Doble porción de tu espíritu

Permítanme iniciar la predicación de hoy con una pregunta; ¿a cuántos les gustaría recibir una doble porción de bendiciones? Claro que a todos nos gustaría recibir doble porción de las bendiciones de Dios; pero desdichadamente, muy pocos logran recibir todas las bendiciones que Dios desea entregarles. ¿Por qué sucede esto?

Esto es algo que sucede, porque muy pocos están dispuestos a ir en busca de ellas. En otras palabras, existen muchos cristianos que no siempre están dispuestos a hacer lo que Dios demanda y espera de nosotros. Sino que más bien se sientan a esperar recibir las bendiciones de Dios, sin tan siquiera intentar cumplir con lo que Él nos ha llamado a hacer. Es decir, existen muchos que no buscan más de Dios en todo momento, sino que se han acomodado y conformado con lo que tienen.

La realidad es que en la iglesia de hoy existen muchas personas haraganas; personas que no leen y meditan en la palabra de Dios, personas que no oran, personas que no alaban a Dios; personas que se han acomodado tanto en el pensar de que están salvos, que ni tan siquiera toman el tiempo de comprobar lo que escuchan o se les enseña. Y esta actitud conformista es la que le ha permitido al diablo infiltrar la iglesia, y les ha abierto el camino a los falsos maestros y predicadores. Estamos hablando de personas que con apariencia de bien, tergiversan las escrituras para manipular a las personas, y aprovecharse de los débiles en la fe.

¿De quién les hablo? La realidad es que existen numerosas personas que caen bajo esta categoría, lo único que tenemos que hacer es escuchar la radio, o ver los tele evangelistas, y prestar atención a lo que dicen. En la mayoría de los casos, de lo único que se predica hoy en día es de la prosperidad material. No les estoy hablando de alguien en particular, sino que les estoy hablando de todos esos que hacen falsas promesas, y se atreven a decir que profetizan en el nombre de Dios. Les estoy hablando de todos esos que deliberadamente distorsionan la palabra de Dios, para su propio beneficio. Les estoy hablando de todos esos que se atreven a insinuar que las bendiciones pueden ser compradas, (los paños, los pañuelos, cruces, amuletos, etc. etc.), y que defienden sus acciones diciendo que esto es algo bíblico [1]. Pero esto no es verdad; en ningún lugar en la palabra de Dios encontramos que las bendiciones pueden ser compradas, sino que todo lo contrario es verdad [2].

¿Qué tenemos que hacer para recibir las bendiciones de Dios? ¿Qué tenemos que hacer para recibir doble porción? Para contestar estas preguntas, examinemos ahora lo que sucedió con Elías y Eliseo, un poco antes de que Elías fuese llevado al cielo. ¿Por qué escogí a Elías y a Eliseo para la predicación de hoy?

La razón por la que escogí estos pequeños detalles históricos para la predicación de hoy, es porque en estos detalles históricos descubriremos cuatro pasos a seguir, que nos revelaran lo que nosotros tenemos que hacer, para recibir la doble porción de bendiciones que deseamos. Así que pasemos ahora a 2da de Reyes 2:1-11; antes de proceder deben notar que debido a que el tiempo que compartimos es limitado, no les leeré todos los versículos, sino que extraeremos los versículos que considero claves, los cuales nos revelaran los pasos que debemos seguir.

2 Reyes 2:9-11 Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. 10 El le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no. 11 Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.

I. Deja tu lugar de seguridad y comodidad (vers. 1)

Ahora bien, en el primer versículo del capítulo dos encontramos que la palabra de Dios nos dice así: “…Aconteció que cuando quiso Jehová alzar a Elías en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de Gilgal…” Esto es evidencia de lo que les mencione al inicio, cuando les dije que los acontecimientos que examinaremos hoy tomaron lugar poco antes de que Dios se llevase a Elías cielo. Pero en este versículo también encontramos una palabra clave, que nos demuestra el primer paso a seguir si genuinamente deseamos recibir esa doble porción de bendición de Dios. ¿Qué palabra clave existe aquí? La palabra clave es “Gilgal”. ¿Por qué digo que el nombre de esta ciudad es la palabra clave?

La razón por la que digo “Gilgal” es la palabra clave que nos demuestra el primer paso a seguir, es porque esta ciudad representaba diferentes cosas. Esta ciudad fue la primera región conquistada por Josué, así que era un sitio seguro. Gigal fue el primer sitio de un campamento de Israel al oeste del Jordán, al este de Jericó; aquí Samuel fue juez, y Saúl fue hecho rey; posteriormente fue utilizada para el culto ilícito. Además, fue la morada de los profetas en el norte de Israel, cerca de cuatro millas (7 kilómetros) de Silo y Betel [3]. “Gilgal” fue la ciudad donde el pueblo judío había celebrado la primera Pascua [4], es decir, Gigal marco el nuevo comienzo de este pueblo. ¿Qué significado tiene todo? Lo que esto significa, es que Gilgal era el lugar de seguridad y comodidad para Elías y Eliseo; pero el llamado de Dios les conducía a que ellos salieran de esa ciudad, para que pudiesen cumplir la voluntad de Dios.

¿Cómo se aplica esto a nosotros? La realidad es que todos aquí hemos desarrollado una zona de comodidad en nuestra creencia, y en la iglesia donde nos sentimos seguros. Y en muchas ocasiones esta comodidad ha conducido a muchos a que no estén dispuestos a avanzar más allá. La mayoría de los cristianos han desarrollado una zona de confort en asistir a los cultos de la iglesia, han desarrollado un área se seguridad al participar en las actividades, pero cuando llega el momento de cumplir con el mandato que el Señor nos ha entregado, existen muy pocos que están dispuestos a abandonar nuestra zona de seguridad, y asumir nuestra posición en el campo de batalla. Y es por eso que hoy te llamo a que reflexiones.

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