Comunión con Dios
Prédica de Hoy: Comunión con Dios y desconéctate del mundo
Tabla de Contenido
© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)
Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: 1 Corintios 1:9
Introducción
Como todos ustedes saben, yo estoy manejando para Uber y Lyft. Como se podrán imaginar, a diario yo converso con un buen número de personas, (promedio de diez a doce personas, dependiendo de cómo valla el día, y las llamadas de servicio), pero también hay ocasiones en que no converso con nadie, y casi siempre son en los viajes largos. Y me detengo aquí para aclarar algo; estos momentos de silencio, no se deben a que yo esté actuando de manera poco amistosa o cosa similar, ya que estos prolongados momentos de silencio convierten el viaje en algo un poco desagradable.
Pero ¿saben a qué se deben? Se deben a que las personas están tan envueltas en su celular, que no tienen ni tan siquiera la cortesía de decir “buenas” y “adiós”. La mayoría de las personas se montan en el vehículo con sus audífonos puesto, y no levantan la vista de su celular hasta que se para el auto. Ahora debemos preguntarnos, ¿a qué se debe este tipo de actitud?
Bueno, claro está en que la falta de educación influye mucho en estos tipos de incidentes, ya que saludar, y despedirse de una persona que te ha brindado un servicio es una cortesía, y no te cuesta absolutamente nada. Pero yo diría que la razón principal por la que estos tipos de incidentes ocurren, es debido a que las personas están tan envueltas en su mundo (música, juegos, videos, blogs, etc. etc.), que ignoran por completo, o menosprecian lo que tienen a su alrededor.
Ahora bien, yo sé que el mundo de hoy hace una gran demanda de nuestro tiempo. La realidad es que nosotros vivimos en un mundo bastante apresurado, lo que en ocasiones nos conduce a pensar que el tiempo no nos alcanza para hacer lo que deseamos hacer.
¿Cuántos han llegado a pensar de esa manera? Entre el trabajo, la casa, el teléfono, la tableta, y el celular, tal parece que no queda mucho tiempo para nada más. ¿Es verdad o no? Otra cosa, yo no sé si a ustedes le sucede o ha sucedido esto, pero a mí los días se me van volando. Cuando vengo a ver, llegó el fin de semana o el fin de mes.
El problema más grande que existe con ésta manera de vivir, es decir, apresuradamente, es que nos conduce a convertirnos en personas que nos concéntranos más en nuestras ambiciones y deseos, que en lo que verdaderamente importa. Ésta manera de ser nos conduce a que estemos más atentos a las cosas del mundo, que a nuestra relación con Dios.
Llamados a la comunión con Dios
Es por eso que hoy deseo que estudiemos acerca del llamado más importante que nosotros hemos recibido al llegar a los caminos del Señor. Y sé que algunas personas ya están pensando, “si, yo sé pastor, tenemos que predicar la palabra de Dios”. Pero no es de esto que deseo predicarles hoy.
Todo nosotros hemos recibido dos grandes llamados al llegar a los caminos del Señor. Uno es anunciar el evangelio de Jesucristo al mundo [1], pero existe un llamado aun más importante que éste, que en ocasiones muchos de nosotros desatendemos, menospreciamos, o simplemente ignoramos.
Existe un llamado más importante que el anunciar el evangelio de Jesucristo al mundo, y si no cumplimos con éste llamado primero, entonces se nos hará muy difícil, o yo diría imposible, cumplir con el llamado de anunciar el evangelio de Jesucristo al mundo. Sé que les tengo un poco intrigado, así que pasemos ahora a la Palabra de Dios para descubrir éste llamado de que les hablo.
1 Corintios 1:9 – Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.
Acerca de Corintios y su comunión con Dios
Como acostumbro a decir, para obtener un mejor entendimiento del mensaje que Dios tiene para nosotros en el día de hoy, nos será necesario hacer un breve repaso de historia. Corintios era la ciudad más importante de Grecia en el tiempo de Pablo. Corintios era un centro bien ocupado de comercio mundial, de cultura degradada, y de religión idólatra.
Ésta ciudad tenía una población de aproximadamente 700, 000 personas, y estaba llena de capillas y templos; pero el más prominente era el templo de Afroditas que descansaba encima de una colina de 1,800 pies, y los devotos de la “diosa del amor” hacían el uso libre de las 1, 000 prostitutas consagradas. Éste centro cosmopolita prosperó en comercio, la hospitalidad, el vicio, y la corrupción. Los buscadores de placer iban allí a gastar el dinero en el “día libre de la moralidad.” Corintios llegó a ser tan notorio por sus males, que decir: “actuar como un corintio”, se convirtió en un sinónimo para la corrupción y la prostitución [2].
Lo que estaba sucediendo es que debido a ésta inmoralidad y corrupción, los corintios estaban destruyendo su testimonio cristiano. Ésta inmoralidad y corrupción causo problemas dentro de la iglesia, y es algo que queda muy evidente en 1 Corintios 1:11 cuando leemos: “…Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas…” Así que podemos ver claramente que Pablo escribió ésta carta como su respuesta correctiva a las noticias de problemas, y de desórdenes entre ellos.
En otras palabras, ésta carta fue diseñada para corregir actitudes inapropiadas, y para promover un espíritu de unidad entre los hermanos, sus relaciones y la adoración. ¿Por qué es necesario que sepamos estas cosas?
Es necesario saber estas pequeñeces, porque a través de ellas nos damos cuenta que aunque ésta carta fue escrita alrededor del 56 d.C., en realidad las personas no han cambiado mucho, y el mundo de hoy se encuentra más o menos en la misma situación.
En otras palabras la mayoría de las personas en éste mundo se pasan una vida entera en búsqueda de placeres, títulos, y lo material que en buscar de Dios. La mayoría de las personas en éste mundo están tan conectadas a la corriente y bullicio de éste mundo, que se han desconectado por completo de Dios.
Esto por supuesto es la verdad acerca de todo aquel que aun no conoce a Cristo como su Rey y Salvador, es decir a los no creyentes, pero lamentablemente existe un buen grupo de personas dentro del cuerpo de Cristo, que tal como en ese entonces, están tan envueltos en las cosas de este mundo que lo único que hacen es causar divisiones, contiendas, y desacuerdos. ¿Cómo se puede combatir todo esto? Mantengamos en mente estos pequeños detalles históricos, y continuemos ahora con nuestro estudio para encontrar la respuesta a nuestra pregunta.
Llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor
Hoy estamos concentrándonos en solamente un versículo, pero es un versículo extremadamente poderoso, el cual contiene el llamado más importante que nosotros hemos recibido. Fíjense bien lo que nos dice cuando leemos: “…Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor….” Dile a la persona que tienes a tu lado: fuimos llamados a la comunión con Jesús. ¿Qué significa esto?
Esto significa que nosotros estamos llamados a conectarnos con Dios, y desconectarnos de las cosas de éste mundo. Éste mandato es algo que queda bien declarado en las palabras del apóstol en Romanos 12:2 cuando leemos: “…No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta…”
“No os conforméis a este sigilo,” en otras palabras no podemos estar tan preocupados y envueltos en las cosas que motivan y mueven a éste mundo, que terminemos completamente desconectados de Dios. No podemos permitir que nuestros deseos y ambiciones, nos detengan de tener una verdadera comunión con Dios. Porque una vez que esto sucede, entonces la palabra de Dios comienza a morir en nosotros. Esto es algo que el Señor nos dejo bien claro en Marcos 4:18-19 cuando leemos: “…Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, 19 pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa…”
Ahora bien, deseo que quede bien claro, que no estoy diciendo que exista algo mal en querer superarnos, o esforzarnos un poco más para vivir mejor. Pero lo que si estoy diciendo, es que tenemos que tener mucho cuidado de que nuestros deseos y ambiciones, no causen que nuestra vida como creyente se convierta en algo de rutina, en vez de fe y devoción. Ya que una vez que esto sucede, pronto nos encontraremos asistiendo a los servicios y actividades de la iglesia para satisfacer a quizás un familiar, o para encontrarnos con un amigo o amiga, o para apacentar nuestra conciencia, en vez de congregarnos por la razón principal.
Desconéctate del mundo y los afanes de esta vida
Cuando permitimos que los afanes de este mundo influencien o dominen nuestra vida, dejaremos de congregarnos para entrar en comunión con Dios y nuestros hermanos, y juntos gozarnos ante Su presencia. Cuando permitimos que los afanes de este mundo influencien o dominen nuestra vida, dejaremos de congregarnos para alabar y adorar a Dios de todo corazón; dejaremos de congregarnos para escuchar Su palabra y aprender más de Él. ¿Qué les estoy diciendo con todo esto?
Lo que les estoy diciendo es que cuando permitimos que los afanes, y ansiedad de este mundo influencien nuestra vida, es decir, nuestra fe, entonces la iglesia se convierte en un club social donde se va a hablar y hacer cuentos, en vez de entregarle a Dios lo mejor de nosotros. Dile a la persona que tienes a tu lado: la iglesia no es un club social.
Como verdaderos seguidores de Cristo, nosotros tenemos que darle a Dios lo mejor de nosotros en todo momento. ¿Qué significa lo mejor de nosotros? Lo mejor de nosotros no es el dinero, no es el diezmo y las ofrendas; lo mejor de nosotros no es llegar a la iglesia vestidos lujosamente; lo mejor de nosotros significa amar a Dios de la misma manera que Él nos ama. ¿Cuan grande es Su amor por nosotros?
En Juan 3:16 encontramos la respuesta a ésta pregunta cuando leemos: “…Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna…” El amor de Dios por la humanidad es tan grande, que entrego lo mejor de Él para que nosotros pudiésemos obtener la salvación. Dile a la persona que tienes a tu lado: lo mejor de Dios nos salvo.
Lo mejor de Dios rompió las cadenas que nos ataban a una vida de condenación.
Esto es algo que queda bien declarado en Juan 3:18 cuando leemos: “…El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios…” Pero en muchas ocasiones nosotros estamos tan atados por las cosas de éste mundo, que ni tan siquiera podemos apagar el celular antes de entrar en la iglesia; estamos tan preocupados con las cosas de este mundo, que no nos podemos desconectar por completo, y conectarnos exclusivamente con Dios. No nos podemos desconectar de las cosas del mundo ni por unas horas, para honrar al merecedor de toda honra.
En Apocalipsis 4:11 encontramos que se nos dice: “…Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas…” Pero entre las preocupaciones, conversaciones, y celulares, tal parece que no hay tiempo de entregarle a Dios toda honra y gloria. Tal parece que no podemos concentrarnos solamente en Él.
Dios nos ofreció lo mejor de Él para salvarnos, y nos llama a la comunión con Su hijo amado; pero existen muchos que menosprecian, o simplemente ignoran por completo lo que Él nos dice.
Se nos olvida o ignoramos lo que encontramos en Apocalipsis 5:12-13 cuando leemos: “…El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. 13 Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.” ¿Cómo podemos obtener la victoria sobre éstas ataduras? ¿Cómo podemos entregarle a Dios lo mejor de nosotros?
De la única manera que podemos obtener la victoria sobre éstas ataduras, es haciendo como encontramos en el versículo de hoy; de la única manera que podemos obtener la victoria sobre éstas ataduras, es entrando en una verdadera comunión con Dios.
¿Cómo podemos entrar en comunión con Dios?
La comunión con Dios es lograda y fortalecida de diferentes maneras, pero la más importante, es dejando de comportarnos de la manera que nos comportábamos cuando vivíamos en el mundo.
En 2 Corintios 5:17 encontramos que se nos dice: “…De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas…” Si esto no ha sucedido en la vida de una persona al llegar a los caminos del Señor, entonces una verdadera comunión con Dios es imposible [3].
De la única manera que podemos obtener la victoria sobre las ataduras de éste mundo, es entrando en comunión con Dios reconociendo nuestras faltas, confesando nuestros pecados, y arrepintiéndonos de todo corazón. De la única manera que podemos obtener la victoria sobre las ataduras de éste mundo, es entrando en comunión con Dios, y conectándonos al Espíritu Santo que mora en nosotros.
Recordemos siempre, que las batallas y situaciones por las que tenemos que en ocasiones atravesar están diseñadas con un propósito; están diseñadas para tentarnos a apartarnos de la presencia de Dios. Y es por eso que también debemos siempre tener muy en mente lo que David le respondió al gigante Goliat cuando trato de intimidarle, y hacerle huir del campo de batalla. David le respondió diciendo: “…Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos…” (1 Samuel 17:47).
Cuando se presenten esos gigantes en tu vida que tratan de hacerte huir, cuando se presenten esos gigantes en tu vida tratando de apartarte de la presencia de Dios, recuerda que Él te entregara la victoria, pero que para que esto suceda primero tienes que estar en comunión con Él.
Para concluir.
Una gran realidad es que todos nosotros aquí necesitamos más de Dios en nuestra vida; todos debemos estar activamente buscando la presencia de Dios en todo lo que somos. Todos necesitamos apartarnos de las cosas de este mundo, y acercarnos a nuestro Padre, tenemos que olvidarnos de todo eso que nos preocupa, olvidarnos de todo eso que nos atormenta, de todo eso que busca robarnos la paz, y concéntranos solo en Dios.
Recordemos siempre lo que encontramos en Salmos 124:8 cuando leemos: “…Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, Que hizo el cielo y la tierra…” Busquemos siempre la presencia de Dios en nuestra vida, porque Su diestra es la que nos sostiene y fortalece en esos momentos de debilidad. Fíjense como esto queda bien reflejado en Salmos 17:6-7 cuando leemos: “…Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios; Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra. 7 Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se refugian a tu diestra, De los que se levantan contra ellos…”
Recordemos siempre que se nos hará imposible cumplir con el propósito de Dios, si primero no tenemos comunión con Dios. Estamos llamados a entrar en comunión con nuestro Señor, así que desconecta el teléfono, apaga el celular, hecha la tableta a un lado, y conéctate con Dios.
[1] Mateo 28:19; Marcos 16:15
[2] The Wilkinson and Boah Bible Handbook
[3] 1 Juan 1:6-10