La fe sin obras está muerta

Hoy deseo que hablemos acerca de la fe. La razón por la que deseo enfocar la predicación de hoy en este tema, es porque hace unas semanas atrás yo recibí una llamada de una persona que había visitado la página en el Internet, y leído una de las predicaciones, pero que se había quedado muy molesto con lo que había leído.

No conozco el nombre de esta persona, solo sé que vive en Chicago porque eso fue lo que me indico el identificador de llamada. Bueno, la razón por la que quedó tan molesto, y hasta uso un tono bastante rudo y ofensivo al hablar conmigo, fue porque en una de mis predicaciones yo mencione que simplemente creer en Cristo no era lo suficiente para obtener y retener la salvación. Evidentemente esta persona quería entrar en un debate teológico conmigo, ya que me demandó que le citara pasajes bíblicos que probaran mi declaración.

Como todos ustedes que llevan tiempo siguiendo mis prédicas, y asistiendo la iglesia saben, cuando preparo un estudio bíblico para presentarles, yo tomo mi tiempo en investigar bien lo que digo; mi instrumento principal es biblia [1], ya que es lo más confiable. Pero también uso recursos externos como enciclopedias, léxicos, diccionarios, etc., y siempre los listo al final de la predicación.

La razón por la que investigo los temas a profundidad, y les listo las referencias es porque quiero estar bien seguro de que lo que digo es completamente bíblico, y para que todo lector pueda fácilmente comprobar que lo que he predicado es correcto. Lo que quizás muchos de ustedes no sepan acerca de mi, es que yo no entro en debates teológicos con nadie. Así que mi respuesta a esta persona simplemente fue, tome el tiempo de estudiar y comprobar lo que ha leído. ¿Por qué les he contado todo esto?

La razón por la que les he contado esto es porque uno de los problemas más serio que existe en la comunidad cristiana, es que muchos han sido convencidos a pensar que con solo hacer la oración de salvación basta, y que no tienen que hacer nada más.

Muchos han sido convencidos a creer que después de aceptar a Cristo como su rey y salvador, pueden continuar haciendo lo que quieran (pecando deliberadamente) y que siempre permanecerán salvos, pero esta es la mentira más grande que Satanás ha inventado, que los hombres han propagado, y que se nos advierte extremadamente claro en la biblia [2]. Ahora la pregunta que queda es, ¿qué necesitamos para obtener y retener la salvación? Este será el tema principal de la predicación de hoy.

Santiago 2:14-26Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. 18Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 21¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 23Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. 24Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. 25Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

Para que podamos tener un mejor entendimiento del mensaje del día de hoy, detengámonos aquí por un breve momento para conocer unos detalles históricos. Los eruditos y gran teólogos han determinado que este libro de la biblia fue escrito por Santiago, quien fue uno de los cuatro hermanos Jesús [3], que nunca creyó que Jesús era el mesías hasta después de la resurrección del Señor [4]. Lo que estaba aconteciendo en ese entonces no es muy diferente a lo que sucede en la actualidad.

En este momento en la historia, los seguidores de Cristo se encontraban en medio de una situación que probaba su fe, y la mayor preocupación del apóstol era que este pueblo sucumbiera a las presiones sociales las cuales causarían desunión espiritual y apatía.

Así que el apóstol no escribió este libro con propósito apologético (escrito en defensa de alguien o algo), o doctrinal, sino que es un libro práctico. La razón por la que digo esto es porque lo que Santiago busco hacer fue, y es, desafiar a los cristianos a examinar la calidad de su vida cotidiana en términos de actitudes y acciones.

Y es por eso que muchos de los eruditos de la palabra están de acuerdo en decir, que el mensaje principal de este libro es hacer que los cristianos reciban la convicción de que la fe genuina es lo único que produce verdaderos cambios en la vida de una persona, y que la ausencia de un cambio completo y radical, es un síntoma de una fe muerta [5]. Con estos breves detalles en mente, continuemos ahora con nuestro estudio bíblico de hoy.

Como les indique al inicio, el mundo esta lleno de cristianos que se han dejado convencer de que una vez que han aceptado a Cristo, pueden seguir su vida como de costumbre, y que siempre serán salvos. Y uno de los versículos que muchos usan para defender esta doctrina, cual es la doctrina de salvo siempre salvo, es Juan 10:27-29 que nos dice: “….Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre….” Pero la realidad es que aquí Jesús no menciono la seguridad eterna de la salvación, sino que esto fue Su respuesta a la pregunta que le hicieron los judíos en cuanto a Su identidad [6].

La biblia nos dice claramente que Dios no abandona a los creyentes [7], así que el problema siempre ha sido que los creyentes abandonan y se apartan de Dios.

Y es exactamente por esto que en Hebreos 2:1-3 encontramos que se nos dice: “…Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. 2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, 3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron…” Y quiero que nos fijemos bien que aquí se nos dice: “…no sea que nos deslicemos…” ¿Qué nos indica esto claramente?

Lo que hemos leído en el libro de Hebreos nos indica claramente que es posible caer del camino de Dios, y deslizar al camino del infierno [8].

La realidad es que la salvación es solo por obra y gracia de Dios, y no existe nada que nosotros podamos hacer para recibirla [9]; la salvación es un regalo inmerecido.

Dios nunca retira Su promesa, pero el hombre tiene el libre albedrío de rechazarla, y es por eso que en más de un lugar en la biblia encontramos que se nos advierte que para retener la salvación, tenemos que retener firme y perseverar hasta el fin en la palabra de Dios [10]. Así que por gracia somos salvo, pero la fe es la que nos justifica. Y es aquí donde comienza la lección principal de hoy.

En los versículos que estamos estudiando en el día de hoy, encontramos que Santiago le hablaba, y que le habla a todo cristiano. Para poder entender bien el mensaje principal de Santiago, vamos a mirar todo esto en términos modernos.

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