Como escogidos de Dios

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Como escogidos de Dios

© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Colosenses 3:12-14

Introducción

No sé si se acuerdan, pero la semana pasada les hable acerca de la liberación, y les conté el breve testimonio de esa persona que me contacto buscando un servicio de liberación. Si se recordaran, también les mencione que existen muchos cristianos igual que esa persona, y que ese tipo de petición es algo muy común hoy en día.

En otras palabras, les conté el testimonio de esa persona que le había fallado su fe, y que ahora se encontraba nuevamente perdida en las tinieblas. Pero ahora debemos preguntarnos, ¿por qué nos falla la fe?

En realidad existe una gran variedad de razones, pero yo diría que la razón principal es porque la mayoría de nosotros andamos por el mundo vestido indebidamente. Sé que la mayoría de ustedes ya deben estar pensando que la predica de hoy será acerca de la armadura de Dios, pero si piensas así estas parcialmente correcto. La armadura de Dios es algo que todo cristiano fiel debe usar en todo momento [1]; pero la armadura, aunque imprescindible, no puede ser nuestra única vestimenta.

Digo esto porque ningún soldado se pondría la coraza, es decir, esa parte esencial de la armadura que protege el área del pecho y los órganos vitales, sin algo debajo. No lo harían porque las corazas de ese entonces eran hechas de varias gruesas capas de piel, o de metal esculpido; unas eran mejores que otras y unas más livianas que otras, pero en todo caso el uso de este tipo de armamento sin algún tipo protección debajo, causaría que el armamento fuera algo irritante e incomodo.

Así que en el día de hoy vamos a explorar la ropa que debemos, y tenemos, que vestir debajo de la armadura de Dios. Pasemos ahora a la palabra de Dios para encontrarla.

Como escogidos de Dios

Colosenses 3:12-14Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otro si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.

Para los escogidos de Dios

Como acostumbro a decir, para obtener un menor entendimiento del estudio bíblico de hoy, nos será necesario hacer un breve repaso de historia. Esta carta fue escrita por el apóstol Pablo a la iglesia que estaba en Colosas [2], durante su primer encarcelamiento romano, alrededor del 60-61 d.C.

La razón por la que Pablo escribió esta carta, es porque una herejía invasora amenazaba a la iglesia, la cual era predominantemente gentil [3]. Lo que estaba sucediendo es que la iglesia de Colosas estaba siendo invadida por un sistema religioso, que combinaba los elementos de las especulaciones Griegas, el legalismo Judío, y el misticismo del Oriente. Y es por eso que el tema resonante de esta epístola es la preeminencia y suficiencia de Cristo en todo [4].

Esto es algo que el apóstol les dice claramente en Colosenses 2:8-10 cuando leemos “…Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. 9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, 10 y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad…” Así que podemos confiadamente decir, que el apóstol Pablo escribió esta epístola con la intención de detener que esa herejía tomase raíz en la iglesia. Ahora la pregunta que surge es: ¿por qué debemos saber estas cosas?

La razón por la que debemos tener un buen conocimiento de estas cosas, es porque la realidad es que no existe mucha diferencia entre la iglesia de ese entonces y la iglesia de hoy. El plan del enemigo no cambia; el plan del enemigo es destruir la obra de Dios aquí en la tierra, y su ataque es constante [5]. Mientras que nosotros dormimos o descansamos, los poderes de las tinieblas buscan destruir lo que Dios ha iniciado en nuestra vida.

¿Cómo trata el demonio de destruir los escogidos de Dios?

Lo tratara de hacer empleando las mismas tácticas ya probadas que funcionan; lo tratara de hacer sembrando duda, rebelión, ira y contienda.

Lo tratara de hacer sembrando herejía, en otras palabras, sembrando pensamientos erróneos que van en contra de los verdaderos principios cristianos. Esto todo es hecho con un propósito, y este propósito es separarnos de la presencia de nuestro Rey y Salvador.

Esto es algo que queda muy bien declarado en la advertencia del apóstol Pedro según encontramos en 1 Pedro 5:8 cuando leemos, “…Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar…” Sin embargo, esto es algo que sucederá solo si no estamos debidamente vestidos y equipados.

Vestimenta para los escogidos de Dios

Vestirnos de santidad

Tenemos que estar equipados con la armadura de Dios para que podamos dar la buena batalla, pero antes de ponernos la armadura, primero tenemos que deshacernos de esos trapos de inmundicia que una vez tuvimos puesto, y vestirnos con la ropa que Dios nos ha proporcionado. Esto es algo que queda claramente declarado cuando leemos “…Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados…” Dile a la persona que tienes a tu lado, vístete de santidad.

Si queremos que la armadura de Dios nos quede cómoda, la primera pieza que tenemos ponernos es la santidad [6]. Al igual que Dios libero al pueblo judío de la esclavitud de Egipto, Él nos ha liberado a nosotros de la esclavitud a este mundo de maldad.

Él nos proporciono el camino que nos conduce a Su presencia, y su nombre es Jesús. Y como fieles cristianos, nosotros tenemos que siempre buscar la voluntad de Dios en nuestra vida, ya que estamos llamados a ser imitadores de Cristo. Esto es algo que se nos dice claramente en Efesios 5:1 cuando leemos: “…Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados…”

Vestirnos de misericordia

La segunda pieza que debemos vestir es la misericordia; la Palabra nos dice, “…de entrañable misericordia…” Esta es una pieza esencial en la vestidura de Dios, pero desdichadamente es una pieza que a muchos se les olvida poner.

La palabra misericordia significa compasión y piedad. Dios nos ha demostrado tanta misericordia y piedad, que ambas cosas deben sobreabundar en todo cristiano por todos aquellos que nos rodean que puedan estar heridos, solitarios, y hambrientos.

En otras palabras el cristiano no puede ignorar las necesidades de otros, ya que se nos ha llamado a actuar para suplir las necesidades de aquellos que han caído en la batalla, o que aún se encuentran perdidos en el desierto de este mundo sin esperanza de encontrar la salida.

Vestirnos de benignidad

La tercera pieza que debemos vestir es la “benignidad.” ¿Por qué es tan importante vestir esta pieza? Esta pieza es de suma importancia, porque es la que nos permite mantenernos considerados y amables, buenos y bondadosos, a pesar de las circunstancias que nos puedan rodear.

Una persona benévola o piadosa, es una persona que ama a los que le rodean de la manera que Dios nos ha llamado a amar. Recordemos siempre lo que nos dice el Señor como encontramos en Lucas 6:35 cuando leemos: “…Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos…”

Vestirnos de humildad

La cuarta pieza que debemos vestir es la “humildad.” A través del tiempo el hombre ha visto la humildad como una debilidad, o como una especie señal de esclavitud, y debido a esto ignoran por completo lo que el Señor nos enseña acerca de este tema según encontramos en Mateo 11:29 cuando leemos: “…Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas…”

Muchos ven la humildad como una señal de debilidad, pero la verdad es que no es una debilidad sino que es una virtud.

La humildad es la virtud que nos permite deshacernos de nuestra arrogancia, y nos permite rendirnos completamente a Dios. La humildad es la que nos permite que reconozcamos nuestras limitaciones y debilidades, y nos conduce a confiar completamente en el poder de Dios.

La quinta pieza que debemos vestir es la “mansedumbre”.

Esta vestimenta va conjuntamente con la humildad, y nuevamente existen muchos que la ven como una debilidad. Esto sucede porque una persona que demuestra mansedumbre, es una persona noble, humilde, y considerada.

Una persona que demuestra mansedumbre, es una persona amistosa que genuinamente ama la paz y aquellos que le rodean. Pero esto nunca debe ser confundido por una debilidad, sino tiene que ser visto por lo que es, una fortaleza de Dios. ¿Por qué digo esto?

Lo digo porque la mansedumbre es lo que permite que podamos escuchar la palabra de Dios, y conozcamos Sus caminos. Esto es algo que queda muy bien reflejado en Santiago 1:21 cuando leemos: “…Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas…”

La sexta pieza es la “paciencia.”

Esta vestimenta también es de suma importancia, porque la realidad de todo es que el ser humano es impaciente. Existen algunos que son más pacientes que otros, pero tarde o temprano a todos se nos agota la paciencia.

Tarde o temprano llega el momento cuando no queremos esperar más, y hacemos las cosas por nuestra propia voluntad y de la manera que pensamos que es mejor. Pero lo que sucede es que la impaciencia, con frecuencia detiene que obtengamos las bendiciones de Dios.

Ser paciente en ocasiones es algo difícil, pero cuando esperamos en Dios siempre recibiremos fuerzas nuevas, siempre recibiremos las bendiciones que Él tiene para nosotros. Fíjense como esto es algo que queda muy bien reflejado en Isaías 40:31 cuando leemos: “…pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán…”

Cuando esperamos en Dios, cuando demostramos paciencia, recibiremos la bendición que Él tiene para nosotros en el debido tiempo [7]. La paciencia es lo que permite que esperemos en Dios, y recibamos las bendiciones. Dile a la persona que tienes a tu lado, no te impacientes.

La séptima pieza es la tolerancia.

La Palabra nos dice: “…soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros…” La palabra “soportándoos” empleada aquí viene de la palabra griega “ἀνέχω” (ane-jó) que significa: “para sostener; mantenerse erguido (recto) y firme; sostener, soportar, perdurar” [8]. Pero esta pieza es una que en ocasiones a muchos se nos olvida vestir.

Una gran realidad, es que existen numerosas cosas de cada uno de nosotros, que otras personas tienen que tolerar. Digo esto porque ninguno de nosotros somos perfectos; todos estamos llenos de defectos.

Toda persona tiene algo que le puede desagradar a otra persona; quizás sea alguna debilidad, algún tipo de comportamiento, idiosincrasia, o algún mal habito; en si, existen numerosas cosas que pueden desagradar a aquellos que nos rodean. Pero como cristianos estamos llamados a vestir la vestimenta de tolerancia.

Nunca podemos olvidar esta pieza en nuestro armario, porque esta pieza es la que permite que podamos vivir en armonía y paz. Esta pieza es la que nos permite que podamos perdonar las ofensas de otros. Todos tenemos defectos, pero cuando aprendemos a tolerarnos, entonces es como nos dice la Palabra en Filipenses 4:7 cuando leemos: “…Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús…”

La octava y última pieza es el “amor.”

La Palabra nos dice: “…Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto…” Hermanos, la santidad, misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre, paciencia y tolerancia son las vestimentas de Dios, y el amor es el hilo usado para cocer y sujetar todo en lugar.

La palabra “amor” usada aquí viene de la palabra griega “ἀγάπη” (ága-pé), que significa: “afecto, buena voluntad, el amor, la benevolencia, el amor fraternal” [9]. Ahora bien, algo muy importante a notar, es que el idioma griego tiene varias palabras para describir este sentimiento tan fuerte. En el griego, existe una palabra describe el amor que se siente por un familiar, otra para describir el amor físico y demás.

Pero la palabra “ágape” usada aquí no es usada para definir afección, emoción, o pasión. La palabra “ágape” significa benevolencia, y buenos deseos. ¿Por qué debemos hacer esta distinción en las palabras?

Es necesario que hagamos esta distinción, porque este pequeño detalle nos revela lo que el Señor nos está enseñando en estos versículos; el Señor nos está enseñando que tenemos que ser benevolentes y solo desear lo bueno, aun para aquellos que nos ofenden o hieren.

Cuando nos vestimos con la vestimenta del amor ágape, entonces podemos cumplir con la misión que Dios nos ha encomendado. ¿Por qué es el amor tan importante? La respuesta la encontramos en 1 Corintios 13:4-7 cuando leemos, “…El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta…”

Para concluir.

Como todos bien sabemos, los cristianos nos encontramos en medio de la guerra espiritual. A diario todos luchamos de una forma u otra, en contra de los poderes de las tinieblas que tratan de separarnos de la voluntad de Dios; que tratan de separarnos de la presencia de nuestro Salvador.

Pero a pesar de que en ocasiones aparente que no podemos vencer, una gran realidad es que nosotros no fuimos abandonados, y no estamos desamparados. Todo cristiano fiel ha recibido el armamento adecuado para que podamos soportar todo ataque del enemigo, y para que podamos obtener la victoria.

Todos aquí tenemos la armadura de Dios a nuestro alcance, y es algo que siempre debemos tener puesto. Pero desdichadamente este armamento no es usado por muchos, sino que queda tirado e ignorado por una esquina colectando polvo. ¿Por qué sucede esto?

Esto sucede porque existen muchos que se han enfrentado a la batalla con el armamento puesto, pero que no han podido dar la buena batalla. No se han sentido cómodos y confiados. ¿Por qué no han podido usar el armamento más poderoso que existe en el universo? No lo han podido usar porque han tratado de ponérselo y usarlo, sin antes quitarse los trapos de inmundicia que tenían puesto.

La palabra nos dice “…Vestíos, pues, como escogidos de Dios…” Desásete hoy de todas esas cosas que desagradan a Dios, y vístete como Él desea. Escoge hoy la nueva vestimenta que Dios te proporciona, y verás que bien te quedará tu armadura.

[1] Efesios 6:11
[2] Colosenses 1:1-2
[3] Colosenses 1:27
[4] The Wilkinson & Boa Bible Handbook
[5] Juan 10:10
[6] Levíticos 11:45
[7] Gálatas 6:9
[8] Blue Letter Bible Lexicon – Strong’s G430
[9] Blue Letter Bible Lexicon – Strong’s G26

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