El cristianismo
En la predicación de la semana a pasada, estudiamos acerca de los tres hombres que le dijeron al Señor que irían con Él adondequiera que fuese, pero vimos como los tres hicieron excusas para no hacerlo de inmediato. Y durante esa predicación les mencione que existían muchos cristianos que aunque conocen la verdad, caen en la trampa de religión; esto es: actos externos, rituales, costumbres, etc. Y si se recordaran, les dije que el cristianismo no es una religión, ya que la religión no puede salvar a nadie. Pero entonces queda la pregunta: ¿qué es el cristianismo?
El cristianismo es tener fe; el cristianismo es un estilo de vida, el cristianismo es perseverar en la santidad, el cristianismo es persistir en caminar paso a paso con el Señor [1]. Pero debido a que el cristianismo esta basado en nuestra perseverancia de agradar a Dios, nuestra fe puede, y con frecuencia es, afectada por influencias del mundo. La realidad es que esto es algo que nunca debería suceder, pero la realidad es que por muy fuertes que pensemos que somos, la carne es débil [2], y es exactamente por esta razón que la palabra de Dios nos advierte: “…Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga…” (1 Corintios 10:12). ¿Qué les estoy tratando de decir con todo esto?
Lo que les estoy diciendo es que a pesar de que tenemos conocimiento de la palabra de Dios, con frecuencia somos afectados por la corriente de maldad que corre por este mundo, y muchos son arrastrados lejos de la presencia de Dios. ¿Por qué sucede esto? Esto es algo que sucede porque muchos no están caminando paso a paso con Dios, si no que esperan que Dios camine paso a paso con ellos. De esta actitud viene la expresión popular: “Dios siempre esta conmigo.” Pero la realidad es que si no hemos desarrollado una relación genuina con Él, y si no estamos perseverando en vivir según Su palabra, Dios no siempre estará a nuestro lado [3].
Como verdaderos cristianos, nosotros no podemos pensar y decir que Dios siempre esta con nosotros; nosotros somos los que tenemos que perseverar en estar siempre paso a paso con Dios. Recordemos que: no es lo mismo decir: yo me río en el baño, que yo me baño en el río. Así que no te convenzas y digas que Dios siempre está conmigo, sino que siempre persevera en estar con Dios [4]. Y cuando perseveramos en caminar con Dios, es entonces cuando recibiremos las bendiciones. Ahora pregunto, ¿cuántos desean recibir bendiciones de Dios? ¿Cuántas bendiciones deseas recibir? La razón por la que pregunto esto es porque todo cristiano fiel es capaz de recibir un sin número de bendiciones. Pasemos ahora a los versículos que estudiaremos hoy.
Lucas 11:9-10 – Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 10 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
La realidad acerca de nuestro caminar, es que nuestra relación con Dios es algo muy personal e individual. La salvación no es una cosa colectiva, como algunas sectas y religiones proclaman, la salvación es algo individual, y depende completamente de nuestra fe, y nuestra perseverancia en conducir una vida en santidad. La razón por la que digo esto es porque por mucho que escuchemos la palabra de Dios, por mucho que leamos la biblia, si no tenemos fe y convicción de lo que hemos escuchado y/o leído, y si no perseveramos en conducir nuestra vida según Dios exige, entonces todo ese conocimiento que hemos acumulado de nada nos servirá [5]. Y es por eso que digo que la salvación es algo muy personal e individual; nadie aquí puede obligar a otro a ser salvo.
Todos podemos enseñar y predicar el evangelio de Jesucristo, pero no podemos obligar a nadie a aceptarlo. Como dice ese refrán popular, puedes llevar el caballo al agua, pero no puedes hacerle beber. ¿Qué les estoy tratado de decir con esto? Lo que les estoy diciendo es que ninguno de nosotros podemos forzar a otros a caminar con Dios, pero lo que si podemos hacer es esforzarnos nosotros mismos para no abandonar Su lado. ¿Por qué es esto de tanta importancia? La respuesta a esta pregunta es simple, la razón por la que debemos perseverar en siempre estar a Su lado, es porque a Su lado es donde encontraremos las bendiciones. ¿Cuántos desean recibir bendiciones?
Claro esta en que todos deseamos recibir bendiciones, pero la realidad es que no todos reciben las bendiciones, ¿saben por qué? El que no ha recibido, y continúa recibiendo bendiciones es porque no ha perseverado en caminar paso a paso con Dios, y porque no esta constantemente buscando de Dios. Aquí vemos que la palabra de Dios nos dice: “…Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá…” Dile a la persona que tienes a tu lado: el que no recibe es porque no busca. Permítanme extenderme en este tema para que entiendan bien lo que les estoy diciendo.
Como les mencione, seguir a Cristo es algo muy personal e individual, y es exactamente por esa razón que en ocasiones tenemos que ser un poco egoístas; si me escucharon bien, dije que tenemos que ser egoístas. ¿Por qué les digo esto? La razón por la que digo esto, es porque todos nosotros tenemos problemas y/o obstáculos propios que tenemos que superar y/o vencer. Y es exactamente por esta razón que nosotros no podemos echarnos encima problemas ajenos, ya que cuando nos afanamos por una persona y nos echamos cargas encima que no nos pertenecen, lo que hacemos es abrirle la puerta al enemigo, para que pueda tentarnos a comprometer nuestra obediencia y fe. Permítanme presentarles un ejemplo de algo muy común.
No existe una congregación donde no existan personas que sufren debido a problemas ajenos, esto es especialmente verdad para todos aquellos dentro del ministerio que obran continuamente para el reino de Dios, pero la realidad es que no se detiene con solo los ministros y obreros. Digo esto porque existen muchos cristianos que con frecuencia entran en desobediencia, y comprometen sus principios cristianos y fe, por el simple hecho de agradar a aquellos que le rodean. Aquellos que no perseveran en buscar más de Dios. Ahora bien, antes de continuar me voy a detener aquí por un instante para hacer una aclaración.
Deseo que quede bien claro que yo no estoy diciendo ni implicando, que dejemos de preocuparnos y/o ayudar a nuestros hermanos, que quizás se encuentren más débiles que nosotros en la fe. La palabra de Dios es muy clara en cuanto a esto, y nos llama a: “…soportar las flaquezas de los débiles…”, y ayudarles [6]. Pero lo que si les estoy diciendo es que tenemos que estar muy atentos a dos cosas. Número uno, que estemos actuando dentro de la voluntad de Dios. Número dos, que lo que estemos haciendo sea por verdaderos cristianos. ¿Por qué dije verdaderos cristianos?
La razón por la que dije verdaderos cristianos es porque como todos nosotros sabemos, nuestro enemigo es muy astuto, y usara lo agradable y lo socialmente aceptable, para tratar de apartarnos de la presencia de Dios. Como les mencione en una de las predicaciones recientes, vivimos en un mundo virado al revés; al bien se le dice mal, y a las tinieblas se le dice luz [7]. Y una de las tácticas que el enemigo usa con frecuencia, para tratar de robarnos el gozo y la paz que Dios nos ha entregado, es enviar a personas a nuestra vida que no están seriamente buscando de Dios, sino que solo sirven para distraer nuestra atención de Dios [8]. Pero la pregunta que ahora surge es: ¿cómo podemos diferenciar entre los que realmente buscan de Dios y las distracciones del diablo? La respuesta a esta pregunta es fácil, y la podemos encontrar en 1 Juan 2:3-4 cuando leemos: “…Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él…» Y el Señor responde esta pregunta aun más claramente en Mateo 7:20 que nos dice: “…Así que, por sus frutos los conoceréis…” ¿Qué les estoy diciendo con todo esto?