La alabanza a Dios
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Prédica de Hoy: La alabanza a Dios
© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)
Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Texto Bíblico: “Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo:” (Salmos 92:1)
Introducción
Existen muchos cristianos que no conocen los beneficios de la alabanza a nuestro Dios, o que quizás desconocen su propósito y cómo hacerlo. Pero la realidad es que la alabanza es algo de lo que el Señor se goza, y las recibe cuando lo hacemos de todo nuestro corazón. Es más, Dios habita en medio de la alabanza de Su pueblo [1].
Cuando examinamos el libro de los salmos, nos damos cuenta que está lleno de oraciones, de cantos de personas que conocieron a Dios y le rindieron alabanza por Sus bondades. Son escritos hermosos que dejan ver a los corazones rendidos ante Dios. El salmo noventa y dos es uno de ellos, donde encontramos la verdadera alabanza al Señor por sus bondades en nuestra vida.
I. Las delicias de la alabanza a Dios
El mundo desconoce lo que significa dar alabanza a Dios. El mundo cree que las cosas suceden por casualidad, por suerte o son producto de su propio esfuerzo. Pero la realidad es que Dios actúa en el universo y este existe por Su poder [2]. Cuando vemos la inmensidad del universo podemos ver el actuar de un Dios grande que está presente con Su poder en cada rincón del universo.
Algo maravilloso de nuestro Dios es que nos permite el llegar a conocer sus bondades y darle alabanza [3]. Levantar nuestras manos y nuestra voz para rendirle honor al único merecedor de todo gloria y alabanza es algo muy especial. Esto es algo que ahora podemos hacer por medio del sacrificio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo [4].
a. Alabar con nuestra voz (Salmos 92:1)
El salmista inicia reconociendo que es bueno alabar a Dios. ¿Cómo no será algo bueno darle gloria al creador de todo? Es bueno darle gloria y cantar a nuestro Dios.
Existen cánticos espirituales escritos por hombres y mujeres de Dios, que han recibido ese toque divino. Esa inspiración de Dios de un corazón rendido ante su Señor. Estos cánticos nos llenan de gozo cuando los entonamos y glorificamos al Señor en cada palabra. Son cantos que le dan gloria, que le dan alabanza por sus bondades y maravillas.
El Señor se goza cuando le alabamos con nuestra voz. Es con ella que confesamos nuestros pecados para recibir el perdón de Dios [5]. Es con nuestra voz como también le rendimos honor a Dios. Usar nuestras palabras para bendecir y honrar a Dios es bueno para nosotros. Debemos y tenemos que siempre usar nuestra palabras para declarar las maravillas de Dios [6].
b. Alabanza a Dios con instrumentos (Salmos 92:3)
La música es un lenguaje maravilloso que, inspirado por Dios, es un instrumento que Él usa para acercarnos a Su presencia. El salmista motiva a darle alabanza a Dios no solo con nuestra voz, sino también con instrumentos que magnifiquen nuestras palabras y pueda inspirarnos a hacerlo con más fuerza, con un alma en unidad.
c. Alabanza a Dios con gozo de corazón (Salmos 92:4)
Pero no hay duda que la forma en que debemos elevar nuestras palabras, la manera en que debemos gozarnos de los instrumentos para alabar a Dios es con un corazón dispuesto en darle a Él toda la gloria. Si lo hacemos por compromiso o para llenar un requisito religioso, nada de eso tendrá recompensa. Pero si lo hacemos de corazón pronto sentiremos ese gozo que da el darle gloria a Dios.
Cuando le damos alabanza a Dios entramos a una esfera espiritual y no estamos más en un lugar terrenal, sino que nuestro espíritu es llevado hasta la misma presencia de Dios y ahí recibimos gozo y alegría.
II. Motivos para alabarle
Hacer un listado de las cosas por las que debemos alabanza a Dios es imposible. Sus bondades se multiplican cada día sobre nuestra vida. Las misericordias de Dios han existido desde la eternidad, y seguirán existiendo por toda la eternidad [7]. Por lo tanto no podemos llegar a comprender la totalidad de Sus bondades, y no podemos limitar esas bondades en una lista de motivos para darle honra al Señor. Pero si podemos reconocer algunos de esos motivos que nos mueven a darle alabanza y adoración al Señor.
a. Por Sus obras (Salmos 92:5)
Sus obras son perfectas. En su palabra encontramos muchas de Sus obras y el plan perfecto que tiene para la humanidad y darnos la salvación de nuestra alma. Pero esas obras no quedan ahí, sino que hasta el día de hoy Dios continua multiplicando Sus bendiciones sobre nuestra vida.
Alabamos a Dios en todo momento por Sus obras maravillosas de salvación, sanidad, gozo, y paz, que Él multiplica sobre sus hijos. Le alabamos de todo corazón porque no hay dios como nuestro Dios, que cada día nos regala Su eterna misericordia y amor.
b. Por su justicia (Salmos 92:7)
En Su palabra encontramos que Dios no tiene por inocente al culpable [8]. El Señor es Juez Justo y Él juzga todo el universo. Por lo tanto podemos estar seguros que los juicios de Dios son justos en todo sentido.
En Dios no hay variación y Su palabra es clara cuando nos dice que destruirá a los impíos [9]. Por su gracia hemos sido salvados de la condenación eterna y del castigo por el pecado [10]. Gracias a Su misericordia y al sacrificio de Cristo en la cruz es que tenemos esa justicia de Dios; somos justificados por la fe. Es un regalo de Dios que nos libera de la esclavitud del pecado, y nos permite vivir para nuestro Salvador.
c. Por Su santidad (Salmos 92:9)
Dios es santo y no existe nada contaminado en Él [11]. La maldad no puede estar en Su presencia. La presencia de Dios purifica las cosas. Su presencia nos purifica, y nos permite dar alabanza a Él con todas nuestras fuerzas y de todo corazón.
La santidad de Dios nos obliga a estar también en santidad y alabarle siendo Sus hijos, en pureza. Esto no lo logramos por nuestros méritos, sino por los méritos de Jesús en la cruz. Somos salvos por gracia, y Su sangre nos limpia de toda maldad. Porque el pecado no puede existir en la presencia del Señor, pero por su gracia podemos estar delante de Él por la santidad que Él mismo nos da por medio de la sangre del Cordero.
d. Por Sus bendiciones (Salmos 92:10)
Dios multiplica sus bendiciones cada día, porque nos guarda en Sus manos y estamos seguros. Dios aumenta nuestras fuerzas para servirle y vivir en sus caminos. Dios nos libra de los malvados y podemos estar tranquilos en Sus manos.
El salmista escribe que puede estar rodeado de enemigos, pero que está tranquilo en Dios. La peste no llegará a nuestra vida por las bondades de nuestro Dios. Es maravilloso contar con esa protección de Dios en nuestra vida, y tener paz en cualquier situación [12].
III. Resultados de alabanza a Dios
Cuando alabamos y adoramos a Dios, dejamos de ser los mismos, Dios no nos deja en la misma situación. No somos los mismos sino que algo cambia dentro nuestro. No somos los mismos, no somos iguales por el poderoso efecto que la alabanza a Dios tiene en nuestra vida.
Podemos ver el efecto en nuestra vida de inmediato, de cómo la alabanza nos lleva a Su presencia y Su santidad; nos purifica para que podamos estar en Su presencia sin ser consumidos, porque la gracia de Dios es grande.
a. Su prosperidad (Salmos 92:12)
Dios es quien nos prospera, no solo en el aspecto material sino que también en el ámbito espiritual también. Porque podemos tener paz como el mundo no puede dar, porque podemos tener gozo que no se puede medir, porque podemos tener tranquilidad en medio de la tormenta.
Dios nos prospera y somos llevados a niveles cada vez más altos en nuestro espíritu. Podemos estar cada vez más cerca del Señor y gozar de Su presencia en cualquier momento, en cualquier circunstancia. Así que los aspectos externos no afectan lo que vivimos al lado del Señor. Su presencia nos llena de gozo y alegría.
b. El gozo del Señor (Salmos 92:13)
El reunirse y darle gloria a Dios a una voz, el estar con los santos y venir cada día a escuchar la palabra del Señor y darle alabanza con cánticos espirituales es un gozo maravilloso. El salmista escribe que es mejor estar un día en los atrios de la casa del Señor que estar mil día lejos de ella. Es mejor un momento en la presencia de Dios que muchos años sin ella.
No hay un precio que pueda existir para la presencia de Dios, es lo más valioso que podemos experimentar y es gracias a Su bondad que podemos estar en Su presencia como resultado de la alabanza que demos a nuestro Dios de todo corazón.
c. La multiplicación de la alabanza (Salmos 92:15)
La alabanza a Dios nos permite estar vigorosos, Su palabra nos dice que aun en la vejez llevaremos fruto (verss. 14). Porque la alabanza a Dios se multiplica al ser escuchada por los demás. Es una motivación que llega a otros, es un toque divino que viene al escuchar esos cantos y esas palabras que glorifican al Señor.
Dios es recto y en Él no hay injusticia, Sus bondades se multiplican y vienen a ser del conocimiento de los demás. Cuando los pecadores se arrepienten y vienen al conocimiento de Dios empiezan a alabarle. Así la palabra de Dios se multiplica y Su alabanza crece cada día más, porque sus bondades también se multiplican. Es un círculo virtuoso en donde la alabanza a Dios crece cada vez más.
Para concluir
Elevar nuestro corazón y darle alabanza a Dios es algo hermoso. Es un privilegio que el Señor nos conceda poder adorarle en espíritu y en verdad [13]. Porque los motivos para alabar a Dios son infinitos, y lo hacemos por todo aquello que conocemos de Él.
Cuando damos alabanza a Dios cosas maravillosas suceden, viene la paz, sanidad de nuestro espíritu, prosperidad, y el gozo de estar en Su presencia. Viene más alabanza a Dios, y Sus bondades son mayores sobre nuestra vida y sobre quienes nos rodean. Así que siempre alabemos al Todopoderoso, y démosle gracia por Su gracia y misericordia, y bondades.
[1] Salmo 22:3
[2] Salmos 115:15; Apocalipsis 4:11
[3] Salmos 103:1-5
[4] Hebreos 4:16
[5] Romanos 10:10
[6] Efesios 4:29; 6:19
[7] Salmos 103:17
[8] Números 14:18
[9] Proverbios 14:11
[10] Efesios 2:8-9
[11] Levítico 11:45
[12] Filipenses 4:7
[13] Juan 4:23-24
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