¿Qué se necesita para obtener la felicidad? 

Felicidad – Me gocé en el Señor

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: ¿Qué se necesita para obtener la felicidad? 

© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Filipenses 4:10-13

Introducción

Deseo iniciar el servicio de hoy haciendo una pregunta.  ¿Qué se necesita para obtener la felicidad?  Hago esta pregunta porque existen muchos cristianos que no viven felices.  A través de la correspondencia electrónica que recibo, y los comentarios que veo escritos, he podido apreciar que existen muchos cristianos que no han logrado recibir el gozo y felicidad que Dios nos entrega.  La realidad es que existen numerosos cristianos que a pesar de estar completamente rodeado de bendiciones, no logran verlas y regocijarse en ellas.  Ahora debemos preguntarnos; ¿por qué sucede esto?

Yo diría que la razón principal por la que existen tantos cristianos que no han logrado obtener la felicidad, es porque en la gran mayoría de las ocasiones, muchos tienden a buscar la felicidad en lugares equivocados.  En otras palabras, muchos tratan de hallar la felicidad en las cosas no duraderas, es decir, las cosas del mundo.

Estamos hablando de cosas como las riquezas, posesiones materiales y demás.  Y existen muchos que se pasan una vida entera corriendo tras estas cosas, y no logran darse cuenta que la felicidad que Dios desea otorgarnos es más valiosa que cualquier cosa material o posesión; la felicidad que Dios desea entregarnos no solamente nos conduce a una vida feliz, sino que también nos entrega la paz que tanto necesitamos.  La paz que está al alcance de todo cristiano fiel, pero que con frecuencia se nos escapa de las manos, o no logramos recibir.  Así que este será el tema principal de nuestro estudio bíblico de hoy.

Alcanzar la felicidad que Dios desea entregarnos

El tema principal de nuestro estudio bíblico hoy, será descubrir cómo podemos alcanzar la felicidad que Dios desea entregarnos.  Pasemos ahora a la palabra de Dios.

Filipenses 4:10-13 – En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. 11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

A pesar de que todos somos muy diferentes, algo que todos tenemos en común, es que todos deseamos ser felices. No creo que exista una persona en este mundo que no desee vivir en paz y feliz.  No creo que exista una persona que no desee vivir sin preocupaciones y/o problemas, pero lamentablemente esto no es algo que podremos lograr mientras estemos aquí en la tierra.

Pero el hecho de que no podamos alcanzar una vida completamente libre de preocupaciones y/o problemas, no significa que no podamos vivir felices y en paz.  Y lo que se ve con mucha frecuencia es que muchos buscan esa paz y felicidad en los lugares inapropiados.  Es decir, muchos buscan la paz y felicidad en cosas como el alcohol, las drogas, y los placeres infructuosos de la vida. Pero la realidad es que la paz y felicidad que tantos persiguen, y anhelan, jamás será encontrada en nada de eso.

También existen muchos que tratan de alcanzar esa paz y felicidad a través de las posesiones materiales y/o riquezas.  Pero la realidad es que la paz y la felicidad que tantos persiguen y anhelan, tampoco puede ser hallada en ninguna de estas cosas.  Ya que como nos enseña la biblia, la ambición de riquezas no produce paz y felicidad, sino que en muchas ocasiones conduce a la personas a caer enredados en la trampa de la tentación, y ha alejarse de la voluntad de Dios.

Esto es algo que queda muy bien ilustrado en 1 Timoteo 6:9-10 cuando leemos: “…Pero los que viven con la ambición de hacerse ricos caen en tentación y quedan atrapados por muchos deseos necios y dañinos que los hunden en la ruina y la destrucción. 10 Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado muchas heridas dolorosas…” (Nueva Traducción Viviente)

Sentir paz y felicidad, es mucho más que cualquier riqueza

¿Por qué digo esto?  Permítanme compartir una ilustración que recibí por email hace un tiempo atrás, que creo que contesta muy bien la pregunta que les acabo de hacer.

Las riquezas te pueden comprar el placer, pero no el amor. Las riquezas pueden comprar la diversión, pero no la felicidad. Las riquezas pueden comprar un acompañante, pero no un amigo. Las riquezas pueden comprar una mujer, pero no una esposa. Las riquezas pueden comprar una casa, pero no un hogar. Las riquezas pueden comprar medicinas, pero no la salud.

Las riquezas pueden comprar libros, pero no la inteligencia. Las riquezas pueden comprar tranquilizantes, pero no la paz. Las riquezas pueden comprar un crucifijo, pero no un salvador. Las riquezas pueden comprar la tierra, pero no el cielo.  ¿Cuántos están de acuerdo con esto?

Ahora bien; si ahora yo hiciera una encuesta y preguntara: ¿qué se necesita para ser feliz?, estoy seguro que recibiría una gran variedad de respuestas. Recibiría una variedad de respuestas debido a que a todos nos toca atravesar por diferentes situaciones, y/o dificultades; y estas cosas que se presentan en nuestra vida, son las que nos impulsan, y/o tratan de conducirnos a buscar esa paz que tanto anhelamos en lugares inapropiados.  ¿Qué les estoy tratando de decir con todo esto?

¿Por qué no han logrado alcanzar la paz y felicidad?

Lo que les estoy diciendo es que existen muchos cristianos que han escuchado hablar acerca de la paz y felicidad, pero que no han logrado alcanzarla.  ¿Por qué no han logrado alcanzarla?  Yo diría que la razón principal por la que muchos no logran alcanzar esa paz y felicidad que tanto persiguen, puede ser descrita con solo una palabra, y esta palabra es insatisfacción.

Para que entiendan bien el punto principal de la predicación de hoy, detengámonos aquí por un breve momento y examinemos la definición de esta palabra.  Según el Diccionario de la Real Academia Española, la definición de satisfacción es: “Confianza o seguridad del ánimo.  Cumplimiento del deseo o del gusto”. Así que insatisfacción o insatisfecho, se define como: “falta de satisfacción” [1]. En otras palabras, la falta del deseo o del gusto.

Y la realidad es que la insatisfacción, es lo que ha conducido, y conduce a muchos, a vivir una vida llena de melancolía y lamentos, en vez de vivir una vida llena de gozo y felicidad.  La insatisfacción es la que ha conducido a muchos a vivir una vida encerrado en pensamientos y deseos del pasado, en vez de pensamientos y ambiciones del futuro.

La insatisfacción

La insatisfacción es la que ha conducido a muchos a vivir una vida llena del “¿qué si?; “¿si yo hubiera?”; “¿si yo no hubiera?”, pero como me dijo mi padre una vez, “si mamá tuviera ruedas, fuera bicicleta.”  ¿Qué lección me dio mi padre al decirme esto? La lección que mi padre me dio, y que ahora comparto con ustedes es que no podemos vivir encerrados en el “¿qué si?”, sino tenemos que avanzar.  Tenemos que superar esos lamentos del pasado, y movernos al presente, y al futuro que Dios desea que tengamos.  Dile a la persona que tienes a tu lado: muévete de lugar.

¿Cómo podemos lograr la felicidad y la paz en nuestra vida? 

Pablo responde esta pregunta claramente aquí cuando leemos: “…No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad…”  ¿Cuántos pueden ver la respuesta a la pregunta?

Las palabras claves que nos revelan la respuesta son: “…he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación…” ¿Qué nos dice Pablo con esto? 

Lo que Pablo nos dice con esto es que él estaba satisfecho; Pablo estaba feliz y en paz consigo mismo, y más importante de todo, él estaba feliz y en paz con Dios.  Pablo no estaba mirando el pasado, o atrapado en el “¿qué si?”. Y a pesar de que en este momento en la historia Pablo se encontraba en una prisión en Roma, él estaba concentrándose en su presente, y miraba hacia el futuro. Pablo  estaba completamente concentrado en su relación con aquellos que le rodeaban, y con Dios [2].

Muchos cristianos no logran recibir la felicidad

Como les dije al inicio, existen muchos cristianos que no logran recibir la felicidad y el gozo que Dios desea entregarles.  Existen muchos cristianos que estando rodeado de bendiciones, no alcanzan verlas y disfrutar de ellas. Y quizás algunos estén pensando: ¿qué bendiciones?  Se ve muy bien que usted no conoce mi vida pastor, mi vida está llena de dolores y amarguras.  Pero si has pensado así te equivocas.  Claro está en que yo no conozco todos los datos íntimos de tu vida, ni deseo conocerlos; eso es algo entre tú y Dios.   Pero lo que sí sé con certeza, es que no estás solo. ¿Por qué digo esto?

Lo digo porque si tienes una familia que te apoya y que te ama, tú no estás solo,  sino que estas más que bendecido.  Si tienes un cónyuge que te ama, anima, y te cuida, tú no estás solo sino que estas más que bendecido.  Si tienes amistades que te aprecian, aman, y te respetan, tú no estás solo sino que estas más que bendecido.  Y quizás algunos digan: “como pensé, usted no sabe nada de mi vida, yo no tengo nada de eso.”  Pero a pesar de que quizás no tengas nada de lo que he mencionado, te repito, estas pensando mal.  Un cristiano fiel nunca está solo.  Un cristiano fiel siempre está más que bendecido.  ¿Qué bendición tiene todo cristiano fiel?

En la declaración de Pablo encontramos la bendición que todo cristiano fiel posee, y la que le conduce a llevar una vida feliz y llena de paz.  Aquí vemos que Pablo nos dice: “…Todo lo puedo en Cristo que me fortalece…”  La bendición que nos entrega la felicidad y la paz en nuestra vida, es nuestra fe en Cristo.

¿Piensas que no tienes a nadie?  ¿Piensas que estas solo en tu sufrimiento o situación?  ¿Piensas que no tienes a quien acudir?  Si piensas así te equivocas, todo cristiano fiel tiene refugio.

Todo cristiano fiel tiene a quien acudir. 

Fíjense bien como esto es algo que se nos dice claramente en Salmos 9:9 cuando leemos: “…Jehová será refugio del pobre, Refugio para el tiempo de angustia…”  Y también en Salmos 28:8 que nos dice: “…Jehová es la fortaleza de su pueblo, Y el refugio salvador de su ungido…”

¿Piensas que estas solo? Te equivocas, no estás solo; tienes donde refugiarte, tienes en quien confiar tus más íntimos problemas.  Recuerda siempre que: “…El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente…” (Salmos 91:1).  Y si moras bajo la sombra del omnipotente, ¿quién o qué podrá derrotarte? ¡NADIE!

Ahora la pregunta que queda es, ¿cómo podemos llegar a ese lugar?  La respuesta es fácilmente encontrada cuando leemos nuevamente lo que Pablo le dijo a esa iglesia cuando declaro: “…Todo lo puedo en Cristo que me fortalece…” ¿Qué les quiero decir con esto?  Lo que les estoy diciendo es que para morar bajo la sombra del omnipotente, es decir, vivir bajo la protección del todopoderoso, tenemos que fortalecer nuestra fe.

Tenemos que fortalecer nuestra confianza en Dios. 

Tenemos que entregarle a Él toda la gloria, honra, y alabanza que Él merece, tenemos que reconocer su poder autoridad y soberanía, tenemos que entregarle el timón de nuestra vida, y decirle “Padre tu estas en control” [3].  Toda persona en el mundo, tanto cristiano como no creyente, hemos sido víctimas de las circunstancias que nos rodean.

En otras palabras, a todo ser humano le ha tocado atravesar, está atravesando, o está a punto de atravesar circunstancias difíciles y dolorosas.  Pero lo que separa al cristiano del resto de la humanidad es nuestra fe.  Y lo que separa al cristiano fiel del resto de los creyentes, es que el cristiano fiel puede superar cualquier cosa que le suceda.  ¿Por qué podemos superar cualquier cosa que nos suceda?  ¿Las podemos superar por nuestra fortaleza?  La respuesta es ¡NO! Nosotros podemos superar cualquier cosa que nos suceda porque creemos, afirmamos, y depositamos toda nuestra fe en que: “…Todo lo puedo en Cristo que me fortalece…”

El poder de Dios

El poder de Dios infundido en nuestra vida es lo que nos permite saber que no obstante la situación, nunca estamos solos [4].   El Espíritu Santo siempre está presente en la vida de todo cristiano fiel.  El Espíritu Santo es quien nos sostiene y nos ayuda en nuestros momentos más difíciles.

Para concluir 

Regresemos ahora a la pregunta inicial de la predicación de hoy.  ¿Qué necesitamos para ser felices?  Lo que más necesitamos para conducir una vida llena de paz y felicidad es fortalecer nuestra fe.  Lo que más necesitamos para conducir una vida llena de paz y felicidad es reconocer las bendiciones que nos rodean.

Lo que más necesitamos para conducir una vida llena de paz y felicidad es dejar de vivir en el “¿qué si?”, y concentrarnos en “el hoy”.  Tenemos que concentrarnos en el ahora, y más que todo en nuestra relación con Dios.

¿Cómo podemos lograr la felicidad y la paz en nuestra vida?  Podemos lograr estas cosas cuando dejamos de afanarnos por las cosas, y le entregamos a Dios el control de nuestra vida.

Fíjense bien en lo que nos dice aquí el apóstol Pablo cuando leemos: “…Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús…” (Filipenses 4:6-7).

Recuerda que los afanes e insatisfacciones te robaran la paz y el gozo que Dios desea entregarte.

Recuerda que la amargura, y lamentos de tu insatisfacción no solo afectara tu vida, sino también la vida de aquellos que te aman y rodean.

Dios desea entregarte paz y felicidad, ahora la pregunta que queda es: ¿la quieres tú?

[1] Diccionario de la Real Academia Española
[2] Filipenses 1:12-13
[3] Mateo 6:9-13
[4] Juan 14:15-31

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