¿Qué haces aquí Elías?

¿Qué haces aquí Elías?

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: ¿Qué haces aquí Elías?

© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: 1 Reyes 19

Introducción

Una de las mejores tácticas que emplea el enemigo contra los cristianos, es implantar la duda y el temor en nuestra mente. Y dentro de esta táctica, él trata de convencernos a pensar que Dios nos ha rechazado, y se ha olvidado de nosotros. La razón por la que intenta esto es porque él sabe muy bien, que si logra que una persona se sienta de esta manera, entonces él podrá desviarle fácilmente de los caminos de Dios.

Digo esto porque una persona que se siente rechazada o abandonada por Dios, acudirá a esconderse en las actividades de este mundo, y en la mayoría de los casos, estas actividades nos separan de la voluntad de Dios. Así que la pregunta que debemos hacernos es: ¿se ha olvidado Dios de nosotros o nos ha rechazado de Su lado?

Para contestar nuestra pregunta, hoy vamos a estudiar el capítulo 19 de Primera de Reyes. Debido a que el tiempo que compartimos es limitado, no vamos a leer capítulo completo, sino que vamos a usar los versículos claves que responderán nuestra pregunta, y que nos proporcionaran el alimento espiritual que tanto necesitamos.

¿Qué haces aquí, Elías?

Ahora bien, para tener un mejor entendimiento de lo que estaba sucediendo en ese entonces, y entender de cómo lo que vamos a estudiar se aplica a nuestra vida hoy en día, hagamos ahora un breve repaso de historia.

Lo primero que debemos notar es que en este momento en la historia, los profetas de Dios habían sufrido una gran persecución en manos de Jezabel [1]. Ahora bien, sé que la mayoría de nosotros hemos escuchado el nombre de Jezabel en otras ocasiones, y que este nombre es normalmente asociado con la manipulación, seducción, y el odio por la autoridad espiritual. Pero, ¿quién fue esta mujer?

Jezabel fue una reina del antiguo Israel. Ella fue la hija del rey de Sidón, y se caso con el rey de Israel Acab. Ella uso su influencia manipuladora y seductora sobre el rey de Israel, lo que condujo a que la religión pagana de Baal fuera patrocinada por el rey [2]. Todo esto condujo a una persecución de los profetas de Dios por parte de esta reina, y Elías pronto se encontró solo [3]. Pero aunque Elías aparentaba estar solo, en realidad no lo estaba.

La realidad es que Elías estaba mejor acompañado que nadie, ya que Dios nunca se aparto de él. Y prueba de esto es la victoria que Dios le entrego sobre los profetas de Baal. Digo esto porque Elías reto a los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, a que ellos probaran que su Dios era superior a Jehová, pero por mucho que ellos hicieron y gritaron, nada pudieron cumplir; sin embargo, Jehová si produjo una gran señal del cielo, de esta manera entregándole la victoria total a Elías [4].

¿Por qué es necesario saber estos detalles?

Debemos saber estos detalles, porque ellos nos demuestran dos cosas muy importantes, que todo creyente debe tener siempre muy en mente.

Número uno; nos demuestran que si no estamos parados firme en nuestra fe, la influencia de otros puede ocasionar que nos desviemos de los caminos de Dios, igual que le sucedió al rey de Israel. Recordemos que el espíritu seductor y manipulador de Jezabel está muy vivo, y que buscara desviarnos de los caminos de Dios en todo momento.

Recordemos lo que nos dice el Señor en su mensaje a la iglesia en Tiatira en Apocalipsis 2:20 cuando leemos: “…Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos…” Dile a la persona que tienes a tu lado, cuidado con Jezabel.

Número dos; nos demuestran que aunque en ocasiones nosotros nos podamos sentir solos, o que nuestro enemigo es superior en número a nosotros, Dios nunca abandona al siervo fiel, y le entrega la victoria sobre toda ocasión. Bueno, manteniendo estos breves detalles en mente, continuemos ahora con nuestro estudio de hoy.

Elías huyó por temor

Cuando la reina Jezabel se enteró de la gran derrota que tuvieron los profetas de Baal en mano de Elías, ella prometió matarle y él huyo por temor (verss. 1-3) [5]. El temor le condujo a huir por el desierto, y se sentía tan mal y angustiado que hasta deseo que le llegara la muerte. Fíjense bien como esto queda bien claro en: 1 Reyes 19:4 cuando leemos: “…Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres….”

Este hombre quien había siempre obedecido a Dios; este hombre quien Dios había usado grandemente para demostrar Su majestad y poder, ahora se encontraba huyendo. En otras palabras, este siervo fiel ahora se encontraba alejándose de la voluntad de Dios. Las circunstancias que le rodeaban habían causado que se diera por vencido, huyo, y buscaba esconderse.

Fíjense bien como nos dice la Palabra aquí en 1 Reyes 19:8-9 cuando leemos: “…Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. 9 Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?…” Ahora la pregunta que debemos hacernos es: ¿sucede esto en nuestra vida?

Lo que le sucedió a Elías le sucede a muchos

La realidad es que lo que le sucedió a Elías no es muy diferente a lo que le sucede a muchos. Digo esto porque la gran mayoría de nosotros al encontrarnos en una situación difícil, lo primero que tendemos hacer es huir, y acudir a nuestro refugio.

En el caso de Elías vemos que él acudió a una cueva donde él buscaba esconderse, pero para nosotros esa cueva de refugio pueden ser muchas otras cosas.

Para nosotros ese refugio puede ser una amistad muy cercana; para nosotros ese refugio puede ser un pariente muy querido; para nosotros ese refugio puede ser un grupo u organización; en otras palabras, para nosotros esa cueva puede ser todo aquello que nos provee un sentir de seguridad, pero que no necesariamente caen o están dentro de la voluntad de Dios. Este ciertamente fue el caso con Elías, él huyo por cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar a este lugar donde él pensaba que estaba salvo de la persecución de Jezabel, y se escondió.

Pero ahora la pregunta que debemos hacernos es: ¿era aquí donde Dios le quería? La respuesta es no, y es por eso que Dios le pregunta: “…¿Qué haces aquí, Elías?..” Dile a la persona que tiene a tu lado, Dios no te quiere escondido.

Dios no quiere al creyente huyendo y escondido.

Él nos quiere marchando, avanzando, y predicando el mensaje de salvación; pero desdichadamente esto es algo que muchos no escogen hacer. ¿Por qué no escogen hacerlo? Una razón puede ser encontrada en la respuesta de Elías a Dios.

Fíjense bien en la respuesta que Elías le dio a Jehová como encontramos aquí en 1 Reyes 19:14 cuando leemos: “…El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida…” ¿Cuántos pueden ver el dolor en su respuesta?

Digo que existía dolor en su respuesta porque él le estaba contestando con un corazón compungido. Al ver de la manera que el resto del pueblo de Dios se comportaba, al ver como ellos abrazaban la maldad y rechazaban el bien, el profeta se sintió impotente.

Al ver de la manera que el resto del pueblo de Dios abrazaba la maldad y rechazaba el bien, el profeta se ahogaba en compasión propia. En realidad esto es algo que la mayoría de nosotros sentimos en ocasiones. Digo esto porque hoy en día, al igual que en el tiempo de Elías, el hombre ha escogido seguir doctrinas del hombre, en vez de aceptar y abrazar la verdad de Dios.

Y este rechazo de la verdad de Dios por parte de la humanidad, en ocasiones nos hacen sentir impotentes; nos hacen sentir que no podemos hacer nada para avanzar la obra de Dios. Llegamos a sentirnos sin fuerzas, abandonados y/o rechazados, y en toda ocasión, esto nos conduce a encontrarnos en lugares donde Dios no nos ha llamado.

Dios no nos quiere ahogándonos en compasión propia

Dios no te quiere en sufrimiento y dolor; Dios no te quiere preocupado y atormentado. Pero en muchas ocasiones es exactamente ahí donde llegamos y permanecemos. ¿Por qué sucede esto? Esto es algo que sucede porque en muchas ocasiones, nosotros esperamos que Dios actué de cierta manera. Pero Dios no siempre actúa de la manera que esperamos o buscamos.

En el caso de Elías, Dios le había entregado la victoria sobre los profetas de Baal con una señal espectacular; ¡fuego descendió del cielo! [6]. Dile a la persona que tienes a tu lado: fuego cayó del cielo. Pero debemos notar que esta victoria causó que Elías tuviera que huir para salvar su vida, y ahora se encontraba sufriendo y atormentado, escondido en una cueva [7]. ¿Qué les quiero decir con esto? Lo que les quiero decir es que mientras más fiel le seas a Dios, más serás atacado.

¿Qué haces aquí, Elías?

Ahora quiero que nos fijemos en un detalle; en los versículos del 11-13 encontramos que Dios le dice: “…Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. 12 Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. 13 Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?..”

¿Por qué quiero que notemos esto? Quiero que notemos este detalle porque como les dije hace un breve momento, Dios no siempre obra de la misma manera. Para calmar el sufrimiento y dolor de Su siervo, Dios no usó un grande y poderoso viento; Dios no usó un terremoto; Dios no usó un fuego; sino que usó sonido apacible y delicado.

Tú que hoy sufres, tú que hoy estas adolorido y atormentado debido a las circunstancias que te rodean, no esperes que Dios haga soplar un viento poderoso; no esperes que Dios haga llover fuego del cielo; no esperes que Dios cause un gran terremoto, sino estate atento y obediente a Su palabra, y Él te sacará de ese lugar de sufrimiento en que te encuentras. Así que examina hoy tu vida, no sea que Dios te este diciendo: “…¿Qué haces ahí?..”

Cuando Elías le respondió a Dios

Ahora bien, cuando Elías le respondió a Dios, él no tenía una mala intención en su corazón. Lo que sucedió fue que Elías no se había dado cuenta que al huir y esconderse, él se estaba apartando del propósito de Dios, y es por eso que Dios le contestó como encontramos en 1 Reyes 19:15-16 cuando leemos: “…Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. 16 A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar….” Dile a la persona que tienes a tu lado, Elías tenía una misión que cumplir.

Quiero que notemos algo de suma importancia aquí; quiero que notemos que Dios le dijo a este siervo: “…Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto…” Detengámonos aquí por un breve instante y exploremos el significado del desierto; ¿qué es un desierto? Un desierto es un lugar desolado, un lugar caliente, un lugar donde vivir es algo casi imposible.

Un lugar árido donde no existe sombra, donde no se encuentra agua para saciar la sed, un lugar que causa un gran sufrimiento. ¿Por qué les he llamado la atención a este detalle que aparenta insignificante? La razón por ello, es para que todos estemos muy conscientes de que en ocasiones, hacer la voluntad de Dios no será fácil.

Hacer la voluntad de Dios es el llamado de todo cristiano.

Esto es algo que el Señor nos dice claramente en Mateo 7:21 cuando leemos: “…No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos….”

Elías tenía una misión que cumplir, y el camino no sería fácil; nosotros también tenemos una misión a cumplir, y el camino tampoco nos será nada fácil. Tendremos que atravesar por un desierto, tendremos que atravesar por lugares difíciles, donde no encontraremos quizás refugio en aquellos que amamos, pero no obstante esto, tenemos que perseverar y cumplir con la voluntad del Padre.

Para concluir

Regresemos ahora a la pregunta inicial. ¿Se ha olvidado Dios de los cristianos fieles o nos ha rechazado de Su lado? La respuesta a nuestra pregunta la encontramos en la respuesta de Dios a Elías, según leemos en 1 Reyes 19:18 “…Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron….” A pesar de que Elías había huido, a pesar de que este siervo se había atemorizado y escondido, Dios no le había abandonado. Dile a la persona que tienes a tu lado: ¡Gloria a Dios!

El plan de Dios no se había detenido. Elías pensaba que estaba solo; él pensaba que nadie le ayudaría, pero Dios había seleccionado no a uno, o a dos, sino a siete mil para que le ayudasen.

Es verdad que en ocasiones tendremos que pasar por situaciones difíciles, pero no podemos permitir que llegue el enemigo y nos desvié de la voluntad de Dios. Porque de algo que si podemos estar bien seguros, es que llegara y tratara de desviarnos.

El enemigo tratara de angustiarnos y atormentarnos. Tratara de herirnos y/o matar nuestra fe. Tratara de hacernos sentir solo e impotentes. Y es por eso que tenemos que fortalecernos en la Palabra de Dios en todo momento.

Ahora pregunto; ¿te encuentras en un lugar desolado? ¿Te encuentras en un lugar de dolor? ¿Te encuentras huyendo de la voluntad de Dios?

Escucha lo que Dios te pregunta hoy: “..¿Qué haces ahí?..”

[1] 1 Reyes 18:4
[2] 1 Reyes 16:31
[3] 1 Reyes 18:22
[4] 1 Reyes 18:40
[5] 1 Reyes 19:1-3
[6] 1 Reyes 18:36-39
[7] 1 Reyes 19:9

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

Publicaciones Similares