La sanidad espiritual
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Predicas Cristianas
Prédica de Hoy: La sanidad
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: «He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré. Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo.» Isaías 57:18-20
Introducción
Los seres humanos somos seres que originalmente éramos perfectos, sin ningún tipo de defecto. Pero todo esto cambio después de la incorporación del pecado en la vida del hombre. El pecado desencadeno una cascada de problemas y obstáculos para la humanidad. Estos obstáculos han ido aumentando conforme pasa el tiempo, y han causado molestias, dolor, despedidas repentinas y la muerte.
Las enfermedades no solo invadieron la parte física del hombre, me refiero al cuerpo entero. Sino que también transcendieron al espíritu y el alma, floreciendo desde nuestra mente hasta convertirse en algo palpable, audible y visualmente espeluznante.
Lo cierto es que no deberíamos estar atravesando estas dificultades, pero nacimos en el tiempo del pecado y debemos vencerlo.
La enfermedad
Es un cambio del estado fisiológico en una o varias zonas del cuerpo, por causas que pueden ser o no conocidas. Su manifestación es reconocible por los síntomas y signos presentados, los cuales son característicos en cada enfermedad, lo que ayuda en su identificación.
Las enfermedades han sido calificadas durante cientos de años de estudios, gracias a ello, su evolución es más o menos previsible.
Las enfermedades pueden referirse a más de un área en específico. En el concepto anterior nos menciono el cambio de un estado regular a otro inapropiado. En este sentido podemos trasladar dicho conocimiento a otros espacios. Me refiero a la sanidad de las partes que conforman al ser humano, el alma, el espíritu y el cuerpo.
Enfermedad del alma y sanidad
Se puede decir que una persona esta enferma del alma cuando el individúo en cuestión sufre emociones fuertes, las cuales no logra controlar. Esto motiva manifestaciones en la parte física como depresión, ansiedad, falta de ánimos, melancolía con largos periodos entre otros.
Los problemas en el alma empiezan desde nuestra formación en el vientre de nuestras madres. El simple hecho de los sentimientos que nos transmiten (sanos o enfermos), directamente impactan nuestra mente y alma.
Muchas personas que nacen económicamente pobres persisten en el fracaso de todo, sobre todo lo emocional. ¿Por qué sucede esto? Según los expertos en esta area, en la mayoría de los casos, esto es algo que sucede porque las personas llevan eso por dentro desde que fueron formados y no lo saben.
El desconocimiento de estas enfermedades hace que su medicamento y/o sanidad sea difícil de conseguir. ¿Por qué? Porque ni siquiera sabemos donde nos duele y cuando comenzaron los síntomas. Es por esto que los hijos no planificados, o la inmadurez a la hora de procrear, puede resultar en un ciudadano enfermo. Es decir, una persona con valores pobres sin capacidad para entender por qué vino a este mundo.
La sanidad espiritual Salmos 147:3
Para obtener la sanidad espiritual es importante que nos examinemos constantemente. No solo en nuestros comportamientos, sino en nuestras emociones. Estudiar como nos sentimos, detectar dolores poco comunes o demasiado comunes, pero no tratados, para ser tratada la enfermedad con eficacia. A veces la cura puede tomar años en dar frutos, por ello debemos empezar desde “ahora” en la identificación del problema.
Una vez identificada la causa de nuestros males es donde comenzará el proceso de sanidad, el cual es proporcional y efectivo conforme a nuestra oración y fe. Comunicarle al Señor nuestros dolores es el inicio. Él sabe nuestras necesidades (Mateo 6:8), pero esta en nosotros querer ser libre de ellas.
Dios puede hacer milagros donde todo se ve arruinado. Pero nosotros debemos hacer un peculiar esfuerzo para sanar nuestras almas, y esto consiste en querer realmente sanar.
La mayoría de nuestros dolores provienen de las heridas del pasado, la falta de amor, el odio y la soledad. Todo esto causa un dolor espeluznante, y es por eso que debemos poner de nuestra parte en perdonar con ayuda del poder del Espíritu Santo.
Sanidad – Enfermedad del espíritu (1 Corintios 1:9)
La enfermedad espiritual está relacionada con el pecado (Isaías 59:2). Nuestro espíritu es una fuente que necesita ser constantemente recargada. El combustible necesario para llevarlo a cabo es la santidad y la comunión con nuestro Padre.
Podemos ser una persona exteriormente alegre, tener personalidades fuertes, los ánimos tan altos como los cielos, pero si no tenemos relación con Dios no podemos estar llenos (Juan 15:5).
Según la palabra, la espiritualidad se manifiesta en frutos. Dichos frutos son actos que podemos apreciar en personas que no son cristianas como el amor. Sin embargo, al ser dados por Dios el nivel de transcendencia de estos alimentos llegan a niveles inhumanos. Si, me refiero a manifestaciones divinas. Solo las personas que están en comunión con Dios podrán entender cual es la fuente de nuestras acciones.
Sabiendo que estos frutos son amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (1 Corintios 3:4-5); nuestra sanidad va tomando sentido. Ya que el no poseer las mencionadas características espirituales llegamos rápidamente a la conclusión que nos hace falta la llenura del Padre. Esta sanidad podremos obtenerla mediante la relación con Dios, y el abandono de comportamientos carnales.
Las obras de la carne (Romanos 8:6-11)
Las obra de la carne son la causa de nuestro distanciamiento con Dios. Por ende nos impiden el ser llenos por Su espíritu. En Gálatas 5:16-23 podemos encontrar las diferencias entre el espíritu y la carne. Cuyo manifiesto están ampliamente separados, no pueden convivir entre sí.
Existen personas que luchan para separar ambos caminos, es decir, encontrar el equilibrio. Pero esto no es posible con las fuerzas humanas.
La carne se glorifica en las siguientes practicas:
“adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas…” (verss. 19-21)
Teniendo en cuenta las practicas que nos separan de Dios podemos dar comienzo a la auto examinación. Es importante revisar cada paso que damos en este proceso. Ver lo que decimos, lo que consumimos, con quien nos juntamos, las actividades que realizamos, nuestros pensamientos y cualquier cosa que hagamos. Suena algo radical pero no lo es, seas como seas Dios te ama.
Pero Él quiere sanarte y salvarte.
Podemos empezar con lo mas fácil, acercarnos a nuestro Señor, conocerle a Él. Dale una oportunidad a Jesús, veras como cambias poco a poco al mejorar tu relación. Todo lo demás empezara a fluir solo (Mateo 6:33). Te darás cuenta como cambia tu vida y tu salud para bien. Poco a poco todo lo que te quitaba la paz irá desapareciendo, te sentirás lleno, pleno y feliz (Filipenses 4:7).
Sanidad de enfermedades físicas
En esta ocasión no mencionaremos las enfermedades en general que pueden manifestarse por problemas espirituales o del alma. Lo que si queremos afirmar es que tu malestar físico puede venir por tres motivos.
En ocasiones la enfermedad ocasiono la manifestación de Dios en tu vida y la de otros. Por ello no creemos que el Señor nos enferme para manifestarse. Pero si que puede convertir tu dolor en gozo (Jeremías 31:13).
Como sucedió con el ciego de nacimiento a quien el Señor Jesús sano (Juan 9:1-12). A veces la enfermedad puede servir para demostrar el poder de Dios conforme a Su voluntad. En segundo lugar, las enfermedades pueden venir por el pecado. Los causantes pueden ser el odio, el estrés o relaciones sexuales indebidas.
Por último, tenemos que, los humanos se enferman por descuidos, a propósito, negligencia o situaciones inevitables. En tal sentido no vale la pena culpar a Dios sabiendo que comiste lo que no debías, te mojaste por mucho tiempo en la lluvia, o no te cuidaste de las plagas, las causas son muchas. Por eso debemos cuidarnos y dejar de pensar que todo mal tiene una causa espiritual.
Conclusión
Entendiendo como toda la humanidad tiene una gran facilidad para enfermarse en las áreas mencionadas (alma, espíritu y cuerpo). Es necesario aprender a tener dominio propio y crear parámetros a la hora de ejecutar acciones que, quizás en la actualidad no genere problemas. Pero en un futuro pueda convertir tu vida en inmenso malestar. Es por eso que debemos examinarnos contratantemente.
La sanidad esta a la mano de todos los que la buscan. En Dios podemos encontrar la solución a todas nuestras heridas. Sanar conlleva un proceso largo y los métodos pueden ser dolorosos.
Para lograr ser plenamente libre necesitamos del Doctor por excelencia. Necesitamos relacionarnos con Él. Mostrarnos tal y como somos, decirle nuestras penas y que nos libre de ellas.
Busca del Señor en todo momento. Hay solución para tu dolor, puedes ser libre en Cristo Jesús.
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.