La obediencia de Isaac
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Predicas Cristianas
Prédica de Hoy: La obediencia de Isaac
Introducción
Si hay algo con lo que la mayoría de las personas luchan, es decir tanto los creyentes como los no creyentes, es con la obediencia. Es como si hubiese algo en la naturaleza humana que nos detiene seguir las instrucciones que otra persona nos da.
Esto es algo que sucede, porque quizá el factor de que fuimos creados para gobernar la tierra [1] nos influencié, pero definitivamente a las personas no les gusta que les den órdenes. Esto es algo que yo he comprobado a través de los años en mi carrera secular, como también en mi ministerio como pastor.
Pero la gran realidad es que Dios nos da órdenes que debemos, y tenemos, que cumplir; ya que como files cristianos e hijos de Dios, nosotros tenemos que ser obedientes a nuestro Padre [2]. Porque la realidad es que la obediencia es la clave para recibir las bendiciones [3]. Así que este será el tema que estaremos estudiando hoy. Hoy vamos a aprender acerca de la importancia de la obediencia, y las bendiciones que la obediencia produce.
Ahora bien, cuando estudiamos cerca de los profetas, discípulos, y apóstoles, es decir las personas que marcaron la diferencia y fueron grandemente bendecidos por Dios, pronto nos damos cuenta que la característica en común que todos compartieron fue la obediencia.
Entre muchos de los personajes bíblicos que podemos encontrar, encontramos a Isaac, quien es uno de los tres patriarcas de los israelitas. Para los que no conocen mucho acerca de este hombre, Isaac fue el hijo de Abraham, padre de Jacob [4] y abuelo de José.
Esta descendencia forma parte de una de las dinastías más impresionantes encontradas en la Biblia. La mayor parte del libro de Génesis habla sobre las vidas de estos cuatro siervos de Dios, pero en esta noche deseo que nos concentremos en Isaac, en su obediencia, y en los beneficios de su obediencia.
Pasemos ahora a la palabra de Dios
Génesis 26:1-6 – «Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar. 2 Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. 3 Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. 4 Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, 5 por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes. 6 Habitó, pues, Isaac en Gerar.«
La obediencia de Issac
Como podemos apreciar en el versículo uno, Isaac, después de la muerte de su padre Abraham [5], estando ya casado con su esposa Rebeca, decidió irse de Canaán y dirigirse a Gerar, donde vivía Abimelec, debido a que había hambruna en la tierra donde habitaba. Cuando reflexionamos en la historia del mundo y sus civilizaciones, no es difícil concluir que a través de la historia no ha existido ningún grupo humano que no haya sufrido de un período de escasez, de debilidad, y/o de algún tipo de sufrimiento.
Por ejemplo; en el periodo colonial, los países de América sufrieron las agresiones de los pueblos colonizadores. Años después, las grandes potencias de Europa, después de las Guerras Mundiales, en su mayoría estaban totalmente quebrantadas tanto en su capacidad económica como en amor propio como nación. Y así como los grupos humanos han sufrido, los seres humanos también podemos decir lo mismo.
La realidad es que hay etapas en nuestras vidas que seguramente preferiríamos olvidar. Estamos hablando de cosas como desilusiones amorosas, despidos injustificados, pérdidas familiares, para solo nombrar algunos entre los muchos otros acontecimientos que llegan a nuestra vida sin previo aviso, y que en la mayoría de las ocasiones duran más de lo que quisiéramos.
Pero a pesar de la circunstancia o situación por la que podamos atravesar, el creyente tiene la certeza de que tiene un Dios, que como a Isaac, nos habla en nuestra necesidad, y nos indica lo que debemos hacer [6]. ¿Qué sucedió en la vida de Isaac en este momento de la historia?
Como podemos apreciar, Isaac tuvo que salir de su comodidad; Isaac tuvo que salir de la tierra que él conocía [7], y fue entonces que Dios le habló. Al igual que Isaac, Dios quiere hablarnos a nosotros, sus hijos [8], y necesitamos estar atentos a Su mensaje.
Pero para que esto suceda, tenemos que estar dispuesto a salir de nuestra comodidad. Digo esto porque en muchas ocasiones nos acomodamos tanto en nuestra relación a medias con Dios, que dejamos de escuchar Su palabra. Nos acomodamos tanto en nuestra mediocre vida cristiana, que dejamos de escuchar Su voz.
Ahora bien, en los versículos 2-3 encontramos se nos dice: “Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. 3 Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre…” Como podemos apreciar, con esto aquí Dios le dio dos órdenes a este siervo, y acto seguido una promesa de gran bendición. Así que estos serán los tres puntos que estaremos explorando en el día de hoy.
Número uno; la primera orden: “…No desciendas a Egipto…”
Como fieles seguidores de Jesucristo, necesitamos entender que cuando Dios nos da una orden, es decir, nos prohíbe hacer algo, es porque sencillamente no nos conviene. Pero el problema está en que a pesar de que sabemos muy bien que Dios tiene planes de bien para con nosotros, en casi toda ocasión nosotros tenemos planes diferentes a los de Dios.
Pero la realidad es que nuestras opiniones, y/o planes, nunca superaran los planes de Dios. Y es exactamente por eso que en Proverbios 3:7 encontramos que la palabra de Dios nos dice: “…No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal…”.
Hermanos, “No desciendas a Egipto” es la forma de Dios decirnos: quédate quieto. Y si hay algo que se le hace difícil al ser humano, es quedarse quieto. La realidad es que preferimos hacer cualquier cosa antes de quedarnos quietos. Pero yo te digo en el día de hoy, si Dios no lo mandó, no lo hagas.
Esto es un consejo debería ser considerado de suma importancia, para todo aquel que se considera hijo de Dios. Pero lamentablemente no todos lo siguen, por ende, muchos terminan separándose de la voluntad de Dios. Repito, muchos terminan acomodándose en su relación a medias con Dios de tal manera, que eventualmente no se están más lejos de la voluntad de Dios porque simplemente es imposible.
Como les dije al inicio, la biblia está llena de personajes bendecidos, y definitivamente narra la historia del pueblo de Dios. Y entre uno de los muchos personajes encontrados en la biblia, encontramos a uno que no pudo quedarse quieto, y ese fue el Rey Saúl. En 1 Samuel 13 se nos narra lo que sucedió cuando los filisteos se juntaron para pelear contra Israel.
En este pequeño detalle histórico encontramos que Saúl debía esperar a Samuel para ofrecer el holocausto antes de la guerra. Pero Saúl, al ver que habían pasado siete días, y ver como su ejército desertaba, y que el ejército contrario se acercaba, esfumándose así todas las posibilidades de salir victorioso, decidió ofrecer el holocausto él mismo. Saúl decidió que antes de quedarse quieto, mejor era hacer algo; pero lamentablemente esa lógica no funciona con Dios.
Digo que esa lógica no funciona con Dios porque apenas había terminado Saúl de ofrecer el holocausto, llegó Samuel y le reprendió por su desobediencia, y le dijo que Dios le remplazaría con una persona conforme a Su corazón [9]. ¿Por qué sucedió esto?
Esto sucedió porque para Dios la obediencia es sumamente importante. Hermanos, el hecho de no obedecer lo que Dios les había indicado, le costó a Saúl su posición y su legado. El no poder obedecer, o no querer obedecer, es sin duda alguna una de las peores decisiones que un creyente puede tomar. Dile a la persona que tienes a tu lado: tenemos que ser obedientes.
Volviendo a Isaac, resulta sumamente interesante que la primera orden que Dios le dio fue: “No desciendas a Egipto”. Digo que esto es algo interesante porque cuando leemos el principio del capítulo, no encontramos ninguna indicación de que Isaac tenía en mente ir a Egipto. Pero entonces: ¿por qué es esto lo primero que Dios le dice que no haga?
Bueno, la realidad es que la respuesta a esta pregunta es algo fácil. Digo esto porque como todos nosotros sabemos Dios es omnipotente, omnipresente, y omnisciente; en otras palabras, cuando Dios le dijo a Isaac que no fuese a Egipto, fue porque Isaac estaba pensando y/o planeando irse a Egipto. Esto es algo que pareciera muy especulativo, pero hagámonos esta pregunta: ¿por qué le diría Dios a Isaac que no hiciera algo que él no estaba pensando hacer? Esto no tendría ningún sentido.
Nuestro Dios, es su infinita sabiduría y omnisciencia, conoce todo lo que hay en nuestro corazón [10]. Dile a la persona que tienes a tu lado: Dios conoce tus pensamientos y corazón. El Señor conocía los pensamientos de las personas [11], y muchas veces el saber eso le hacía actuar de manera determinada.
A veces nosotros queremos ser más sabios que Dios, y nos engañamos a nosotros mismos, al pensar que podemos esconderle algo, o que podemos hacer algo sin que Él no lo sepa, o hacer algo que podamos ocultar por siempre. Olvidamos que no hay nada oculto que después no se manifieste [12].
Quizás Isaac tenía un plan “B”, pero con Dios siempre hay un plan “A”, y el plan “A” de Dios es la obediencia. Por eso, cuando Dios nos dice que no vayamos a Egipto, en otras palabras, que no hagamos algo, lo mejor es quedarse quieto, y reconocer que Su plan es mucho superior que el nuestro [13].
Número dos; la segunda orden: “…Habita en la tierra que yo te diré…”.
Dios no solo le dijo que no se fuera para Egipto, sino que le dijo que se quedara en el lugar que Dios le indicaría, (que era ahí en Gerar). Podemos pensar que al morir Abraham, Isaac pudo haberse sentido desconsolado, y desprotegido con un futuro incierto, pero Dios quien siempre llega en el momento correcto, le dio la palabra que él necesitaba. Dile a la persona que tienes a tu lado: escucha la voz de Dios.
De igual manera, si nosotros queremos sentirnos seguros, siempre podemos hallar en Dios lo que necesitamos para vivir tranquilos y en paz, y en muchas ocasiones, con solo una palabra suya es suficiente.
Este versículo nos hace reflexionar al respecto y preguntarnos: ¿estoy en el lugar que Dios quiere? Si creemos que Dios nos conoce perfectamente [14], que tiene una voluntad buena, agradable y perfecta [15], y confiamos que tiene planes de bien para nosotros [16], entonces debemos creer que no estamos aquí por coincidencia, sino que estamos aquí por obediencia. Estamos aquí por obediencia a la palabra de Dios.
Jesús tenía una misión que cumplir aquí en la tierra [17]. Así que sin lugar a dudas, nosotros no estamos de paseo en este mundo, sino que Dios nos ha dado una tarea colectiva [18], y una individual [19] que cumplamos aquí en la tierra. Hermanos, parte de de nuestra obediencia es cumplir con la misión que se nos ha encargado; tenemos que obedecer a nuestro Señor y predicar la palabra de Dios.
Tenemos que alcanzar todas esas almas perdidas, y llegar a todos aquellos que se han apartado de la voluntad de Dios. Tenemos que obedecer y llevar el mensaje de salvación al mundo. Tenemos que ser obedientes y estar atentos a la voz de Dios, para asegurarnos que estamos donde Él desea que estemos. Por esta razón repito la pregunta: ¿estamos en el lugar que Dios quiere? ¿Estamos obedeciendo a nuestro Padre celestial? ¿Estamos cumpliendo con la misión que el Señor nos ha encargado?
En el caso de Isaac, Dios le estaba diciendo que se quedara en un determinado lugar físico. Dios nos está llamando a quedarnos en el lugar que Él indique, pero muchas veces nosotros no queremos estar en ese lugar. Podríamos hablar de un lugar físico: iglesia, casa, comunidad, país, continente, etc., etc. Pero debemos preguntarnos, ¿he cumplido, o estoy cumpliendo la misión que Dios me dio en ese lugar? En caso de no ser así: ¿por qué quisiera Dios que nos moviéramos?
Como todos nosotros hemos visto en las noticias, debido a las condiciones políticas y económicas que existen en numerosos países, hoy en día existen muchas personas que están emigrando hacia otros países de América y Europa. Y dentro de todo ese número de personas, también encontramos a cristianos, que dejaron su ministerio por una vida mejor en otro país. Y habría que preguntarles si ya habían cumplido con la misión que recibieron de parte de Dios en su propio país.
También podríamos hablar de un empleo o posición laboral, y preguntarnos: ¿ya cumplí la misión que Dios me dio en ese lugar? A veces menospreciamos la función que cumplimos en nuestro lugar de trabajo, y pensamos que Dios solo se ocupa de las cosas espirituales. Pero debemos siempre tener en mente que cuando le entregamos nuestra vida a Dios, se la entregamos completamente, y nuestro trabajo o empleo forma parte de ese trato. Incluso, la biblia nos insta a ser buenos trabajadores [20], y esto no fuese así, si no fuera algo de gran importancia.
También podemos hablar de un puesto o posición de liderazgo dentro de la iglesia. Aquí más que nunca tendríamos que preguntarnos: ¿cumplí o estoy cumpliendo con la misión que Dios me dio en ese lugar?
Generalmente, los puestos de liderazgo dentro de la iglesia son atractivos, y esto causa que muchas personas se interesen más en alcanzar un puesto, que en servir, cual es nuestra principal misión. Y es por eso que existen personas que cuando son asignadas a tareas menores se sienten poco valoradas, pero esto es algo que sucede porque no logran entender que Jesús predicó que el mayor es el que sirve [21]. La realidad es que es un error pensar que Dios te va a colocar en mucho, cuando no has sido fiel en lo poco.
Ahora reflexionemos por un momento, Dios mando a Isaac a quedarse en el lugar que Él le indicaría. ¿Qué harías tú?
Número tres; la bendición: “…Y estaré contigo, y te bendeciré…”.
En el versículo tres, encontramos que Dios le dice a Isaac que estaría con él y le bendeciría. ¿No es acaso eso lo que todos queremos? No solo es el mayor de nuestros anhelos, sino que es nuestra mayor necesidad.
Necesitamos que Dios este con nosotros en todo momento y en todo lugar. El apoyo de Dios es lo que se necesita para lograr el éxito en cualquier proyecto que emprendamos. Su presencia es la garantía de que algo bueno va a suceder. Su presencia en nuestra vida es lo que produce las bendiciones.
A veces pensamos que hay lugares santos, que hay lugares que están más bendecidos que otros, pero en la Biblia vemos que para los que tienen el apoyo de Dios, las bendiciones les alcanzan no obstante el lugar. Por ejemplo, José, el que fue nieto de Isaac, a pesar de ser vendido a la esclavitud por sus hermanos, prosperó en la Casa de Potifar [22], prospero en la cárcel [23], y prospero en el palacio del Faraón [24].
José eventualmente fue directamente responsable de salvar a toda su familia, y paso a ser uno de los patriarcas del pueblo judío. José prospero en cualquier lugar que iba, porque más allá del lugar, la obediencia es la que produce la bendición. La bendición es más que un lugar físico o algo material; la bendición es un lugar espiritual al que accedemos cuando obedecemos, y contamos con el apoyo de Dios.
Después de varios de los desplantes cometidos por el pueblo israelita hacia Dios, Moisés fue sumamente claro con Dios en una ocasión acerca de este tema. Moisés le dijo a Dios que si Su presencia no iba con ellos a la Tierra Prometida, entonces que no los llevara allá [25].
¿Por qué hizo Moisés esto? Moisés hizo esto porque él entendió que su mayor bendición era estar en la presencia de Dios, y que no hay nada mejor que ello. Moisés entendió que lo único que necesitaba era estar en el lado ganador; en otras palabras, el lado de Dios. Y esto es algo que todos tenemos que comprender. Dile a la persona que tienes a tu lado: únete al lado ganador.
Al final Isaac obedeció a Dios, y tuvo una de las vidas más placenteras que se narran en la Biblia. Isaac se quedó quieto en Gerar, no se fue a Egipto, y se quedó allí en el lugar que Dios le indicó; ¿por qué? Porque Isaac tenía la convicción de que lo único que requería para vivir bien, y gozar de las bendiciones, era que Dios estuviese con él, y así fue.
Para concluir.
En Génesis 26:12 encontramos lo que sucedió con Isaac después de obedecer las órdenes que Dios le había dado en ese momento. La palabra de Dios nos dice: “…Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová…”
Ese año fue memorable para Isaac porque simplemente obedeció a Dios, y Dios lo bendijo. No hay otra alternativa para los obedientes a Dios, sino ser bendecidos por Él.
Isaac no se fue a Egipto, y prospero en tierra extranjera porque la bendición de Dios estaba con él. Te digo en el día de hoy, ese año de Isaac puede ser tu año 2019, esto es, si te decides a poner en práctica la obediencia de Isaac.
Ahora solo queda una pregunta: ¿Qué decidirás hacer tú?
[1] Génesis 1:28
[2] 1 Pedro 1:14
[3] Levítico 26:3-13; Deuteronomio 7:12-24; 28:1-14
[4] Génesis 25:19-26;
[5] Génesis 25:11
[6] Romanos 8:14
[7] Génesis 25:11
[8] Juan 1:12
[9] 1 Samuel 13:13-14
[10] Jeremías 17:10
[11] Lucas 11:17
[12] Marcos 4:22
[13] Isaías 55:9
[14] Salmo 139:13-16
[15] Romanos 12:2
[16] Jeremías 29:11
[17] Mateo 18:11; 20:28; Lucas 19:10
[18] Mateo 28:19-20
[19] Salmo 138:8; Mateo 28:19-20; Marcos 16:15
[20] Efesios 6:5-7
[21] Marcos 10:35
[22] Génesis 39:2
[23] Génesis 39:23
[24] Génesis 40:40-43
[25] Éxodo 33:15
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.