Identificando falsas doctrinas

Identificando falsas doctrinas

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Predicas Cristianas Predica de Hoy: Identificando falsas doctrinas

Predicas Cristianas Predica de Hoy Texto Bíblico:ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora. Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida,” (1 Timoteo 1:4-5)

Falsas doctrinas – Introducción

Las falsas doctrinas han existido en el pasado, existen actualmente y seguirán existiendo. Personas con hambre de exposición personal, con deseo de ser escuchados por los demás, con sentimiento de aprobación hablan cosas vanas, cosas fuera de contexto, con interpretación personal de la palabra de Dios para ser vistos por los demás.

Esto no es nuevo, desde que la maldad entró en el ser humano, este ha intentado sobresalir. Vemos el caso de Caín que tuvo celos de su hermano, cuando Dios vio con agrado la ofrenda que Abel trajo delante de Él. Vemos como Saúl tuvo celos de David al ver cómo Dios estaba con él.

Toda persona que deja que el enemigo siembre semillas de envidia o de celos, puede buscar la aprobación de los demás al compararse con otros. Estas personas dejan de lado la palabra de Dios y basan sus afirmaciones según su interpretación o según su propia conveniencia. Pero la palabra de Dios no debe ser sometida a interpretación personal, sino a interpretación de la voluntad de Dios.

Los hijos de Dios por su parte deben entender que las falsas doctrinas seguirán apareciendo y engañarán a muchos. Es necesario que nos instruyamos en la palabra de Dios y hablemos a los demás del verdadero mensaje de Dios para sus vidas, mostrando siempre la verdad de la palabra del Señor ante todas las cosas.

1. Enfrentando a la falsedad (1 Timoteo 1:3)

Pablo había incorporado a Timoteo desde joven a la misión de predicar el evangelio por todas partes. Conociendo el apóstol a este siervo le encomienda quedarse en Éfeso para defender la fe de los primeros cristianos ante los ataques de las falsas doctrinas.

Al inicio de esta epístola deja ver el autor quien es y a quién va dirigida. Pablo llama a Timoteo “verdadero hijo en la fe” dejando ver que Timoteo había sido convertido y adoctrinado por el mismo apóstol.

Un apóstol que no buscó lo suyo propio, a pesar de que tenía amplios conocimientos teológicos, los desechó cuando vino al conocimiento verdadero de Jesucristo. Por eso menciona que es apóstol por mandato de Dios. Los deseos de Pablo hacia Timoteo fueron de gracia, misericordia y paz de Dios.

a) Mandato divino

Lo primero que debemos comprender acerca de las falsas doctrinas es que son desagradables ante Dios. El Señor no comparte la gloria que le pertenece sola a Él, por lo tanto no tolera a las personas que se desvían del camino de la verdad para seguir a doctrinas de demonios.

Defender la fe es un mandato divino que todo hijo de Dios debe cumplir. Es un mandato de Dios el que defendamos la fe de la falsedad del hombre. La sana doctrina nos ha sido enseñada por parte de Dios y nos lo ha revelado a través de su palabra.

La verdad de la palabra de Dios tiene una riqueza inmensurable y debemos buscar siempre esa riqueza que en ella encontramos para edificación de nuestra alma. Por lo tanto debemos evitar la contaminación de los pensamientos o voluntad humana en ella. Debe permanecer la palabra siendo la voz de Dios y no de los hombres.

b) Mandar a los falsos

Pero el mandamiento no es solo para que nosotros guardemos la sana doctrina, sino para que mandemos a los que enseñan cosas falsas que no lo hagan. Dios nos ha dicho a través de su palabra que no debemos interpretar su palabra de forma personal, también que no debemos añadirle algo que no está en ella o quitar de ella, pues seremos castigados si eso hacemos.

Es necesario que enseñemos a los inconversos la palabra de Dios y expliquemos el plan de salvación del Señor para que vengan a los pies de Cristo. Pero también debemos enseñar la sana doctrina a aquellos que se han desviado y enseñan la palabra con un propósito diferente al que Dios la ha destinado. La palabra debe permanecer pura, según Dios nos lo indique para que a través de ella nos enseñe la verdad de Él.

Por su puesto que Dios no quiere que entremos en disputas que no llevan a ningún lugar, no debemos buscar el conflicto, sino el aclarar la verdad de la palabra de Dios.

2. Buscando la edificación de Dios (1 Timoteo 1:4)

El propósito de Dios no es el que entremos en contiendas sino que seamos edificados. Edificados en la fe del hijo de Dios, edificados en el poder de su amor, edificados en su grandeza y misericordia eterna. Ese es el propósito de la palabra, lo que venga adicional o contrario a esto no viene de Dios.

La palabra de Dios no está destinada para el engrandecimiento del ser humano, no está destinada para su gloria, sino para la gloria de Dios.

Dios nos edifica, nos fortalece, nos consuela y nos enseña con su palabra poderosa. Si buscamos con ella obtener gloria o elogiar a alguien más que no sea el Señor, nos habremos desviado de la verdad de su amor.

a) Sin vanas palabrerías

Dios no quiere vanas palabrerías. Por más que nos esforcemos en hacer bello un mensaje, por más que lo adornemos con palabras rebuscadas, si no tiene la esencia de la palabra de Dios, no tendrá ningún efecto en las personas. Por el contrario, podría tener efectos negativos.

Pero cuando la palabra de Dios es dada sin contaminación, por muy sencillo que parezca un mensaje, este es tomado por el Espíritu Santo y hace el efecto que Dios quiere en la vida de las personas. Sin esfuerzos, sólo la palabra de Dios es suficiente para que el pecador se arrepienta.

b) Sin disputas

Es verdad que el celo del Señor puede provocar en nosotros el deseo de enfrentamiento, pero no busca el Señor que peleemos por Él por nuestra cuenta, sino que dejemos a Él estas cosas.

Cuando Dios está con nosotros, no importa donde nos encontremos o las cosas que los demás digan en contra nuestra, pues el Espíritu Santo es quien pone en nosotros las palabras. De esta manera no peleamos nosotros, sino Dios a través nuestra. Y sabemos que a Dios nadie lo puede vencer.

Así envió Jesús a sus discípulos, a predicar, a enseñar el mensaje de salvación. Pero les advirtió que cuando sean puestos en la cárcel, que ni se preocupan que habrían de decir, pues el Espíritu Santo hablaría a través de ellos, poniendo las palabras en su boca. No es necesaria una disputa personal, la palabra de Dios es suficiente para enfrentar las mentiras del diablo.

3. Propósito divino (1 Timoteo 1:5)

Podemos poner bajo la luz de la palabra de Dios las doctrinas y saber si son de Dios o de los hombres. La palabra de Dios es útil para enseñar, para redargüir, para corregir y para instruir.

a) Amor

El propósito de la palabra de Dios es edificarnos en la fe. Y esta fe debe nacer del corazón, la palabra de Dios clavada dentro de cada uno para producir, por medio de la fe, la salvación de Jesucristo.

Pero esta fe nacida del corazón, lo debe hacer en un corazón limpio. la palabra de Dios, la sana doctrina limpia nuestro corazón de la maldad. Nos limpia de las mentiras y la suciedad de la humanidad, para hacernos limpios por la sangre del cordero.

La palabra de Dios limpia nuestro corazón y nos llena de la fe que nos permite recibir esa salvación que solo Dios puede dar. la palabra de Dios y solo la palabra de Dios puede hacerlo. Las falsas doctrinas no lo harán pues no son mandamientos emitidos por voluntad de Dios, sino de los hombres.

b) Conciencia

El Espíritu Santo usa la palabra y por medio de ella nos convence de pecado, de justicia y de juicio. Dios quiere que nuestra conciencia sea limpia, no contaminada como en otro tiempo estaba.

Porque el hombre sin Dios o quien sigue a doctrinas de demonios, en lo profundo de su corazón sabe que el camino que sigue no le lleva a la salvación de Dios. Pero hay algunos que tienen la conciencia cauterizada y ni siquiera saben lo que están siguiendo. Pero a quienes seguimos la palabra verdadera de Dios, nuestra conciencia nos indica cuando estamos escuchando la palabra de verdad y cuando es contaminada con voluntad humana.

Dios limpia nuestra conciencia con el poder de su palabra, pues hemos recibido la salvación de nuestra alma por medio del plan de salvación que Dios nos muestra en la biblia. Por medio de su palabra conocemos lo que a Dios le agrada y lo que Él aborrece, así permanecemos en Él cuando obedecemos su palabra y nuestra conciencia es buena.

c) Fe

La palabra de Dios es la que nos ha traído al conocimiento de Dios. Por medio de ella Dios se manifiesta y nos deja ver su plan perfecto. Es por medio de ese conocimiento de Él que hemos creído en su salvación, en su misericordia y en su poder.

Ahora somos personas de fe, personas que creemos sin verle, pero le conocemos. Ahora por la palabra hemos sido rescatados. Ahora nuestra fe, toda nuestra confianza, todo nuestro ser está puesto a los pies del Señor de Señores. Y esta fe no es fingida, no es una fe muerta sino viva. Pues nuestro Dios vive y permanece para siempre.

Conclusión

Si la palabra que estamos escuchando no nos lleva a tener un corazón limpio, no nos lleva a una conciencia buena ni a una fe genuina, estamos escuchando doctrinas que no son del Señor.

Dios nos guiará a su verdad, el Espíritu Santo nos indicará el camino, debemos ser celosos de la palabra de Dios y siempre buscar que no esté contaminada con la mente humana, sino que sea pura, para que haga el efecto en la vida de todos los que escuchen, el efecto que Dios quiere.

Es hermosa su palabra, no necesita intervención humana, ella es suficiente para hacer maravillas en la vida de las personas que la escuchan.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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