La paz que me hace descansar

La paz que me hace descansar

Prédica de Hoy: La paz que me hace descansar

Por: José R. Hernández, Pastor
Ministerio El Nuevo Pacto, Hialeah, FL.

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Salmo 4:8

Introducción

En la vida moderna, la mayoría de las cosas materiales o sociales en sí, se han convertido en situaciones intranscendentes. Es decir, algo que llama la atención momentáneamente y luego es olvidado de forma radical.

En algunos casos esto es bueno, pero en la mayoría no lo es, ya que nos hemos envuelto en este mecanismo, anhelando ser participantes de ese momento “épico”.

Muchos trabajan por su momento, por obtener esa versión de si mismo que proyecte seguridad, abundancia, mejoría, etc. Incluso invertimos años de nuestra vida en acumular recursos suficientes para lograr dicha apariencia, sin fijarnos que perdemos dos de las bondades que nuestro Dios nos obsequió. Me refiero al tiempo y a la paz.

El tiempo empieza, transcurre y se termina, cuando y donde no lo sabemos [1]. El tiempo forma parte del plan de Dios, y podemos investigarlo estando bien ubicados en su camino.

Buscando constantemente Su dirección, pero resulta que hay un tema que se nos escapo de las manos. Me refiero a la paz, cuya función en la vida de los seres humanos es de extrema importancia.

I. La paz, un fruto divino (Isaías 57:2)

La paz puede definirse como el fin o la cancelación de la guerra y problemas entre dos sectores afectados o más. También puede ser interpretada como, una situación de calma y seguridad por la cual atravesamos los seres humanos en determinado momento, donde no encontramos situaciones que amenacen nuestra integridad ni la de aquellas personas que nos importan.

Existe otro tipo de paz, la paz otorgada por Dios [2]. Dicha paz difiere de las anteriores en que no precisa un panorama favorable para surgir y funcionar. Esta paz no depende de circunstancias ni situaciones alegres. De hecho, podemos estar alegres cuando se manifiesta este fruto en nosotros, aunque el mundo se esté viniendo abajo.

II. Beneficios de la paz (Juan 14:27)

Las personas que gozan de la paz de Dios viven satisfactoriamente, de forma agradecida, confiada y plena. Entienden que sea cual sea el camino por atravesar, tienen a Dios todopoderoso, alguien de nuestro lado que proveerá exactamente lo que necesitamos en dicho momento.

Las personas llenas de la paz de Dios disfrutan:

  • Buena salud
  • Poder dormir tranquilamente
  • Soportar cargas ligeras ya que Cristo sostiene sus vidas
  • Sin temor del futuro
  • Sin tormentos del pasado
  • Libre de pensamientos que puedan perseguirte

III. ¿Cómo ser llenos de la paz del Señor? (Juan 16:33)

Para obtener la paz del Señor tenemos que confiar en Él. La paz como cualquier fruto del Espíritu Santo, se obtiene mediante la búsqueda y la relación con nuestro Padre [3]. Al tener una vida consagrada para el Señor, estos frutos deben ser procurados, y anhelados por todo creyente. No vienen solos, ningún ser humano puede otorgarlos ya que son un regalo divino, pensado por Dios para sus hijos.

No me refiero con esto a que los frutos sean una recompensa por nuestras buenas obras. Es más bien parte de la misericordia del Señor que se manifiesta cuando reconocemos que necesitamos de un Padre, de un guía, de una dirección.

Al reconocer nuestra necesidad de Dios, al reconocerle y ponerle en el primer lugar de nuestra vida, entonces vendrán esos cambios maravillosos y sus frutos.

IV. Consecuencias de la falta de paz (Isaías 57:21)

Las problemáticas causadas por la falta de paz o tranquilidad son innumerables. Una persona sin este fruto vive en constante guerra. Afortunadamente nunca viví una situación de guerra. Pero viendo los antecedentes de la historia, podremos deducir la dificultad de los involucrados en esta masacre, como lo son estas disputas.

Las víctimas de los combates bélicos viven con constante temor a ser exterminados con violencia, a morir heridos o a ser torturados. Parece algo extremos, pero los pensamientos que persiguen a una persona sin paz son muy semejantes.

Miramos por todos lados, esperando el próximo ataque, vivimos heridos y con temor de otra herida. Estos pensamientos nos torturan constantemente. Una persona sin paz cae en picada hacia el estrés. Ya está demostrado que el estrés afecta negativamente a la salud. Su impacto es realmente abrumador.

Nos impide dormir con normalidad, nos limita en nuestra capacidad de pensar, nos limita físicamente, se nos cae el cabello y nos llenamos de amargura. El estrés y las preocupaciones nos detienen. Nos atamos a la pesada idea del problema que puede ser real, pero lo alimentamos tanto que se convierte en algo incontrolable por nuestros propios méritos.

Esto es reflejado en nuestra cara cansada, en nuestros estados de ánimo y sobre todo en nuestro humor ante cada circunstancia. El efecto negativo puede verse reflejado de forma violenta si somos responsables de una familia, la necesidad de ser provisión a tu hogar, el salario no es suficiente, problemas en matrimonio, falta de tiempo, etc.

Todo esto puede generar una ruptura emocional, dañando así, a los seres que más nos importan por no poder darles lo que quisiéramos dar.

V. Una esperanza (Romanos 15:13)

Creer en soluciones milagrosas o inmediatas parece imposible dadas las circunstancias, pero no es así. A veces descargamos nuestro tormento en vicios, en violencia y peleas que realmente son innecesarias.

Nos aislamos de nuestros seres queridos, creemos que nadie podrá entender nuestra situación. ¡Qué equivocado estamos al pensar así!

La solución a nuestros problemas se resume en tener fe, y en entregar [4]. Debemos confiar en la palabra del Señor, y en Sus promesas. Es necesario entender de una vez por todas que, nuestro Dios está por encima de cualquier situación que pueda venir a destruirnos [5]. El Señor no es hijo de hombre, no miente [6], es fiel, te sustenta y te cuida como un gran tesoro.

Aprender a entregar las cargas sería el segundo paso para obtener la anhelada paz. En este caso, debemos creer aún más. El ser humano es un individuo complicado, tiene por costumbre aferrarse a todo lo que le hace daño y lastima, aún sabiendo que puede destruirlo. Por eso lo que debería ser tan sencillo como entregar nuestras cargas en las manos de Cristo, termina siendo un proceso bastante complicado.

Se trata de creer en Su palabra, y de creer que podemos confiar en Él [7]. Que podemos depositar nuestros problemas en el Señor y que Él hará por nosotros. No exagero al decir que sentirás como todo el peso se va de tus hombros, y tus ojos comienzan a mirar desde otra perspectiva.

Para concluir

Sabiendo los beneficios de la paz y la importancia para una vida plena, sana y libre, podemos tener un entendimiento más completo de su necesidad en nuestras vidas [8].

Es por eso que debemos procurar la tranquilidad en nuestro ser. Teniendo en cuenta que el estrés y las preocupaciones no solo dañan nuestro cuerpo y mente, sino que afecta negativamente a todo nuestro entorno.

Es por el bien de todos que debemos buscar de Cristo y anhelar esa paz que sobre pasa todo entendimiento. Sabiendo que Su protección y respaldo no depende de las circunstancias. Que es Su misericordia la que nos mantiene de pie, y por Su gracia es que hoy podemos tener un nuevo día, y una oportunidad de sentir el aire, respirar, pero, sobre todo, de vivir.

Estar lleno de paz en tiempos de carencia es posible, siempre y cuando tengamos nuestra confianza firmemente establecida en la fuente que es Cristo Jesús quien nunca te defraudara ni te abandonara a tu suerte. Él obra a favor de los que le buscan, de los que le temen y de los que le creen [9].

[1] Santiago 4:14
[2] Filipenses 4:7
[3] 1 Crónicas 16:11
[4] Mateo 11:28
[5] 2 Samuel 22:3
[6] Números 23:19
[7] Salmo 18:30; Lucas 11:28
[8] Isaías 26:3
[9] Romanos 8:28

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

El Nuevo Pacto .. Predicas Cristianas

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *