¡El es la salvación de mi ser, y mi Dios! .. Salmo 42

La salvación, y mi Dios

Predicas Cristianas: ¡El es la salvación de mi ser, y mi Dios!

© José R. Hernández, Pastor
El Nuevo Pacto, Hialeah, FL. (1999-2019)

Predicas Cristianas

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Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Salmo 42

Introducción

Leí un artículo una vez que decía que durante esta época del año, es decir los primeros días del año nuevo, existen muchas personas que sufren de un estado de depresión bien fuerte, y que en las extremas situaciones conducían a algunos al suicidio.

Entre las razones citadas responsables de producir éste tipo de emoción se encuentra la soledad y desesperanza que existe en muchos, aunque en la mayoría de los casos estas personas se encuentran rodeados de seres queridos y amistades; también se encuentra las desilusiones de no poder haber realizado alguna meta en especifica que se había trazado, lo que en todo caso conduce a la persona a sentirse no realizada o decepcionada..

Hay momentos en que nos sentimos como que todo en nuestra vida está yendo mal, nos sentimos como que todo se está derrumbando a nuestro alrededor, lo que nos produce tristeza y que en la mayoría de los casos andemos cabizbajos y derrotados.

Esto es algo le que sucede a una gran porción de la población, incluyendo a un buen número de creyentes al reflexionar en el año que acaba de terminar. Pero ahora la pregunta que debemos hacernos es: ¿qué podemos hacer nosotros para superar estas emociones que solo sirven para mantenernos encadenados al sufrimiento y dolor?

Éste será nuestro tema en el día de hoy; hoy estaremos explorando el Salmo 42, pero porque el tiempo que compartimos es limitado no lo estaré leyendo completo, sino que estaremos usando los versículos claves que nos revelaran lo que tenemos que hacer para superar todo obstáculo en nuestra relación con Dios, pero si les pido que en su tiempo de meditación lean el salmo en su totalidad.

La salvación de mi ser

Como acostumbro a decir, para tener un mejor entendimiento del mensaje que Dios tiene para nosotros en el día de hoy, nos será necesario hacer un breve repaso de historia. Este salmo fue escrito por el rey David, quien fue alguien que tuvo una amplia experiencia de las emociones y depresiones de las que les hable hace un breve instante.

Digo esto porque cuando tomamos el tiempo de estudiar acerca de su vida, no es difícil encontrar que él sufrió por ésta gama de emociones desde el día que venció a Goliat en el campo de batalla.

Esto es algo que queda bien reflejado en 1 Samuel 18:8-9 cuando leemos: “Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino. 19Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David.” Como podemos ver aquí reflejado, David se gano el odio de Saúl quien busco matarle de ese momento en adelante.  Esto es algo que queda bien reflejado en 1 Samuel 19:11 cuando leemos: “Saúl envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilasen, y lo matasen a la mañana.

Eventualmente David asumió el trono pero solo para ser nuevamente traicionado, y esta vez por su propio hijo Absalón.  Esto es algo que queda bien claro en 2 Samuel 15:13-14 cuando leemos: “Y un mensajero vino a David, diciendo: El corazón de todo Israel se va tras Absalón. 14 Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar delante de Absalón; daos prisa a partir, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad a filo de espada.

Así que éste salmo que estamos explorando en el día de hoy fue escrito por David después de haber sufrido la traición de su propio hijo, y de haber huido para salvar su vida. ¿Por qué es necesario que sepamos estos breves detalles? Es necesario saber esto breves detalles porque en ellos encontramos bien reflejado la gama de emociones por la que éste hombre tuvo que atravesar durante su vida. Pero especialmente durante éste tiempo cuando él escribió éste salmo.

Cuando David escribió éste salmo él estaba triste. La traición y rebelión de su hijo produjo que David estuviese lleno de problemas; la depresión y el desanimo le atacaban fuertemente. En otras palabras David se sentía solo, desconsolado y decepcionado; hermanos y aquí exactamente es donde se encuentran muchos en el día de hoy.

Pero si éste es el caso en tu vida, entonces escucha porque Dios te da hoy la solución para que puedas superar todo esto, y para que puedas evitar que lleguen a tu vida cosas similares. Continuemos ahora con nuestro estudio de hoy..

El primer paso a seguir para superar las emociones u obstáculos que se interponen entre nosotros y Dios lo encontramos en los primeros dos versículos cuando leemos: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. 2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?

Aquí vemos una alegoría bien interesante. Aquí vemos que David se compara con un ciervo (venado) sediento que busca satisfacer su sed; digo que esto es bien interesante porque como todos sabemos el ser humano solo puede vivir sin agua por solo unos días. Así que como podemos ver en ésta alegoría encontramos que lo primero que tenemos que hacer es buscar a Dios como si de Él dependiera nuestra vida, porque la realidad de todo es que de Él si depende nuestro futuro.

Esto es algo que el Señor nos deja bien claro en la historia de la mujer samaritana en Juan 4:13-14 cuando leemos: “Jesús le contestó: –Cualquiera que beba de esta agua volverá a tener sed; 14 pero el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

Éste mundo en que vivimos está lleno de maldad, traición, y desilusiones. Cosas que si no estamos firmes en la Palabra de Dios nos pueden hacer correr y sofocarnos como un ciervo en el desierto, y esto es algo que nos conducirá a que busquemos saciar nuestra sed en lugares a donde Dios no nos ha llamado. Una gran realidad es que existen muchos sedientos y sofocados en éste mundo; sedientos y sofocados buscando saciar su sed en las religiones y que han abandonado la verdad de Dios.

Es como nos dice la Palabra en Jeremías 2:13 cuando leemos: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.” Solo existe un lugar donde debemos saciar nuestra sed, y calmar nuestros sofocos; recordemos que la misericordia de Dios es para todos.

En Isaías 55:1 encontramos que se nos dice: “¡Venid, todos los sedientos, venid a las aguas! Aunque no tengáis dinero, ¡venid, comprad y comed! ¡Venid, comprad sin dinero y sin pagar, vino y leche”. Dile a la persona que tienes a tu lado; Dios te llama a Él para saciar tu sed.

Continuando con nuestro estudio en el versículo nueve leemos: “Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?” Una gran realidad es que en ocasiones a pesar de todo lo que podamos hacer, existirán momentos cuando llegaremos a pensar igual que pensó David aquí.

En ocasiones existirán momentos en nuestra vida cuando nos sentiremos tristes, pero la gran realidad es que Dios no desea que Su pueblo viva en tristeza; Dios no desea que Su pueblo viva enlutado por las presiones u opresiones que ofrece éste mundo.

Esto es algo que queda bien reflejado en Salmos 16:11 cuando leemos: “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra para siempre.” Siempre podrán existir cosas que nos tratan de desviar hacia el camino del sufrimiento, pero si nos dejamos guiar por el Espíritu Santo entonces obtendremos la victoria y nuestro gozo será completo en el Señor.

Esto es algo que queda bien claro cuando el Señor nos habla acerca de mantenernos en los caminos de Dios y de guardar Sus mandamientos; según encontramos en Juan 15:11 cuando leemos: “Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea completo.

¿Cuál debe ser nuestra actitud durante esos momentos de tristeza que aparentan apoderarse de nosotros? Nuestra actitud tiene que reflejar lo que encontramos en Romanos 12:12 cuando leemos: “gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración.” Dile a la persona que tienes a tu lado, gózate en el Señor. Pero, ¿cómo podemos lograr ese gozo?

¡El es la salvación de mi ser, y mi Dios!”

Continuando con nuestro estudio en el versículo once leemos: “¿Por qué te abates, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez. ¡El es la salvación de mi ser, y mi Dios!” Lo que tenemos que hacer para poder experimentar el gozo del Señor en nuestra vida es recapacitar.

Fíjense que esto mismo fue lo que sucedió con David en éste momento; él pregunta: “¿Por qué te abates, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí?” Aquí David detuvo toda maquinaria del enemigo que estaba en moción. Con esto aquí David detuvo ese ataque que le consumía con dolor y tristeza.

En otras palabras aquí David escogió y decidió que a pesar de todo lo que le estaba sucediendo, él confiaría en Dios.  Hermanos y éste es el primer paso que todo creyente tiene que tomar si verdaderamente desea sentir el gozo del Señor en su vida.

Si verdaderamente deseamos sentir el gozo del Señor, entonces nosotros tenemos que recapacitar recordando lo que encontramos en Romanos 8:31 cuando leemos: “…Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?…”

Tenemos que recapacitar recordando lo que encontramos en Filipenses 4:13 cuando leemos: “…Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Tenemos que confiar en que no existe nada que nos pueda detener de vivir en el gozo del Señor..

¿Qué tenemos que hacer para entrar en el gozo del Señor?

La respuesta la encontramos aquí cuando leemos: “Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez. ¡El es la salvación de mi ser, y mi Dios!” En otras palabras tenemos que ser pacientes, pero más que todo tenemos que alabar a Dios.

En éste punto de la historia la vida de David no había sido un camino en la plaza. David tuvo que atravesar por situaciones difíciles; hubo atentados en contra de su vida; él se había visto forzado a huir en varias ocasiones para salvar su vida.

Su vida había estado llena de guerras y peleas, pero a través de todo, a través de las dificultades y las necesidades, Dios le había entregado la victoria.  ¿Por qué les he recordado todo esto?

Les he recordado todo esto porque el esperar en Dios y Su voluntad divina fue lo que produjo la victoria en la vida de éste hombre.  David espero en el Señor y le glorifico y alabo en todo momento. Fíjense bien como esto queda bien reflejado en Salmos 30:1 cuando leemos: “Te glorificaré, Jehová, porque me has exaltado y no has permitido que mis enemigos se alegren de mí.” Nosotros tenemos que hacer igual; tenemos que alabar y honrar a Dios en todo momento.

Tenemos que alabarle y siempre decir: “¡El es la salvación de mi ser, y mi Dios!

Es triste ver como existen numerosas personas que rehúsan alabar a Dios. Rehúsan alabar a Dios porque el enemigo les tiene convencidos de que no tienen voz para entonar canción; el enemigo les tiene convencido de que no se saben la letra de las canciones; el enemigo les tiene convencidos de que los que tienen a su alrededor se reirán de ellos; el enemigo les tiene convencidos de que no hace falta alabar.

Pero esto es la mentira más grande y maquinación más empleada por el diablo para detener la alabanza a Dios. Pero esperar en el Señor y alabarle en todo momento es algo que solo los valientes pueden hacer..

Para concluir.

Solo los valientes pueden esperar en Dios completamente convencidos de que Él les entregara la victoria.  Solo los valientes pueden  depositar toda su fe en Dios y decir “¡El es la salvación de mi ser, y mi Dios!”

Solo los valientes pueden depositar toda su fe en Dios y alabarle en todo momento. No creo que exista un momento de tristeza que no pueda ser vencido alabando a Dios. En Salmos 149:1 la Palabra nos dice: “Cantad a Jehová un cántico nuevo; su alabanza sea en la congregación de los santos.” .

Quizás hoy tú has llegado convencido de que no tienes voz para entonar una canción, pero escucha porque existe más de una manera de alabar a Dios. Nosotros alabamos a Dios cuando confesamos y testificamos que Jesús es nuestro Rey y Salvador. Fíjense bien lo que encontramos en Hebreos 13:15 cuando leemos: “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.” ¿Cuántos pueden levantar sus voces ahora y decir: “¡El es la salvación de mi ser, y mi Dios!? Entonces ya has comenzado a alabar a Dios..

Quizás hoy tú has llegado convencido de que no te sabes la letra de la canción o que no tienes voz para entonar una alabanza. Pero recuerda que no solo entonando tu voz puedes alabarle. Fíjense bien lo que encontramos en Salmos 47:1 cuando leemos: “¡Pueblos todos, batid las manos!   ¡Aclamad a Dios con voz de júbilo!” ¿Cuántos pueden ahora palmear sus manos y decir: ¡El es la salvación de mi ser, y mi Dios!? Entonces ya has comenzado a alabar a Dios..

Quizás hoy tú has llegado convencido de que no te sabes la letra de la canción o que no tienes voz para entonar una alabanza. Pero recuerda que no solo entonando tu voz puedes alabarle. Podemos alabar a Dios alzando nuestras manos.

Fíjense bien lo que nos dice la Palabra en 1 Timoteo 2:8 cuando leemos: “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.” ¿Cuántos poden levantar sus manos en oración ahora mismo y decir conmigo: gracias Padre por tu infinita misericordia? Entonces ya has comenzado a alabar a Dios..

Quizás hoy tú has llegado convencido de que el que tienes a tu alrededor se burlara de ti cuando alabas, pero recuerda que el que tienes a tu alrededor no es a quien debes buscar agradar, ni tampoco a quien debes alabar y adorar.

Recuerda lo que nos dice la Palabra de Dios en Gálatas 1:10 cuando leemos: “¿Acaso busco ahora la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.” Solo existe un merecedor de toda nuestra alabanza y adoración, y su nombre es Jesús. ¿Cuántos pueden levantar ahora mismo un grito de jubilo y decir: “¡El es la salvación de mi ser, y mi Dios!? Entonces ya has comenzado a alabar a Dios..

Regresemos ahora a la pregunta que hicimos al inicio: ¿qué podemos hacer para superar esas emociones que buscan mantenernos encadenados al sufrimiento y dolor? .

  • Número uno; tenemos que buscar a Dios como si de Él dependiera nuestra vida, porque la realidad de todo es que de Él si depende nuestro futuro.
  • Número dos; no obstante la situación siempre tenemos que vivir en el gozo del Señor.
  • Número tres; tenemos que ser pacientes, pero más que todo tenemos que alabar a Dios en todo momento.  ¿Cuantos pueden ahora decir: “¡El es la salvación de mi ser, y mi Dios!?”.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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