Yo he rogado por ti
Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Yo he rogado por ti
Tabla de Contenido
© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)
Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Lucas 22:31-34
Introducción
Hace unos días atrás recibí varias correspondencias electrónicas de una persona que se identificaba como cristiana, que evidentemente no estaba de acuerdo con nuestra posición en cuanto al diezmo, y a la doctrina de prosperidad (herejías que han infiltrado la iglesia), y el tono y contenido de dicha correspondencia, no reflejaban el amor de Cristo o una fe genuina.
Digo esto porque el contenido de la correspondencia juzgaba, condenaba, y maldecía al ministerio, y todo esto sin tener el más mínimo conocimiento de quien somos. Claro está en que no pude quedarme callado, y le conteste con la palabra de Dios, pero evidentemente esto no fue lo suficiente para esta persona. Esta persona me contesto que Satanás también conocía muy bien la Palabra de Dios, respuesta que insinúa que nosotros servimos al diablo.
No se pueden imaginar lo mucho que me molesto esa respuesta, y debo admitirles que mi respuesta la segunda vez fue bastante fuerte, pero nuevamente le respondí usando la única arma con la que nos podemos defender, le respondí usando la palabra de Dios.
Pero después que se me paso el insulto, me puse a pensar y a reflexionar en la actitud de esta persona y me pregunte, ¿qué causa que un cristiano actúe de esta manera?
¿Qué causa que un cristiano niegue a Cristo con sus acciones?
Este es el tema que estaremos explorando en el día de hoy. Pasemos ahora a la Palabra de Dios.
Lucas 22:31-34 – Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. 33 El le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. 34 Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.
La última cena del Señor
Cómo todos sabemos, estos acontecimientos que estamos examinando en el día de hoy tomaron lugar durante la última cena del Señor. Demás está decir que en este punto de la historia el ministerio de nuestro Señor aquí en la tierra estaba por cumplirse, y que Él había demostrado Su verdadera identidad y poder en más de una ocasión.
Así que no creo que sea necesario que enumeremos todas las señales y milagros que Él había hecho antes de llegar a este punto de la historia, pero si deseo que todos tengamos muy en mente que Simón había sido testigo de la mayoría sino de todas estas cosas. Digo esto porque él había estado con Jesús desde el inicio de Su ministerio [1].
Quiero que estemos muy conscientes del hecho que Simón había presenciado con sus ojos los milagros, y había escuchado con sus oídos las enseñanzas de Jesús. Nadie se lo dijo, nadie se lo contó, él estuvo presente, lo que nos deja saber sin duda alguna que Simón conocía la verdadera identidad del que muchos llamaban rabí o maestro. ¿Por qué he querido que todos notemos tanto lo obvio?
He querido que hagamos nota muy especial de esto, porque este breve detalle nos demuestra que toda persona, sin excepción de una, puede ser influenciada por poderes externos de tal manera que niegue el poder del Espíritu Santo que mora en nosotros. Continuemos ahora con nuestro estudio para que entiendan bien lo que les digo.
¿Qué significa «he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo»?
Continuando con nuestro estudio leemos (vers. 31), “…Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo…” Pero, ¿qué quiere decir esto? La clave para entender este versículo reposa en dos cosas. Número uno en las palabras “…ha pedido…”
Digo esto porque estas palabras originan de la palabra griega ἐξαιτέω (pronunciación: “exa-íteó)”, que significa “pedir que uno sea entregado a otro del poder de otro” [2].
También deseo que notemos muy bien que el Señor dijo, “…os…” Necesitamos estar conscientes de este breve detalle porque esta palabra es plural; en otras palabras, Jesús no dijo el diablo te ha pedido, sino que dijo “…os ha pedido…”
Sé que todo esto puede sonar un poco confuso, pero no lo es. Para ponerlo más simple aún, lo que Jesús le estaba diciendo aquí a Simon es que el diablo le había pedido permiso a Dios para tratar de afectar la vida de los discípulos, y que Dios se lo había concedido. ¿Cómo haría el diablo esto? La respuesta la encontramos en la segunda clave de este versículo que es, “…zarandearos como a trigo…”
Para la mayoría de nosotros sino todos, estas palabras aquí tienen muy poco significado, ya que ninguno de nosotros cegamos o trabajamos con el trigo. Así que para que podamos tener un mejor entendimiento de lo que Jesús les estaba advirtiendo, y lo que nos advierte a nosotros hoy en día, exploremos brevemente lo que significa zarandear el trigo.
Zarandear el trigo es el proceso para separar el grano de la paja
Esto era hecho poniendo el grano encima de un tamiz y sacudiéndolo fuertemente de un lado a otro. Al hacer esto, la paja queda atrapada en el tamiz, y el grano limpio cae en el receptor. Cuando tenemos en mente el significado de este proceso, entonces no es difícil concluir que aquí Jesús les estaba advirtiendo, y nos advierte a nosotros, que el diablo sacudiría sus vidas con tentaciones, para de esa forma tratar de separarles de la presencia de Dios.
El hecho de que Dios permita que la vida de un creyente fiel pueda ser sacudida por tentaciones es algo que puede causar, y ha causado alguna confusión en la vida de muchos. Digo esto porque muchos son los que dicen, ¿cómo puede permitir Dios que esto me suceda?
Pero por razones desconocidas a nosotros, Dios en ocasiones permite que el enemigo nos sacuda de un lado al otro a través de las tentaciones. El mejor ejemplo que podemos encontrar de todo esto es en la vida de Job. En Job 1:1 encontramos que se nos dice, “Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.” Y después en Job 1:12 encontramos, “Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.”
Job no entendió el motivo de su prueba
Y quizás muchos de nosotros aun no lo entendamos, pero lo que todo esto nos enseña es que los momentos de tribulación son inevitables. Son inevitables porque al igual que la misión de Jesús fue de salvar nuestra alma, la misión del diablo es de tratar de separarnos de la presencia de Dios y conducirnos al infierno con él [3]. Así que dile al que tienes a tu lado, vas a ser zarandeado. Pero aunque el enemigo nos zarandee, grande es Dios que nunca permitirá que seamos zarandeados de forma que no podamos soportar [4].
Simón y los discípulos estaban a punto de atravesar un momento muy difícil en su vida; ellos estaban a punto de ser separados de aquel en quien ellos habían depositado toda su fe. Y aunque ellos habían escuchado las enseñanzas de nuestro Señor, ellos en realidad no habían entendido completamente o quizás no habían confiado absolutamente en lo que Él les dijo en Mateo 20:18-19 cuando leemos, “…He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; 19 y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará.”
Cuando asumimos que ellos no habían logrado entender completamente, o quizás no habían confiado completamente en lo que el Señor les había dicho, entonces lo que el Señor dijo a continuación tiene mucho sentido. Fíjense bien que el Señor dijo (vers. 32), “…pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos…”
Pedro sabía muy bien la verdadera identidad de Jesús, él tenía convicción de Su deidad porque Dios se la había revelado [5].
Pedro estaba muy convencido de quien Jesús era, pero el Señor sabía muy bien que esta convicción estaba a punto de fallarle. Fíjense bien en lo que sucedió a continuación cuando leemos (verss. 33-34), “…El le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. 34 Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces…”
¿Qué conduciría a Pedro actuar esta manera?
Lo que condujo a Pedro a actuar de esta manera, es lo mismo que conduce a muchos a actuar de manera indebida. Lo que condujo a Pedro a actuar de esa manera, es que él estaba a punto de fijar su mirada en las cosas terrenales, e ignorar todo lo que había aprendido y presenciado. Pedro estaba a punto de negar a Cristo porque permitió que la duda y el temor dominaran sus acciones.
Pedro estaba a punto de negar a Jesús porque él permitió que las crueles e indebidas acciones del hombre, pusieran una barrera entre él y su relación con Jesús. Digo esto porque después de todo, en muy poco tiempo Jesús sería entregado por Judas para ser torturado y crucificado, y Pedro no quería parte alguna de ello.
Ahora regresemos a la pregunta que hicimos al inicio, ¿qué causa que un cristiano actúe de manera indebida? ¿Qué causa que un cristiano niegue a Cristo con sus acciones?
En realidad nuestro enemigo posee numerosas armas a su alcance que tratara de usar para zarandearnos de la presencia de Dios, pero yo creo que una de las armas que mejor funciona a su favor son las crueles e indebidas acciones por aquellos que profesan ser cristianos, y que están desarrollando el papel de líder dentro del cuerpo de Cristo.
En realidad esto no debe ser algo que nos sorprenda, ya que Jesús mismo nos advierte de todo esto en Mateo 7:15 cuando leemos, “…Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces…”
Estamos hablando de todos esos supuestos líderes de Dios, que han hecho de la iglesia un comercio, todos esos supuestos líderes de Dios que han cambiado la verdadera doctrina para satisfacer su vanidad, orgullo, y avaricia.
Estamos hablando de todos esos supuestos líderes de Dios que abusan y maltratan a los miembros del rebaño del Señor; supuestos líderes de Dios que manipulan y tergiversan la palabra de Dios para acomodar doctrinas y filosofías de hombres.
En otras palabras personas que han tomado acciones crueles e indebidas, que solo sirven para envenenar el alma de las personas, para que no se acerquen a Dios. Acciones crueles e indebidas, que solo sirven para destruir el espíritu de los creyentes.
Acciones como las que enumere brevemente son responsables de endurecer el corazón de las personas de tal manera, que aun después de ser confrontado con el verdadero amor de Cristo, rechazan Su presencia o no logran reconocerle por completo.
Pero sepan todos, que todo aquel que causa estas, cosas algún día tendrán que responder por sus acciones. Esto es algo que queda claramente declarado en Jeremías 23:1-2 cuando leemos, “..!!Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová. 2 Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de Israel a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado. He aquí que yo castigo la maldad de vuestras obras, dice Jehová…”
Para concluir.
Quiero que examinemos ahora nuevamente lo que Jesús le dijo a Pedro cuando dijo, “…pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos…” Quiero que notemos algo aquí de suma importancia, quiero que notemos que aquí Jesús no oró directamente en contra del ataque satánico. Jesús aquí no ato al diablo para detenerle, sino que aquí Jesús oró específicamente por Pedo, y con un propósito bien definido.
El Señor rogó al Padre para que la fe de Pedro fuera fortalecida, y para que él no se mantuviera caído.
Jesús oró para que el poder de Dios permaneciera siempre presente en sus vidas, para que de esta forma ellos pudieran continuar la obra del Padre aquí en la tierra.
De igual manera ha rogado Jesús por todo creyente fiel.
Fíjense bien lo que encontramos en Juan 14:15-17 cuando leemos, “…Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros…”
El Espíritu Santo que ahora mora en nosotros, es quien nos ayuda a superar los obstáculos y dificultades, que a diario se presentan en nuestra vida. El Espíritu Santo que ahora mora en nosotros, es quien nos facilita poder superar las tentaciones y pruebas, por las que tendremos que atravesar.
El Espíritu Santo es quien da convicción de nuestras faltas, debilidades, y pecados, de esta forma dándonos la oportunidad del arrepentimiento para que podamos permanecer en la presencia de Dios en todo momento.
Existen muchas cosas que pueden causar que un creyente fiel caiga momentáneamente, pero no podemos permitirle al diablo que nos mantenga caídos. No podemos permitirle al enemigo que mantenga a aquellos que quizás sean más débiles que nosotros, en una condición de sufrimiento espiritual, o apartados de la presencia de Dios.
Existen muchas personas que han caído a causa de no prestar atención a la palabra de Dios. Existen muchas personas que han caído a causa de no escuchar las advertencias. Personas que han caído a causa de no escuchar su mensaje.
Existen muchas personas que han perdido las bendiciones, o están a punto de perderlas, porque han perdido de vista temporalmente a Jesús debido a las malas e indebidas acciones de otros, y es la responsabilidad de todo creyente que se encuentra fortalecido de ayudarles.
Recordemos que aquí Jesús dijo, “…y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos…”
Muchos han quedado paralizados espiritualmente, y otros han caído completamente muertos en el espíritu, y es nuestra responsabilidad de dejarles saber que Cristo está presente y desea restaurarles y levantarles. Escucha hoy que Jesús te dice, “…Yo he rogado por ti…” Jesús rogó por ti, y es hora de que tu comiences a rogar por tus hermanos.
[1] Mateo 4:17-19
[2] Blue Letter Bible Lexicon – Strong’s G1809
[3] Juan 10:10
[4] 1 Corintios 10:13
[5] Mateo 16:13-17
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