¿Qué espera Dios de mí?
Predicas Cristianas – Predicaciones Cristianas
La razón principal por la que los cristianos asisten a las iglesias, y es la razón por la que nosotros estamos reunidos aquí hoy, es porque deseamos recibir el mensaje y las bendiciones que Dios tiene para nosotros a través de las predicaciones cristianas y estudio bíblicos.
Eso es algo que hacemos porque todos necesitamos recibir nuestro alimento espiritual, ya que solo a través de las predicaciones cristiana y estudios bíblicos recibimos la fortaleza espiritual que nos permite enfrentarnos y derrotar las situaciones o dificultades que se presentan en nuestra vida.
La gran realidad es que todos nosotros deseamos y esperamos ansiosamente recibir las bendiciones que Dios tiene para nosotros, ¿verdad? Pero, se ha preguntado alguien alguna vez, ¿qué espera Dios de mí?
Encontrar lo que Dios espera y en realidad demanda del cristiano será el tema principal de la predicación de hoy. Así que vamos ahora a abrir nuestra biblia y estudiar los versículos que mejor ilustran lo que Dios espera de todo cristiano.
Marcos 2:1-12 – Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa. 2 E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. 3 Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. 4 Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. 5 Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. 6 Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: 7 ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? 8 Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? 9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? 10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): 11 A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. 12 Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.
En estos versículos que acabamos de leer encontramos exactamente lo que Dios espera de todo cristiano, así que analicémoslos más de cerca. Para tener un mejor entendimiento de la predicación de hoy nos será necesario hacer un breve repaso de historia.
Este fue el primer año del ministerio de Jesús en la tierra. Cuando leemos el capitulo uno del libro de Marcos, vemos que Jesús había estado en Galilea predicando el evangelio del reino [1]. En la sinagoga había reprendido un demonio [2], había sanado a numerosas personas de diversas enfermedades [3], y había sanado a un leproso [4].
Estos eventos milagrosos causaron que la popularidad de Jesucristo creciera de tal manera que Él ya no podía ni descansar. Seguido esto su popularidad comenzó a crecer de tal manera que Jesucristo no podía ni entrar en las ciudades abiertamente, porque la multitud que buscaba verle casi no lo dejaba descansar [5]. Y esto todo nos conduce a más o menos este punto en la historia.
Aquí encontramos que Jesucristo había regresado a Capernaum, y quizás había regresado aquí con intenciones de descansar un poco, pero como podemos ver en los versículos que estamos estudiando hoy, la noticia de que Jesucristo estaba en la ciudad se había corrido, y una multitud se reunió para verle y recibir de Él.
Fíjense si el número de personas fue tan grande, que como podemos ver aquí: “…no cabían ni aun a la puerta…” Hasta aquí el repaso histórico; continuemos ahora con la predicación de hoy.
Creo que todos aquí ya saben el punto principal del estudio bíblico de hoy. Estoy seguro que todos se han dado cuenta que hoy estaremos hablando acerca de la fe. Aquí vemos que estos cuatro hombres cargaron a este paralítico a donde ellos habían escuchado que se encontraba Jesús.
Debemos mantener en mente que en el tiempo que Jesús estuvo aquí en la tierra, las cosas no eran como son hoy en día.
En ese entonces no existía el televisor, ni la radio; no existía los periódicos ni las noticias. Cuando algo grande sucedía, de la manera que la población se enteraba de las cosas era a través de personas comentando, a través de rumores.
No está claro cómo fue que estos cuatro hombres escucharon acerca de donde se encontraba Jesucristo; sin embrago, lo que se hace extremadamente claro es que lo que sano al paralitico fue la fe.
Ahora debemos preguntarnos, ¿qué tipo de fe demostraron estos hombres? Después de todo, ellos seguramente solo habían escuchado rumores acerca de Jesús.
Estos hombres no tenían manera de confirmar nada de lo que habían escuchado, pero ellos no permitieron que la duda o incertidumbre les detuviera. Hermanos, esto es algo que en muchas ocasiones los cristianos hacemos sin darnos cuenta.
En muchas ocasiones los cristianos permiten ser detenidos, y en ocasiones hasta nos detenemos nosotros mismos. ¿Qué nos detiene? Nos detiene la duda o incertidumbre que Satanás y sus demonios crean.
Todo cristiano sabe que estamos llamados a vivir por fe.
Todo cristiano fiel sabe que sin fe es imposible agradar a Dios [6], y esto es algo que todo cristiano ha escuchado en predicaciones cristianas y estudios bíblicos en numerosas ocasiones; sin embargo, en ocasiones nuestra fe nos falla. Pero este no fue el caso en esta parte de la historia.