Minístrelo a los otros

 Hoy vamos a iniciar la predicación con una reflexión, que recibí hace un tiempo atrás. Resulta ser, que dos niños estaban patinando sobre el hielo en una laguna congelada. Era un tarde nublada y muy fría, pero a pesar de las condiciones, los niños se estaban divirtiendo grandemente. Pero de momento, el hielo se rompió y uno de ellos cayó al agua, y quedo atrapado debajo del hielo. Al ver lo que había sucedido, y que su amiguito estaba a punto de ahogarse, el otro niño tomo una piedra, y con toda su fuerza golpeo el hielo hasta que logro quebrarlo y salvarle la vida a su amiguito. Cuando llegaron la policía y los bomberos para darle primeros auxilios al niño que había caído, el amiguito les conto lo que había sucedido, pero ellos en realidad no le creyeron, sino que comentaban que el hielo era muy grueso, y que era imposible que unas manos tan pequeñas hubiesen podido quebrar el hielo con tan solo una pequeña piedra. Entonces le preguntaron – ¿Cómo pudiste hacer esto? A lo que el niño contesto, – tenía que hacerlo, no había nadie que me pudiera ayudar, o hacerlo por mi [1].

¿Por qué inicie la predicación de hoy con esta ilustración? Escogí iniciar la predicación de hoy con esta ilustración, porque la verdad de todo es que con frecuencia, muchos de nosotros menospreciamos, o simplemente no nos damos cuenta de nuestro talento o don, capacidad, y potencial, y decidimos esperar que otros sean los que actúen por nosotros. Pero ahora debemos reflexionar por un momento y preguntarnos, ¿es así como Dios desea que actuemos?

Y lo más importante de todo, ¿qué nos dice la palabra de Dios acerca de todo esto? ¿Nos ha capacitado Dios con todo lo necesario para que actuemos completamente opuesto? Estas serán las preguntas que analizaremos en el día de hoy, y el tema principal de esta predicación. Abramos nuestra biblia ahora a:

1 Pedro 4:10-11Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. 11 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

Como acostumbro a decir, para tener un mejor entendimiento del mensaje que Dios tiene para nosotros en el día de hoy, es necesario hacer un breve repaso de historia. La epístola de Pedro fue escrita aproximadamente unos treinta años después de la resurrección de Jesucristo, y él la dirigió a los cristianos que habían sido dispersados. Esto es algo que queda bien claro en la introducción de la epístola según encontramos 1 Pedro 1:1 cuando leemos: “…Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia…”

Así que en esta epístola, Pedro no estaba dirigiéndose al mundo, sino que se dirigió a los cristianos de ese entonces, que vivían en un mundo que crecía enormemente hostil hacia los cristianos, y ellos estaban iniciando a sufrir persecución debido a su fe en Jesucristo [2]. El sufrimiento por el que ellos estaban atravesando es algo que podemos ver claramente reflejado en 1 Pedro 1:6-7 cuando leemos: “…En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo…”

La razón principal por la que Pedro escribió esta epístola, fue porque él estaba muy consciente de que la angustia, y la amargura que produce el sufrimiento, eventualmente debilitaría el ánimo y espíritu de estos creyentes, lo cual produciría que muchos se apartaran de las enseñanzas de Jesucristo, y se regresaran a las cosas del mundo: religiones, costumbres, tradiciones, idolatría, etc. Así que esta epístola en si consiste de palabras de aliento y consejos, para que estos cristianos no se desanimaran de tal forma que regresaran al lugar de donde Cristo les había rescatado, sino para que continuaran perseverando en la fe y desarrollando una manera de actuar y vivir completamente diferente a la de aquellos que les rodeaban. Pedro les incito a conducir la vida según las enseñanzas de Jesucristo, y a perseverar unidos en la fe. Manteniendo estos breves detalles en mente, continuemos ahora con la predicación de hoy.

Lo primero que encontramos aquí es: “….Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios…” Algo que sucede cuando se habla de los dones, es que muchos piensan que no tienen ninguno. Pero, la verdad es que esta forma de pensar esta muy equivocada. La verdad es que Dios le ha entregado diferentes dones a todos los cristianos, y esto es algo que podemos ver claramente ilustrado en las palabras del Apóstol Pablo en Efesios 4:7-8 que nos dice así: “…Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. 8 Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres…” Así que como podemos ver, todo cristiano ha recibido un don, o varios dones. Y como fieles cristianos es hora de comenzar a usar los dones que Dios nos ha dado.

Lo que sucede con frecuencia, es que la mayoría de las personas no logran completamente entender el asunto de los dones. Y esta falta de entendimiento es exactamente la que conduce a muchos a pensar que no tienen un don, o dones; pero como les acabo de decir, todo cristiano fiel ha recibido dones. ¿Por qué es que tantos cristianos piensan que no tienen dones? Yo diría que la razón principal, por la que tantos han llegado a pensar que no tienen dones, es porque generalmente, cuando se habla de dones, lo primero que llega a la mente de muchos son los dones de sanidad, hablar en lenguas, profetizar, etc. etc. Pero les repito, que a pesar de que no tengamos esos dones, todo cristiano fiel tiene dones. Ahora el asunto está en descubrir cuáles son, y como desea Dios que los usemos.

¿Deseas saber que dones te ha entregado Dios? Si deseas saber que dones te ha entregado Dios, entonces tienes que buscarlos. Y de la única manera que encontraremos el don o los dones que Dios nos ha entregado es a través de la oración. Esto es algo que queda muy bien ilustrado en la palabras del profeta, en Jeremías 33:3 que nos dice: “…Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces…” Dile a la persona que tienes a tu lado: clamemos a Dios.

La realidad es que Dios no es un Dios de secretos, Dios desea revelarnos los dones que Él nos ha entregado porque los dones son para fortalecer y edificar la iglesia. Por si no se han dado cuenta, la realidad es que no existe mucha diferencia entre el pueblo de ese entonces y nosotros hoy en día. La iglesia, es decir, los cristianos, de ese entonces se encontraban en medio de un mundo hostil hacia ellos, y con cada día que pasa la hostilidad contra la iglesia de hoy aumenta. Por ejemplo:

En marzo de este año, un capellán que una vez ministró a soldados de una de las unidades de la Marina más prestigiosa (SEAL), podría ser expulsado de las fuerzas armadas después de ser acusado de no «mostrar tolerancia y respeto» en las sesiones de asesoramiento privadas en lo que respecta a las cuestiones relativas a la fe, el matrimonio y la sexualidad, especialmente la homosexualidad y sexo prematrimonial [3].

Otra prueba de la hostilidad contra el cristianismo, que no es tan reciente como la que les acabo de mencionar, sucedió en abril del 2010. Por si no estaban enterados, en EE.UU. existe un día cuando el presidente de la nación llama a todos los estadounidenses a oración. Este día no es algo seleccionado a la zar, sino que es una ley federal, (36 USC Código § 119, Día Nacional de Oración), y es observado el primer jueves de mayo.

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