Semana Santa – Éste era Hijo de Dios
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Prédica de Hoy: Verdaderamente éste era Hijo de Dios
© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)
Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Mateo 27:51-54
Introducción
Hoy es un día muy especial para los cristianos; hoy es el día en que todos los cristianos alrededor del mundo, nos reunimos para conmemorar, la entrada triunfal y la resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Hoy es el día cuando por tradición celebramos la victoria que Jesucristo tuvo sobre la muerte. Pero como les he predicado y enseñado en otras ocasiones, la realidad es que Jesucristo no resucito un domingo como la doctrina y/o tradición enseña. Permítanme recapitular el estudio acerca de la crucifixión, y resurrección del Señor, antes de proceder a la predicación de hoy.
Semana Santa – Doctrina popular
Según la doctrina popular (establecida por la iglesia católica), la cual se ha transformado en la tradición que muchos cristianos siguen, Jesucristo fue crucificado y murió un viernes (de aquí inventaron el viernes santo), y resucito el domingo.
El problema que existe con todo esto, es que esta doctrina es fácilmente desmentida con solo leer la biblia. Fíjense bien como sucedió todo para que no permitan ser engañados.
La biblia establece que un día se compone de 24 horas (12 horas de día, y 12 hora de noche) [1]. Jesucristo nos dijo claramente que él estaría en el corazón de la tierra tres días, y tres noches [2].
Así que basándonos estrictamente en la palabra de Dios, esto significa que tres días es un periodo de 72 horas (3 x 24 = 72); ¿estamos de acuerdo hasta aquí? Bueno, aquí es donde se pone interesante la cosa, y podemos fácilmente descubrir la doctrina herética que muchos siguen por tradición.
Digo esto porque una cosa que queda rotundamente establecida en los evangelios, es que Jesucristo murió en la cruz alrededor de las tres de la tarde [3]; (para ellos el día comenzaba a las seis de la mañana; cuando contamos nueve horas iniciando a las seis de la mañana, obtenemos las tres de la tarde).
Entonces, cuando nos basamos estrictamente en la palabra de Dios, con un simple cálculo matemático nos damos cuenta de la mentira. No quiero dedicar mucho tiempo a este aspecto en el día de hoy, pero si deseo que hagamos el cálculo matemático para que comprobemos la verdad.
Del viernes tres de la tarde a sábado tres de la tarde es un día (24 horas); del sábado tres de la tarde al amanecer del domingo (la palabra de Dios nos dice que la tumba fue hallada vacía el primer día de la semana [4]), estamos hablando de alrededor mediodía (14-15 horas).
Así que como podemos apreciar, cuando nos basamos estrictamente en la palabra de Dios, no es difícil concluir que si el Señor murió un viernes por la tarde, y resucitó al amanecer de un domingo, lo máximo que Él pudo estar en el corazón de la tierra fue un día y medio.
Así que con solo prestar atención a lo que la palabra de Dios nos revela, la herejía pronto queda descubierta, y podemos confiadamente afirmar que Jesús no murió un viernes y que resucitó un domingo.
Para que se cumpla lo que el Señor nos enseña
La realidad es que para que se cumpla lo que el Señor nos enseña acerca de Su muerte y resurrección, Él tuvo que morir un miércoles a las tres de la tarde, y resucitar el sábado. Nuevamente esto es algo que podemos fácilmente comprobar con un simple cálculo matemático.
Fíjense bien, de miércoles tres de la tarde a jueves tres de la tarde 24 horas; del jueves tres de la tarde a viernes tres de la tarde, 24 horas; del viernes tres de la tarde a sábado tres de la tarde, 24 horas; así que aquí tenemos “tres días y tres noches”, 72 horas exactas, y esto fue lo que dijo el Señor. Dile a la persona que tienes a tu lado: Dios cumple su palabra [5]. ¿Qué les estoy diciendo con todo esto?
Lo que les estoy diciendo es que hoy no es el día de resurrección. En un día como hoy, el primer día de la semana, las mujeres que se dirigieron al sepulcro comprobaron que Jesucristo había resucitado.
Bueno, hasta aquí la recapitulación acerca de la falsa doctrina y tradición seguida por muchos acerca de la resurrección del Señor. Como hemos podido entender, hoy no es el día de resurrección sino que es el día de confirmación.
Pero como les dije al inicio, la predicación de hoy no es para enfocar la doctrina establecida por hombres, sino que es para enfocarnos en las señales que el Señor hizo en la cruz, y lo que representan para nosotros. Pasemos ahora a la palabra de Dios.
Mateo 27:51-54 – Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; 52 y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; 53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos. 54 El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios.
Ahora bien, como les indique en la predicación de la semana pasada, el Señor había hecho grandes prodigios y señales durante Su ministerio. Él había sanado a los ciegos, a leprosos, liberado a endemoniados, y había resucitado a Lázaro después de cuatro días de muerto [6].
La realidad es que los milagros y señales que Él había hecho impactaron grandemente al pueblo de ese entonces, y todo esto quedo grabado por siempre en la biblia. Pero las señales que él hizo en la cruz son las que quizás más nos impacten a nosotros en la actualidad, y es exactamente en esto que deseo que nos concentremos en el día de hoy.
Semana Santa – ¿Qué señales hizo Jesús en la cruz?
La primera señal que Jesucristo hizo en la cruz al morir, y es la que más nos impacta a nosotros hoy en día la encontramos aquí cuando leemos: “…Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo…”
Y quizás alguno no vean la profundidad del significado de esta señal, así que para que entiendan bien el punto principal de esta señal, debemos detenernos aquí por un breve momento para analizar el velo del templo [7].
Según los historiadores, el velo del templo tenia aproximadamente unos 65 pies de altura, y cuatro pulgadas es espesor. Como podemos apreciar, el velo era algo grande y pesado. Según algunos eruditos de la palabra, para poderlo enrollar se necesitaba alrededor de 70 hombres, y se dice que el historiador Josefo dijo que “dos caballos atados a cada lado no podían romperlo”.
Sin embargo, al morir Jesús “…el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo…” sin que nadie lo tocara. Dile a la persona que tienes a tu lado: de arriba abajo ¿Qué significado tiene esto para nosotros? Este hecho contiene dos grandes significados para nosotros.
Semana Santa – El velo se rasgo
Primero; el hecho de que el velo se rasgo de “arriba abajo” nos permite claramente entender que esto no fue obra de hombres, ya que como les acabo de describir, el velo media unos 65 pies de altura.
Esto significa que para que un hombre, o un grupo de hombres, pudiesen llevar acabo rasgar el velo, ellos hubiesen tenido que construir un andamio (plataforma) de por lo menos 70 pies de altura, y luego, de forma alguna, cortar el material que tenía un espesor de cuatro pulgadas.
Así que podemos confiadamente concluir, que de la única manera que este velo fue rasgado fue por la mano de Dios, y esto es algo que se hace evidente cuando leemos que fue rasgado de “arriba abajo”. En otras palabras, el simbolismo aquí es “del cielo a la tierra”.
Segundo; el hecho de que el velo se rasgo representa que con el sacrificio perfecto del Señor en la cruz, la separación que existía entre Dios y el hombre fue eliminada. ¿Cómo puedo decir esto con tanta confianza?
Puedo decirlo con tanta confianza porque recordemos que el velo solo servía un propósito, y este propósito era dividir “…entre el lugar santo y el santísimo…”, que era el sitio donde guardaban “…el arca del testimonio…”, en otras palabras, lo que representaba la presencia de Dios entre los hombres.
Y hasta el momento en que este velo se rasgo, solo los sacerdotes podían entrar ante la presencia de Dios [8], pero ahora todos podemos acercarnos a Dios [9]. El rasgamiento del velo hizo posible que todo creyente entre directamente a la presencia de Dios, Jesús nos abrió el camino [10].
Semana Santa – La segunda señal que Jesús hizo en la cruz
La encontramos aquí cuando leemos: “…y la tierra tembló, y las rocas se partieron…” Hermanos, al Cristo entregar su espíritu en la cruz, la misma tierra dio testimonio de Su verdadera identidad. Fíjense bien en este detalle para que entiendan bien lo que les digo.
Aquí vernos que la palabra de Dios nos dice (vers. 54): “…El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios…”. Dile a la persona que tienes a tu lado: la tierra tembló. ¿Qué significado tiene esto para nosotros?
El significado que esto tiene para nosotros es que en el momento de la muerte del Señor en la cruz, ¡Dios hablo! ¿Por qué digo esto? Lo digo porque cuando analizamos la palabra de Dios, no es difícil encontrar que cada vez que Dios se manifestaba, la tierra temblaba [11].
Hermanos, con esta señal el Señor nos deja saber que lo inmovible por los hombres, fue movido por nuestro Dios. Con esta señal aquí, Dios nos demuestra que lo imposible para el hombre es posible para Dios [12]. Con esta señal aquí, Dios nos confirma que servimos al Rey de Reyes y Señor de Señores.
Continuando con nuestro estudio leemos (verss. 52-53): “…y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; 53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.…” Como podemos ver, después de la resurrección del Señor, hubo la resurrección de muchos que habían muerto.
La realidad es que no sabemos mucho más acerca de este evento que podamos afirmar, ya que los nombres, o el número de personas que resucitaron no es revelado en la biblia. Pero de lo que si podemos estar completamente confiados es que sucedió, ya que la palabra de Dios no miente.
Así que como podemos ver aquí, estas personas regresaron a Jerusalén para que no quedase duda alguna que Jesucristo era quien clamaba ser. ¿Qué nos demuestra esto a nosotros? Esto nos demuestra que Jesucristo es el Hijo de Dios, y que tiene la autoridad sobre la muerte. Dile a la persona que tienes a tu lado: Jesucristo es Dios.
Continuando vemos que la palabra de Dios nos dice que todos los que estuvieron presentes en el momento de la muerte de Jesús en la cruz: “…temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios…”.
Y es exactamente a Él que nosotros honramos, alabamos, y bendecimos en el día de hoy. Hoy nos reunimos aquí como Su pueblo, para darle gracias por su sacrificio perfecto en la cruz por cada uno de nosotros.
En Hebreos 7:26-27 (NVI) encontramos que la palabra de Dios nos dice: “…Nos convenía tener un sumo sacerdote así: santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores y exaltado sobre los cielos. 27 A diferencia de los otros sumos sacerdotes, él no tiene que ofrecer sacrificios día tras día, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo; porque él ofreció el sacrificio una sola vez y para siempre cuando se ofreció a sí mismo…”.
Semana Santa – Cristo tomo todos nuestros pecados en la cruz
Cristo pagó una vez y para siempre, el precio completo de todos nuestros pecados. ¿Cuántos pueden decir conmigo: gracias Señor?
A través de Sus enseñanzas y sacrificio perfecto en la cruz, Jesús fue quien liberó nuestro espíritu de las garras del enemigo. A través de la palabra de Dios, Jesús nos guía y nos muestra dónde existe el peligro.
El Señor es la luz que nos muestra el camino que tenemos que seguir para llegar al Padre. El Señor lo dice todo mejor en Juan 8:12 cuando leemos: “…Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida…” Dile a la persona que tienes a tu lado: Jesús es nuestra luz.
Sin duda alguna el Señor es la luz en nuestra vida, Él es nuestro faro en medio de las tormentas, y quien nos guía a la seguridad de la presencia del Padre, y todo esto comenzó en el momento en que Él se entrego por nosotros. Y en agradecimiento y honor por ello, es que nosotros tenemos que permitir que nuestro Padre celestial sea reflejado en todo aspecto de nuestra vida.
Existió un tiempo cuando no andábamos en la luz, existió un tiempo cuando andábamos vagando y perdidos en las tinieblas, pero cuando el Señor llegó a nuestra vida todo eso desapareció [13]. Nunca dejemos de dar testimonio de la gracia, y gloria de nuestro Dios.
Para concluir.
Como les explique al inicio, hoy no celebramos el domingo de resurrección como ha sido enseñado y establecido. Hoy es el día cuando celebramos la confirmación de la resurrección de nuestro Señor.
Hoy es el día cuando nos reunimos para agradecerle al Señor su sacrificio en la cruz por nosotros. Hoy es el día cuando nos reunimos para agradecerle al Señor haber quitado esa división que existía entre los hombres y Dios, y entregarnos la salvación.
La palabra de Dios nos dice: “…Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron…”. ¿Cuántos pueden levantar un grito de júbilo ahora conmigo y decir: gracias Señor por tu presencia en mi vida?
Ahora pregunto, ¿te sientes gozoso en el día de hoy? Claro que sí, no creo que exista un cristiano que no se gocé en la resurrección de Cristo. Todos nos gozamos porque Su resurrección nos garantiza vida eterna [14].
Pero, la pregunta ahora es, ¿sientes el mismo gozo que sintieron las mujeres que descubrieron la tumba vacía? ¿Cómo se sintieron ellas?
La palabra de Dios en Mateo 28:8 nos dice que: “…Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos…”. Dile a la persona que tienes a tu lado: corrieron llenas de gozo a dar las buenas nuevas.
Ahora solo queda una pregunta para reflexionar; ¿lo haces tú?
[1] Génesis 1:5; 8; 13; Juan 11:9
[2] Mateo 12:40
[3] Mateo 27:46-50; Marcos 15:33-41; Lucas 23:44-49
[4] Mateo 28:1-10; Marcos 16:1-8; Lucas 24:1-12; Juan 20:1-10
[5] Mateo 24:35; Marcos 13:31; Lucas 21:33
[6] Juan 9:1-12;11:38-44; Mateo 4:24; 8:28-34; 9:27-34; Marcos 5:1-20; 8:22-26; Lucas 5:12-16; 17:11-20; 8:26-39
[7] Éxodo 26:31-33
[8] Hebreos 9:3-7
[9] Hebreos 4:16
[10] Hebreos 6:17-20
[11] Éxodo 19:18; 2 Samuel 22:8; Salmos 77:18; Jeremías 10:10
[12] Lucas 18:27
[13] Efesios 5:8
[14] Juan 6:38-40
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