La gloria de Dios es conocida
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Predicas Cristianas Predica de Hoy: La gloria de Dios es conocida
Predicas Cristianas Texto Bíblico: “Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, 5 asimismo la comida de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado y los vestidos de los que le servían, sus maestresalas, y sus holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová, se quedó asombrada.” (1 Reyes 10:4-5)
Introducción
Dios había tenido comunicación ya con Salomón. David había muerto, un hombre conforme al corazón de Jehová. En el trono se queda su hijo, Salomón y Dios le visita. Dios había hecho una promesa a su siervo David, de que nunca faltaría rey en el trono de Israel. Solo debía esforzarse y ser muy valiente para hacer todo lo que Dios le mandara.
Dios visita a Salomón y confirma esa promesa que había hecho con David, solamente debe ser obediente y no apartarse de sus mandatos. Dios también le hace a Salomón una pregunta abierta, le pregunta qué quiere que le de. Es cuando Salomón pide sabiduría para gobernar al pueblo. Dios le concede la sabiduría que pidió y también le da riquezas.
Dios es bueno y da buenas cosas a sus hijos, solo pide obediencia. Obediencia a sus mandatos de todo corazón. Dios bendice en gran manera a Salomón y su fama recorrió la tierra.
1. La gloria de Dios – Las promesas de Dios
Sabemos que cuando Dios promete algo, lo cumple. Dios prometió a Abraham que sería padre de naciones y lo cumplió. Aunque Abraham y su esposa eran ya viejos Dios les da el hijo de la promesa. Dios también le promete a Josué que entregaría las naciones de la tierra prometida en sus manos y Josué con el pueblo de Israel los derrotan. Dios es bueno.
a. Dios no es hombre para mentir (Números 23:19)
Cuando Dios da una palabra la cumple. Quizá cuando una persona nos hace una promesa podemos tener, dentro de nosotros, la duda si tal promesa será cumplida. Pues es común que las personas mientan. Además cualquier promesa tiene el factor tiempo dentro de cada una. Y solo Dios conoce cuál será nuestra situación o la de los demás en el futuro. Nosotros no sabemos si mañana dejaremos de vivir en esta tierra.
Pero las promesas de Dios se cumplen, pues Él considera todas las cosas. Él sabe dónde estaremos mañana, sabe donde estarán todas las personas. Si Dios hace una promesa, a su tiempo la cumplirá y de eso podemos estar completamente seguros. Aunque las condiciones actuales no sean propicias para el cumplimiento de alguna promesa, si Dios dio la palabra, esta se cumplirá.
b. La gloria de Dios – La palabra es verdad (Salmos 119:160)
En el libro de Génesis vemos cómo Dios formó las cosas que no son por medio de su palabra. La palabra de Dios es poder y podemos llamarla palabra de verdad. Nunca debemos dudar de la palabra de Dios pues ha salido de su boca.
Como vimos Dios no es hombre para mentir y al escuchar su palabra tenemos una promesa firme. Al escuchar a Dios a través de su palabra tenemos un contrato de Dios donde nos otorga ciertas bendiciones. Debemos tomar esa palabra y convertirla en una obra de Dios en su nombre. La palabra de Dios es verdad y eso que te ha prometido es ya una realidad.
2. Corre la voz de las obras de Dios (Hechos 19:15)
Dios le dio a Salomón mucha sabiduría. Sabemos que toda la sabiduría está con Dios y Él decide a quién darle. En Santiago aprendemos que debemos pedir a Dios sabiduría y Él nos dará abundantemente. Salomón sabía esto, que Dios es el dador de la sabiduría y le pide para gobernar al pueblo. Con esta petición está reconociendo que sus fuerzas y sus medios son limitados pero si Dios le enseña podrá gobernar al pueblo.
Dios le concede la sabiduría que pidió. Poco a poco el pueblo se dio cuenta que la sabiduría que Salomón tenía no era normal a los hombres. Sabían que no había otro como él en la tierra. Y su fama se extendió, ya no solo su pueblo conocía de su sabiduría, sino que los reyes vecinos y lejanos comenzaron a escuchar acerca de Salomón.
En el libro de Hechos leemos como hasta los espíritus malos sabían acerca de Jesús y sus discípulos. Los apóstoles iban predicando el evangelio y Dios hacía milagros extraordinarios a través de ellos, pero ciertos personajes intentaron imitarlos. El espíritu malo los corrió e hirió, pues conocía a los discípulos de Jesús pero no conocía a tales imitadores.
Las obras de Dios son manifiestas, no pueden ser copiadas. Dios es creativo y sus obras son perfectas y no se comparan con nada. Aunque vengan imitadores de las obras de Dios, no podrán obtener la perfección y las maravillas que Dios puede hacer. Aunque nosotros mismos intentemos llegar a obtener algo por nuestros medios, sin la obra de Dios las cosas son imperfectas, temporales y defectuosas. pero con el Señor todas las cosas son benditas.
3. Los pueblos se maravillan (1 Reyes 10:24)
Muchos escucharon acerca de Salomón, de cómo Dios estaba con él en cada decisión que tomaba. Tanto que Dios lo convirtió en un excelente administrador y llegó a tener muchas riquezas, tanto como ningún hombre las ha tenido.
Los pueblos enteros se maravillaban de la sabiduría de Salomón y bendecían al pueblo por tener un rey tan sabio. Todos querían verle y escucharle hablar, pues cada palabra que salía de su boca estaba llena de sabiduría y era más valiosa que el oro.
Uno de los reyes que vino a verle fue la reina de Sabá, quien trajo a Salomón un séquito con oro en abundancia y piedras preciosas. Vino para hacer preguntas a Salomón pues había escuchado de su fama.
Salomón contesta todas sus preguntas y la reina expresa que todo lo que le habían contado no era verdad, que ni aún la mitad le habían dicho. Que la sabiduría y riqueza de Salomón era mucho más de lo que pensaba. Ella estaba incrédula por eso se acercó a conocer a Salomón y quedó sorprendida al conocerle.
Se maravilló la reina no solo de su sabiduría y de su riqueza, sino que de todo lo que vio en el palacio. De la comida, de las habitaciones y los vestidos. Todo cuanto Dios le había concedido a Salomón estaba lleno de excelencia y perfección.
4. La gloria de Dios es para todo aquel que cree (Romanos 1:16)
Las promesas de Dios no han caducado, su palabra continúa estando viva. La palabra de Dios continúa siendo verdad. Las promesas no fueron para los antiguos, no fueron para otro tiempo. Dios continúa bendiciendo a su pueblo. Él continúa haciendo milagros y maravillas.
Dios solo nos pide que le creamos, que con fe poseamos las promesas que Él nos hace para que puedan ser una realidad. Nuestro padre celestial continúa dando sabiduría, haciendo milagros de sanidad, prosperando nuestro camino. Dios continúa siendo Todopoderoso.
El poder de Dios no ha cambiado en nada y podemos confiar plenamente en Él. Él no ha cambiado, el Dios de Salomón es el mismo al que adoramos. El Dios de David es el mismo al que servimos hoy en día. Y si con ellos obró maravillas también con nosotros puede obrar maravillas.
Solo nos pide, como a ellos, que seamos obedientes a su palabra y no nos desviemos de ella, entonces veremos su gloria en nuestra vida y los que nos rodean también verán las bendiciones de Dios sobre nuestra vida y sobre nuestra familia.
Las bendiciones de Dios no están lejos, están dentro de nosotros cuando creemos en Él. Cuando tenemos fe en el Dios de lo imposible y creemos en su poder aunque no podamos verle, aunque no podamos ver las cosas las confesamos por la fe en su nombre.
Aunque el milagro no haya sido hecho aún podemos confesarlo por medio de la fe en Jesucristo como si ya hubiera sido hecho. Como lo hacía Abraham todos los días, llamándose padre de multitud aunque no tenía hijo aún. Así debemos llamar a nuestro milagro aun antes de que se materialice. Pues en Dios confiamos sabemos que así será.
5. Démosle toda la gloria
Al final de su visita, la reina de Sabá bendijo el nombre de Jehová, pues quedó maravillada de la sabiduría y riqueza de Salomón. Esto es lo que provocamos cuando le damos a Él toda la gloria. Salomón no se quedó con el crédito de su sabiduría, sino que confesaba que Dios le había dado toda esa sabiduría y riquezas, por eso la reina bendijo el nombre de Dios al irse.
Toda la gloria debemos dársela al único que la merece. Dios es el que obra en nosotros. Éls es quien nos permite contemplar su poder y ser testigos de sus maravillas en nuestras vidas, en las vidas de los santos. Dios es el que nos da la oportunidad de servirle y adorarle. A Dios sea toda la gloria.
Y cuando vean las naciones cómo Dios nos ha bendecido en gran manera, y cuando nos pregunten la causa de nuestra prosperidad y éxito, podremos responder con total confianza que todo se lo debemos a Dios. Entonces los demás reconocerán que nuestro Dios vive, que Reina por los siglos de los siglos.
Conclusión
Las promesas de Dios siguen estando vigentes, para todo aquel que crea. Para todo aquel que se atreva a confiar en Dios. Debemos estar seguros de obedecerle, sin desviarnos en lo más mínimo de su palabra. Debemos conocer su palabra, confiar en su palabra de verdad. Tener fe en sus promesas, con todo nuestro ser confiar en Él y darle siempre a Él toda la gloria.
Pues Él es el único digno y a quien podemos acudir a pedir. Solo Dios tiene el poder y está dispuesto a bendecirnos grandemente. A Él sea la gloria para siempre. Amén.
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.