, porque Él está aquí atento a tu oración. Escucha bien hoy, porque el poder de tu fe puede librarte de todo mal.
Cuando tomamos estos pasos, cuando aprovechamos las oportunidades que Dios nos provee; cuando no permitimos ser influenciados por la corriente de maldad que arrasa a este mundo, cuando ejercemos el poder de la fe que Dios nos ha entregado, entonces recibiremos todas las bendiciones que Dios desea derramar sobre nosotros.
Es como nos dice la Palabra en Salmos 24:4-6 cuando leemos: “…El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño. 5 El recibirá bendición de Jehová, Y justicia del Dios de salvación. 6 Tal es la generación de los que le buscan, De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob…”
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.