Aunque la higuera no florezca
Como todos sabemos, estamos en la temporada de las elecciones primarias para la oficina de presidente de este país. Esto significa que casi todos los canales de televisión muestran anuncios referentes a un candidato u otro, y en ocasiones estos anuncios son bastante feos o sucios.
Vemos como los candidatos se tiran puyas unos a otros, y se ofenden e insultan. Y no hablemos de los debates, ya que en ocasiones los debates lucen más como una pelea de perros, que una discusión política entre personas civilizadas. Y déjenme decirles que esto no es algo que solo se limita a un partido, sino que se puede ver en ambos partidos.
Si algo hemos aprendido a través de estas discusiones y entrevistas, es que la corrupción política es algo real, y que con cada día que pasa las cosas empeoran. Ambos partidos nos han enseñado que el voto de las personas no cuenta, y que los únicos que tienen el verdadero poder son los partidos políticos y sus representantes.
Lo que también todos hemos aprendido, es que la condición económica de este país no ha mejorado en lo mínimo, como algunos de los políticos quieren hacernos creer. La razón por la que digo esto es porque las estadísticas y los números no mienten, y todos los candidatos (ambos partidos) las citan para demostrarnos la condición pésima que existe en este país. Para los que no lo sepan, este país tiene una deuda externa de más de 19 trillones de dólares.
Pero la realidad es que la condición económica pésima que existe aquí, no es nada en comparación a las condiciones que existen en otros países. En Europa y en Latinoamérica las malas situaciones económicas no se quedan atrás. Con la excepción de Alemania (por el momento), casi todos los países europeos y latino americanos se encuentran atravesando por momentos difíciles (alto nivel de desempleo, sueldos bajos, inflación, corrupción política, etc. etc.).
La triste realidad de vivir en estos tiempos, es que existen numerosas personas tanto en esta nación como alrededor del mundo, que están enfrentando una situación económica bastante difícil. Los trabajos son escasos, y los sueldos no alcanzan para cubrir las necesidades básicas; es por esta razón que no es fuera de lo común encontrar que muchas personas hoy en día tienen dos trabajos.
La realidad es que estamos en peligro de un colapso económico, no solo aquí, sino que también alrededor del mundo. Y demás esta decir que estas noticias y eventos que están aconteciendo, han creado unos grandes sentidos de inestabilidad en muchos, tanto creyentes como no creyentes. Y quizás algunos ya estén pensando, el pastor ha venido hoy a darnos una clase de política. Pero les aseguro que ese no es el caso.
No he venido a hablar de política, o a endosar a un candidato, sino que he venido para predicarles lo que tenemos que hacer para permanecer fuertes durante estos momentos tan inciertos por los que todos estamos atravesando. ¿Es posible permanecer fuerte ante todas estas situaciones? Pasemos ahora a la palabra de Dios para iniciar el estudio de hoy, y contestar nuestra pregunta.
Habacuc 3:17-19 – Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; 18Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. 19Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.
Ahora, como siempre digo, para tener un mejor entendimiento del mensaje que Dios tiene para nosotros en el día de hoy, nos será necesario hacer un breve repaso de historia. Lo primero que debemos saber es que en este momento en la historia, la economía de Judá dependía de la agricultura y de la ganadería. En otras palabras, una encomia agraria. Ahora preguntémonos, ¿quién fue Habacuc?
Habacuc fue uno de los doce profetas menores encontrados en la biblia, y como he enseñado en otras ocasiones, el titulo de profeta menor no implica ni significa que las profecías son menos importantes que otras, o que él fue menos importante que otros profetas.
En la biblia los profetas están divididos en dos grupos: profetas menores y profetas mayores, y esta división es basada en el tamaño del libro y no en la importancia del profeta o de la profecía, ¿amen? Y a Habacuc le toco ministrar durante la agonía de la nación de Judá. Y a pesar de que en repetidas ocasiones Habacuc llamó al pueblo al arrepentimiento, a la nación se negó obstinadamente a cambiar sus malos caminos.
Mirando a su alrededor, Habacuc observa la violencia y la injusticia que existía en Judá, y clamó al Señor con algunas preguntas desconcertantes. ¿Por qué prosperan los malvados en medio del pueblo de Dios? ¿Por qué son los justos abatidos? y ¿por qué aparentaba que Dios no actuaba o era indiferente en días de la maldad? [1]. Pero la respuesta de Dios fue aún más impactante que las condiciones en Judá.
Dios le aseguro a su profeta que Él está haciendo algo. Los caldeos, un pueblo aún más corrupto que el pueblo escogido de Dios, estaban a punto de descender como vara de castigo de Dios [2]. Y cuando Habacuc reacciono con sorpresa y consternación [3], Dios instruyó a su mensajero pacientemente [4], hasta que por fin él fue capaz de responder con un salmo de alabanza [5], y en este salmo de alabanza es donde encontramos las respuestas que buscamos hoy. Así que con estos breves detalles en mente, continuemos con nuestro estudio de hoy.
A pesar de que los versículos que estamos examinando hoy son parte de una profecía que fue cumplida, pienso que sirven muy bien para reflejar las difíciles situaciones económicas que existen en el mundo hoy. La razón por la que digo esto es porque aquí vemos que la palabra de Dios nos dice: “…Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales…”
Manteniendo en mente que la economía de Judá era agraria, creo que todos podemos apreciar que lo que Habacuc estaba definiendo en este momento, era la condición económica más crítica que podía suceder.
Pero a pesar de que todos estos recursos faltaran, a pesar de que todo su sustento fuese quitado de ellos, el profeta sabía que su verdadero sustento no dependía de la economía, sino que dependía de la presencia de Dios. Y esto es algo que queda bien reflejado en parte de la repuesta que Dios le dio a las preguntas del profeta, como encontramos en Habacuc 2:4, que nos dice así: “…He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá…” Pero, ¿qué quiere decir esto?
Porque vivimos por fe, ¿acaso significa esto que abandonemos nuestro empleo o negocio, o aquello que nos provee el sustento y depender solo y exclusivamente de la fe? Absolutamente ¡NO! Abandonar nuestro empleo o aquello que nos provee el sustento no es una demostración de fe, sino que es un acto completamente irresponsable. Pero entonces, ¿qué significa “…mas el justo por su fe vivirá…”? Lo que esto significa es que en cuanto a nuestra vida, nosotros solo tenemos dos opciones para escoger. Las dos opciones son: adoptar una actitud que confía en Dios, o adoptar una actitud que niega o rechaza lo que Dios nos revela. ¿Qué les quiero decir con esto?
Lo que les estoy diciendo es que lo que tengamos en nuestro corazón será lo que determinara nuestra conducta. Y esto es algo que queda mejor expresado por el Señor según encontramos en Lucas 6:45 cuando leemos: “…El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca…” Así que despierta al que tienes a tu lado y dile: guardemos nuestro corazón.
Cuando meditamos en lo que está sucediendo en el mundo, y estipulamos en el futuro, pronto nos encontramos delante de dos posibilidades. Estas dos posibilidades son: número uno; confiar en los expertos financieros, los políticos, los militares, o cualquier otras autoridades que opinan y/o toman decisiones que afectarán el futuro de este mundo. Número dos; podemos confiar en Dios y Su Palabra.
La realidad es que le vida de un cristiano fiel solamente debe depender de su confianza en Dios y Su palabra. La razón por la que digo esto es porque a través de la historia, podemos ver que han existido imperios y grandes gobiernos que en un momento u otro conquistaron y dominaron una gran porción del mundo. Sin embargo, a pesar del poderío militar y/o económico que pudiesen tener, o tenían, ninguno permaneció perpetuamente.
Tarde o temprano todos cayeron, y otros están por caer. Y lo único que ha permanecido constante, y que permanecerá por siempre es la Palabra de Dios. Esto es algo que queda extremadamente claro en las palabras del profeta Isaías cuando leemos Isaías 40:8 que nos dice así: “…Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre…” Y también extremadamente claro en las palabras de nuestro Señor Jesucristo en Marcos 13:31 cuando leemos: “…El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán…”
La realidad es que a través de la Biblia nosotros encontramos que confiar en Dios, en otras palabras, tener fe en Dios, es lo único que ha logrado grandes cambios en este mundo. Por ejemplo: