Tu buen espíritu me guíe

Continuando con nuestro estudio vemos que David dijo: “…porque tú eres mi Dios…” Digan en voz alta conmigo: Jehová tu eres mi Dios. Como les dije la semana antes pasada, nosotros vivimos en medio de un mundo pagano.

Vivimos en un mundo que le rinde reverencia y pleitesía a dioses creados por hombres. Vivimos en medio de un mundo que acepta un trozo de madera, una piedra pulida, o una estatua de yeso como un dios, y rechaza por completo al Todopoderoso, y esto es idolatría.

Pero desdichadamente la idolatría no se detiene solamente el mundo, sino que también es encontrado entre el pueblo de Dios. ¿Cómo así pastor? Detengámonos aquí por un breve momento para ver si lo que les digo tiene sentido. ¿Qué son dioses?

A pesar de que la palabra dioses es usada para describir las diferentes falsas deidades en las que muchos creen, la definición de la palabra dioses también incluye: “una persona o cosas de valor supremo” [8].

Cuando usamos esta parte de la definición, podemos fácilmente concluir que los dioses a quienes muchos cristianos sirven, no son necesariamente objetos inánimes, sino que son todos esos impulsos a los que en ocasiones nos rendimos, los cuales causan que no podamos escuchar la voz de Dios.

Es por esta razón que en Colosenses 3:5 encontramos que se nos dice: “…Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría…” Como podemos apreciar, todo lo descrito aquí son sentimientos y acciones, y es considerado idolatría.

Es muy triste pensarlo y decirlo, pero la realidad es que nosotros estamos en medio de un mundo lleno de maldad, que ha escogido completamente ignorar la verdad de Dios. Vivimos en un mundo que completamente rechaza al Todopoderoso, y abraza cualquier mito, historieta, o fantasía como la verdad.

Estamos hablando acerca de un mundo que a través del tiempo ha sido adoctrinado a creer, que la biblia es solo un cuento; que la biblia no es única y real, sino que es una recopilación de diferentes mitos y leyendas de otras culturas.

Estamos hablando acerca de un mundo que a través del tiempo ha sido adoctrinado a creer, que lo que importa no es en lo que crees o en quién crees, lo que importa es creer en algo. Pero la realidad es que: “…Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra…” (2 Timoteo 3:16-17).

La realidad es que por muy religioso que sean, y por muy devotos que sean, sin Jesucristo y su obra redentora no existe esperanza alguna de salvación. Como he dicho en numerosas ocasiones, tenemos que echar todo a un lado y darle a Dios el lugar que Él merece en nuestra vida. Repitan en voz alta conmigo, y digámosle a Dios: “…porque tú eres mi Dios…”

Continuando vemos que David dijo: “…Tu buen espíritu me guíe…” Y esto es algo que todos debemos buscar a diario. Tenemos que buscar ser guiados por el Espíritu Santo, ya que el Espíritu Santo nunca nos guiara fuera de la voluntad de Dios.

El espíritu Santo es quien nos da convicción de error y pecado, el Espíritu Santo es quien nos fortalece para que podamos resistir y derrotar los ataques del enemigo. Como cristianos fieles, tenemos que depender de la guía del Espíritu Santo; si nos hemos entregado a Dios genuinamente, entonces no podemos permitir ser conducidos por los impulsos de la carne, sino que tenemos que permitir que sea Dios y Su palabra la que nos guíe en todo momento. Digámosle en voz alta al Señor: “…Tu buen espíritu me guíe…”

¿A dónde debemos ser guiados? Aquí vemos que David dijo: “…a tierra de rectitud…” ¿Por qué debemos prestar atención a este detalle? Debemos y tenemos que prestar atención a este detalle porque como todos sabemos, no todos los caminos son rectos. Fíjense como esto es algo que queda bien claro en Proverbios 14:12 cuando leemos: “…Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte…”

Como les mencione previamente, todos aquí hemos llegados a ser quienes somos basados en nuestra experiencias, y esto significa que todos tenemos opiniones, costumbres, y tradiciones que definen quien somos. Pero estas experiencias que nos definen no siempre son cosas que Dios encuentra correctas.

Existen muchas cosas que aparentan ser correctas, pero que en realidad nos alejan de la presencia de Dios.

Recordemos que todo aquello que este fuera de la voluntad de Dios, es decir, lo que encontramos en Su palabra, nos conduce fuera de la presencia de Dios. Es por eso que digo que si no perseveramos firmes en nuestra fe, si no tomamos el tiempo de conocer a nuestro padre celestial a través de la lectura de Su palabra, y la oración, entonces tarde o temprano caeremos enredados en la trampa del enemigo.

Algo que he venido repitiendo en las recientes predicas es que no podemos permitir que las presiones sociales influencien de la manera que somos, y en quien creemos. Como cristianos fieles, no podemos permitir que las presiones de este mundo nos desvíen del camino “…a tierra de rectitud…”

Los poderes de las tinieblas trataran de sembrar duda, desanimo, rebeldía, e idolatría en nuestra mente. Los poderes de las tinieblas trataran de sembrar todo tipo de actitud y/o pensamiento que nos aleje de la presencia de Dios, pero como cristianos fieles, nosotros tenemos la victoria en la mano, y su nombre es Jesús.

Para concluir. Regresemos ahora a la pregunta inicial; ¿cómo podemos conseguir hacer la voluntad de Dios? Podemos conseguir hacer la voluntad de Dios cuando:

1. Elimínanos de nuestra vida la arrogancia y orgullo, y nos sometemos a Dios.
2. Reconocemos y le damos a Dios el lugar que Él merece en nuestra vida.
3. Permitimos que el Espíritu Santo guie todo lo que somos en todo momento.
4. Permitimos ser guiados a tierra de rectitud.

No sé cuantos se han dado cuenta, pero hoy he hecho algo nuevo. Hoy en vez de pedirles que le digan algo a la persona que tiene a su lado, o que despierten al que tienen atrás les he dicho que repitan conmigo en voz alta ciertas citas de los versículos. ¿Saben por qué he hecho esto? Lo hice: “…Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación…” (Romanos 10:10).

¿Deseas conseguir hacer la voluntad de Dios en tu vida? Entonces clamemos ahora en voz alta al Señor: Padre, “…Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud…”

La Palabra de Dios nos dice: “…Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás; Por tu justicia sacarás mi alma de angustia. 12 Y por tu misericordia disiparás a mis enemigos, Y destruirás a todos los adversarios de mi alma, Porque yo soy tu siervo…” (Salmo 143:11-12). ¿Cuántos desean esta bendición en su vida? Si la deseas, humíllate, haz su voluntad, reconócele, permite ser guiado, y la recibirás.

[1] Romanos 8:31; Filipenses 2:9-11
[2] 1 Samuel 18:8-9
[3] 1 Samuel 19:11-12; 1 Samuel 27:1
[4] 2 Samuel 15:14
[5] Jeremías 49:15-17
[6] Isaías 55:8-9
[7] Efesios 4:21-23
[8] Merriam-Webster Dictionary

© 2015, José R. Hernández. Todos los derechos reservados. 

Publicaciones Similares