Evangelio de la prosperidad

El evangelio de la prosperidad

Prédica de Hoy: El evangelio de la prosperidad

Por: José R. Hernández, Pastor
Ministerio El Nuevo Pacto, Hialeah, FL.

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Mateo 6:19-24

Introducción

El evangelio de la prosperidad es una doctrina que ha tomado auge durante las últimas décadas, especialmente, desde los 80. Cientos de Iglesias en Estados Unidos, África, y Latinoamérica, han abrazado fuertemente esta doctrina. Entre ellas, muchas iglesias liberales, evangélicas y pentecostales.

Una de las características de esta doctrina son los cientos y miles de seguidores en todo el mundo, especialmente en el occidente. Este es un evangelio muy popular y llamativo para las personas. ¿Por qué se ha convertido en algo tan popular?

Se ha convertido en algo tan popular porque promete dinero, riquezas, propiedad y salud sin límites, si solo tienes fe. Es por eso que tanto ricos como pobres, y más los de clase media, son atraídos por estas enseñanzas. Después de todo, ¿quién no quiere prosperidad en su vida?

Sin embargo, cómo veremos en este estudio bíblico, esta es una falsa doctrina que ha desviado a muchos de la verdad. Esta doctrina ha causado que la gente busque a Cristo solo por interés, y no por verdadera fe. Además, sus propios líderes tuercen el evangelio, con el propósito de hacerse más populares y ganar más dinero. Pero veamos que nos dice la Biblia sobre todo esto. Descubramos los problemas que existen en esta doctrina.

1. Evangelio de la prosperidad – La declaración positiva 

Una de las enseñanzas más populares de esta falsa enseñanza es que todo lo que declares con tu boca será recibido. Si tú lo reclamas, lo decretas y lo afirmas con suficiente fe, entonces será tuyo. Esto es algo que lo basan en la palabras del Señor  encontradas en Marcos 11:23 cuando dijo: “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.” Así que, según esta doctrina, debemos declarar con fe que queremos más riquezas, autos nuevos, y yates, y Dios nos lo dará, pero solo si tenemos suficiente fe.

Sin embargo, esto es completamente contrario a lo que enseña la palabra de Dios. En primer lugar, si todo lo que “digamos” se hará, entonces Dios no gobierna el mundo, sino nosotros. Pero la realidad es que nosotros no podemos cambiar las circunstancias por más que declaremos.

Ud. puede afirmar un millón de veces, con fe, que quiere ser una rana, pero la realidad es que no por eso le saldrán anclas. Dios es el único gobernante del mundo, y el único que al decir algo se cumple [1].  Decir que los hombres podemos hacer eso es una blasfemia, porque es igual a decir que somos iguales a Dios.

Por otro lado, ¿qué pasaría si realmente todos recibiéramos todo lo que pedimos? Les puedo decir que ¡todo sería un desastre! Es contradictorio, confuso e imposible. No todos podemos tener lo que queremos, sencillamente porque no podemos. Y la principal razón es que Dios gobierna con sabiduría, y da, y quita con razones que a veces son ocultas para nosotros.

Un ejemplo, Dios le puede quitar un puesto de trabajo muy importante a una persona, para que pueda buscar más de Su reino y atender a su familia. Esto puede suceder porque quizás esta persona estaba tan concentrada en esa posición, que había desatendido a su familia, y su relación con Dios. Entonces, Dios le quita esa posición para su propio bien. Pero bajo la suposición de la doctrina de la prosperidad, Dios te dará ese trabajo o posición por amor, a pesar de que ese le cueste la familia y su alma.

2. Evangelio de la prosperidad – Materialismo

El segundo problema de esta postura es su amor profundo a las cosas materiales. Básicamente, este evangelio se centra en las riquezas, propiedades y salud. Dios no está interesado en tu alma, en tu vida espiritual o en tu salvación. ¡No señor! Pero según ellos, Dios quiere que tú estés bien, y pongas tu corazón en aumentar tus riquezas, y en tener muchas cosas materiales.

Sin embargo, la palabra de Dios nos dice todo lo contrario. Primero, la principal característica de los falsos maestros es el uso del cristianismo para enriquecerse. Esto es algo que podemos ver claramente ilustrado en las palabras del apóstol Pablo encontradas en 1 Timoteo 6:8-10. Segundo, el Señor claramente dice que lo más importante en esta vida no son las riquezas materiales, sino las espirituales. Nuevamente esto es algo que podemos ver claramente declarado por el Señor en Mateo 6:19-24.

Es más, el Señor dice que una búsqueda excesiva de las cosas materiales es avaricia [2]. Es por eso que el Señor Jesús es claro en que no podemos servir a Dios, mientras las riquezas sean nuestro foco principal [3].

De hecho, es por eso que la palabra de Dios nos dice que debemos agradarnos con lo que tenemos [4]. También que no nos esforcemos mucho por estas cosas, sino que primero busquemos el reino de los cielos [5]. La realidad es que si no abandonamos el amor a las riquezas, no podemos entrar al reino de los cielos [6]. Claramente, aquí hay una obvia oposición entre la enseñanza bíblica, y la del evangelio de la prosperidad. Una te dice: “pide a Dios más riquezas”, mientras otra dice: “conténtate con lo que tienes”. Una dice: “Dios quiere hacerte próspero”, mientras la otra: “buscad el reino de Dios y estas serán añadidas”.

3. Evangelio de la prosperidad – Pactar con Dios

Otra cosa que enseña este supuesto “evangelio” es que nosotros podemos pactar con Dios. Según ellos, la relación entre Dios y el hombre es como una relación de negocios. Tu inviertes dinero mediante la ofrenda, y Dios te promete triplicar tu inversión. Es muy común escuchar como sus predicadores dicen cosas como: “Pacta con Dios”, o “Dale a Dios, y Dios te triplicará lo que tienes”.

Sin embargo, esto obviamente pasa por alto varias doctrinas bíblicas. En primer lugar, no podemos pactar o negociar con Dios, porque todo le pertenece a Él. En la oración del rey David, se demuestra que nuestras ofrendas es devolverle a Dios le que pertenece [7]. Nosotros damos de lo que hemos recibido de Él, no hay ningún “negocio” o “pacto” entre Dios y el hombre.

Por otro lado, esta doctrina también pasa por alto que todo lo que tenemos es parte de la gracia de Dios, algo que no lo merecemos. En 1 Corintios 4:7, Pablo dice que todo lo que tenemos lo recibimos de Dios. Y que por lo tanto, no tenemos nada de qué gloriarnos.

Así que la realidad es, que no podemos negociar nada con Dios, porque todo lo tenemos por gracia. ¿Quién puede decirle a Dios que le dará algo para recibir algo cambio? ¡Todo lo recibimos por gracia! ¡Nadie puede negociar con Dios!

4. ¿Soy pobre porque tengo falta de fe? – Evangelio de la prosperidad

Hay otra falta muy grave que comete el evangelio de la prosperidad. Además de ofrecer dinero fácil, es que hace pensar a las personas que su pobreza es porque “no han dado lo suficiente”. O en su defecto, porque “no tienen fe”.

Sin embargo, la pobreza puede ser causada por muchísimas razones. Por ejemplo, la negligencia, malas decisiones financieras, los vicios, formas de pensar antibíblicas, y hasta razones providenciales.

La realidad es que el evangelio de la prosperidad no hace “más prosperas a las personas”. Antes bien, les quita su dinero mediante el engaño, y no los ayuda a salir de la pobreza. Y peor aún, hacen pensar a las personas que son pobres porque no tienen suficiente fe.

Bajo esa afirmación hasta el mismo Señor Jesucristo tenía falta de fe. Digo esto porque el mismo Señor Jesucristo ni siquiera tenía en dónde recostar su cabeza [8]. Pero la realidad es que el Señor se hizo “pobre” por amor a nosotros [9]. ¿Significa eso, entonces, que Jesucristo era pecador? ¡Qué gran blasfemia implicaría esta enseñanza! Es por eso que la pobreza no es necesariamente mala. Los profetas y apóstoles no fueron precisamente los hombres más ricos y/o adinerados [10].

Lo que puede ser malo son las causas de la pobreza. Si la causa de nuestra pobreza es la negligencia, el pecado, o el estar alejados de Dios, arrepintámonos. Pero el ser pobre no es necesariamente malo.

Lo que realmente necesitan las personas es arreglar su pobreza espiritual, en vez buscar enriquecerse en lo material. En otras palabras, como fieles seguidores del Señor, el enfoque principal en nuestra vida debe ser en la palabra de Dios y el evangelio. Es decir, hacernos ricos fortaleciendo nuestra fe, creyendo en Jesucristo, y obedeciendo Sus mandamientos.

5. Evangelio de la prosperidad – ¿Promete el evangelio una prosperidad económica?

Como vimos en un punto anterior, el evangelio de la prosperidad centra el evangelio en las riquezas. No obstante, el evangelio de Jesucristo nunca promete que recibiremos riquezas materiales. Muchos de los pasajes utilizados por estos falsos profetas, han sido sacados de contexto, y tergiversado para su beneficio.

Sin embargo, hay algo mucho más interesante, y es que la Biblia, en ocasiones, dice que recibiremos pobreza debido al evangelio. Lucas 14:26-27 propone la idea de que, en ocasiones, tendremos que dejar las riquezas y propiedades, para seguir a Cristo.

En Marcos 10:27-30 dice algo parecido. Este texto parece apoyar la idea de que Él nos dará todo, si le damos todo lo que tenemos. Pero no hay nada más lejos de la realidad. Es cierto que, la piedad puede tener una ganancia en esta vida [11].

Pero el texto dice que en este mundo estaremos bajo “persecuciones”. De hecho, muchos cristianos perdieron no sólo propiedades, sino hasta sus vidas por estas persecuciones. La realidad es que en este mundo tendremos aflicciones, y nuestro consuelo no es que tendremos todo, sino que Cristo estará con nosotros [12].

La Biblia promete riquezas y prosperidad, pero estas son espirituales, y no materiales. La salvación, el perdón de los pecados, la santidad, la vida eterna, todas esas son bendiciones del evangelio de Jesucristo. Pero, ¿dónde promete Dios que nunca nos enfermaremos y que tendremos todo lo que queremos? Esto es algo que yo nunca lo he encontrado.

Es más, el evangelio enseña a los ricos que deben ser ricos en buenas obras, y no propiedades [13]. En vez de comprar carros lujosos, y casas multimillonarias, debemos ayudar a los pobres, y a la causa del evangelio. Esto es contrario a lo que los predicadores del “evangelio de la prosperidad” promueven.

6. ¿Va Dios a realmente darnos todo lo que queremos, si se lo pedimos?

Otro gran error es que prometen que, si pedimos con fe, Dios nos dará todo lo que pedimos. Y utilizan varios pasajes para apoyar esto. Uno es Mateo 18:18-20, que “enseña a atar y desatar” riquezas en el cielo, y que Dios está con nosotros cuando lo hacemos. Otro versículo muy utilizado también es Marcos 11:24, que supuestamente dice que Dios nos dará todo lo que pidamos.

¿Pero esto es realmente lo que enseñan esos pasajes? Bueno, en Mateo 18:18-20, Jesús está hablando sobre la disciplina de uno que está en pecado, no sobre riquezas. De modo que, todo lo dicho tiene que ver con la disciplina. De hecho, el término “atar” y “desatar” entre los judíos significaba “imputar” o “absolver” de la culpa en un juicio.

Atar y desatar no es para obtener más riquezas, sino que es para dar autoridad a la iglesia. En otras palabras, Jesús estará con nosotros cuando pidamos Su ayuda para tratar con una persona que anda en pecado.

Por otro lado, Marcos 11:24 debe ser entendido a la luz de otros pasajes. El apóstol Juan dice algo muy importante en 1 Juan 5:14 él dijo: “Y ésta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye”.

Dios nos dará si pedimos conforme a su Palabra. ¿Podemos seriamente pensar que Dios nos dará algo que aborrecemos? ¿Consiente Dios el pecado? ¡Por supuesto que no! Y menos, si vemos que en ocasiones, Su voluntad es quitarnos cosas, para que busquemos más de Él.

7. ¿Odia Dios la prosperidad? 

No necesariamente. El Señor no está en contra de que prosperemos. De hecho, muchos personajes en la Biblia tuvieron riquezas. Tenemos como ejemplo a Abraham, David y Salomón. Dios tampoco está en contra de que seamos buenos administradores, y trabajemos duro para conseguir nuestro pan [14]. Y tampoco que busquemos dinero para ayudar a los necesitados, o a la causa del evangelio [15].

Pero es porque en ninguna de estas cosas, el dinero es un fin principal. Lo que Dios aborrece es la avaricia. En otras palabras, tener las riquezas como el centro en nuestra vida. Es por eso que Pablo dice que los que buscan enriquecerse caen en destrucción, y se extravían de la fe [16].

No hay nada mal en que tengamos dinero, ni que trabajemos duro, ni que busquemos una mayor entrada. Pero eso siempre y cuando esté sujeto a otros objetivos principales, y no por simplemente tener dinero. A Dios no le desagrada que yo busque un mejor ingreso para sustentar a mi familia. Tampoco que yo me capacite para ayudar a la predicación del evangelio.

Sin embargo, aun esto, debemos ser sumamente cuidadosos. Porque aun aquí, debemos pedir al Señor dirección, y que nos cuide. ¿Por qué? Porque la realidad es que somos propensos a amar el dinero. Aun buscando las cosas primordiales, corremos el peligro de enamorarnos del dinero. Y es por esa razón que a veces, tendremos que dar todo lo que tenemos, para vivir generosamente, libres del peligro de la avaricia.

Por lo tanto, si tienes riquezas, ¡no te avergüences de ello! Dios no te va a rechazar porque tengas dinero. Pero ten cuidado que no ames mas al dinero que a Dios. ¿Eres rico, tienes mucho dinero? ¡Pues gloria a Dios! Úsalo para ayudar a otros, y a la obra de Dios.

Para concluir.

Hoy hemos estudiado lo que es el evangelio de la prosperidad, y hemos descubierto muchas cosas. Y lo más importante que hemos descubierto, es que el evangelio de la prosperidad no puede llamarse evangelio. No puede llamarse evangelio porque es una falsa doctrina que engaña a muchos, y lamentablemente, muchos están en perdición por culpa de ella.

Estas personas que predican este falso evangelio han torcido la palabra de Dios para su bien. Es necesario que la gente sepa que estos predicadores no están buscando el bien de su público. Ya que realmente la esencia del evangelio de la prosperidad, es el enriquecimiento ilícito de sus promotores. Ellos no buscan tu prosperidad y riquezas, sino llenar sus bolsillos. ¡Y cuántos están aportando a esta causa!

Si usted se encuentra en una de estas iglesias, huya rápidamente. Pida al Señor que le guíe, y estudie su Palabra. Busque una iglesia donde se predique la sana doctrina. Donde se predica el evangelio de la prosperidad no puede llamarse una verdadera iglesia.

Por último, no ponga su corazón en las riquezas materiales. Trabaja por las cosas del cielo, por creer en Jesucristo y hacer Su voluntad, sin importar cuántas riquezas tienes. Trabaja duro, sé buen administrador, toma buenas decisiones financieras, y lo demás déjaselo a Dios.

Si tienes muchas riquezas, no pongas tu corazón en ellas. No “pactes” ni “negocies” con Dios. Como les dije previamente, no podemos pactar con Dios. Usa tu dinero como Dios te ha mandado. Ayuda a los que tienen necesidad, y aporta para el avance del evangelio. Grandes misioneros, predicadores, y personas necesitan estos recursos para que el reino de Cristo avance. Sé rico en buenas obras.

Hoy hemos aprendido mucho sobre el evangelio de la prosperidad. Hoy hemos visto lo que estos supuestos hombres y mujeres de Dios enseñan, y a la luz de la palabra de Dios, hemos aprendido que todo es una falsedad que solo sirve para enriquecer a los hombres, y que no es algo que glorifica a Dios.

Así que nunca nos olvidemos de las palabras del Señor en Mateo 26:11 cuando dijo: “…Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis…” Dejemos de concentrarnos en las riquezas materiales, y busquemos siempre más de Dios.

Bendiciones.

[1] Salmo 33:9; Hebreos 1:3
[2] Mateo 6:24-32
[3] Lucas 16.13; Mateo 624
[4] 1 Timoteo 6:8-9
[5] Mateo 6:31-33
[6] Marcos 10:25; Lucas 12:15-21
[7] 1 Crónicas 29:14
[8] Lucas 9:58
[9] 2 Corintios 8:9
[10] 1 Corintios 4:9-14
[11] 1 Timoteo 4:8
[12] Juan 16:33
[13] 1 Timoteo 6:18-19
[14] 2 Tesalonicenses 3:12
[15] Hechos 20:35; Efesios 4:28
[16] 1 Timoteo 6:9-10

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