Con temor y reverencia

Agradándole con temor y reverencia

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Agradándole con temor y reverencia

© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Hebreos 12:25-29

Introducción

Vamos a iniciar el servicio de hoy haciendo una pregunta: ¿cuántos de ustedes de momento han sentido que algo ha cambiado en su vida? Por ejemplo, quizás existía algo que causaba un gran gozo en nosotros, pero de buenas a primera todo cambio. Les estoy hablando de más o menos lo que le sucede a los niños con los juguetes nuevos.

¿Cuántos se pueden acordar de haber querido un juguete en particular, y el gran gozo que recibimos cuando finalmente lo obtuvimos? Creo que todos aquí nos podemos recordar del gran gozo que sentimos al recibir ese juguete que tanto queríamos. ¿Qué hicimos entonces? Lo que hicimos es que jugábamos con él todo en todo momento. Pero, ¿qué sucedió a través del tiempo?

Creo que todos aquí reconoceremos, que lo que sucedió a través del tiempo, es que ese gozo y esa pasión de jugar con ese juguete, a través del tiempo se fue enfriando hasta que finalmente ese juguete tan especial quedó tirado en un rincón del armario, o quizás dentro del baúl de juguetes. Ese juguete que tanto anhelábamos tener y que finalmente recibimos, finalmente quedó tirado a un lado, y hasta en ocasiones no nos acordábamos que lo teníamos. ¿Por qué sucedió esto?

Esto es algo que nos sucedió porque todos tenemos la tendencia de que mientras más nos familiarizamos con algo, más se convierte en parte de nuestra vida rutinaria, y por ende menos importancia le damos. ¿Por qué les he dicho estas cosas?

La razón por la que les he dicho estas cosas, es porque desafortunadamente, esto también es algo que puede suceder en nuestra relación con Dios. Ahora bien, me detengo aquí para hacer una aclaración. Deseo que quede bien claro que yo no estoy diciendo, ni implicando, que nuestra relación con Dios es un juguete, o algo que debe ser visto como eso; pero la realidad es que existen muchos cristianos que juegan con esta idea.

Muchos cristianos que se han acomodado en su fe

Existen muchos cristianos que se han acomodado en su fe de tal manera, que su relación con Dios simplemente pasa a ser algo de rutina, y aquí existe un gran peligro. Digo que existe un gran peligro porque cuando nos acomodamos en nuestra relación con Dios de manera rutinaria, esto nos conducirá a que no le demos a Dios la importancia que Él merece. ¿Qué les estoy diciendo con todo esto?

Lo que les estoy diciendo con todo esto, es que existe un gran número de creyentes que simplemente están jugando a la iglesia. En otras palabras, asisten a los servicios día tras días, pero que en realidad no están recibiendo los mensajes de Dios. Y ahora debemos preguntarnos, ¿cómo podemos evitar que esto nos suceda a nosotros? Éste es el tema que estaremos explorando en el día de hoy. Pasemos ahora a la palabra de Dios.

«Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos. 26 La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. 27 Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. 28 Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; 29 porque nuestro Dios es fuego consumidor

La quinta y final advertencia en el libro de Hebreos

Algo de suma importancia que debemos saber antes de continuar, es que estos versículos son la quinta y final advertencia encontrada en el libro de Hebreos. La razón de estas advertencias fueron porque muchos creyentes judíos se habían apartado del judaísmo para seguir a Cristo, pero para escapar la persecución por parte de sus compatriotas, estos nuevos creyentes estaban a punto de retroceder sus pasos [1].

Así que el tema principal encontrado es este libro, fue de demostrar a este nuevo grupo de conversos la superioridad de Jesucristo por encima del sistema judío que existía. En otras palabras demostrar que Jesucristo era superior a los ángeles, ya que los ángeles le adoraban [2].

Demostrar que Jesucristo era superior a Moisés, ya que Él le había creado [3]. Demostrar que Jesucristo era superior al sacerdocio de Aarón, ya que Su sacrificio fue una vez y para siempre [4]. Y finalmente demostrar que Jesucristo era superior a la ley mosaica, ya que Él había establecido un nuevo pacto [5].

Así que manteniendo estos breves detalles en mente continuemos ahora con nuestro estudio de hoy, y descubramos como podemos evitar que nuestra fe se convierta en una rutina.

Mirad que no desechéis al que habla.

Aquí encontramos que se nos dice: “…Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos…”

En la primera oración de este versículo, encontramos lo primero que tenemos que hacer para evitar que nuestra fe se convierta en algo de rutina. La Palabra nos dice: “…Mirad que no desechéis al que habla…” Ahora bien, quiero que quede bien claro que aquí no se está hablando de un predicador o de un pastor, sino que se esta hablando acerca del Señor. ¿Cómo puedo decir eso con tanta confianza?

Lo puedo decir porque aquí vemos que se nos dice: “…al que amonesta desde los cielos….” Claro está en que los predicadores y pastores son los que hoy en día nos predican los mensajes, pero deseo que quede muy claro que la preparación de una predicación y/o estudio bíblico, no es algo que se hace sin mucha oración, y la dirección e inspiración del Espíritu Santo.

También deseo que quede muy claro que la mayoría, si no todos los predicadores, no preparan un mensaje con una persona específica en mente, y definitivamente no conocen los pensamientos y sentimientos internos de una persona.

Esto significa que si durante la predicación te has sentido quizás regañado, y/o has recibido convicción de algo, el responsable de eso no fue el predicador sino que fue el “…que amonesta desde los cielos….” Pero a pesar de esto, desafortunadamente existen numerosos cristianos que han dejado de escuchar los mensajes de Dios. ¿Por qué sucede esto?

Esto es algo que sucede porque muchos han adoptado el mal habito de escuchar los mensajes como algo de rutina. Es decir, al escuchar de lo que se esta predicando o de lo que se va a predicar piensan para sí: hoy esta hablando de la fe, yo tengo mucha fe, así que eso no es conmigo.

Piensan para sí: hoy esta hablando de la oración, yo oro a diario, así que eso no es conmigo. Piensan para sí: hoy esta hablando de la perseverancia, yo persevero, así que eso no es conmigo. Piensan para sí: hoy esta hablando del matrimonio, yo soy soltero o soltera, así que eso no es conmigo. Pudiéramos seguir citando ejemplos, pero creo que ya todos tienen una buena idea de lo que les estoy diciendo. ¿Qué les estoy tratando de decir?

Lo que les estoy diciendo es que existen muchos que se desconectan por completo de lo que se esta predicando, en otras palabras, del mensaje que Dios ha enviado a Su pueblo. Existen muchos que se desconectan del mensaje de Dios; se desconectan porque piensan que lo que se esta diciendo no tiene significado para ellos. ¿Por qué sucede esto?

Ninguno de nosotros tenemos una relación perfecta con Dios

Esto es algo que sucede porque una buena mayoría del pueblo de Dios, esta convencido de que su relación con Dios es perfecta. La triste realidad es que ninguno de nosotros tenemos una relación perfecta con Dios.

Como he dicho en numerosas ocasiones, de una forma u otra, todos aquí le faltamos a Dios a diario, y es por eso que en Proverbios 16:2 encontramos que se nos advierte: “…Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión; Pero Jehová pesa los espíritus…”

La realidad es que si no prestamos atención a los mensajes, nuestra fe se convertirá en algo de rutina, y pronto nos encontraremos jugando a la iglesia. Tristemente esto es lo que le sucede a muchos, y es por eso que muchos dejan de asistir a la iglesia. Así que dile a la persona que tienes a tu lado: “…Mirad que no desechéis al que habla…” No podemos ignorar o no prestar atención a los mensajes, porque de hacer esto estaremos rechazando la bendición de escuchar la palabra de Dios.

La voz del cual conmovió entonces la tierra

Lo segundo que tenemos que hacer para evitar que nuestra fe no se convierta en algo de rutina lo encontramos aquí cuando leemos: “…La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. 27 Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles…” ¿Qué nos enseñan estos versículos?

Estos versículos nos enseñan claramente que lo segundo que tenemos que hacer, es darle a Dios el mérito que solo Él merece. Tenemos que mantener siempre en mente que por Su palabra fueron hechos el cielo y la tierra; por Su palabra todo lo que existe en el mundo y en el universo fue creado.

Hermanos, la palabra de Dios es la que nos fortalece en tiempos de inseguridad; la palabra de Dios es la que nos da esperanza; la palabra de Dios es lo que cambia todo por completo en la vida de una persona. Aquí vemos que se nos dice: “…La voz del cual conmovió entonces la tierra….” Y la realidad es que Jesucristo conmovió la tierra en ese entonces, y continúa estremeciendo la tierra hoy en día. Lo hizo en ese entonces, y continúa estremeciendo la tierra hoy porque con la palabra de Dios, Él cambió el mundo por completo. Pero aún queda mucho más por cambiar.

Digo esto porque en estos versículos encontramos la advertencia del juicio venidero de este mundo; aquí leemos: “…Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles….”

Esto nos deja saber que llegará el tiempo cuando todo lo creado será destruido; el cielo, la tierra, y el universo sufrirán un cambio cataclísmico [6]. Pero el creyente fiel no tiene nada que temer; no tenemos nada que temer porque Él nos ha prometido que si nos mantenemos fiel, viviremos para siempre ante Su presencia [7]. Dile a la persona que tienes a tu lado: dale a Dios el merito que Él merece.

Sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia

Lo tercero que tenemos que hacer para evitar que nuestra fe no se convierta en algo de rutina lo encontramos aquí cuando leemos: “…Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; 29 porque nuestro Dios es fuego consumidor…” ¿Qué nos enseñan estos versículos? Estos versículos nos enseñan que tenemos que reconocer que somos pecadores

Tenemos que reconocer que ninguno de nosotros tenemos una relación perfecta con Dios, tenemos que mantener siempre en mente que hemos recibido un reino inconmovible, no por nuestra perfección, rectitud, o pureza, sino por obra y gracia de Dios [8]. Nosotros no hemos recibido lo que merecíamos, así que nuestra gratitud debe ser inagotable. ¿Cómo podemos demostrar nuestra gratitud a Dios?

Nosotros demostramos nuestra gratitud a Dios, cuando le presentamos a los no creyentes el plan de salvación. Nosotros demostramos nuestra gratitud a Dios, cuando le ministramos aquellos que se han apartado, o que no conocen la verdad. Nosotros demostramos nuestra gratitud a Dios, cuando permitimos que nuestras acciones reflejen el amor de Cristo en todo momento. Nosotros demostramos nuestra gratitud a Dios, cuando nos reunimos para alabar y bendecir Su santo nombre.

La Palabra aquí nos dice: “…sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia…” Aquí vemos que dice que le sirvamos con temor, pero ésta palabra no significa “miedo o terror” como muchos entienden.

Digo esto porque la palabra temor usada aquí viene de la palabra griega: “εὐλάβεια” [pronunciada: yú-lá-báya] cuya definición además de incluir miedo y terror, también incluye “reverencia, veneración” [9].

Así que cuando aplicamos esta definición podemos ver claramente que el temor de Dios no significa miedo, o terror, sino que significa reverenciar y venerarle; en otras palabras, someternos a Su voluntad, y adorarlo por Su grandeza y majestad. Dile a la persona que tienes a tu lado: agrademos a Dios con temor y reverencia.

Para concluir.

Existen numerosas personas, que han permitido que el amor que una vez sintieron por Dios y Su obra se enfríe. Esto es algo que ha sucedido debido a la maldad que se ha multiplicado en el mundo, y desafortunadamente en la iglesia.

Es como nos dice el Señor en Mateo 24:11-12 cuando leemos: “…Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; 12y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará…”

Pero algo que nunca debemos olvidar es que en ese mismo capítulo, en el próximo versículo encontramos la promesa divina que nos fortalece, la promesa divina que nos da esperanza, la promesa divina que nos anima a perseverar. En este mismo capítulo y en el próximo versículo el Señor nos promete: “…Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo…”

Regresemos ahora a la pregunta inicial: ¿cómo podemos evitar que con el tiempo nuestra relación con Dios se convierta en algo rutinario?

Lo podemos evitar prestando atención a los mensajes que recibimos del Señor, y empleándolos para que dirijan nuestra vida.

Lo podemos evitar cuando le damos a Dios el mérito que Él merece, y no permitimos que nada ni nadie se ponga de por medio en nuestra relación con Él. Lo podemos evitar cuando reconocemos que solo por su obra y gracia hemos recibido la promesa de habitar en Su reino inconmovible, y buscamos siempre agradarle con temor y reverencia.

Ahora la pregunta que queda es: ¿cómo servirás tu al Señor?

[1] Wilkinson & Boa Bible Handbook
[2] Hebreos 1:6
[3] Hebreos 1:10
[4] Hebreos 10:11-12
[5] Hebreos 12:23-24
[6] Apocalipsis 21:1
[7] Apocalipsis 3:12
[8] Efesios 2:8-9
[9] Blue Letter Bible Lexicon – Strong’s G2124

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

Publicaciones Similares