Proclamamos

Proclamamos

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Proclamamos

© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Romanos 10:9-11

Introducción

Como todos sabemos, este es el primer servicio del año. Esto significa que estamos al comienzo de una nueva etapa en nuestra vida. Todas las cosas que sucedieron el año pasado han quedado en la historia, y no existe nada que ninguno de nosotros podamos hacer para cambiar lo que ya ha sucedido.

Pero esto no significa que no debemos reflexionar en los errores del pasado, ya que nuestra meta siempre debe ser no cometer las mismas faltas de ayer. Pero deseo que se fijen bien en que dije reflexionar, y no concentrar.

En otras palabras, debemos pensar atenta, y detenidamente, sobre los errores del pasado, pero no podemos centrar intensamente la atención en ellos, ya que eso solo producirá que no podamos movernos hacia el futuro.

Entre uno de los errores que estoy seguro muchos de nosotros, sino todos, hemos cometido durante el año que acaba de terminar, es que no hemos proclamado la palabra de Dios lo suficiente. Una de las razones por la que muchos de nosotros no hemos hecho esto con frecuencia, es porque predicar la palabra de Dios no es nada fácil.

Esto es especialmente verdad cuando la verdad de Dios va en contra de las opiniones populares, políticas de hombres, las tradiciones, y modas. Y como todos sabemos, en cuanto nos paramos en oposición a estas cosas, pronto confrontaremos las consecuencias o repercusiones que predicar la palabra de Dios produce en la vida de un cristiano fiel.

En otras palabras, sufriremos persecución por el simple hecho de proclamar la verdad de Dios, y llamar al pueblo al arrepentimiento. Pero eso nunca debe ser algo que nos detenga, ya que proclamar la palabra de Dios no es para maldición, sino que proclamar la palabra de Dios es bendición.

Otra razón por la que muchos de nosotros no hemos proclamado la palabra de Dios lo suficiente, es porque no nos hemos dado cuenta, o quizás no conocemos que proclamar la palabra de Dios es poder. Así que hoy deseo que exploremos este tema a más profundidad; hoy deseo que estudiemos acerca de proclamar el poder de Dios para con nosotros. Pasemos ahora a la Palabra de Dios.

La iglesia en Roma

Como siempre digo, para tener un mejor entendimiento del mensaje que Dios tiene para nosotros, nos será necesario hacer un breve repaso de historia. Comencemos examinando la iglesia en Roma. Lo primero que debemos saber es que Pablo no estableció la iglesia en Roma, y a pesar de que la creencia popular que existe declara que Pedro fue su fundador, la evidencia histórica comprueba que este no fue el caso.

La mayoría de los estudiantes de la biblia están de acuerdo en que la iglesia en Roma fue fundada por los judíos y prosélitos al judaísmo, que se convirtieron a Cristo en el día de Pentecostés. Esto significa que la iglesia en Roma estaba compuesta de gentiles y de creyentes que se habían convertido del judaísmo.

Estos detalles que les he indicado quedan bien reflejados en la introducción de esta epístola, según encontramos en Romanos 1:13-15 cuando leemos: “…Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles. 14 A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor. 15 Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma…” ¿Por qué debemos notar estos detalles?

Tenemos que estar consientes de estos detalles, porque en ellos encontramos que la iglesia en Roma estaba compuesta de dos pueblos, o tipos de personas, que tenían tradiciones y maneras de comportarse muy diferentes los unos de los otros, pero que ahora se habían unido para formar el Cuerpo de Cristo. En otras palabras, ellos tenían que abandonar quienes habían sido, y ser como Cristo les llamaba a ser [1].

Esta epístola Pablo no estaba enfocando un problema específico en la iglesia

Lo segundo que debemos notar es que en esta epístola Pablo no estaba enfocando un problema específico en la iglesia. Sino que ésta epístola cumple por lo menos tres propósitos; número uno, revela el plan de salvación soberano de Dios [2].

Número dos, enseña como los judíos y gentiles formaban parte del plan de Dios [3]. Número tres, exhorta a que el creyente conduzca una vida justa y en armonía [4]. Así que manteniendo estos breves detalles en mente, continuemos ahora con nuestro estudio del día de hoy.

Proclamar el poder de Dios para con nosotros

Como les dije, hoy vamos a estudiar el tema de proclamar el poder de Dios para con nosotros, pero antes de proceder exploremos el significado de la palabra proclamar. Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra proclamar es definida como: “1. Publicar en alta voz algo para que se haga notorio a todos. 2. Declarar solemnemente el principio o inauguración de un reinado u otra cosa. 3. Dicho de una multitud: Dar voces en honor de alguien. 4. Conferir, por unanimidad, algún cargo. 5. Dar señales inequívocas de un afecto, de una pasión, etc. 6. Dicho de una persona: Declararse investida de un cargo, autoridad o mérito.”

En otras palabras, proclamar es declarar públicamente las verdades existentes; es manifestar mediante ciertas señales un hecho. Proclamar por fe es publicar lo que creemos, y es hacer notoria las promesas de Dios, aún cuando no se hayan cumplido. Esto por supuesto es algo que solo aquellos que han aprendido a confiar en Dios pueden hacer; solo los que han aprendido a confiar en Dios pueden declarar las cosas que no son como si fueran [5].

Si confesares con tu boca

En los versículos que estamos estudiando en el día de hoy encontramos que se nos dice: “…que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación…”

Este es el primer paso que toda persona que llega a Cristo toma, esta es la primera proclamación, pero en muchas ocasiones también es la última. Digo que es la última porque muchos se acomodan de tal manera en el conocimiento que son salvos, que se les olvida u omiten proclamar continuamente el poder de Dios en su vida.

A muchos se nos olvida u omitimos proclamar lo que encontramos en 1 Crónicas 16:23 cuando leemos: “…Cantad a Jehová toda la tierra, Proclamad de día en día su salvación…” A muchos se nos olvida u omitimos hacer como encontramos en Salmos 96:3 cuando leemos: “…Proclamad entre las naciones su gloria, En todos los pueblos sus maravillas…” Pero hacer esto es el error más grande que podemos hacer. Digo esto porque existe gran poder en proclamar.

La proclamación de Elías

Cuando tomamos el tiempo de estudiar la palabra de Dios, pronto encontraremos numerosos ejemplos del poder de proclamar. Entre uno de ellos encontramos la proclamación de Elías, cuando se enfrento contra todos los profetas de Baal y Astarté en el monte Carmelo, la cual produjo que fuego cayese del cielo cuando dijo: “…¡Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob! Haz que hoy todos sepan que tú eres el Dios de Israel y que yo soy tu servidor, y que he hecho todo esto porque tú me lo has pedido. 37 Contéstame, mi Dios; contéstame para que este pueblo sepa que tú eres Dios, y que deseas que ellos se acerquen a ti…” [6].

Ciertamente esta declaración fue algo que produjo un resultado poderoso, ya que el pueblo de Dios reconoció, y proclamo: “..¡El Dios de Israel es el Dios verdadero! ¡Él es el Dios verdadero!..” Pero hoy no deseo concentrarme en Elías.

La proclamación de David

Hoy deseo que exploremos la proclamación de un siervo fiel que causo una gran victoria en su vida, y en la vida de todos aquellos que le rodeaban. ¿Cuántos conocen la historia de David y Goliat? Claro está en que todos conocemos esta historia, pero, ¿cuántos se han dado cuenta de que antes de que David se enfrentara a ese gigante, él primero tuvo que vencer el concepto negativo de sus hermanos y del rey Saúl?

Quizás estos son detalles que muchos no se han dado cuenta de ellos, pero cuando David hablo en contra del filisteo, y trato de alentar a que un soldado peleara contra Goliat, su propio hermano lo critico y lo degrado en público [7]. ¿Y qué sucedió cuando David fue al rey?

Cuando David llego a la presencia del rey Saúl, y le dijo que él iría a pelear, el rey, al igual que su hermano, menosprecio lo que David decía, y trato de abochornarle y desalentarle [8]. Ahora pregunto, ¿cuántos de nosotros hemos sufrido de esto mismo?

¿Cuántos de nosotros hemos sido detenidos de obrar para Dios, debido al temor de las criticas, o porque seremos degradados debido a nuestra fe? ¿Cuántos de nosotros hemos sido desalentados, debido a los conceptos negativos de otros? La realidad es que existen muchos dentro del pueblo de Dios que han permitido que este gigante les detenga de obrar para Dios.

Existen muchos creyentes que no han entrado en el campo de batalla, es decir, no están continuamente testificando del poder, gloria, misericordia y majestad de Dios. Y la razón principal por esto es porque al enfrentarse ante este gigante, se les ha olvidado proclamar el poder de Dios en su vida. Pero les digo en el día de hoy, que hay gran poder en proclamar el poder de Dios para con nosotros.

Ahora, permítanme detenerme aquí por un breve momento, y señalarles un detalle que en muchas ocasiones es pasado por alto, o no es apreciado en este acontecimiento histórico. La batalla que David estaba a punto de entrar era de suma importancia, ya que el resultado final determinaría el destino de la nación [9]. Y es por esta razón que David fue confrontado con tanta oposición. ¿Cómo pudo vencer David toda esta oposición? David venció proclamando el poder de Dios.

Para que entiendan bien lo que les estoy diciendo, fíjense bien como él le contesto al rey: “…Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo….” (1 Samuel 17:37). Como podemos ver, ante esta poderosa proclamación, al rey no le quedo más remedio que permitir que se enfrentara a este tan poderoso enemigo. Pero este solo fue el primer paso.

David tenía que marchar al frente y confrontar al enemigo

Ahora David tenía que marchar al frente y confrontar al enemigo físicamente, y cuando hizo esto, encontramos que el diablo mentiroso nuevamente trato de degradarle, e intimidarle para que abandonara el campo de batalla. Fíjense bien lo que encontramos en 1 Samuel 17:42-44 cuando leemos: “…Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. 43 Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses. 44 Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo…”

Ahora pregunto, ¿te has parado frente a un gigante que te ha hecho huir del campo de batalla? ¿Estas ahora mismo parado frente a un problema que aparenta insuperable e invencible?

Por ejemplo, un problema financiero que trata de ahogarte para que no tengas paz y sosiego; un problema con tu pareja que trata de dividir lo que Dios ha unido; un problema en la familia que ha causado discordia y división; un problema en tu trabajo que trata degradarte; en otras palabras, problemas que causan que llegue a tu mente ese pensamiento que trata de motivarte a que abandones todo.

Todas estas cosas son fuertes gigantes, que buscan separarnos de las ricas bendiciones que Dios tiene para nosotros. Pero el poder de proclamar es tan fuerte que no solo derriba las cosas físicas, sino también las espirituales. ¿Qué hizo David al enfrentarse a este enemigo mucho superior a él? David no trato de usar su fuerza o voluntad, David proclamo el poder de Dios para con su vida.

Fíjense bien lo que encontramos en 1 Samuel 17:46-47 cuando leemos: “…Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. 47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos…” La fuerza y la agilidad de David no fue lo que e entrego la victoria, sino el poder de Dios.

Para concluir.

En los versículos que estamos estudiando hoy encontramos que el apóstol Pablo dice, “…Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado…” Como cristianos fieles, nosotros tenemos el arma más poderosa que existe en el universo para hacer huir a los gigantes de nuestra vida, y romper toda cadena de atadura. Como cristianos fieles tenemos el arma más poderosa que existe en el universo, para que podamos vivir en paz y armonía, gozándonos a diario de las ricas bendiciones que Dios derrama sobre Su pueblo.

En este año que esta por iniciar, en esta nueva etapa de nuestra historia que esta por ser escrita, recordemos que nosotros tenemos a nuestro alcance el poder de Dios. No permitamos ser intimidados de manera que se nos olvide que el Señor nos ha dicho: “…He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará…” Lucas 10:19

Hermanos, nuestra pequeña congregación es un ejemplo primordial del resultado de proclamar el poder de Dios para con nosotros. Los logros alcanzados hasta el presente han sido posibles porque nosotros hemos creído, y proclamado el poder de Dios, y estamos absolutamente confiados en las promesas de nuestro Señor.

A través de los años nuestra congregación ha sufrido de traiciones y desilusiones; hemos atravesado momentos difíciles y dolorosos, pero nada de esto jamás ha logrado, ni lograra sepáranos de nuestra misión. Nada podrá separarnos de nuestra misión porque nosotros proclamamos, y por siempre proclamaremos el poder de Dios para con nosotros.

Estamos a principio de un nuevo año, estamos al principio de una nueva etapa en nuestra vida, proclama para tu vida hoy la paz que el Señor te entrega, escucha que Él te dice, “…La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo….” (Juan 14:27). Proclama para tu vida hoy la alegría y gozo que el Señor te entrega, “…Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación….” (Mateo 5:4)

Proclama para tu vida hoy la victoria que Él nos ha entregado. Nunca nos olvidemos de lo que nos dice la Palabra cuando leemos: “…Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado…” Nunca nos olvidemos de lo que encontramos en 1 Juan 5:4 cuando leemos: “…Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe…” Nuestra fuerza física, agilidad, fuerza de voluntad, y sabiduría nunca podrán vencer los ataques del enemigo, pero el poder de Dios si vence toda oposición.

Como el pueblo fiel de Dios que somos, proclamemos ahora, y continuemos siempre proclamando el poder de Dios para nuestra vida. Como el pueblo de Dios que somos, proclamemos ahora, y por siempre continuemos proclamando la victoria sobre todo ataque del enemigo, confiando implícitamente en que “…Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado…”

Tú puedes vencer esos gigantes y oposiciones, lo único que tienes que hacer es PROCLAMARLO para tu vida, y Él te lo entregara.

[1] Romanos 6:5-6
[2] Romanos 1:16-17
[3] Romanos 3:29-30
[4] Romanos 15:7-9
[5] Hebreos 11:1
[6] 1 Reyes 18:36-38
[7] 1 Samuel 17:28
[8] 1 Samuel 17:33
[9] 1 Samuel 17:8-9

© 2017. José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

Publicaciones Similares