Edificando murallas
Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Edificando murallas
Tabla de Contenido
© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)
Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Nehemías 4:12-17
Introducción
Como todos ustedes saben, nuestra iglesia, a pesar de que somos pocos, tiene un gran alcance en el Internet. A través de nuestro portal en el Internet, las predicaciones y estudios bíblicos que les presento a ustedes que asisten aquí, son leídas, escuchadas y vistas por un promedio de 2.499 personas diario.
Cuando yo vi este número me quede bastante impresionado, ya que esto significa que nosotros estamos llevando el evangelio de Jesucristo y la sana doctrina a un promedio de más de 70.000 personas mensualmente. ¿Cuántos pueden decir Gloria a Dios conmigo?
¿Por qué les mencione esto? Bueno, deseo que quede bien claro, que no he mencionado esto para alardear o jactarme de forma alguna. Yo no soy nadie de importancia, yo solo soy un simple pastor, y en ocasiones torpe para hablar; pero gloria a Dios que Él ha permitido que las predicaciones y estudios bíblicos que les presento a ustedes, no solo le sirvan de bendición a nuestra congregación, sino que también a miles de cristianos alrededor del mundo, que visitan la pagina del ministerio en el Internet.
Con esto en mente les diré, que en ocasiones recibo correspondencia de personas que buscan mi consejo; la realidad es que esto es algo que sucede con frecuencia, y desafortunadamente no puedo contestarlas todas. Pero recientemente recibí una petición de una hermana en Cristo, que me impacto.
No sé quién es, ni sé donde se encuentra, pero ella me escribió para contarme que estaba atravesando por una situación muy difícil en su matrimonio, la familia, y la iglesia. El tono de su correspondencia indicaba claramente que se encontraba compungida, adolorida, y muy, pero muy, confundida.
En otras palabras, ella estaba atravesando por una crisis espiritual, a la cual ella no le veía solución. Gloria a Dios que después que le conteste su petición, ella me respondió diciendo que seguiría mi consejo, y que se sentía bendecida por Dios.
La sociedad en que vivimos
Al igual que esta mujer, existen cristianos en el mundo que viven en un estado de depresión constante. Existen millones de cristianos que se encuentran en medio de una crisis espiritual, a la cual no le ven la salida. ¿Por qué?
La razón es porque estamos viviendo en medio de una sociedad, donde la vida tiene solo el valor de lo que podamos llevar puesto. Esto es algo que se hace evidente en el reciente Reporte Uniforme de Delitos publicado por el FBI, el cual indica que hubieron un estimado de 1,197,704 crímenes violentos cometidos en todo el país. Y el número estimado de homicidios en la nación fue 15,696 [1].
Estamos viviendo en medio de una sociedad, donde la perversión, depravación, corrupción, y violencia, a diario entra en las casas de millones y millones de personas a través de la televisión, comerciales, revistas, etc. etc. ¿Qué les estoy diciendo con todo esto?
Lo que les estoy diciendo es que los principios cristianos están bajo un fuerte ataque, y desafortunadamente están desmoronándose a nuestro alrededor. Y es exactamente por esta razón por la que al mundo le es mucho más fácil aceptar explicaciones conjuradas por hombres, basadas en la sabiduría humana, que en la verdad de Dios.
La realidad es que al mundo le es mucho más fácil aceptar excusas, políticas, doctrinas, y justificaciones, que buscan destruir las pocas y últimas fibras morales restantes, que volverse a Dios y buscar Su rostro. Pero ahora debemos preguntarnos: ¿qué debemos hacer nosotros ante todo esto? Éste es el tema que estaremos explorando en el día de hoy. Pasemos ahora a la Palabra de Dios.
Edificando murallas
«Nehemías 4:12-17 -» Pero sucedió que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos, nos decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre vosotros. 13 Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos. 14 Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas. 15 Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea. 16 Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá. 17 Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada.»
Como acostumbro a decir, para tener un mejor entendimiento del mensaje que Dios tiene para nosotros en el día de hoy, nos será necesario hacer un breve repaso de historia. Lo primero que debemos saber es que estos acontecimientos que estamos explorando en el día de hoy, tomaron lugar aproximadamente unos 500 años antes de Cristo.
¿Quién fue éste hombre llamado Nehemías?
Nehemías fue un hombre común y corriente, pero que gozaba de una posición única. Nehemías era el copero del rey Artajerjes, y a pesar de que él no ejercía poder alguno en el reino, Nehemías si ejercía gran influencia, ya que el rey dependía y confiaba en él.
Esta relación y dependencia es algo que queda muy bien reflejado en la conversación que él tuvo con el rey, cuál fue la que le condujo a éste punto en la historia que estamos explorando en el día de hoy, como encontramos en Nehemías 2:1-2 cuando leemos, “…Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia. 2 me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera…”
Lo que había entristecido a Nehemías, es que él había recibido noticias de que las murallas que una vez rodeaban la ciudad de Jerusalén, todavía estaban destruidas [2]. Estas noticias causaron gran preocupación en éste hombre, ya que como todos sabemos, las cosas en ese entonces eran muy diferentes a hoy en día.
En otras palabras, las ciudades de antigüedad eran muy diferentes a las ciudades de hoy, y definitivamente los ciudadanos no gozaban de las protecciones modernas que nosotros disfrutamos hoy. Esto significa que de la única manera que una ciudad podía ofrecerle algún tipo de protección a sus habitantes, la ciudad tenía que tener paredes o murallas a su alrededor.
Paredes o murallas con portones fuertes que pudieran detener un ataque, y las paredes de Jerusalén habían quedado destruidas por el rey Nabucodonosor en el 586 a.C, y todavía no habían sido reconstruidas. ¿Por qué es necesario que sepamos estas cosas?
Es necesario saber estos breves detalles porque ellos nos revelan dos cosas muy importantes. Número uno, nos revela el estado de aflicción que existía en el corazón del pueblo de Dios de ese entonces; y dicho estado de aflicción no es muy diferente al estado que muchos cristianos están experimentando hoy en día, al ver como el mundo continua en camino a la perdición.
Número dos, estos breves detalles nos dejan saber que no tenemos que ser personas grandes y poderosas, para cumplir la voluntad de Dios; lo único que tenemos que hacer es permitir que el amor, misericordia, y poder de nuestro Señor sean reflejados en todo lo que somos, y otros serán influenciados por Él. Así que manteniendo estas cosas en mente, continuemos ahora con nuestro estudio de hoy.
El enemigo continuaba su ataque
Lo primero que vemos aquí es que se nos dice, “…Pero sucedió que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos, nos decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre vosotros…” ¿Qué estaba sucediendo aquí?
Lo que estaba sucediendo aquí es que el enemigo continuaba su ataque en contra de este pueblo; el enemigo estaba tratando de detener el progreso de la obra, a través de la intimidación y el temor. Y déjenme decirles que esta táctica del enemigo no ha cambiado mucho; no ha cambiado porque el temor, en toda ocasión, nos conducirá lejos de la presencia de Dios.
El espíritu de temor nos detendrá de obrar para Dios, y hará que caigamos muertos en el espíritu. El espíritu de temor no nos permitirá crecer y desarrollar la vida que Dios desea para nosotros. El espíritu de temor nos mantendrá callados, y nunca testificaremos del poder y gracia de Dios. Y es por eso que nosotros nunca podemos olvidarnos de que fuimos comprados por un precio muy alto, y tenemos que glorificar a Dios en todo lo que somos.
Esto es algo que queda claramente expresado en 1 Corintios 6:20 cuando leemos, “…Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios…” Dile a la persona que tienes a tu lado: glorifica a Dios. Tenemos que ser hijos sin temor.
¿Cómo glorificamos a Dios?
Lo glorificamos asumiendo nuestra responsabilidad. ¿Cuál es nuestra responsabilidad? Nuestra responsabilidad es anunciar el evangelio y el plan de salvación al mundo. ¿Cómo podemos lograr esto en medio de toda la malicia que nos rodea? La realidad es que de la única manera que podremos lograr nuestra misión, es fortificando nuestra posición. ¿Qué les quiero decir con esto? Lo que les estoy diciendo, es que tenemos que comenzar a reparar o construir murallas defensoras a nuestro alrededor.
Las murallas de protección que una vez rodeaban a Jerusalén eran de piedra y cemento, pero las murallas que nosotros tenemos que edificar, y/o reparar son murallas fundadas sobre la palabra de Dios, edificadas con los ladrillos de Sus promesas, y cementadas con nuestra fe.
Las murallas de protección de Jerusalén
Los estudios bíblicos nos revelan, que las murallas de protección de Jerusalén estaban grandemente dañadas o destruidas por secciones. Y la condición de esas murallas derrumbadas, sirven muy bien para ilustrar la condición espiritual de muchos creyentes hoy en día.
Digo esto porque existen muchos cristianos que están en una condición espiritual grandemente dañada, o completamente destruida, debido a las dificultades y situaciones difíciles que se presentan en nuestra vida. En otras palabras, existe un gran número de cristianos que han permitido que sus defensas sean derrumbadas, o grandemente dañadas, y este es el error más grande que podemos cometer.
Como les dije al inicio, estamos viviendo en tiempos peligrosos. Estamos viendo en tiempos en que la vida de una persona no tiene valor alguno, y es por eso que digo que tenemos que comenzar a edificar murallas. En el tiempo de antigüedad las murallas eran edificadas de piedra y cemento para proteger a los habitantes; murallas fuertes y gruesas que detenían el ataque de un enemigo. Pero aun teniendo estas murallas, las ciudades podían caer, tal como sucedió en Jerusalén.
Pero algo que todos debemos saber, es que las murallas solo son tan fuertes como aquellos que la defienden. Si no existen soldados parados en las murallas para repeler el ataque de una fuerza invasora, entonces las murallas pueden ser derribadas o escaladas, y el resultado final en toda ocasión es el mismo, el enemigo saquea y destruye la ciudad. Dile a la persona que tienes a tu lado: tenemos que ser vigilantes [3].
El pueblo fue posicionado en lugares estratégicos
Continuando leemos, “…Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos. 14 Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas….”
Aquí leemos que el pueblo fue posicionado en lugares estratégicos para que pudieran defender la ciudad; ellos estaban armados y listos para defender lo que Dios les había entregado. Ellos estaban armados con lanzas, espadas, y arcos para repeler cualquier ataque del enemigo que se pudiera levantar, y nosotros tenemos que prepararnos y armarnos igual.
Nosotros estamos siendo atacados constantemente por lo que aparenta ser una fuerza superior, y es tiempo de edificar y/o reconstruir murallas. Como fieles cristianos, es tiempo de hacer como nos dice la palabra aquí: “…pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas…”
Es tiempo de edificar murallas para proteger a nuestra familia; es tiempo de edificar murallas para proteger a nuestros hijos; es tiempo de edificar murallas para proteger nuestros hogares; es tiempo de edificar murallas para detener que las fuerzas del enemigo penetren nuestra vida.
¿Cómo podemos edificar murallas?
La respuesta la encontramos en los siguientes versículos cuando leemos, “…Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea. 16 Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá. 17 Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada…”
Aquí encontramos dos pasos a seguir que nos permitirán construir murallas a nuestro alrededor, fundadas sobre la palabra de Dios, edificadas con los ladrillos de Sus promesas, y cementadas con nuestra fe.
El primer paso es que tenemos que estar conscientes de las intenciones del enemigo.
Tenemos que estar conscientes de que él desea separarnos de la presencia de Dios, y que no descansa en su ataque. Esto es algo que el Señor nos advierte en Juan 10:10 cuando leemos, “…El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia…”
Todos nosotros debemos estar muy conscientes de que nos encontramos en medio de una guerra espiritual [4]. En otras palabras, una constante batalla por nuestra mente. ¿Por qué esta batalla por nuestra mente? La razón es porque nuestro enemigo sabe muy bien que si él puede controlar lo que pensamos y creemos, entonces podrá controlar como vivimos y como actuamos.
La palabra de Dios nos dice que nosotros no peleamos contra “…sangre y carne…” Esto nos deja saber claramente que la guerra en que nos encontramos no es contra personas, gobiernos, instituciones religiosas o políticas. Así que de nada nos sirve edificar lo físico.
Si queremos ser vencedores, lo que tenemos que fortalecer nuestro espíritu en todo momento. Tenemos que edificar murallas espirituales de fe, porque las cosas que en ocasiones aparentan ser insignificantes, con frecuencia tienen la tendencia de crecer y crecer, hasta llegar al punto de apartarnos de Dios.
El segundo paso es que tenemos que obrar para Dios, y permanecer conscientes de la defensa.
La Palabra aquí nos dice que ellos obraban en la muralla armados con espadas, lanzas y arcos, y nosotros tenemos que obrar de la misma manera.
Dios nos ha llamado a todos nosotros a participar de Su obra [5], pero nunca podemos hacerlo desarmados. Recordemos siempre que un soldado desarmado no es un soldado; un soldado desarmado es una víctima del ejército invasor, es decir, es solo una baja. Dile a la persona que tienes a tu lado: tenemos que armarnos.
¿De qué arma les hablo? Les hablo acerca del arma más poderosa que existe en el universo [6], y con la única que nosotros podemos defendernos. Y no tan solo defendernos, sino que también podemos, y tenemos, que atacar y destruir el ejército del enemigo que trata de invadir nuestra vida. ¿De qué arma les hablo? Les hablo de la palabra de Dios.
El problema que existe, es que existen muchos cristianos que no tienen la menor idea de cómo usar esta arma. La mayoría de los cristianos no son expertos, o ni tan siquiera competentes en la palabra, y la razón principal es porque no practican.
En otras palabras, la mayoría de los creyentes no toman el tiempo de leerla, estudiarla, y meditar en ella. La mayoría de los creyentes viven contentos con solo leer la palabra de Dios el domingo durante el servicio. Pero la realidad del caso es que un arma no nos sirve para nada, si no la sabemos usar.
Es más, un arma en manos de un inexperto es algo peligroso; es algo peligroso porque en la mayoría de los casos, cuando un inexperto pelea contra un adversario, el arma será arrebata de sus manos, y será usada en su contra. Es por esta razón que podemos encontrar que existen numerosos cristianos que han sido desviados de los caminos de Dios, por aquellos que tergiversan y manipulan la palabra para su propio beneficio.
Para concluir.
Estamos viviendo en tiempos peligrosos, tiempos cuando nuestras creencias y fe están siendo atacadas constantemente, por lo que aparenta ser una fuerza superior, y es tiempo comenzar a edificar y/o reparar nuestras murallas.
Es tiempo de edificar murallas y levantar nuestra espada usándola con la autoridad que Dios nos ha dado. Es tiempo de edificar murallas y pararnos encima de ellas para defender a nuestra familia; es tiempo de edificar murallas y pararnos encima de ellas para defender a nuestros hijos; es tiempo de edificar murallas y pararnos encima de ellas para defender nuestros hogares; es tiempo de edificar murallas y pararnos encima de ellas para detener que las fuerzas del enemigo penetren nuestra vida. Es tiempo de edificar murallas y pararnos encima de ellas para defender nuestra fe.
La tarea que Nehemías emprendió no fue nada fácil, él estaba confrontado con numerosas oposiciones. Pero no obstante la oposición, él cumplió con su misión, y la muralla que rodeaba a Jerusalén, fue construida en solo cincuenta y dos días; esto es algo que queda bien claro en Nehemías 6:15 cuando leemos, “…Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días…”
Ahora la pregunta que queda es, ¿comenzaras a edificar tu?
[1] Latest Crime Statistics Released – Increase in Violent Crime, Decrease in Property Crime – September 26, 2016
[2] Nehemías 1:3
[3] 1 Pedro 5:8
[4] Efesios 6:12
[5] Mateo 28:19
[6] Hebreos 4:12
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