!!Ojalá fueses frío o caliente!
Tabla de Contenido
Prédica de Hoy: !!Ojalá fueses frío o caliente!
© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)
Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Apocalipsis 3:15-16
Introducción
Toda persona que decide aceptar a Cristo como su Señor y salvador, comienza a sentir un cambio en su vida [1]. Adquiere cierta conciencia que le indica una nueva forma de vivir, o de interpretar las distintas situaciones que se presentan día tras días. No es un super poder, es el Espíritu Santo que recibió de nosotros los brazos abierto para que Jesús nos guie.
En la predica de hoy aprenderemos a identificar esas voces del Espíritu de Dios, para poder interpretarlas de manera ideal y en el momento correcto, con el fin de poder detenernos o seguir adelante según corresponda.
I. !!Ojalá fueses frío o caliente!
La palabra de Dios, en Apocalipsis 3:15-16 es el mensaje dado por el Señor a Laodicea. Donde el Señor expresa un deseo vivo de que Su iglesia se identifique como fría o como caliente. Esta es una expresión que a muchos les parece extraño, ya que que se refiere a los tibios de una manera más despectiva.
En la predicación de hoy voy a explicarles el significado de los niveles de temperatura mencionados por el Señor a Su iglesia:
a. Un creyente caliente
Se refiere a un cristiano que vive su vida plena en Cristo. Dedica un valioso tiempo al Señor. Está en comunión y consagrado con su Padre, un seguidor firme y correcto.
b. Un creyente tibio
Se refiere a un cristiano que eventualmente dedica tiempo a Dios. Un creyente que está más relacionado con las actividades seculares, que con las del reino del Señor. Pudiera decirse que es una persona “normal”. No resaltan sus características como creyente, y vive su vida como cualquier otro ser humano, pero que se denomina a sí mismo como cristiano.
De este tipo de creyentes el Señor dice que los vomitara. Dando a entender que se intento digerirlos, pero fue imposible de hacer. Humanamente pensaríamos que un “cristiano tibio” estaría más cerca de ser uno caliente, pero la realidad es muy distinta.
Los cristianos tibios creen tener el conocimiento absoluto de la verdad. Piensan que no es necesario una entrega tan radical a Dios, y por ello es muy difícil de hacerles entender el compromiso que amerita tener una relación con el Señor.
c. Una persona fría
Es una persona común y corriente que no ha tenido un encuentro con Dios. No sabe que lo necesita ni mucho menos que se puede tener una relación genuina con el Creador del cielo y la tierra. Naturalmente, es más fácil que un hombre en esta condición pueda asombrarse del mensaje de salvación expuesto por un hermano en la fe.
Una persona que no es cristiana, se encuentra (en muchas ocasiones) sin ningún tipo de coraza ni prejuicios a Dios, a su palabra y a los interpretes de la misma, estarán atentos a la predicación y demostrarán interés a diferencia del tibio que creer saberlo todo.
II. Tiempo ocupado (Filipenses 2:12)
Muchos de nosotros tenemos una agenda bastante ocupada. Los hijos, el trabajo, los estudios, la familia, los amigos, los hobbies. Pero, ¿Te queda algún espacio para el Señor? El cristiano actual basa su relación con Dios en función de su poco tiempo libre, ¡si es que le queda alguno! Muchas veces nos limitamos a solo dar gracias al Señor, ignorando todo tipo de encuentros con Jesús, debido a nuestras múltiples actividades.
Nuestro tiempo esta inclinado a cumplir con nuestras actividades cotidianas, destinando las sobras para nuestro Señor. Cuando debería ser totalmente lo contrario, lamentablemente nos hemos enamorado de las necesidades modernas, y desplazamos a Dios a otro plano para nada prioritario.
a. Personas comunes
Una persona sin compromiso ni relación con Dios se proyecta como un ser humano común. Pero la realidad es que sin nada que entregar a la humanidad, solo seriamos una gota de agua más en un inmenso rio que no va a ninguna parte. Jesús es ese mover transformador que hace fluir las aguas, purificándonos y haciéndonos nuevas criaturas.
Para ser una nueva criatura no bastara con solo quedarnos en “yo soy cristiano y voy a la iglesia” [2]. Ser cristiano es mucho más que eso. Necesitamos tener una relación con Dios, intimidad, consagración y entrega [3]. Esta es la única manera de obtener ese sello distintivo que se genera al ser llenados con Su Espíritu y que nos permite obtener sus frutos.
b. Promesas no cumplidas (Eclesiastés 5:4-6)
En ciertas ocasiones de nuestras vidas caemos en la trampa de las promesas. Cuando pasamos por un fuerte momento emocional como deudas, enfermedades o incluso en momentos de fuerte felicidad por lograr algo, vamos a los pies del Maestro y ofrecemos más tiempo para Él, más entrega, más compromiso. Promesas que después pasada la tribulación raramente cumplimos.
El Señor nos escucha atentamente [4]. Aunque no lo sentimos constantemente, Él siempre está con nosotros [5] y se entristece cuando hablamos guiados por emociones, sin ningún interés verdadero en cumplir con lo expresado por nuestras bocas. Situación que es contraria a la esencia de Dios que es la verdad.
Nuestro Creador cumple con su palabra, cumple con Su promesa [6]. Un cristiano que tiene una relación genuina con el Señor no debe mentir ni prometer en vano. Estas cualidades de honestidad se obtienen en un constante buscar de Dios. Estando llenos de su Espíritu podremos discernir las emociones, y hablar cuando sea apropiado.
c. Distantes de Dios (Juan 15:5)
El inicio de la debacle en nuestras vidas inicia cuando empezamos a apartarnos del Señor. En otras palabras, cuando decimos o pensamos, “más tarde orare”, “quizás otro día vaya a la iglesia”. Es decir, vamos dejando para luego lo que debería ser primero, logrando así un distanciamiento con Dios.
El Señor no se molesta ni se aparta por venganza, nosotros somos los causantes de esta distancia. Cuando dejamos de congregarnos y de tener intimidad con Dios, nos vamos alejando poco a poco de Su santidad [7]. Y vivir apartado de Su santidad es lo que neutraliza nuestra relación con el Padre [8].
La consecuencia de afanarnos por las necesidades de este mundo deriva en perder las ganas de orar, no querer leer la palabra ni escuchar de ella. Esto pasa por nuestro empeño en priorizar las cosas de este mundo, y dejar al Señor para otro momento.
III. Primer amor y responsabilidades con la iglesia
Al iniciar nuestro camino como cristianos estamos en un estado emocional y espiritual denominado “primer amor”. El cual consiste en esas ganas o energías por expresar lo mejor de nosotros a Dios, nuestro tiempo, nuestra devoción, nuestra intimidad. Estamos en una constante entrega de detalles y afectos para nuestro Señor.
Este fuego puede ir apagándose poco a poco. Muchas veces se pierde esta pasión por razones externas o internas. Causas como problemas en la iglesia y en nuestras vidas personales, pueden ocasionar esa baja de potencial en la entrega para el Señor.
Debemos destacar que cuando estamos muy comprometidos con la iglesia y nos disponemos a predicar o ayudar a otros, tendemos a buscar al Señor por cumplir un compromiso, perdiendo nuestra intimidad con Él, aunque estemos leyendo Su palabra, estos detalles son humanamente difíciles de detectar, solo la voz del Espíritu Santo podrá orientarnos.
Para concluir
El dinamismo mundial nos ha distanciado de Dios, algunos completamente, otros medianamente (los tibios). A veces somos tan atrevidos que pensamos que el Señor nos abandona por la falta de cosas materiales, y que esta con nosotros cuando vivimos en abundancia. Este fue uno de los errores que cometió la iglesia en Laodicea.
Estar bien “económicamente hablando”, no depende de lo que tengas, sino de tu relación con Dios. Una persona que este firme en su convicción en Cristo, que le busque primeramente a Él, encontrará sin dudas la verdadera paz [9], felicidad, todo lo demás será añadido como dice su palabra [10]. Cedamos el control a Dios y busquemos una relación intima con el Señor.
Anhelemos el ser calientes, el tener una relación genuina con el Señor. Esta es la única manera que veremos Sus promesas cumplidas en nuestras vidas.
[1] 2 Corintios 5:17
[2] Santiago 2:26
[3] 1 Corintios 1:9
[4] Jeremías 33:3; 1 Juan 5:14
[5] Mateo 28:20
[6] Números 23:19
[7] Levítico 11:45; 1 Pedro 1:16
[8] Hebreos 12:14
[9] Filipenses 4:6-8
[10] Mateo 6:31-33
El Nuevo Pacto .. Predicas Cristianas
Atención. Puede usar esta predica cristiana para predicar en su iglesia, pero si Ud. desea publicar esta predica cristiana en su sitio web, o en las redes sociales, Ud. tiene que incluir el nombre del dueño de los derechos de autor (© José R. Hernández), y un vínculo a https://elnuevopacto.com.
El plagio es robo, (Éxodo 20:15). Recuerda «No hurtaréis, ni engañaréis, ni os mentiréis unos a otros.» Levítico 19:11. No comprometas tu testimonio cristiano.