Alabanza a Dios

Alabanza a Dios

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Jehová es mi luz y mi salvación

© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Salmos 27:1-6

Introducción

Hoy deseo que analicemos un aspecto de suma importancia en nuestra vida cristiana, que en muchas ocasiones es descuidado, o no se le da mucha importancia. Digo que es descuidado o no le damos importancia porque la mayoría de los creyentes, solo se ocupan de este aspecto de su vida una vez por semana, o no se ocupan de él para nada.

La razón por la que muchos no se ocupan de este aspecto, es la actitud que muchos han tomado en su corazón respecto a todo esto. Como suelen decir muchos, la actitud que se toma es el 99% de la batalla. En realidad existe una gran verdad en esa forma de pensar, digo esto porque nuestra actitud o disposición en la mayoría de las ocasiones pueden ser la diferencia entre tener un buen día, o tener un día miserable.

Nuestra actitud o disposición acerca de las cosas pueden ser la diferencia entre tener un buen matrimonio, o tener uno lleno de dolor. Nuestra actitud o disposición pueden ser la diferencia entre vivir felices y en armonía en nuestro hogar, o vivir miserables y sufriendo, aún cuando estamos rodeados por aquellos que nos aman.

La actitud negativa detiene por completo, o hace que pase por desapercibido esta parte de nuestra vida cristiana. ¿De qué aspecto y/o parte de nuestra vida les estoy hablando? Les estoy hablando acerca de nuestra vida de alabanza. Desafortunadamente, esta es una porción de nuestra vida cristiana que muchos no le prestan atención, pero esto no hace que deje de ser sin importancia. ¿Qué tan importante es nuestra vida de alabanza? Exploremos ahora uno de los Salmos de David para descubrir la respuesta a nuestra pregunta.

Acerca de David

Como acostumbro a decir, para tener un mejor entendimiento del mensaje que Dios tiene para nosotros hoy, nos será necesario hacer un breve repaso de historia.

Este salmo fue escrito por el rey David, alguien que tenía amplia experiencia en cuanto a los conflictos, y peligros que ser un escogido de Dios puede producir. Digo esto porque cuando tomamos el tiempo de estudiar la Biblia, pronto nos damos cuenta que la vida David estuvo en peligro desde el día que venció a Goliat en el campo de batalla [1].

Después de su victoria sobre Goliat, la fama y reputación de David creció de tal manera, que el pueblo le quería más que al rey, y esto causo que el rey llegara a odiarle de tal manera, que busco matarle en más de una ocasión. Debido a esto, David tuvo que huir y esconderse en varias ocasiones para salvar su vida [2]. De ahí en adelante la persecución del rey fue sin cesar, y eventualmente esta persecución hizo que David tuviese que huir de su país para salvar su vida [3].

Pero desdichadamente el sufrimiento de David no se detiene aquí, no se detiene aquí porque después de sufrir todo esto, una vez que asumió el reino, su propio hijo también le hizo huir para salvar su vida [4]. Seguramente que algunos ya deben estar haciéndose esa pregunta, ¿por qué tenemos que saber todo esto? Es importante que notemos estos pequeños detalles de la vida de este hombre, porque estos breves detalles nos revelan dos cosas muy importantes.

Número uno nos revela el peligro constante que afrontamos a diario; y número dos, nos revela la actitud que debemos tomar en esos momentos de dificultad, especialmente cuando el mundo entero aparenta estar en contra de nosotros. Así que manteniendo estos breves detalles en mente, continuemos ahora con nuestro estudio bíblico para determinar si lo que les digo tiene sentido.

“…Jehová es mi luz y mi salvación…»

Lo primero que vemos aquí es que David dijo: “…Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? 2 Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. 3 Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado….

A pesar de que no podemos señalar con certeza el punto exacto en la historia cuando este salmo fue escrito, una cosa que si es muy evidente aquí, es que en este momento de la historia, David estaba confrontando, o a punto de confrontar, a un enemigo poderoso.

Si hacemos un contraste entre lo que esta sucediendo aquí y nuestra vida hoy en día, creo que no será difícil determinar que existe un gran paralelo.

No es que nosotros estemos a punto de iniciar una batalla física en contra de un ejército, pero como les he dicho en numerosas ocasiones, todos aquí peleamos una batalla constante en contra de un enemigo que no podemos ver, pero que si es muy real [5]. Y al igual que en el caso de David, este enemigo busca desterrarnos, es decir apartarnos del reino de Dios, y matarnos.

Ahora bien, deseo detenerme aquí por un breve momento y hacer una aclaración. Nuestro enemigo no puede matarnos físicamente, solo Dios tiene este poder. Esto es algo que podemos ver bien declarado en Apocalipsis 1:17-18 cuando leemos: “…Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; 18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades…” Pero nuestro enemigo si tratara de matar nuestra vida espiritual, y lo hará sembrando pensamientos de rebeldía, orgullo, y vanagloria. Es por eso que en Proverbios 21:4 encontramos que se nos dice: “…Altivez de ojos, y orgullo de corazón, Y pensamiento de impíos, son pecado…”

De los primeros versículos de este salmo, podemos fácilmente apreciar el peligro eminente que confrontaba David, y también podemos ver ilustrado el peligro eminente que rodea a cada uno de nosotros. Pero ahora debemos preguntarnos:

¿Cómo pudo David, y cómo podemos nosotros mantener una actitud vencedora en todo momento?

La respuesta a nuestra pregunta la encontramos en los próximos versículos cuando leemos: “…Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. 5 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca me pondrá en alto. 6 Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová…

¿Cómo pudo David y cómo podemos mantener nosotros una actitud vencedora? Lo pudo hacer, y la podemos desarrollar nosotros, a través de una actitud de alabanza. Dile a la persona que tienes a tu lado: “..¡Aplaudan felices, pueblos del mundo! ¡Alaben a Dios con alegría!..” (Salmo 47:1 [TLA])

En Hebreos 13:15 encontramos que se nos dice “…Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre…” La palabra clave aquí es “siempre.” Esto significa que debemos alabar a Dios aún cuando todo aparente irnos mal. Aún cuando todo aparente estar destruido. Aún cuando todo aparente estar derrumbándose a nuestro alrededor, (…sacrificio de alabanza…) ¡alaba a Dios! Esta actitud es algo que David declara nuevamente en Salmos 34:1 cuando leemos “…Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca…” ¿Por qué debe ser esta nuestra actitud?

Hermanos esta debe ser nuestra actitud porque una gran verdad, es que Dios habita en medio de la alabanza de su pueblo. Fíjense bien cómo esto queda bien declarado en Salmos 22:3 cuando leemos: «…Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel…»

¿Te encuentras en lugar de desesperación? Alábalo y veras esa desesperación desvanecerse. ¿Crees que tus problemas o situaciones no tienen solución? Alábalo y encontraras la solución que tanto anhelas. ¿Te encuentras rechazado y te sientes aislado a causa de Su nombre y tu fe? Alábalo en todo momento y veras Su gloria y poder infinito. Alábalo en todo momento y nunca se te olvide lo que te dice en Juan 16:33 cuando leemos: “…Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo…

Tenemos que desarrollar una vida de alabanza y adoración.

¿Cuántos pueden levantar ahora conmigo un grito de júbilo y decir: “…Cantad alegres a Jehová, toda la tierra…” (Salmos 98:4)? Tenemos que darle toda gloria y alabanza a Dios en toda situación o circunstancia. No podemos permitir que nada ni nadie nos detenga.

Cómo les dije, el enemigo tratara de impedir que desarrollemos o afirmemos este aspecto de nuestra vida cristiana. El enemigo tratara de impedir que abramos nuestra boca para alabar a Dios, y lo hará sembrando pensamientos como: tú no sabes cantar; tú no puedes cantar; se van a reír de ti; no hace falta abrir tu boca. Esa música a nadie le gusta; esa música ofende a los que te rodean; esa música te hace lucir ridículo. Pensamientos que solo buscan sellar nuestra boca, para que no alabemos a nuestro Dios, y que tratan de evitar que escuchemos música que nos fortalece, anima, y nos identifica como seguidores de Cristo.

Pero cuando estos pensamientos lleguen a nuestra mente, debemos recordarnos de lo que encontramos en Romanos 10:10 cuando leemos: “…Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación…” Y las palabras de nuestro Señor como encontramos en Marcos 8:38 cuando leemos: “…Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles….” Cuando estos pensamientos comiencen a llegar a nuestra mente, reconozcamos que lo único que buscan hacer es derrotarnos, e impedir nuestra relación con Dios.

El enemigo busca impedir nuestra vida de alabanza

Porque él sabe que la alabanza produce que desarrollemos una relación más profunda con Dios.

Una relación más íntima con Dios produce libertad. En 2 Corintios 3:17 encontramos que se nos dice: “…Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad…” No importa que tiempo llevemos luchando, no importa lo difícil que pueda aparentar la situación, si queremos recibir la victoria tenemos que alabarle y bendecir Su santo nombre. Despierta a la persona que tienes a tu lado y dile: “…¡Cantemos a Dios con alegría!..” (Salmos 66:1)

¿Por qué es tan importante que alabemos a Dios?

Es importante por dos razones; número uno, es el único sacrificio que Él pide de nosotros [6]; y número dos, alabar a Dios, especialmente en esos momentos cuando todo aparenta ir de mal en peor, demuestra nuestra confianza absoluta en Él. Dile al hermano que tienes a tu lado ¡alaba a Dios!

Pero no piensen ni por un segundo que alabar a Dios es solo abrir nuestra boca, y permitir que nuestra voz sea oída. Claro esta en que ese es el acto físico que toma lugar, pero eso no es lo que Dios busca. Alabar a Dios es mucho más que el acto de abrir nuestra boca, y permitir que salgan palabras alegres y bien elaboradas al compás de la música.

Para alabar a Dios correctamente y de la manera que Él desea, tenemos que hacerlo de todo corazón.

Fíjense bien como esto queda bien declarado en Juan 4:23 cuando leemos: “…Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren….

Recordemos que Dios escucha y se agrada cuando Su pueblo le alaba de corazón, pero que no le podemos engañar. No le podemos engañar porque Él escudriña nuestro corazón y conoce nuestra actitud [7]. Dios acepta y busca la alabanza de nosotros cuando le alabamos con un corazón sincero y entregado a Él, pero rechazará y no escuchará cánticos o devociones que son hechos con el propósito de quedar bien con el hombre [8].

Lamentablemente la vida de alabanza de muchos sufre grandemente hoy en día.

Sufre grandemente porque muchos han adoptado actitudes negativas, muchos han permitido que las circunstancias de este mundo influencien de la manera que piensan y actúen. Pero si al reflexionar en tu vida encuentras que esto está sucediendo, o a punto de suceder en ti, recuerda que el mundo nada te puede dar, pero que: “….Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?…

Nosotros no estamos luchando en contra de un ejército físico, pero cómo les dije, si luchamos contra la tentación, las presiones de esta vida y huestes espirituales de maldad que buscan apartarnos de la presencia de Dios.

De la historia de David aprendemos que a través de su vida, él tuvo que atravesar por momentos muy difíciles. Pero a pesar de que el peligro se mantuvo constante en su vida, algo más también se mantuvo constante, y este algo fue su amor y devoción a Dios. Y a pesar de que David no fue un hombre perfecto, Dios le reconoció de manera muy especial.

Fíjense bien en como Dios le reconoció cuando leemos Hechos 13:22 que declara: “…Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero…

A través de toda la Biblia no encontramos que Dios haya echo esta declaración de ningún otro hombre; Dios aquí dijo que David era un “…varón conforme a mí corazón…” ¿Por qué obtuvo David esta distinción?

David obtuvo esta distinción porque el júbilo de sentir la presencia de Dios en su corazón, se sobresalía en todo momento. David obtuvo esta distinción porque él nunca dejó de confiar en Dios, y le alabo en todo momento. Despierta al que tienes atrás y dile: “…Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación…” (Salmos 95:1)

Para concluir.

A través de su vida David sintió la presencia de Dios, y te digo en el día de hoy que tú puedes experimentar esa misma presencia ahora mismo. Para sentirla solo tienes que abrir tu corazón y entregarte a Él.

Te pregunto ahora, ¿puedes levantar tus manos para adorarle? ¿Puedes alzar tu voz y gritar aleluya? ¿Puedes dar un grito de júbilo y decir aleluya al cordero de Dios? ¿Puedes dar un grito de júbilo y decir Hosanna en las alturas?

No permitas que nada detenga tu alabanza a Dios.

Alaba a Dios en todo momento y verás Su gloria e infinito poder. Tenemos que darle toda gloria y alabanza a Dios en toda situación o circunstancia. No importa el tiempo que llevemos luchando, no importa lo grande que pueda aparentar el problema o situación, tenemos que alabarle y bendecir Su santo nombre.

Aún en medio de todas las adversidades, David mantuvo su corazón dispuesto y lleno de su amor por Dios. Recordemos que hay poder en las alabanzas (Pablo y Silas); las alabanzas derrumban paredes, rompen cadenas, y abren las puertas de nuestras prisiones [9]. ¿Por qué existe tanto poder en la alabanza? ¡Porque Dios se mueve en medio de las alabanzas de Su pueblo!

Ahora solo queda una pregunta: ¿permitirás que Él se mueva en tu vida?

[1] 1 Samuel 18:8-9
[2] 1 Samuel 19:11-12
[3] 1 Samuel 27:1
[4] 2 Samuel 15:14
[5] Efesios 6:12
[6] Hebreos 13:15
[7] Mateo 15:8
[8] Amos 5
[9] Hechos 16:25-28

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados

Publicaciones Similares