La amistad

La esencia de la amistad

Predicas Cristianas

Prédica de hoy: La esencia de la amistad

Predicas Cristianas Texto Bíblico Principal: «Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.» Eclesiastés 4:10

Introducción

Dime con quién andas y te diré quien eres. Esta es una frase muy conocida en la sociedad, entendida por muchos, pero puesta en práctica por pocos. No obstante esto, el mensaje de esta frase es profundo. ¿Has pensado alguna vez en qué tipo de persona te rodea? En respecto a eso, ¿Qué tipo de persona eres?

Los seres humanos somos una creación bastante compleja. Tenemos la capacidad de pensar, pero mucho de nuestro desarrollo en cuestión de aciertos o fracasos varía en función de la crianza, educación, familiares, entornos y nuestra propia personalidad. Es por eso que el producto final puede ser algo muy parecido a otro, pero con un toque personal.

La amistad va encaminada hacia esas personas que encuentran cierto tipo de calidez o conexión a nuestro lado. Pero como casi todo en la vida se han manifestado varias formas para alterar ese principio, creando falsas razones para obtener una “amistad”.

La amistad, un tesoro poco comprendido

La humanidad fue perfectamente creada. Sin embargo, el Señor pensó que no era bueno que estuviéramos solos. Por eso creo una compañía para nosotros, al ser los primeros hombres en la tierra tuvieron una relación de pareja [1].

Pero esto no abarca completamente el tema de la soledad. Me refiero a que la soledad no se elimina con una pareja netamente, allí es donde aparecen los amigos.

Los amigos son esas personas especiales que se presentan en el camino de la vida, conectan contigo, se ganan tu confianza, encuentras apoyo en sus hombros. Puedes escuchar sus consuelos y consejos cuando lo necesitas, aunque piensen distinto en diversos temas. Pero también puedes contar con su compañía cuando te sientes solo y no quieres hablar.

En la palabra podrás encontrar muchas amistades de ejemplo, si las pudieras verificar, entenderías quienes de los que te rodean son verdaderamente tus amigos.

Un ejemplo básico es que ninguna persona que te aparte de Dios es un buen amigo. Esto no quiere decir que los cristianos deben cerrar vínculos con los no cristianos, pero si deberíamos dejar de participar en ciertas actividades [2].

Tengo unas pocas personas fuera del evangelio a quienes llamaría y saldrían corriendo a auxiliarme. No llegan a cinco, pero son más que suficientes. La amistad no significa cantidad, es más bien ese grupo íntimo de personas donde naturalmente puedes ser tú, libre, sin que te critiquen ni se aprovechen de tu fragilidad.

Bíblicamente hablando los amigos son hermanos que no necesariamente deben ser de sangre. Personas que pueden decirte lo que estás haciendo mal sin humillarte, buscando siempre tu bienestar.

Personas que están dispuestas a perder el orgullo por mantenerse junto a ti. Son esas almas puras y sinceras que no buscan un beneficio en ti más que tu amistad verdadera.

Hay amigos que no miran lo que materialmente tienes o la ganancia que pueden tener de ti, puesto que tú mismo eres ese tesoro para ellos. Encontrar amistad de este tipo no es tan complicado, pero tampoco es tan fácil. A medida que busquemos más de Dios podremos ver de una manera distinta nuestras necesidades y a las personas, de esa manera seremos más perceptivos.

La amistad, los amigos enemigos

Es más fácil hablar de los buenos amigos que de los malos, tomando en consideración que el tema se hace mucho mas extenso en este punto. Los “amigos” que pueden dañarnos son esas personas que tienen razones erróneas para estar con nosotros, o para permitir que nosotros estemos con ellos.

El interés de una de las razones más comunes para una falsa amistad, ya sea estar junto a alguien por apariencias o por algo que necesites, la intención del corazón no es pura. La palabra nos dice que es mejor dar que recibir [3].

Ciertamente una relación funciona mejor cuando ambos dan. Pero habrá momentos donde alguno no pueda, y es ahí donde se vera reflejada las verdaderas intenciones del otro.

Algunas personas buscan amistades que ni siquiera les agradan por el simple hecho de sentirse solas. Anteriormente mencionamos que el Señor no quiere que estemos solos, pero tampoco quiere que estemos mal acompañados.

En momentos tendremos momentos de soledad, los cuales son ideales para tener intimidad tanto con Dios como contigo mismo [4].

Las personas correctas estarán junto a ti por las razones adecuadas. No mendigues una amistad para no sentirte apartado. Veras que todo fluye cuando te muevas en los caminos del bien. Notaras como personas que tienen la misma fe se irán sumando a tu causa que seria la causa de Cristo en el mejor de los casos.

La imposición de tener amistades por el entorno que te rodea, puedes estar en lugares rodeado de muchas personas. Pero no necesariamente tienes que encajar a la perfección.

Muchos cambian su esencia y gustos por entrar en un rompecabezas donde no pertenece, buscando ganar la aceptación de un círculo en particular. Si tu personalidad no encaja puede que tengas que examinarte a ti, o al sitio donde quieres entrar.

Un solo cuerpo con un solo objetivo (1 Corintios 12:12)

Tener amistades cristianas debería ser algo mas sencillo en teoría, influyen muchos factores. Pero a pesar de tener diversas responsabilidades, distintas actividades y diferentes cualidades formamos un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo, la iglesia. Los cristianos estamos conectados de manera directa, creamos constantes conexiones sin darnos cuenta.

Jesús dijo una vez: “¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?» (Lucas 2:49). Por lo general evito combinar versículos con otros. Pero si agregamos donde dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33), entonces podemos generar una conexión en que, si estamos trabajando para el Señor, hasta las amistades nos serán añadidas.

Con total tranquilidad puedo afirmarte que no todos los que están en la iglesia son buenos prospectos para una amistad. Recordemos que muchas personas están allí buscando sanidad y transformación por parte del Espíritu Santo. Pero ese don de discernimiento se hará efectivo en la vida de todos los que mantengan una relación con el Señor.

Para concluir

La amistad es como un emprendimiento, puedes ganar o puedes perder. Pero si no inviertes te quedaras con la duda. No cierres tu corazón a decepciones del pasado. No todos son malos, pero tampoco todos son buenos.

Por eso es necesario prepararnos con la llenura del Espíritu Santo, para poder identificar cuando una persona me conviene y cuando no.

Perdona al que te hirió y recupera esas buenas amistades que alguna vez tuviste. No vuelvas donde no se te extraño, se un amigo fiel. Guarda los secretos confiados a ti, apoya en la oración, apoya en la necesidad.

Comparte el pan de tu mesa, presta tus oídos y hombros, extiende tus manos, ama de todo corazón y disfruta de las personas que Dios te dio.

Busquemos amistades que nos acerquen a Cristo para que juntos podamos expandir el evangelio y agreguemos más personas a esta hermosa familia de la fe. Hay espacio para todos, seamos ese amigo que muchas personas afuera necesitan. Seamos ese ejemplo, seamos la sal que da sabor al mundo. Seamos esa luz que el Señor nos ha llamado a ser.

También debemos saber recibir cuando alguien extiende su amor con nosotros. Dejemos todo orgullo y ego de un lado. Estemos prestos para apreciar lo que otros dan por y para nosotros. Gózate con los que se gozan, llora con los que lloran [5]. Si hay algo que te gusta, hazlo con lo demás. Si algo no te gusta, no se lo hagas a otro [6]. Procuremos esa altura que el Señor espera que alcancemos.

[1] Génesis 2:18
[2] 1 Corintios 10:23
[3] Hechos 20:35
[4] Salmos 25:14; 1 Corintios 1:9
[5] Romanos 12:15
[6] Mateo 7:12

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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