Betesda, un ángel agitaba el agua

Betesda, un ángel agitaba el agua

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Betesda, un ángel agitaba el agua

© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Juan 5:2-9

Introducción

Quiero comenzar hoy de una manera un poco diferente. Quiero comenzar hoy haciendo una pregunta; ¿quién ha visto un ángel? Veo que nadie ha levantado su mano o ha dicho algo, así que quiere decir que ninguno de nosotros hemos visto a un ángel.

Entonces mi segunda pregunta es: ¿a quién le gustaría ver un ángel del Señor en el día de hoy? Que bien, tal parece que a todos nos gustaría tener este privilegio.

Hermanos, en el día de hoy toda persona en esta congregación alcanzará ver a un ángel sentado a su lado. No solamente esto, pero también podremos hablar con él.

No me miren de esa manera, no he perdido mi mente; pero si les estoy garantizando que hoy veremos no a uno pero numerosos ángeles del Señor. Pero antes pasemos a la Palabra de Dios para que puedan entender el mensaje del día de hoy.

Juan 5:2-9Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. 3 En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. 4 Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. 5 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. 6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? 7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. 8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. 9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.

Los ángeles del Señor

Normalmente cuando se habla de los ángeles del Señor la gran mayoría de las personas inmediatamente piensan en los querubines, serafines, arcángeles, y todos los otros ángeles que habitan en el cielo con Dios.

Cuando leemos estos versículos aquí podemos ver que fue exactamente unos de estos ángeles quien fue enviado a la tierra por Dios, para que diese señales de Su gloria, para que agitase las aguas y toda persona que se sumergiera en ellas quedara sana.

Entonces aquí tenemos a este hombre que sufría de una enfermedad, este hombre que estaba deshabilitado, y no podía llegar a tiempo debido a la multitud. No podía llegar a esas aguas cuando más lo necesitaba.

El estanque de Betesda

Lo más triste que podemos ver aquí es que aunque existían numerosas personas que venían a recibir esta bendición, nadie se ocupó o preocupo de ayudar a este hombre para que él también recibiese la bendición de Dios.

Esto es algo bien triste, pero lo más triste de todo es que esto lo podemos ver hoy en día también. Digo esto porque con frecuencia tropezamos con, o encontramos un buen número de cristianos que no reciben las bendiciones que Dios tiene para nosotros, porque se encuentran deshabilitados (espiritualmente).

Nadie se apiado de este hombre, nadie trato de ayudarle a que descendiera más rápido al estanque. Todos los que estaban allí velaban solo por su interés, y no les importaba la necesidad de otros. Pero aunque nadie se apiado de él, aunque nadie trato ni de tan si quiera darle una mano, Jesucristo le sanó sin que tuviese que sumergirse en las aguas.

¿Qué debemos aprender de esta historia de Betesda?

Lo que debemos y tenemos que aprender, y siempre retener en nuestra mente es que aunque el mundo nos ignore, aunque nos podamos sentir deshabilitados, aunque estemos desesperados, nuestro Rey y Salvador siempre esta presente, Jesús nunca nos abandona y solo busca darnos el descanso y sanar nuestras almas. Jesús es nuestra fuente de agua viva [1].

Ahora deseo que nos detengamos aquí por un breve momento para examinar una palabra clave en nuestro estudio bíblico de hoy. Deseo que examinemos la definición de la “ángel.” La palabra ángel viene de la palabra Griega «aggelos» [pronunciada: ánguelos] y su definición es: “un mensajero, enviado, uno que es enviado, un ángel, un mensajero de Dios [2].

Así que como podemos apreciar, la palabra ángel significa más que un ser que habita en el cielo con Dios; cuando usamos esta definición, todos podemos claramente entender que un ángel también incluye a los mensajeros de Dios.

¿Y quiénes son los mensajeros de Dios?

Los mensajeros de Dios, son todos los cristianos que han hecho un compromiso genuino con Él. Los mensajeros de Dios, son todos los cristianos que se mantienen firme en Su palabra, y que su fe no titubea no obstante la situación. Los mensajeros de Dios, son todos los cristianos que sirven a Dios fielmente, y que dan testimonio de Su gloria, poder, misericordia, y grandeza.

Los mensajeros de Dios, son todos los cristianos que cumplen con lo que el Señor nos ha encargado, y llevamos el evangelio de Jesucristo a los perdidos, y a los descarriados [3]. ¿Quiénes son los ángeles? Los ángeles son todos los cristianos fieles. Despierta al que tienes a tu lado y dile: estoy viendo un ángel.

¿No están convencidos de que lo que les digo es verdad? Permítanme convencerles, no por mis palabras, sino usando la palabra de Dios. Cuando hacemos estudios bíblicos y/o predicas cristianas basadas en las siete cartas del Señor a las iglesias, siempre encontramos que todas comienzan de la misma manera.

Escribe al ángel de la iglesia

Los estudios bíblicos nos enseñan que todas las cartas comienzan con: “…Escribe al ángel de la iglesia en…” [4].

Ahora reflexionemos en esto por un breve instante, y preguntémonos, ¿por qué encabezo el Señor todas las cartas de esta manera? ¿Acaso podemos encontrar estudios bíblicos que nos indiquen que el Señor había puesto seres celestiales a cargo de las iglesias? La respuesta es NO.

En ningún lugar en la biblia encontramos que Jesucristo puso seres celestiales a cargo de las iglesias. Las iglesias fueron establecidas por los apóstoles, y ellos dejaron personas a cargo de las iglesias. Así que las cartas del Señor a las iglesias no estaban dirigidas a los seres que habitan en el cielo con Dios, sino que fueron escritas y dirigidas a los pastores, ministros, diáconos, y para todo aquel que ministra y predica la palabra de Dios, y el evangelio de Jesucristo.

Estoy seguro que muchos de ustedes se deben estar diciendo que todo suena bien, pero que existe una diferencia bien grande entre los ángeles que habitan en los cielos y nosotros los mensajeros de Dios. Déjenme decirles que están correctos al pensar esto.

Existe una diferencia muy grande entre los ángeles que habitan en el cielo y nosotros; una diferencia tan grande que muchos de nosotros no podemos comprender.

¿Saben cuál es la diferencia más grande entre ellos y nosotros?

La diferencia más grande la encontramos en Juan 3:16-17 cuando leemos:

…Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él…

Hermanos, esta es la diferencia más grande que existe entre los ángeles que habitan en el cielo, y nosotros los mensajeros de Dios. Y deseo detenerme aquí por un breve instante, para que entiendan bien lo que les estoy diciendo. Quiero que nos fijemos muy bien en que Dios no envió a Su hijo unigénito para que salvase a Lucifer, el ángel preferido de Dios [5].

Él no mando a su hijo unigénito para que salvase a todos los otros ángeles que fueron destituidos de la presencia de Dios. Dios mando a su hijo unigénito para que muriese por nuestros pecados y pudiéramos recibir la salvación. ¿Qué más podemos pedir?

Pero lo que sucede con frecuencia es que muchos cristianos no alcanzan ver la gloria de Dios; muchos cristianos no sienten Su poder, majestad, y gloria, porque como les dije al inicio, existen muchos cristianos deshabilitados espiritualmente. La razón o las razones por la que este estado de debilidad o incapacidad espiritual ha ocurrido pueden ser muchas.

Cuando no nos mantenemos fuertes en la palabra de Dios, y perseveramos en conducir una vida en santidad, entonces el diablo se va infiltrando en nuestra vida lentamente, hasta que llega el momento que le cedemos la autoridad a él y a su legiones de demonios.

Llega el momento cuando le permitimos que tome potestad en nuestra vida, y nos convenza que no podemos vencer, que no podemos avanzar, que Dios se ha olvidado de nosotros. En otras palabras, llega el momento cuando le permitimos que a través de sus mentiras mate nuestro espíritu, y nos separe de la presencia de Dios.

Estoy seguro que en estos mismos momentos el enemigo está tratando de evitar que escuches este mensaje. Estoy seguro de que muchos aquí están siendo atacados a pensar de que lo que les digo no tiene sentido, y que la fortaleza de un ángel del cielo es mucho superior que la fortaleza de todos nosotros puesta junta.

Claro está en que existe una gran diferencia entre los seres celestiales y nosotros. Claro está en que los seres celestiales poseen una fortaleza como jamás alguno de nosotros hemos visto. Y esto es lo que nuestro enemigo desea que pensemos; nuestro enemigo desea que pensemos que no existe nada que podamos hacer, nuestro enemigo desea convencernos de que no podemos vencerle, pero esto es algo que lo reprendemos en el nombre poderoso de Jesús.

Todos estamos conscientes de que existe una gran diferencia entre los seres celestiales, y nosotros.

Pero todo cristiano fiel, todo cristiano que confía y vive la palabra de Dios, también esta muy consciente de que el Señor nos ha dado la potestad de echarle fuera de nuestra vida. Fíjense bien lo que encontramos en Lucas 10:19 cuando leemos: “…He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará…”

El Señor nos ha dado la potestad de tener la victoria sobre todas las cosas, nos ha entregado la victoria sobre toda situación, nos ha entregado la victoria sobre toda batalla o ataque que el enemigo pueda montar en contra nuestra.

El enemigo quiere que pensemos que no podemos hacer nada, que no tenemos poder alguno, pero los estudio bíblicos nos enseñan que el Señor nos dice algo muy diferente. Los estudios bíblicos y predicas cristianas basadas en la sana doctrina nos enseñan que en Juan 14:12-13 el Señor nos dice: “…De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. 13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo…” Dile a la persona que tienes a tu lado: podemos vencer.

Cuando nuestra fe no flaquea, cuando nos paramos firmes en las promesas de nuestro Dios, no existe nada que no podamos hacer en el nombre de nuestro Rey y Salvador. Hermanos, la única diferencia que existe entre los ángeles que habitan el cielo y nosotros los mensajeros de Dios, es que ellos están en el cielo y nosotros todavía no.

Los mensajeros de Dios aquí en la tierra

Nosotros somos los mensajeros de Dios aquí en la tierra [6], nosotros tenemos el poder que Cristo nos dejó [7]. Es hora de dejar de temblar ante Satanás, y hacer a Satanás temblar ante nosotros. No permitamos que el diablo nos detenga, sino que seamos como el ángel que Dios envió a Betesda. Dile a la persona que tienes a tu lado: es hora de agitar las aguas.

Es hora de dejarle saber al mundo que Cristo y solo Cristo les puede salvar y sanar. En Juan 4:38 encontramos que la palabra de Dios nos dice: “…El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva….” Es hora de permitir que el agua viva fluya de nosotros, y alcance a todos los perdidos, deshabilitados, y muertos en el espíritu.

Para concluir.

Los estudios bíblicos y predicas cristianas basadas en la sana doctrina, claramente nos revelan que Jesucristo nos dejó una misión a nosotros, sus mensajeros. Y es una misión que siempre tenemos que tener muy en mente.

A pesar de lo que el enemigo te trate de convencer, Dios nunca nos ha abandonado o desamparado, todo lo contrario es verdad. Esto es algo que el Señor nos dice bien claro en Juan 14:15-17 cuando leemos: “…Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros…” Dios nos ha dejado al Espíritu Santo para que siempre este con nosotros.

El mundo no alcanza ver las bendiciones de Dios; y desdichadamente existen muchos cristianos que no alcanzan ver las bendiciones de Dios. Existen muchos, incluyendo cristianos, que permiten que las circunstancias de la vida, que permiten que las tribulaciones y las pruebas los derroten; pero como mensajeros de Dios nosotros no podemos desmayar, sino tenemos que perseverar y siempre predicar la palabra de Dios.

Como mensajeros de Dios aquí en la tierra, tenemos que rescatar a toda esa persona que se encuentre débil, a toda esa persona que se encuentre deshabilitada.

Agitemos las aguas, prediquemos la palabra de Dios, y ayudemos a todos esos que en estos momentos no se pueden ayudar. Prediquemos la palabra de Dios, y ayudémosle a llegar a los ríos de agua viva quien es Cristo Jesús.

Les pregunto nuevamente ¿ha visto un ángel aquí hoy? Les digo que solo tenemos que mirar a nuestro alrededor y veremos que en este lugar no hay solo uno, sino numerosos mensajeros de Dios.

[1] Juan 4:14
[2] Blue Letter Bible Lexicon
[3] Mateo 28:19-20
[4] Apocalipsis 2:1-29; 3:1-22
[5] Ezequiel 28:1-19
[6] Mateo 5:14-16
[7] Santiago 4:7

© 2014, Jose R. Hernandez. Todos los derechos reservados. 

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